martes, 12 de julio de 2016

Plegaria

Plegaria 

Chagdud Tulku Rinpoche

¿Por qué hacemos plegarias? Podemos pensar que si las hacemos, el Buddha, o Dios, o la deidad nos mirará bondadosamente, otortándonos bendiciones, protegiéndos. Podemos creer que si no lo hacemos, la deidad no nos mirará, no le agraderemos, incluso puede castigarnos. Pero el propósito de la plegaria u oración no es ganar la aprobación o evitar la cólera de un Dios externo.
En la medida en que entendemos al Buddha, Dios, la Deidad, como ser una expresión de la realidad última, en esa medida recibimos bendiciones cuando oramos. En la medida en que tenemos fe en las cualidades de amor y compasión ilimitadas de la deidad, a ese grado que recibimos las bendiciones de esas cualidades.
A veces proyectamos las características humanas sobre las cosas que no son humanas. Por ejemplo, si pensamos sentimentalmente: “Mi perro medita conmigo,” estamos atribuyéndole una conducta al perro; imaginamos que lo está haciendo. Cuando antropofizamos a Dios, proyectamos nuestras propias facultades y limitaciones, imaginando que son también las de Dios. Es por esto que mucha gente cree que a Dios le gusta o le disgusta ellos, dependiendo de su conducta. “No soy capaz de tener eso o esto porque no le gusto a Dios – Olvidé orar.” O peor: “Si a Dios no gusta de mí, terminaré en el infierno.”

Si Dios se siente feliz o triste porque hacemos o no ofrecemos plegarias, entonces Dios no es impecable, no es una encarnación de amor u compasión perfectos. Cualquier manifestación de la verdad absoluta, por su real naturaleza, no tiene ningún apego a nuestras plegarias ni ningún rechazo por nuestra carencia de ellas. Tales atributos son proyecciones de nuestra propia mente.
Para entender cómo funcionan las plegarias, consideren el sol, que brilla en todas partes sin vacilación o impedimento. Como Dios o Buddha, irradia sin cesar toda su energía, calidez y luz sin ninguna diferencia.  Cuando la tierra gira, nos parece que el sol ya no brilla. Pero esto no tiene nada que ver con el sol; sino que es debido a nuestra posición en el lado de la sombra de la tierra.  Si vivimos en un profundo, oscuro pozo de una mina, no es culpa del sol que sintamos frío. O si vivimos en la superficie terrestre pero mantenemos los ojos cerrados, no es culpa del sol que no veamos la luz. Las bendiciones del sol son omnipresentes, sea si estamos abiertas a ellos o no. A través de la oración, salimos del pozo de la mina, abrimos nuestros ojos, para ser receptivos a la presencia iluminada, al amor y compasión omnipotentes que existen para todos los seres.
Incluso si no estamos familiarizados con la idea de orar a una deidad, la mayoría de nosotros siente la presencia de un principio o verdad superior — una fuente de sabiduría, compasión y energía con la capacidad de beneficio. Orar a este principio superior sin duda fructífero.
Sin embargo, es muy importante no ser mezquino en la oración. Usted puede querer rogar por un coche nuevo, pero ¿cómo sabe si un auto nuevo es lo que necesita? Es mejor simplemente orar por lo que es mejor, dándose cuenta que no puede saber lo que es. Hace algunos años, una mujer tibetana viajó en avión al extranjero. Cuando el avión hizo una breve parada en la ruta, ella salió a caminar. Al no estar familiarizada con el aeropuerto, con la lengua y con viajar al extranjero, no escuchó el anuncio de su vuelo de salida y lo perdió. Esto probablemente parecía desastroso en el momento, pero no mucho tiempo después de despegar el avión que perdió, este se estrelló, matando a la mayoría de los pasajeros.
Oramos por lo que es mejor no sólo para nosotros, sino para todos los seres. Cuando apenas estamos empezando la práctica, nuestro egocentrismo es a menudo tan fuerte que nuestras oraciones siguen siendo muy egoístas y sólo refuerzan en lugar de transformar el egocentrismo. Así que hasta que nuestra motivación se convierta en el más puro corazón, puede ser beneficioso dedicar más tiempo a cultivar el amor bondadoso que orar.
Con la motivación apropiada, orar se vuelve un componente importante de nuestra práctica que ayuda a remover los obstáculos — circunstancias contraproducentes, desbalance de energías sutiles en el cuerpo, confusión e ignorancia en la mente. Incluso al oír las enseñanzas, podemos modificar mentalmente lo que escuchamos, añadiendo más a lo que está siendo dicho o haciendo caso omiso a ciertos aspectos. La plegaria contrarresta estos obstáculos.
La mente es como un espejo. Aunque nuestra verdadera naturaleza es la deidad, lo que experimentamos ahora son los reflejos de una mente ordinaria. Enemigos, obstáculos, momentos desfavorables — todos los que parecen estar fuera de nosotros — son realmente reflejos de nuestras propias negatividades. Si nunca antes ha visto su imagen, al mirarla en un espejo, pensaría que está viendo a través de una ventana, encontrando a alguien completamente independiente de usted.  No parece tener ninguna conexión con usted tal como se acepta. Si ve, hay una persona horrible mirando con una cara sucia y el cabello salvaje, puede sentir aversión. Incluso podría tratar de limpiar la imagen lavando el espejo. Pero un espejo, como la mente, es reflexivo, sólo le muestra a usted mismo. Sólo si peina su cabello y lava su cara podría cambiar lo que ve. Tendría que cambiarse a usted mismo; no puede cambiar al espejo. La plegaria ayuda a purificar los hábitos de la mente pequeña y ordinaria, así como la ignorancia de nuestra verdadera naturaleza como la deidad.
Cuando oramos en el contexto de la práctica de la deidad, a veces visualizamos a la deidad de pie o sentada ante nosotros en el espacio como una personificación de la perfección, mientras que nosotros mismos tenemos muchos defectos y oscurecimientos. Pero orar a la deidad no es una cuestión de suplicar algo separado de nosotros mismos. El punto de usar un método dualista, visualizando la deidad fuera de nosotros, es para eliminar la dualidad.
Cuando nos visualizamos como la deidad, profundizamos nuestra experiencia de nuestra propia pureza intrínseca. Por último, en la etapa de compleción de la práctica, cuando la forma de la deidad se aleja, dejamos la mente en reposo, sin esfuerzo o elaboración, en su propia naturaleza, la deidad absoluta.
Así empezamos, con una concepción inicial de la pureza como externa, sólo para interiorizarla y, finalmente, trascender los conceptos de interior y exterior. Esta conciencia de la naturaleza de la deidad aumenta el poder, las bendiciones y beneficios de nuestra plegaria.
Si la naturaleza de la deidad es vacua, se preguntará por qué oramos para nada. Parece ser una contradicción. ¿Cómo podemos decir, por un lado, que no es una deidad, sólo el reflejo de nuestra propia naturaleza intrínseca, y, por otra parte, que debemos orarle? Esto toma sentido sólo si entendemos la inseparabilidad de la verdad absoluta y la verdad relativa.
En el nivel absoluto, nuestra naturaleza es Buda, es la deidad. Pero ignorantes de esto, nosotros estamos sujetos por la verdad relativa. Con el fin de dar el salto a la realización de nuestra naturaleza absoluta, tenemos que caminar sobre los pies relativos, en un camino relativo. Debido a que la verdad absoluta es tan difícil para nuestra mente ordinaria, lineal, confiamos en un proceso cada vez más sutil, paso a paso, para trabajar con la dualidad de la mente hasta lograr el reconocimiento. La oración es una parte esencial de ese proceso.

Plegaria de dedicación a Tara Roja


Tara Roja es una de las prácticas raíces de Chagdud Tulku, que él y su Sangha realizan diariamente.

A lo largo de mis muchas vidas y hasta este momento, cualquier virtud que he logrado, incluyendo el mérito generado por esta práctica y todo lo que yo alcanzaré, esto ofrendo para el bienestar de los seres sensibles.
Qué puedan disminuir la enfermedad, la guerra, el hambre y los sufrimientos para cada ser, mientras que aumenten su sabiduría y compasión en esta y en cada vida futura.
Qué pueda percibir claramente todas las experiencias para ser tan insustancial como el sueño elaborado de la noche y despertar instantáneamente para percibir la sabiduría pura mostrada en el surgimiento de cada fenómeno.
Qué pueda lograr rápidamente la iluminación para trabajar incesantemente por la liberación de todos los seres sensibles.
Chagdud Tulku Rinpoche es el director espiritual del Chagdud Gonpa Foundation y autor de Lord of the Dance. Esto es un pasaje de Gates to Buddhist Practice de Chagdud Talku. Copyright 1993 por Chagdud Talku. Usado con el permiso de Padma Publishing.

Versión al español, el editor

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