jueves, 8 de diciembre de 2016

Aprendiendo mediante la experiencia


Tarthang Tulku



La meditación es una manera de abrir nuestra vida a la riqueza de la experiencia, no una práctica esotérica limitada a ciertos tiempos y lugares. Que vivamos en la quietud del campo o en el alboroto de la ciudad, la meditación puede convertirse en un estilo de vida. En este tipo de meditación aprendemos a abarcar y a aprender de todas nuestras experiencias.

Sin embargo, este tipo de meditación que todo lo abarca no es  tan  fácil  como  suena,  porque  supone  un  estado  de consciencia  en  todo  lo  que  hacemos.  Todo  se  incluye  en  la meditación:  desde  el  simple  acto  de  levantarse  cada  mañana hasta nuestros sueños nocturnos. Aprendemos a abrir nuestros sentidos a cada matiz de la experiencia, conscientes, incluso, de los más mínimos aspectos de nuestra vida, tales como la forma en que caminamos y cómo hablamos con los demás. De esta manera  aprendemos  a  abrirnos  a  la  verdad  de  nuestra experiencia.  Cómo  vivimos,  qué  está  sucediendo  en  nuestra vida,  cómo  nos  afecta  nuestra  experiencia  -éste  es  el fundamento  de  la  realidad,  y  la  fuente  de  la  consciencia espiritual.

Es posible cultivar esta consciencia en todos los aspectos de nuestra vida -en el trabajo, en nuestras relaciones, e incluso en nuestras  habilidades.  Todos estos son maestros  potenciales  a los cuales podemos abrirnos y de quienes podemos aprender cuando vemos las posibilidades de crecimiento que existen en todo lo que hacemos. A  medida que aprendemos  de  nuestra experiencia, nuestro aprecio por la vida aumenta; nuestros sentidos se vuelven más agudos; nuestra mente se vuelve más clara y más perceptiva. Desarrollar la  consciencia,  la  concentración,  la honestidad, la compasión  y  la  apertura  puede  volverse  una  experiencia reveladora que no sólo nos beneficiará a nosotros mismos sino que creará en nosotros cualidades que pueden servir de guía a quienes nos rodean.

A  medida  que  nuestra  consciencia  se  desarrolla,  todo nuestro marco de referencia se va transformando. Podemos ver la interrelación que hay entre el pensamiento y la acción, y, en consecuencia,  tenemos  más  sensibilidad  al  comunicarnos  con los  demás.  Nuestras  observaciones  penetran  a  niveles  más profundos: descubrimos cómo se producen los sentimientos y cómo funciona el pensamiento. Cuando nuestra consciencia se desarrolla  más  aún,  podemos  incluso  percibir  el  vínculo  que hay entre el pasado, el presente y el futuro, y, en consecuencia, aprender a dirigir nuestras acciones de manera tal que nuestra vida nos satisfaga y sea plena.

Sin embargo, al comienzo nuestra visión es limitada: no es fácil  saber  cuáles  serán  los  resultados  de  nuestras  acciones. Podemos  seguir  las  directrices  de  la  sociedad,  pero  pocas  de ellas han sido creadas con algo más que un propósito miope y con un resultado a la vista. Así, pues, aunque los resultados de nuestras  acciones  puedan  parecer  buenos  en  determinado momento,  a  la  larga  pueden  ser  dañinos.  Entonces,  en  un momento  de  frustración,  podemos  forzar  las  situaciones  y empeorar el resultado.

Cuando  estamos  conscientes  se  abre  nuestra  visión  hacia una  acción  más  constructiva;  y  la  paciencia  permite  que nuestra nueva visión funcione. La paciencia actúa en silencio, como  un  agente  secreto,  y  nos  protege  de  caer  en  la  acción inútil  y  en  el  desespero.  Cuando  conscientemente desarrollamos la paciencia, ésta puede volverse una respuesta natural y apropiada a cada nueva situación; nos fortalecemos aun para las circunstancias más difíciles.

Cuando la  paciencia  se  desarrolla  intensamente,  la consciencia aparece incluso en nuestros aspectos negativos, y de esa consciencia viene nuestra meditación. Vemos que todo lo que sucede es una manifestación de la energía, la cual es, en sí misma, una forma de  consciencia,  y  nos  damos  cuenta  de que toda experiencia, durante todas las veinticuatro horas del día,  es  parte  de  la  naturaleza  de  la  revelación.[1]   A  esta consciencia  pueden  llegar  todos  los  que  la  buscan;  siempre puede  llegarse  a  ella  ahondando  en  la  naturaleza  de  la experiencia.  Nuestra  experiencia  puede  llevarnos  mucho  más allá de nuestra manera usual de pensar, de ver y de ser. Puede llevarnos a la misma revelación.

Cuando llegamos a un estado de verdadera consciencia, nos volvemos como flores de loto: el loto es puro y bello, aunque crece  en  el  fango.  Una  vez  que  somos  conscientes,  podemos funcionar  adecuadamente  aun  en  medio  de  la  confusión  del mundo.  Nuestra  actitud  positiva  nos  beneficia  a  nosotros  y beneficia a los demás; vivimos la verdad que hemos adquirido.

El samsara[2] es como una fruta venenosa. Nos la comemos con gusto, pero al final nos ha de matar, a menos que podamos transmutar su veneno. Nada relacionado con el samsara puede, finalmente,  darnos  libertad  y  felicidad  o  verdaderamente satisfacer  nuestros  deseos.  Pero  cuando  vivimos conscientemente,  el  veneno  no  nos  hace  daño  porque  el nirvana[3] puede ser vivido dentro del samsara. Son lo mismo.

Sin embargo, esto puede ser muy difícil de comprender si no sabemos  primero  cómo  transmutar  las  emociones  y  cómo superar nuestros obstáculos. Cuando estemos en capacidad de hacer  esto,  entonces  todo  lo  que  hagamos  nos  será  útil;  pero hasta que esto ocurra, aunque muchas de nuestras actividades nos puedan parecer satisfactorias, sólo estaremos acumulando karma -más necesidades y más obstáculos.

Estudiante: Pero usted ha dicho que no debemos evitar ninguna experiencia.

Rinpoche:  Esto  es  verdad  cuando  nos  volvemos  más conscientes,  cuando  somos  lo  suficientemente  fuertes  como para darnos cuenta de las consecuencias de nuestros actos. Pero primero  tenemos  que  aprender  cómo  funciona  el  samsara, cómo acumulamos dolor y frustración. Comenzamos a darnos cuenta de que no hay paz, no hay placer, no hay nada deseable en  nuestra  manera  de  vivir,  y  de  que  nuestra  experiencia,  de una manera o de otra, siempre se echa a perder por la preocupación,  la  culpa  o  la  ansiedad.  Cuando  nos  damos  cuenta  de esto, vemos que no hay otra alternativa que despertar. Ya no podemos volver a nuestra ignorancia.

Estudiante: Sin embargo, creo que tenemos que desempeñar un papel  en  la  vida  y  que  la  mayoría  de  nosotros  no  podemos escaparnos de  estar  en  el  mundo.  No  podemos,  simplemente, alejarnos de todo. En el mundo occidental, los aspectos legales hacen que esto sea imposible.

Rinpoche: Por eso tenemos que aceptar la responsabilidad de nuestros  compromisos  y de  nuestro karma. Que seamos  o no seamos libres depende de nuestro punto de vista y de nuestra manera  de  trabajar  en  el  mundo.  Podemos  aprender  a transformar  las  situaciones  negativas.  Podemos  decir  que  el  samsara  es  nuestro  campo  de  entrenamiento.  Sin  embargo, Buda enseñó que el samsara no nos deja paz. Debemos sufrir, envejecer  y,  con  el  tiempo,  morir.  Todo  el  mundo  tiene  que pasar por esto, pero muy pocos pueden aceptar esta verdad. La impermanencia  es  una  de  las  causas  del  sufrimiento,  y  la ansiedad  mental  puede  parecer  aun  más  dolorosa  que  la enfermedad física. Incluso el monasterio o el templo más bello, o el cuerpo humano más hermoso pertenece al samsara, y será destruido.

Estudiante:  Pero  incluso  si  nada  perdura,  parece  importante gozar de la flor o probar todo aquello que no es permanente, mientras dura.

Rinpoche: Sí, nuestro cuerpo es como una casa alquilada, y a menos  que  lo  usemos,  no  tiene  ningún  valor  para  nosotros. Pero  es  importante  saber  utilizar  nuestra  vida constructivamente.  La  vida  es  temporal  y  muy  valiosa.  No tenemos  mucho  tiempo  para  perder.  Podemos  utilizar  bien nuestra  vida...  o  perder  el  tiempo  buscando  placeres  y satisfacciones  que  simplemente  aumentan  nuestros  deseos  y nuestra frustración cuando no podemos alcanzarlos. Como las abejas, podemos ir de flor en flor; pero ¿qué haremos cuando todas  las  flores  se  hayan  marchitado?  Si  aprendemos  a  estar satisfechos en todo momento, jamás perderemos el tiempo.

Estudiante: Aun así, no veo cómo podemos tender un puente entre ignorar o rechazar el mundo, y hacer que nuestro camino espiritual sea parte del mundo y ayude a los demás -el ideal del Bodhisattva.

Rinpoche:  Debemos  tener  la  capacidad  de  aplicar  nuestras teorías  y  la  capacidad  de  trascender  el  ego,  aunque  sea  muy difícil prescindir de él. Es posible que podamos hacerlo durante dos  minutos,  pero  ¿cómo  podemos  funcionar  sin  ego  durante toda una vida, o simplemente durante un día? Buda tenía una gran comprensión de la mente en todos sus niveles y etapas de desarrollo; por consiguiente, sus enseñanzas no se limitan a un solo camino; tienen muchos aspectos. Una enseñanza puede ser una práctica elemental para una persona, y,  sin  embargo,  una  instrucción  más  avanzada  para  otra. También  hay  muchas  otras  enseñanzas  ‘internas’  que  se comprenden  según  la  experiencia  y  la  comprensión  de  cada individuo.

Estudiante:  Cuando  decido  mirar  el  mundo  desde  la  perspectiva  de  mi  ego  y  de  mi  identidad,  puedo  ver  que  yo  he creado las situaciones que me rodean.

Rinpoche:  Bien.  Pero,  entonces,  ¿cuál  es  su  situación  y  qué hace usted al respecto?

Estudiante:  Mi  ideal,  y  a  veces  mi  acción,  es  obrar  correctamente por amor y por comprensión.

Rinpoche:  Pero  para  obrar  correctamente,  usted  debe  estar consciente en cada momento. ¿Cómo comenzar?

Estudiante: Hay que hacerlo todo el tiempo.

Rinpoche: Sí,  pero  eso  es  muy  difícil.  Sólo  una  persona  que haya  llegado  a  un  alto  grado  de  despertamiento  puede  obrar correctamente con cada uno de sus pensamientos. No muchos pueden hacerlo. Es posible que estemos creciendo en sabiduría y  en  conocimiento  cada  día,  pero  aun  así,  el  proceso  tarda mucho tiempo y cuesta mucho trabajo. Esto tiene que ser más importante para nosotros que cualquier otra cosa.

    Su  actitud  es  muy  positiva,  y  no  quiero  desalentarlo,  pero incluso  el  Mahayana  dice  que  lograr  la  iluminación,  o despertarse,  tarda  treinta  y  tres  kalpas.[4] Podemos  ver  la importancia  de  actuar  correctamente  siempre,  e  incluso  tratar de hacerlo, pero nuestros apegos todavía son un obstáculo. A veces nuestra boca es más rápida que nuestro corazón.

   Sin embargo, de acuerdo con el Mahayana, una vez que el  deseo  inicial  de  despertar  aparece  en  nosotros,  algo  pasa inconscientemente dentro de nosotros. Al principio es posible que  vayamos  en  contra  de  este  deseo  y  creemos  más sufrimiento, pero es a través de este sufrimiento como podemos eliminar muchos obstáculos y despertar.

   Una  vez  que  comencemos  a  buscar  el  despertar,  no  hay manera de echar pie atrás; la influencia positiva de este deseo de  despertar  es  muy  grande.  Pero  tenemos  que  aprender  a proceder  más  eficazmente.  Nuestras  intenciones  pueden  ser buenas, pero llevarlas a cabo puede ser difícil. ¿Qué hacer con su apego a la comida, a las diversiones o al amor?

Estudiante: He comenzado a aprender a desapegarme de todo eso.

Rinpoche: ¿Usted  lo  rechaza?  ¿Cómo  se  manifiesta  su desapego?

Estudiante: Es una actitud...

Rinpoche: Su insatisfacción quizá lo está llevando a renunciar a aquello  que  realmente  no  le  place.  La  insatisfacción  es  muy diferente del desapego. Es muy fácil renunciar a algo que no nos  satisface,  pero  es  difícil  renunciar  a  otras  cosas.  Comer, dormir y divertirnos es muy importante para nosotros. Si nos privamos del placer, entonces ¿qué tenemos?

    El mundo siempre está con nosotros, pero no sabemos qué nos  traerá  el  mundo  mañana: siempre  está  cambiando. Podemos estar felices, o dichosos o sufriendo y doloridos. En otras  palabras,  no  podemos  estar  seguros  de  que  nuestros sentimientos se mantengan en igual tónica de un día para otro. Es posible que mañana sea un día lleno de paz y que usted se sienta feliz.

Estudiante: A veces, cuando me siento a meditar, la meditación no  parece  tan  importante.  El  mundo  parece  más  importante. ¿Por qué?

Rinpoche: El mundo sí es importante -usted tiene que ayudar. Trate  de  no  refugiarse  en  su  meditación,  sino  de  proyectarse hacia  los  demás.  Cuando  hacemos  de  la  compasión  nuestra práctica, nos llenamos de gozo.

Estudiante: Entonces haga lo que haga, todo es samsara. 

Rinpoche: Tal vez eso es todo lo que hay.

Estudiante: Lo que estoy encontrando es que la forma en que he estado viviendo y las cosas que he estado haciendo, en el mejor de los casos, me dejan vacío. 

Rinpoche: Sí. En el fondo, todo es vacío. Ésa es la enseñanza básica,  pero  este  punto  de  vista  no  es,  necesariamente, negativo. El budismo no es una filosofía negativa. Al hablar del sufrimiento, el budismo sólo trata las cosas tal como son. Las enseñanzas  nos  aconsejan  que  entendamos  a  fondo  nuestro sufrimiento para que no lo necesitemos más.

    Con frecuencia nosotros mismos nos impedimos ver nuestra situación con claridad; no queremos aceptar la responsabilidad de  nuestros  actos,  o  nos  da  miedo  cambiar,  porque  es demasiado amenazante para nuestra seguridad. El sufrimiento puede ser el único camino para despertarnos y ver claramente la  naturaleza  samsárica  de  nuestra  condición.  Cuanto  más dispuestos  estemos  a  admitir  la  realidad  del  sufrimiento  en nuestra vida, más necesario es hacer algo al respecto.

Estudiante:  Nosotros  somos  occidentales  y  no  tenemos  un modelo  tradicional  para  entender  todo  esto.  ¿Cómo  podemos obtener la apertura que necesitamos simplemente para vivir en sociedad?

Rinpoche:  Yo  creo  que  los  occidentales  pueden  entender  de inmediato  muchas  de  las  enseñanzas  básicas  de  Buda  porque sufren  de  una  gran  insatisfacción.  Podemos  entender muchísimo simplemente estudiando las experiencias de nuestra propia vida. Buda mismo adquirió sabiduría a través del curso natural de la vida, pero en esa forma se gasta mucho tiempo, de modo que podríamos aprovechar las enseñanzas de Buda. Sin embargo,  los  occidentales  suelen  tener  la  idea  de  que  el budismo es una ‘religión’, que uno tiene que creer ciegamente, sin  entender;  que  uno  tiene  que  seguir  las  reglas  de  otra persona.  Pero  esto  es  un  error:  el  budismo  o  el  dharma*  es realmente  el  entendimiento  de  la  realidad;  y  es  verificable  a través de nuestra propia experiencia.

Estudiante: Me parece que me estoy estudiando a mí mismo, no estudiando una religión.

Rinpoche: Por esa razón, el dharma de Buda puede aplicarse a todo el mundo. Todos los seres humanos tienen la oportunidad de  experimentar  por  sí  mismos  la  verdad  de  lo  que  Buda descubrió.

Tomado de: Abra su mente. Autoconocimiento y paz interior mediante la meditación. P. 12-16. Ed. Norma

Tarthang Tulku, nació en 1934, recibió desde muy joven un intenso entrenamiento en filosofía y práctica Budista en el Tíbet. Desde 1962 a 1968 enseñó filosofía en la universidad Sánscrita de la India. Los últimos treinta años, ha vivido y trabajado en Estados Unidos. Es autor de quince libros y fundador de Dharma Publishing, Dharma Press, Institutos Nyingma, Centro de Odiyan, y la Ceremonia por la Paz en el Mundo.



[1]  En la tradición budista se usa la palabra iluminación. Esta iluminación  es  la  revelación  de  nuestra  realidad  original, oculta por la ignorancia en que vive el ser humano hasta esta experiencia.  Por  el  aspecto  maravilloso  que  puede  tener  la palabra  iluminación,  preferimos  usar,  en  la  mayoría  de  los casos, en nuestra traducción la palabra revelación - se revela lo que nos era desconocido -. o despertar -, despertarse de la ignorancia (N. del Trad.).

[2]  Los ciclos indefinidamente repetidos de nacimiento, vida de sufrimiento y muerte (N. del Trad.).

[3]  El  estado  que  trasciende  el  sufrimiento,  el  karma  y  el samsara  y  que  se  busca,  especialmente  en  el  budismo,  a través de la extinción del deseo y de la consciencia individual (N. del Trad.).

[4] Período en que, de acuerdo con la cosmología hindú, el universo pasa por un ciclo de creación y destrucción (N. del Trad.)
Las Dos Verdades

 Denma Lochö Rinpoche


Se me ha pedido que de una charla sobre las Dos Verdades: la convencional o nivel superficial  de  la  verdad,  y  la  verdad  última.  Observándolo  de  cierta  forma,  parece como si yo ya hubiera terminado mi enseñanza, porque son solo estas dos palabras: convencional y última, ¡y ya está! Pero de hecho, estas dos verdades contienen dentro todo el Budismo, así que es algo más que hablar de acerca de lo que has encontrado en una gran montaña.

Yo os pido en este lugar especial que es Bodhgaya, que desarrolléis dentro de vosotros  una especial motivación. Todos los seres vivos, no importa quienes sean, son criaturas  vivas que están buscando la felicidad. Al mismo tiempo que buscan la felicidad, no son conscientes  de  las  causas  de  la  felicidad;  por  lo  tanto  desarrollad  esta  motivación: “Para  liberarlos  de  su  infelicidad,  yo  tengo  que  lograr  todas  las  maravillosas cualidades, todas las excelencias del estado de la Iluminación, para enseñarles como pueden liberarse”

Los seres vivos, lo mismo que nosotros, son definidos por el estar buscando el evitar lo no placentero, las situaciones de sufrimiento; y por buscar el instalarse en situaciones de  felicidad.  Los  animales,  incluso  los  insectos,  conocen  métodos  para  quitar  el sufrimiento,  tienen  este  tipo  de  inteligencia.  Los  humanos  se  diferencian  de  los animales  en  que  tienen  la  inteligencia  necesaria  para  poder  considerar  periodos  de tiempo muchísimos más amplios. Los humanos pueden comenzar a hacer cosas para aliviar los estados de sufrimiento que de otra forma tendrían que soportar en el futuro, por  ejemplo:  teniendo  una  buena  educación,  para  así  poder  encontrar  un  buen trabajo, poder hacer dinero, y vivir bien en el futuro. Estamos hablando aquí de forma general, no tratando tan solo el aspecto espiritual.

Si uno realiza acciones virtuosas, entonces en el futuro estará en un estado feliz. Si uno ha realizado acciones no virtuosas, entonces habrá puesto las causas para encontrarse en  un  estado  de  privación.  Espiritualmente  contemplado,  uno  entra  entonces  en  el proceso de pensamiento de un ser humano que está contemplando un futuro que va más allá de la simple muerte.

Todo lo que el Iluminado habló se dirige a la comprensión de los dos niveles de verdad. Puesto  que  tenemos  dos  niveles  de  realidad,  entonces  tenemos  algo  que  está subdividido, o que está clasificado en dos naturalezas. 

Así que podéis preguntaros: ¿Qué es lo que está subdividido?”; y la respuesta es lo conocible,  o  los  objetos  de  conocimiento  (tibetano: She-ja).  Aquí,  algo  conocible  es simplemente  algo  que  existe.  Existir  significa  ser  conocible;  y  ser  conocible  significa existir. 

Por  ejemplo,  yo  podría  tener  la  idea  de  una  cornamenta  en  un  conejo;  eso  podría surgir en mi mente. Yo podría producir esa consciencia, y en ese sentido, la cuerna de un  conejo  es  algo  conocido,  pero  que  no  existe.  El  problema  aquí  es  que  cuando vosotros  equiparáis  las  cosas  que  existen  y  las  cosas  que  son  conocidas;  estas  son conocidas  por  una  consciencia  válida,  pero  no  por  todas  las  consciencias.  En  otras palabras, yo podría salirme de este embrollo diciendo que, en verdad, la cornamenta de un conejo es conocida por la consciencia de una persona en particular, pero eso no significa necesariamente que sea conocida por la consciencia.

La verdad última en sánscrito es paramarthasatya; si se descompone esta palabra en sus partes, resulta así: artha, se refiere a lo que es conocido; parama se refiere a lo que  conoce  su  objeto,  esto  es,  la  mente  de  un  ser  altamente  desarrollado espiritualmente;  satya,  significa  verdad.  Es  verdad  porque  eso  que  es  conocido  es verdad  para  eso  que  conoce  su  objeto:  la  mente  del  ser  altamente  desarrollado  espiritualmente.  Por  consiguiente,  la  verdad  última,  es  algo  que  es  una    verdad primordial.

¿Qué podemos decir acerca de esta otra verdad, la convencional, el nivel superficial de la verdad? ¿Cómo puede uno llegar a comprender esta segunda verdad, si la realidad última es entendida de esta forma? Esto es en sánscrito samvritisatya. Samvriti es todo lo  que  envuelve;  y  envolver  aquí  significa  la  consciencia  ordinaria  que  envuelve  a aquello que es real. Satya, aquí sigue significando verdad, pero una verdad que lo es para una consciencia ordinaria. En otras palabras, todas las cosas que son verdad para las mentes ordinarias como las nuestras, que son tenidas como algo real por ellas, son verdades convencionales; y por lo tanto, es la verdad para una mente convencional envuelta por las aflicciones.

En  la  tradición  escolástica,  decimos  que  todo  lo  que  es  conocido  siempre  estará incluido en uno de esos dos niveles de realidad. Lo que no esté incluido en estos dos niveles de verdad está más allá de la esfera de lo cognoscible. Hay una profunda lógica en  ello,  en  el  que  estas  dos  categorías,  las  dos  verdades,  sean  una  descripción exhaustiva de todo lo que hay. Así es como funciona. La verdad y la mentira van juntas, ¿No es así? Si una persona hace una afirmación que refleja la realidad, entonces esa afirmación  es  verdad.  Sin  embargo,  una  afirmación  que  no  refleje  la  realidad,  es mentira.

El nivel último de la realidad está reflejado en la consciencia que conoce, de una forma que no es falsa. Esto necesariamente nos lleva a la situación en la que podemos decir que  todas  las  verdades  convencionales  están  mintiéndole  a  la  consciencia  que  las conoce,  respecto  a  la  forma  en  la  que  aparecen.  De  forma  similar,  respecto  de  las cosas ordinarias que se le aparecen a la consciencia ordinaria, tiene que decirse que se le miente a esa consciencia ordinaria. Eliminando esa verdad convencional, vosotros estáis mostrando la verdad de la consciencia de lo primordial. Eso que es primordial, apareciéndosele  a  una  consciencia  que  lo  conoce  y  que  no  está  mintiéndole  a  esa consciencia, es la Talidad de las cosas, la realidad primordial de las cosas.

Por  tanto,  vosotros  habéis  estado  necesitados  de  otros  para  generar  una  ilusión  de “veo-  visto”;  y  a  partir  de  esto,  podéis  extrapolarlo  para  mostrar  que  eso  es  una afirmación que es propia de todo lo conocible, de todo lo que existe.

En  los  sistemas  de  ideas  del  Budismo,  existen  muchas  interpretaciones  de  que  son exactamente esos dos niveles de verdad. Están establecidos como las cuatro escuelas de filosofía Budista.

En la escuela más profunda, la escuela Consecuencialista del Camino del  Medio (Prasan-gika-Madhyamaka),  ¿Qué  es  la  vacuidad,  o  lo  primordial?  Es  esto: que  de hecho nada o nadie, en ninguna parte, tiene una existencia inherente que la  haga lo que  es.  Nada  tiene  su  propia  marca  personal.  Todo  existe  simplemente  a  través  del lenguaje, de las ideas.

La ausencia de algo, la ausencia total, la total no existencia, la no existencia de nada que  no  sea  sino  a  través  del  poder  del  lenguaje  y  del  pensamiento  es  sunyata,  la vacuidad, la verdad última.

Cuando uno habla de una verdad última, de la vacuidad; uno tiene un enfoque. Uno está buscando objetos, y está encontrando que están totalmente vacíos. Lo qué está uno buscando y encontrando como vacío es muy importante. El identificar las cosas en primer lugar llega a ser algo importante, porque la verdad última no es algo que sea inmediatamente aprehensible por nuestros sentidos; no podemos verla. Tenemos que llegar a ella a través de nuestros procesos mentales, y para hacer esto tenemos que utilizar el razonamiento. Este razonamiento tiene su punto de partida en ciertas cosas o bases; así que por lo tanto, en primer lugar tenemos que identificar esas cosas en primer lugar.

Comencemos por intentar identificar cuáles son clásicamente las más importantes de esas  bases: los  cinco  agregados  o  skandhas.  En  el  Sutra  del  Corazón  se  dice:
“Observando  la  vacuidad  de  la  existencia  inherente,  también  la  de  los  cinco agregados”. Así que si no conocemos cuales son estos cinco agregados, ¿Cómo podréis buscar en la naturaleza última de ellos?

Los  cinco  agregados  son:  el  gran  montón  de  la  forma,  el  gran  montón  de  los sentimientos,  el  gran  montón  de  las  discriminaciones,  el  gran  montón  de  las  cosas creadas (samskara), y el gran montón de la consciencia.

Por tanto, uno tiene montones, agregados, y estos constituyen seres vivos. Cojamos el agregado de la forma, el cual puede dividirse en formas físicas externas objetivas, y en formas físicas internas subjetivas. La visión, los sonidos, olores, sabores, y sensaciones son las cosas externas u objetivas dentro de este gran montón de las formas físicas, mientras que los cinco sentidos son las formas físicas subjetivas o internas.

El  segundo  montón  es  el  de  los  sentimientos.  ¿Qué  son  los  sentimientos?  Son  las experiencias que uno tiene de las cosas: las experiencias de placer, las neutras, y las de desagrado.

El  siguiente  montón  es  la  discriminación,  la  cual  es  definida  como  esa  parte  de  la mente funcional que identifica las cosas determinadas, tal como ellas son.

El  cuarto  agregado  de  las  formaciones  kármicas  posee  la  mayor  parte  de  las  cosas creadas no asociadas. Es un gran contenedor para todo lo que no está incluido en los demás montones.

¿Y  cuál  es  el  quinto  montón?  Es  todas  nuestras  consciencias,  consciencia,  o pensamientos. Es generalmente vista como una consciencia basada en los sentidos que viene de una mente pensante.

Uno solo puede enfocarse en la realidad de la vacuidad cuando uno ha visto la forma,  las dimensiones de lo que se está refutando o negando.

El  gran  santo  tibetano  Tsongkhapa  dijo: “Todo  lo  que  es  producido  a  partir  de condiciones, nunca es producido.” Podéis desentrañar esta aparente paradoja de este modo: lo que se está diciendo, es que no hay nada que sea producido como algo que sea independiente; que nada es producido como algo que está allí por su propio poder. Eso es lo que estáis intentando demostrar. 

Por ejemplo, un plantón no se produce debido a su propio poder, como algo que es inherentemente lo que es. ¿Por qué? Porque está producido a partir de causas y de condiciones. Así es como desentrañáis el significado de la afirmación, para formularla como  una  razón  para  que  el  significado  oculto  que  es  la  vacuidad,  llegue  a aparecérsele con claridad a la mente.

Lama  Tsongkhapa  escribió  en  su  famosa  Alabanza  de  la  Originación  Dependiente: “Cualquier cosa depende de condiciones, esto es, carece de una existencia intrínseca. ¿Qué enseñanza puede ser más asombrosa que esta?” 

Hay muchos razonamientos diferentes que una persona puede emplear para entender la  vacuidad.  Pero  aquí  nos  encontramos  con  el  rey  de  todos  los  razonamientos -  la generación  dependiente -  porque  el  que  sea  producido,  o  que  surja  de  forma dependiente, es la razón de toda vacuidad. Usando este razonamiento, uno evita el extremo del nihilismo puesto que la originación dependiente muestra algo que está allí; sin embargo, puesto que es un razonamiento que muestra la vacuidad, también se elimina el extremo del existencialismo o eternalismo.

Como el gran Aryadeva dijo en sus Cuatrocientas Stanzas: “Quien penetra la realidad de una cosa, ve la realidad de todas las cosas” Lo que se está diciendo aquí, es que si uno  se  sumerge  en  la  realidad  profunda  de  una  cosa,  no  necesita  repetir  todo  el proceso con todos y cada uno de los objetos. Pues llevando a la mente la realidad que has visto en un objeto o persona, y cambiando la mente, tú lo verás tal como es.

Por eso es por lo que todos nuestras sádhanas, sin excepción comienzan con el mantra
OM AH HUM, que significa: “OM, esto es pureza, todos los fenómenos son puros, yo soy esa pureza”.  

Antes  de  hacer  cualquier  sadhana,  uno  lleva  a  su  mente  este  hecho  de  la  realidad primordial de la vacuidad.

Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.

Denma Locho Rinpoche (1928 Kham - 23 October 2014) fue un reconocido lama encarnado del Loseling College del Drepung Monastery.