martes, 18 de junio de 2019

Como un pino


Imagina un pino

Thich Nhat Hanh | March 11, 2019

Thich Nhat Hanh responde a la pregunta de una participante sobre qué hacer frente al sufrimiento.


Pregunta: Querido Thay, sufro mucho y sé que el sufrimiento es parte de mi práctica. Mi sufrimiento viene de dos cosas principales. Una es que tengo una enfermedad crónica que me causa mucho dolor físico. La otra es que soy activista y me preocupo mucho por el mundo. A veces siento mucha desesperación por lo que está sucediendo en el mundo que nos rodea, en términos de violencia, pobreza y destrucción ambiental. ¿Qué prácticas recomendaría para aquellos de nosotros que estamos viviendo con dolor físico o que estamos desesperados por el sufrimiento del mundo?

Thich Nhat Hanh: Como activistas queremos hacer algo para ayudar al mundo a sufrir menos. Pero sabemos que cuando no estamos en paz, cuando no tenemos suficiente compasión en nosotros, no podemos hacer mucho para ayudar al mundo. Nosotros mismos estamos en el centro. Tenemos que hacer la paz y reducir el sufrimiento en nosotros mismos primero, porque representamos al mundo. La paz, el amor y la felicidad siempre deben comenzar aquí, con nosotros mismos. Hay sufrimiento, miedo e ira dentro de nosotros, y cuando nos ocupamos de él, nos ocupamos del mundo.


Imagina un pino en el patio. Si ese pino nos preguntara qué debería hacer, qué es lo máximo que puede hacer un pino para ayudar al mundo, nuestra respuesta sería muy clara: “Debes ser un pino hermoso y saludable. Ayudas al mundo siendo mejor tú”. Eso también es cierto para los humanos. Lo básico que podemos hacer para ayudar al mundo es ser saludables, sólidos, amorosos y amables con nosotros mismos. Entonces, cuando la gente nos mire, ganarán confianza. Ellos dirán: “¡Si ella puede hacer eso, yo también puedo hacerlo!”


No pienses que tú y el mundo son dos cosas separadas.


De manera que todo lo que haces por ti mismo, lo haces por el mundo. No pienses que tú y el mundo son dos cosas separadas. Cuando respiras de manera consciente y gentil, cuando sientes la maravilla de estar vivo, recuerda que también estás haciendo esto por el mundo. Practicando con ese tipo de visión, lograrás ayudar al mundo. Ni siquiera tienes que esperar hasta mañana. Puedes hacerlo ahora mismo, hoy.


El Buddha propuso muchas formas de practicar para reducir el dolor en tu cuerpo y en tus emociones, y para reconciliarte contigo mismo. Hemos aprendido en este retiro que se puede reducir el dolor físico mediante la práctica de liberar la tensión en el cuerpo. El dolor aumenta en función de la tensión, y puede reducirse si liberamos la tensión. Puedes practicar la relajación en la posición acostada o sentada. También puede practicar la relajación cuando caminas, y con cada paso puedes ayudar a liberar la tensión. Camina como una persona libre. Deja las cosas, no lleves nada y siéntete ligero. Hay una carga que siempre llevamos con nosotros. La habilidad que necesitamos es cómo dejar nuestra carga para ser livianos. Si te sientas, caminas o te tumbas así, es muy fácil liberar la tensión y reducir el dolor.


El Buddha dijo que no debes amplificar tu dolor al exagerar la situación. Utilizó la imagen de alguien que acaba de ser herido por una flecha. Unos minutos más tarde, una segunda flecha lo toca en exactamente el mismo lugar. Cuando la segunda flecha golpea, el dolor no se duplica; es muchas veces más doloroso e intenso.


Entonces, cuando experimentes dolor, ya sea físico o mental, debes reconocerlo tal como es y no exagerarlo. Puedes decirte a ti mismo: “Inhalando, sé que esto es solo un dolor físico menor. Puedo muy bien hacerme amigo y estar en paz con esto. Todavía puedo sonreírle.”


Si reconoces el dolor tal como es y no lo exageras, entonces puedes hacer las paces con este y no sufrirás tanto. Pero si te enojas y te rebelas contra eso, si te preocupas demasiado e imaginas que vas a morir muy rápido, el dolor se multiplicará cien veces. Esa es la segunda flecha, el sufrimiento extra que viene de la exageración. No debes permitir que surja. Esto es muy importante. Fue recomendado por el Buddha: no exageres y amplifiques el dolor.