martes, 12 de julio de 2016

Cuatro niveles de refugio

Refugio Último

Ngakma Nor’dzin Pamo

Enseñanza de Kyabjé Dilgo Khyentsé Rinpoche:
Deben realizar la apertura en el 'campo’ de sus emociones y relacionarse con las personas sin artificialidad, manipulación o estrategia. Deberían experimentar todo plenamente; nunca retraerse en sí mismos como marmotas ocultas en sus agujeros.


Esta práctica libera tremenda energía que normalmente está obstruida por el proceso de mantener puntos fijos de referencia. La referencialidad es el proceso por el cual nos retiramos de la experiencia directa de la vida cotidiana. Estando presente en el momento puede ser inicialmente temeroso, pero acogiendo la sensación de miedo con total transparencia cortamos a través de las barreras creadas por los patrones habituales de reacción emocional.
A veces los nuevos practicantes tienen experiencias poderosas y profundas cuando empiezan a practicar. Atisbos de rigpa pueden surgir espontáneamente a través del cese inicial de la lucha por mantener los procesos del samsara y relajarse en una visión más abierta. Nos relajamos y descubrimos que la naturaleza final de nuestra mente es iluminada. Nos relajamos y descubrimos que el carácter final de nuestra relación con nuestro entorno y nuestra forma física es iluminado. En definitiva, el refugio está más allá de lo que significa en este nivel, como es la necesidad de establecer confianza, porque desde la perspectiva de la mente iluminada no puede haber ningún peligro y no hay necesidad de protección; existe simplemente el estado natural. Incluso como principiantes, tenemos algunas sensaciones de lo que esto significa, pero sólo puede ser un refugio, una vez que ya no haya ningún concepto de refugio o necesidad de refugio. Esta es la única garantía o seguridad que podremos finalmente descubrir: la realización espontánea no-dual en cada momento base. Esta es la liberación de las causas de la insatisfacción.
Esta realización es nuestro refugio en el nivel último, el nivel del Dzogchen, yang-sang. El refugio es dado en ngowo, rang-zhin y en thug-jé; la esencia, naturaleza y energía de la iluminación. Esto es liberarse de la referencialidad, la apertura plena, la presencia y la experiencia directa. Si podemos descender en caída libre del momento presente nos habremos librado a la vasta extensión abierta de nuestra mente iluminada sin comienzo.
Ngak’chang Rinpoche dice:
Si uno fuera a caer para morir desde una gran altura; sería una lástima no disfrutar de la vista cuando se cae o apreciar el viento en su pelo o el calor del sol en su cara. Para experimentar la tensión cruda de estar vivo, se requiere que aprendamos a lamer la miel en el filo de la navaja.
Desgraciadamente solo en ocasiones nos encontramos ante la presencia de la mente para abrazar esta visión Dzogchen, así que puede ser necesario enfocarse en el Refugio desde una perspectiva un poco menos sutil o profunda. Cuando nos comprometemos en la práctica del shi-nè, intentamos dejarnos ir y ser. La verdadera práctica del shi-nè es el ting-ngé’dzin de nè-pa: quedar  sin involucrarse. Seguimos a nuestras mentes descansar en el espacio de la mente sin pensamientos, emociones o sensaciones. Sin embargo, no es posible frecuentemente para nosotros sumirnos inmediatamente en esta práctica de descubrir la vacuidad en el nivel del ting-ngé’dzin, así que empleamos métodos para acercarnos a la práctica hasta que podamos involucrarnos en plenitud. Usamos la respiración como un foco, así seremos capaces de capturar nuestra presencia con la simple atención a la respiración. Esto nos permitirá ir y ser sin perder nuestra conciencia en el vasto océano de la vacuidad, lo descubriremos a través de la práctica. Siguiendo esto trabajaremos hacia el fruto de la práctica shi-nè, nè-pa, antes de que verdaderamente estemos listos para comprometernos plenamente.
Nuestra experiencia de Refugio puede ser similar. Encontramos que la profundidad del refugio último es demasiado para nosotros. No podemos seguir en la extensión sin referencialidad de la iluminación de sí mismo. Surgen dudas y pasa la vida, y nos encontramos en un estado muy diferente al estado de no dualidad y de la iluminación. En este tiempo lhundrüp, de espontaneidad, no es una realidad vivida. Continuamente podemos ser reintroducidos a rigpa a través de la transmisión de Dzogchen, pero mientras tanto podemos necesitar basar nuestros sentimientos de confianza y nuestra comprensión de la seguridad de ningún tipo de seguridad a un nivel menos sutil y profundo, así el refugio sigue siendo una experiencia vivida para nosotros en lugar de un cuento de hadas.

 

Refugio Secreto

El Refugio, a nivel secreto, el nivel de los Tantras interiores, sang, es un refugio a un nivel ligeramente menos sutil y esencial. En los tantras interiores el estado iluminado está simbolizado por los seres de conciencia. La relación con los seres de conciencia es una identificación plena, por lo que uno mismo transforma en la esencia, la naturaleza y la energía de los seres de conciencia a través de las prácticas transformadoras que afectan directamente el cuerpo psíquico. Es tomando el refugio en thiglé, rLung y rTsa. Los thiglé son las esencias elementales que representan a nuestro ser a nivel más sutil. El rLung es el viento psíquico que fluye a través de rTsa, los canales psíquicos del cuerpo sutil. La mente cabalga sobre el rLung e impregna el cuerpo sutil. Este refugio es secreto porque sólo es posible sostener en nuestros corazones si hemos experimentado nuestro cuerpo sutil como el potencial para la iluminación: es conocer thiglé como las bases de nuestra iluminación en el esfera de chö-ku; conocer rLung como las bases de la iluminación en la esfera de long-ku; y, conocer rTsa como las bases de nuestra iluminación en la esfera de trül-ku.
A través de la identificación con el yidam uno directamente experimenta rigpa. El yidam representa un símbolo de nuestra iluminación en el nivel más sutil. Al igual que en la práctica de shi-nè utilizamos la pura concienciación de la respiración como un foco cuando no podemos simplemente dejar ir y dejar de ser, de igual modo la identificación con el yidam ofrece ni más ni menos el enfoque para ayudar a permanecer con la experiencia de transformación. Las prácticas del sistema rLung nos permiten establecer la confianza en el potencial de transformación de nuestra experiencia a nivel de nuestra energía sutil; de transformar nuestra experiencia ordinaria en experiencia iluminada a nivel de energía, emoción, visión y sensación. Nos relajamos y tenemos confianza en que nuestra visión ordinaria puede transformarse en visión iluminada a través de conocer la naturaleza no-dual de los elementos. Nos relajamos y tenemos confianza en la posibilidad de transformar nuestra experiencia de los dos nyams de vacío y forma en experiencia no dual, por medio de las prácticas r’Tsa rLung. Nos relajamos y confiamos en que el dolor y la confusión que experimentamos por medio del aferramiento, la aversión y la indiferencia pueden ser transformados al permitir fluir libremente la energía de los elementos y que se transforme naturalmente en su estado no dual.

Experimentamos dolor y confusión debido a nuestra adicción a dividir la experiencia en vaciedad y forma, sintiendo aversión a las experiencias de vacuidad y aferramiento a la experimentación de la forma. Así el territorialismo que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma del elemento tierra y nuestra aversión a su vehemente calidad vacua (la que experimentamos como vacuidad e inseguridad) puede ser despejada a través de la relajación y transformada en una experiencia unificada de generosidad y ecuanimidad. La agresión que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma del elemento agua y nuestra aversión a su vehemente calidad vacía (la que experimentamos como miedo) puede despejarse a través de la relajación y ser transformada en una experiencia unificada de claridad. La obsesión que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma del elemento fuego y nuestra aversión a su vehemente calidad vacía (que experimentamos como desamparo) puede despejarse a través de la relajación y transformarse en una experiencia unificada de compasión indiscriminada. La sospecha y paranoia que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma del elemento aire y nuestra aversión a su vehemente calidad vacía (la que experimentamos como ansiedad infundada) puede despejarse a través de la relajación y ser transformada en una experiencia unificada de actividad auto realizada. La depresión que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma del elemento espacio y nuestra aversión a su vehemente calidad vacía (la que experimentamos como desconcierto) puede despejarse a través de la relajación y ser transformada en una experiencia unificada de inteligencia omnipresente.

Cada circunstancia de nuestras vidas es como una fuente potencial de respuesta condicionada, de una reacción mecánica sobre la cual no ejercemos control ni hay amplitud ni tenemos opción. Nuestro refugio, o lugar de seguridad, es el reconocimiento de este peligro y el entendimiento de que las prácticas transformativas de los tantras internos pueden liberarnos de nuestra respuesta condicionada o habitual. Tomamos refugio en la realidad de la generación de la transformación de los cuatro elementos naturales, que vislumbramos por medio de la práctica del sTsa-rLung.

Refugio interno

Sin embargo, puede ser que el cuerpo sutil tenga poco o ningún significado para nosotros y que esto no nos lleve a confiar en la posibilidad de alcanzar la iluminación a través de las prácticas del sTsa-rLung. Si nuestro nivel de experiencia no se corresponde con el tantra interno, entonces no podremos sostener nuestra experiencia de refugio en ese nivel. Si nuestro nivel de experiencia está más en sintonía con la visualización de la consciencia-ser como un estado a emular y aspirar, entonces tenemos confianza en el nivel de refugio interno nang, tantra externo. Aquí se va por refugio al Lama, Yidam y Khandro/Pawo.
El Lama es la fuente de inspiración y transmisión. Por medio de la transmisión, el Lama nos concede la oportunidad de experimentar directamente la consciencia de ser, de experimentar el estado iluminado personificado como el símbolo comunicativo de la consciencia de ser. Sin el Lama no es posible lograr esta experiencia. Esto es real en los niveles de práctica secreta y última, porque la transmisión del tantra interno y la presentación directa en el Dzogchen también son posibles solo a través del Lama. El Lama también se refiere al Lama interno; nuestra propia mente iluminada desde tiempos sin comienzo. La iluminación brilla a través, seamos practicantes o no, pero solo es por medio de la sabiduría y la bondad del Lama externo que podemos aprender a reconocer la radiante iluminación e incrementar su frecuencia. Si confiamos demasiado en la sabiduría del Lama interno, fácilmente podemos engañarnos y seguir orientaciones erróneas. Esto nos puede condenar a un espiral de creciente auto referencia y realización engañosa. Si creemos que podemos encontrar nuestro camino en una ciudad desconocida, negándonos a pedir orientación, entonces podemos pasar la vida entera caminando en círculos, quizás ocasionalmente vislumbrar nuestro destino, pero sin nunca llegar allí.

Puede que seamos afortunados de haber tomado contacto con un Lama real que puede guiarnos y ofrecernos transmisión. Podemos sentirnos confiados en este individuo — o individuos en el caso de Lamas que imparten enseñanza en pareja como Ngak'chang Rinpoche y Khandro Déchen — e inspirados por su enseñanza y su presencia. En este caso es muy fácil tener un fuerte sentimiento de lo que significa refugiarse en el Lama. A través de la experiencia personal hemos desarrollado confianza que el Lama(s) nos puede guiar a la realización. Tenemos confianza en que su punto de vista es más sutil o más profunda que el nuestro, y menos arraigado en la distorsión y confusión que el nuestro. Podemos tener confianza que nuestra Lama es grandemente realizado. El Lama representa un lugar seguro porque reconoce las dificultades y el dolor de la visión distorsionada y es capaz tanto de ofrecer un camino para transformar esto en visión iluminado, como también a no consentir nuestro apego a nuestra visión distorsionada. El Lama no nos aliviará con palabras reconfortantes y paliativas, sino que nos pondrá cara a cara con nuestras neurosis. Esto no es seguridad en el sentido de comodidad y seguridad convencional, sino seguridad en el sentido de la realidad y la seguridad de ninguna seguridad. La única seguridad que podemos realizar es saber que no existe tal cosa como la seguridad en un sentido material. Una vez que somos capaces de darnos cuenta de esto, inmediatamente nos tornamos seguros porque ya no sentimos la necesidad de aferrarnos a algo o definir nuestra experiencia referencialmente. El Lama nos recuerda continuamente nuestra falta de solidez, de permanencia, separación, continuidad y definición; asimismo él transmite el vívido significado de esto.

El yidam es la conciencia-ser, el símbolo de la completa iluminación, que se manifiesta en múltiples formas para responder a las innumerables formas de nuestra no iluminación. En el refugio en esta fase de generación del Tantra, el yidam es un ser de energía y potencia, vívido, multidimensional al que aspiramos a emular. Nos acercamos a la experiencia directa de la conciencia-ser a través de ritual simbólico. Visualizamos el yidam y recitamos el mantra y tratamos en todo momento de ser conscientes de la conciencia-ser. Cuando actuamos, tratamos de hacerlo de una manera que sea apropiada para quien aspira a ser un ser iluminado. Cuando nos comunicamos, tratamos de hacerlo de una manera que sea apropiada para un potencialmente yidam en potencia. Cuando generamos intención, tratamos de asegurar que nuestra intención radique en una visión congruente. El yidam es el método de transformación. Sostenemos la sensación y la visión del yidam y esto transforma nuestra experiencia ordinaria. Nuestra confianza en el poder del conciencia-ser da energía a nuestra capacidad de transformarnos.

La tercera fuente de refugio en el nivel del Tantra externo, es khandro/pawo. Esta es nuestra experiencia de la realidad como un reflejo de nuestra naturaleza interna realizada. Para las mujeres es pawo. Las mujeres son externamente khandro, femenina, sabiduría e internamente, pawo, hombre, método. Para los hombres esto es khandro. Los hombres son externamente pawo, masculino, método e internamente khandro, femenino, sabiduría. A través de la práctica de experimentar activamente el mundo externo como nuestra naturaleza interior, podemos realizar la no-dualidad de método y sabiduría, vaciedad y forma. La comprensión de las posibilidades de toda realidad externa para convertirse en una fuente de inspiración y realización se convierte en nuestro refugio. En lugar de sensación de nosotros mismos de ser víctimas de la realidad, sacudidos y azotados por los vientos volubles de la experiencia, toda la experiencia se convierte vehementemente en vaciedad y potencia con la posibilidad de forma realizada. Podemos entender nuestro refugio en khandro/pawo como la completa apertura a todas las experiencias. Ya no podamos culpar más nuestra relación con la realidad de nuestros padres, nuestra educación, nuestra mala suerte, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra salud, nuestra situación financiera, nuestro trabajo – debemos afrontar nuestra responsabilidad total por todas nuestras respuestas. Reconocer que pase lo que pase con nosotros, tenemos una opción en cómo responder. Nosotros ya no podemos justificar nuestra ira, compulsión o indiferencia, sino debemos aceptar duramente que decidimos continuar con nuestra respuesta condicionada; que permitimos que los programas habituales sigan funcionando.

 

Refugio externo

Generalmente en Aro se ofrece refugio en este nivel interno, el nivel del Tantra externo. Sin embargo, incluso si practicamos dentro de una tradición tántrica, a veces encontramos que somos incapaces de sentir nuestro refugio en la seguridad de no seguridad del Lama, yidam y khandro/pawo. Este nivel de refugio puede ser todavía demasiado sutil para comprenderlo y a la vez sostenerlo en el nivel más externo. Este es el nivel de chi, Sutra, el refugio externo. Aquí tomamos refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha. Buda es el ser absolutamente despierto, un iluminado. El Dharma es el método o camino que conduce a la realización, las enseñanzas del Buda. La Sangha es la comunidad de practicantes que pone en acción las enseñanzas y prácticas dadas por los budas.
El camino sútrico es uno de renuncia. Reconocemos nuestros propios aspectos no iluminados y los vemos como obstáculos para la realización, que deben ser superados. Reconocemos cómo nuestro método de vida es diferente a los métodos recomendados por el Buda y renunciamos a nuestros patrones habituales. Tratamos de desarrollar atención consciente, de este modo reconocemos lo más rápidamente posible la actividad incompetente y poder reemplazarla con actividad hábil, o al menos abstenernos de hacer lo que no ayuda en nada. En la meditación, practicamos nuestra aspiración a la iluminación, meditando sobre la bondad y la acción compasiva, visualizando la intención meritoria y desarrollando la experiencia de vacuidad. Así intentamos someter lo incapacidad en nuestros patrones y fortalecer la habilidad, mientras desarrollamos la comprensión de la vacuidad de percepción y acción.
En cierto sentido el refugio externo nos sumerge directamente en la calidad última del refugio Dzogchen, porque tomar refugio en Buda es convertir al mismo estado iluminado en un lugar de seguridad. El Buda está completamente despierto, completamente libre de respuesta condicionada y energía distorsionada, en cuanto ha realizado la no-dualidad del método y la sabiduría, la forma y la vaciedad. Buscar seguridad en Buda es reconocer el ideal del estado iluminado, haber desarrollado la confianza en su realidad y ver la posibilidad de nuestro propio despertar a este estado. En el budismo tibetano, 'Lama' a menudo se agrega antes de Buda, Dharma y sangha, porque el Lama introduce al estudiante en el estado iluminado y en las prácticas que lo llevan a él, como también es el estímulo para despertar el Lama interno.
El segundo refugio a este nivel es en el Dharma, las enseñanzas del Buda. Confiamos que las enseñanzas y las prácticas transmitidas a nosotros desde el Buda histórico, y dadas a nosotros por el Lama vivo, marcan una diferencia en nuestras vidas. Encontramos que comenzamos a cambiar. Podemos tornarnos menos agresivos y egoístas, podemos encontrar que es más fácil ser tolerante y paciente y anteponer las necesidades de los demás antes que las propias y podemos encontrar que simplemente nos sentimos más tranquilos y más en paz con nosotros mismos y las circunstancias de nuestras vidas. Observando y valorando estos cambios, nos sentimos confiados en continuar con las prácticas y tener la convicción de que continuaremos desarrollándonos a medida que practiquemos.
Como atendemos las enseñanzas y prácticas llegamos a conocer a otros practicantes. Estas personas pueden ser una valiosa fuente de inspiración, aliento y apoyo. En momentos de duda o problema, podemos volver a estas personas y a su orientación práctica, en lugar de recurrir a un consuelo más convencional, tales como asesoramiento, un viaje por el pub o a nuestros padres. De esta manera establecemos nuestra confianza y refugio en la sangha, la comunidad de practicantes.

 

El refugio de no refugio

El tema que corre a lo largo de los niveles de refugio es el refugio de no refugio, o la seguridad de no seguridad. Con la práctica llegamos a entender no hay ningún estado u objeto que nos pueda dar seguridad frente a las neurosis de nuestra propias mentes. Llegamos a entender que la única manera que podemos ser liberados de la percepción y la respuesta condicionadas y de la confusión que surge de nuestros intentos de separar la vaciedad y la forma, es aspirar al estado iluminado y a la realización espontánea de la no dualidad de vaciedad y forma. Esta confianza y refugio sólo pueden permanecer vivos y de utilidad para nosotros a través de la práctica. Podemos participar en una ceremonia y recibir un nombre de refugio, pero nunca practicar. Entonces no podemos decir que realmente tenemos refugio, por cuanto nuestra práctica es el alma del refugio. Podemos nunca participar en una ceremonia o recibir el nombre de refugio, pero mantener el refugio como una realidad vívida día tras día por cuanto tratamos de vivir la Visión. Nuestra sensación del hilo vívido de la práctica e inspiración continúa en nuestras vidas y cambiará en calidad y profundidad día a día, por lo que el nivel de nuestro refugio no es un estado fijo. Vivir la visión es refugio: Reconociendo la frustración y la irritación que experimentamos como oportunidades para la realización, tanto como la alegría y el amor.


Este artículo apareció en vision, otoño/invierno 1999, titulada ‘Lotus of Wisdom – Refuge’ de Ngakma Nor’dzin Pamo.

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