lunes, 16 de agosto de 2010

MEDITACIÓN Y DEPRESIÓN (2)

Depresión y Meditación

Dos de los síntomas principales mencionados normalmente en la literatura sobre la depresión son una pérdida de concentración y un debilitamiento de la capacidad de memoria de uno. Si eso es cierto, clínicamente hablando, entonces la meditación será evidentemente una herramienta muy útil para alguien que sufre de depresión. La meditación ha sido diseñada para que podamos aprender cómo concentrarnos, evitar la distracción y mantener una sensación de estabilidad, cómo resistir al someterse tan fácilmente a los exabruptos emocionales o sentimientos abrumadores. La meditación es, por lo tanto, una práctica esencial para ocuparse de la depresión porque en el budismo tenemos que lidiar con todo lo que aparece a través y desde la práctica de meditación. Hay muy distintas clases de meditación: meditaciones que implican recitación, meditaciones que implican visualización, meditaciones que implican postura física y gestos [mudras], así como meditaciones que no implican ninguna de estas cosas. Sin embargo, cualquier forma de meditación que elijamos, tendremos que utilizarla para ocuparnos de los distintos estados mentales que encontremos en nosotros mismos. Por lo tanto, no podemos ocuparnos de la depresión sin la meditación.

Incluso si no nos damos cuenta inmediatamente de la depresión o no hemos tomado conciencia que realmente la estamos experimentando, cuando comenzamos a practicar meditación podemos reconocer el estado depresivo. Otras veces, podemos meditar durante algún tiempo y encontrar que nuestras mentes están fuera de control e inquietas, luego, en cuanto vamos estabilizando gradualmente la mente y experimentando un poco de concentración meditativa, notaremos que realmente estamos en un estado depresivo. Es decir, incluso cuando meditamos, podemos experimentar la depresión en muchas formas diferentes. A veces la depresión puede estar en realidad relacionada con nuestra práctica de meditación, a pensar que no estamos llegando a ninguna parte, por ejemplo. Especialmente para los principiantes, las iniciales experiencias meditativas agradables parecen empeorar en vez de mejorar y esto se vuelve deprimente. Estas clases de experiencias son comunes. Y los grandes maestros de meditación en la literatura budista lo han observado y escrito sobre ello.

Coraje y meditación

Con el fin de tratar con la depresión, tenemos que cultivar valor en nuestra meditación, lo que significa que tenemos que tener buena disposición para permitirse estar en ese estado depresivo. Si la depresión es el estado en que nos encontramos, no debemos alarmarnos ni verlo como síntoma de algo terrible. Tenemos que tener el valor de no retroceder ante esta experiencia, sino permitir simplemente que se presente. ´Valor’ es llamado en tibetano mi 'jigs pa . Es inútil caer en diálogos internos negativos como, “¿Cuánto tiempo va a durar esta depresión?” “¿Va a empeorar?” “¿Cómo va a afectarme esto?” “¿Cómo voy a poder hacer frente a mí mismo?” “¿Qué pensará la gente de mí?” Acercándonos a todo lo que experimentemos con valentía y sin ningún temor, dará lugar a que esas experiencias no tengan ningún efecto en nosotros. De lo contrario, ellas nos someterán.

Cuando somos valientes no estamos con susto, ansiedad o temor. Cuando estamos ansiosos y asustados se presentan toda clase de otras emociones en conflicto, como resentimiento, culpabilidad, auto-condenación y frustración. Esta clase de valor se basa en una convicción fundamental en nosotros mismos como capaces de tratar con lo que ha surgido, en lugar de pensar que eso, de una u otra manera, va a tener un efecto nocivo en nosotros. Cuando comenzamos a pensar que va a afectarnos, entonces el temor, la ansiedad y todas esas cosas surgen. Pero cuando podemos decir, “lo que se presente está bien”, no tenemos que ser tan auto-protectores. Permitiendo que el ánimo depresivo esté presente, si eso es lo que surge, estamos demostrando valor. Si tenemos esta clase de valor nos no dañará. Más daño causa esconderse detrás de nuestras ilusiones y engaños, porque entonces las emociones en conflicto llegan a ensañarse. La mayoría de los daños ocurren debido a la falta de valor. Esta falta de valor es casi como una necesidad patológica de protegerse, pensando, 'no seré capaz de manejar esto, va a ser demasiado. Me aplastará. Me destruirá. Me derrumbará. Me volveré loco'. Nos entregamos a toda clase de monólogos negativos como estos. Ésta es la razón por la que nuestras mentes consiguen alterarse, no porque hemos tenido tales y cuales experiencias. No son nuestras experiencias sino nuestras reacciones ante ellas las que causan daño. Tenemos que olvidarnos de nuestro temor de que nuestras experiencias negativas nos dañarán de alguna manera. Si nos concentramos más en el acto mental valeroso de poder hacerle frente y aceptar, daremos lugar para que el estado mental depresivo esté allí y no reaccionaremos más frente a él con alarma.

Consciencia y meditación

Tener valor en la práctica de meditación también significa que automáticamente habrá consciencia. La consciencia es el siguiente punto importante en relación a la depresión. En tibetano se dice: shes bzhin significa “consciencia-ción,” en realidad shes significa “consciente” y bzhin significa “continuo,” el acto continuo de consciencia o consciencia-ción. Consciencia significa ser capaz de ver lo que está pasando. Si no mostramos valor en nuestra meditación no habrá tampoco consciencia, porque estaríamos retrocediendo instintivamente ante nuestras experiencias meditativas. Tan pronto como algo disturba o se presenta desagradable, por ejemplo un ánimo depresivo, retrocedemos. Tenemos que practicar conscientemente en lo referente a las cosas que pensamos como nocivas así como las cosas que miramos como inofensiva e inocuas. Mostrando valor, podemos estar conscientes de lo que nos hemos permitido experimentar.

La consciencia es un proceso; no es un estado, sino una “consciencia-ción.” Cualquiera de los estados mentales que se presentan en la mente, también son procesos en sí mismos. Esto es una cosa muy importante de anotar. Aun si está en un ánimo depresivo, verá que el humor cambia, si es que está consciente. Si no estuviera consciente no habría ningún cambio, ninguna transmutación, ningún movimiento. En cambio, si es consciente, notará que están ocurriendo continuamente sutiles permutaciones en ese proceso. Verá que la experiencia del ánimo depresivo es fluctuante por sí misma. Aun cuando automáticamente asumimos, debido a nuestras tendencias habituales, que es la misma depresión, si nos adaptamos más a lo que estamos experimentando notaremos que, de hecho, nunca es igual. Siempre se está presentando de modo diferente.

Esta clase de atención es una de las cosas que el budismo nos anima a que ejercitar con la práctica de la meditación, porque no darnos cuenta de las cosas es lo que nos conduce a hacer que nuestras experiencias sean densas; sea depresión o algún otro humor o sensación o estado mental. Cuando ocurre esa densificación, nuestras mentes se obsesionan con las cosas y la consciencia se disipa inmediatamente, porque no estamos más en contacto con nuestro propio estado mental. Cuando estamos directamente en contacto con nuestro estado mental, podemos ver los cambios de colores y tonalidades del humor depresivo. Otro síntoma de una depresión es la postura de una persona. En la meditación, prestamos atención a nuestra postura física. No nos sentamos con nuestros hombros caídos, como si estuviéramos derrotados y desesperados. Se dice que los hombros deben estar extendidos y el pecho hacia fuera, mostrando cierta clase de imponencia y porte real. Eso tiene que ser incluido en la práctica de toma de consciencia.

La manera de mantenerse en contacto con nuestro estado mental no es volver al pasado o anticiparse al futuro. Simplemente, tenemos que prestar atención a lo que estamos experimentando en este momento en particular. Cuando los budistas hablan de "estar en el ahora," a menudo se piensa que el "ahora" no guarda relación con el pasado o el futuro. No es así. La forma de vivir el momento presente no es dejando de tener en cuenta la relación entre nuestra experiencia actual y la experiencia por venir ni la que podría estar en marcha. El pasado y el presente se incorporan en las experiencias que tenemos como seres humanos. Cualquier experiencia que tenemos, las tenemos por el pasado, no podemos tener una experiencia que esté totalmente desconectada de nuestro pasado.

La razón por la que se presentó tal o cual experiencia en el primer lugar es debido a nuestro pasado. Esta es la verdad del karma. Nuestro actual estado mental es el producto de estados mentales anteriores y de experiencias de vida anteriores. Es decir, lo que ahora estamos experimentando es fruto de lo que hemos experimentado en el pasado. Cuando prestamos atención a lo que estamos experimentando ahora, por medio de la consciencia, podría determinar nuestra historia kármica en el futuro haciendo que tome un curso diferente. Si no prestamos atención, nuestra historia kármica no será cambiada ni modificada.

Esta es otra razón por la que es tan importante prestar atención al presente. No es solo que de alguna manera nos desconectamos de nuestro pasado y futuro y simplemente estamos en este estado llamado “ahora.” Las enseñanzas budistas realmente dicen que no hay tal cosa como ahora; eso es solo un concepto. Tan pronto como usted ha dicho, “estoy en el ahora,” ya está en el pasado. Esto no es ninguna clase de discusión metafísica, fenomenológicamente hablando en términos de nuestra experiencia del tiempo; el ahora solo es verdaderamente un concepto que utilizamos. No podemos estar en otro lado salvo en el ahora. El punto no es que tenemos que estar en el ahora, sino que no podemos ayudar sin estar en el ahora. Tenemos que prestar la atención a eso y darnos cuenta de las discrepancias entre nuestros conceptos y nuestra experiencia, que es por lo cual resulta tan importante la práctica de la consciencia.


Traducción al español K.D. - Para beneficio de todos los seres sensibles

Biografía de Traleg Riponche

Traleg Rinpoche nació en 1955 en Kham (Tíbet del este), y dos años más tarde fue reconocido por SS Décimosexto Gyalwa Karmapa como la novena encarnación del Tulku Traleg y entronizado como abad del monasterio de Thrangu. Por seguridad fue trasladado a la India durante la invasión  china a Tíbet en 1959. Allí recibió la educación tradicional de tulku, por cinco años en la universidad de Sanskrit en Varanasi, India. Vivió y estudió por varios años en el Monasterio de Rumtek en Sikkim, la sede principal en el exilio del linaje Kagyu.

 

En 1980 Rinpoche transmitió el Dharma en Australia en donde estableció el  Instituto budista Kagyu E-vam, en Melbourne. Abandonó sus votos monacalesse convirtió en   profesor y se casó. Logró una maestría en filosofía  comparada de la Universidad de Trobe. Fundó también un Instituto E-vam en Nueva York.




MEDITACIÓN Y DEPRESIÓN (1)

Meditación y depresión
Venerable Traleg Kyabgon Rinpoche
Charla dada en E-Vam Buddhist Institute, Melbourne 2002


La depresión es algo que todos nosotros experimentamos. No existe ninguna diferencia en cuanto a la gente --joven o vieja, rica o pobre-- y traspasa los límites culturales y raciales. La depresión también es algo que afecta tanto a las personas creyentes como a los no creyentes. Prácticamente cada uno de nosotros, en cierto punto, ha tenido que vérselas con ella. Podemos experimentar la depresión de muy diversas maneras. Con algunas personas la depresión será suave, mientras que con otras será muy intensa y agotadora. Para alguna gente le ocurre por un corto plazo y después desaparece, mientras que para otros puede persistir por muchos años o de vez en cuando en el curso de toda su vida.

Las modernas psicología y psiquiatría occidentales hacen una distinción entre lo que se llama “depresión endógena” y “depresión reactiva.” La depresión endógena se trata médicamente, mientras que el tipo de depresión reactiva se trata con sicoterapia y similares. No voy a entrar en eso, sin embargo, pues hay gente más calificada que yo para hablar de la depresión desde los puntos de vista médicos y terapéuticos. En su lugar, hablaré de la depresión en el contexto de la práctica de la meditación y en el contexto de la espiritualidad budista.

Pensamos generalmente en la depresión como un estado terrible para permanecer en él. Pensamos que es algo que tenemos que superar y alejarnos para ocultarlo a los otros. Esto sugiere que la depresión es vista como algo vergonzoso y estigmatizado. Es probablemente porque cuando sufrimos de depresión, nuestros niveles de energía y de motivación caen y nos aislamos, nos volvemos incomunicativos, irritables, resentidos y básicamente muy difíciles de estar con uno. También hay a menudo, mezclado con la depresión, mucho de cólera, celos o envidia, porque cuando vemos a alguien que es feliz, empeora nuestra depresión. No deseamos salir y encontrar a la gente feliz porque la gente contenta hace relucir nuestra miseria; por lo menos en nuestras propias mentes. Cuando nos deprimimos, también caen nuestra autoestima y autoconfianza. Comenzamos a dudar de nosotros mismos y a pensar que fallamos en todo.

Por estas razones, tampoco resulta infrecuente que una persona depresiva sufra realmente de delusiones, pensando que la gente tiene una muy mala opinión de ellos. Cuando la depresión llega a ser muy intensa, comenzamos a actuar un poco enojados debido a nuestros delusiones y también podemos sufrir alucinaciones. Todo esto ocurre porque la depresión en sí misma llega muy mezclada con todas las formas de otras emociones --cólera, ansiedad, culpabilidad, tristeza, vergüenza, envidia, celos-- que se mantienen revueltas en nosotros. Una vez que este patrón comienza a adquirir su propio impulso resulta muy difícil pararlo; llega a ser muy difícil para nosotros abandonarlo.

La depresión era llamada “melancolía” por el médico griego Hipócrates. La “depresión” viene del latín deprimere, que significa ‘aplastado’, ‘de-presionado’. En  tibetano se dice zhum pa, que también significa algo similar: falta de valor, abatido, sintiéndose como si llevara el mundo sobre sus hombros. Eso es justo una descripción general del ánimo deprimido; la depresión es el estado de estar de un humor particular.

Tres maneras de relacionarse con la depresión

Tenemos que darnos cuenta que necesitamos poder relacionarnos con la depresión. Para esto, la primera cosa que tenemos que entender es que el estado depresivo de la mente es provocado por nuestras interpretaciones de las experiencias de uno. La depresión no es solo algo que surge de la tristeza, aun cuando puede aparecer de esa manera. Los sicoterapeutas occidentales dicen que usted puede aprender sobre las razones de una persona para experimentar depresión si se mira la historia biográfica o biológica de una persona deprimida, en términos de genes y similares. Desde el punto de vista budista, sin embargo, la comprensión fundamental que necesitamos tener es que la depresión está basada en las interpretaciones que hacemos de nuestras situaciones de vida, de nuestras circunstancias, de nuestros auto-conceptos, de nuestras ideas de quién y qué pensamos que somos. Conseguimos deprimirnos por no ser la persona que deseamos ser. Conseguimos deprimirnos con el pensamiento de que no hemos podido alcanzar las cosas que deseamos alcanzar en esta vida. Esta historia puede ayudar a ilustrar este punto:
“Estoy enojada contigo”, dijo una hermana a otra hermana cuando ambas volvían del entierro de su madre.
‘¿Por qué?
 ‘Porque no te portaste adecuadamente en el funeral.’
 ‘¿Qué quieres decir?’, contestó su hermana.
 ‘Parecía que te sobraba el tiempo’
Así fue
 ‘¿Cómo puedes decir eso con tu madre muerta solo hace cinco días?’
 ‘Pienso que la pena y la alegría corren en caminos paralelos como dos caballos que tiran del mismo carro; la cosa importante es reconocer a cada uno en su lugar y a su turno.’
 ‘Pero estabas sonriendo y…’
'Seguro, me alegré ver a viejos amigos. Amé hablar de la madre y revivir recuerdos felices. El llanto está en mí misma. Si parecía feliz, lo estaba en ese momento. Y me nutría.'
 ‘¿Pero qué de las apariencias?’
‘Las apariencias son tus problemas, no los míos.’
 ‘Sin embargo, tienes razón sobre la nutrición.’
 ‘También tengo razón sobre la alegría.’

La segunda cosa que tenemos que entender es que esa depresión no es necesariamente siempre un mal estado en sí. Uno puede ver la depresión como ofreciéndonos otra ventana en nuestra vida. El estar en un estado deprimido también puede revelar lo que, en el budismo, se llama “el mundo del samsara,” o el mundo de la vida diaria. Simplemente porque estamos en un estado de depresión no significa automáticamente que la manera que vemos las cosas es totalmente irreal e ilusoria. Cuando estamos depresivos, realmente podemos ser capaces de ver a través de la falsedad y de la naturaleza engañosa del mundo samsárico. Es decir, no debemos pensar: “cuando no estoy deprimido, veo todo claramente; mientras que cuando me deprimo, mi mente se distorsiona y se desordena y veo todo de una manera totalmente lateralizada.” En y con depresión, vemos el mundo a través de una ventana alternativa, de una forma de discurso.

En ese sentido, puede ser valiosa nuestra experiencia de depresión. No estamos hablando de la depresión crónica aquí o de la depresión que tienen la salida a la mano. Estamos hablando de la clase de depresión que nos haga parar, pensar y reevaluar --la clase de depresión que haga que consideramos todo en lo que pensamos como valioso, importante, significativo y con sentido. Así, podemos ver la depresión con una claridad totalmente distinta. Esa clase de depresión puede ayudarnos en términos de nuestro crecimiento espiritual, porque hace que comencemos a preguntarnos. Por todos estos años que pudimos haber pensado, “yo soy tal y cual clase de persona,” “yo soy esta clase de persona,” “yo soy esa clase de persona,” “yo soy una madre,” “yo soy un padre,” “yo soy ingeniero,” o lo que diga. Entonces, repentinamente, ese mundo familiar se desmenuza; la alfombra es jalada por debajo de nuestros pies, como decimos, y quedamos más o menos trastabillando.

Tenemos que tener experiencias como esta para que nuestro viaje espiritual sea significativo; de lo contrario no nos convenceremos de lo que llamamos la naturaleza no-substancial del mundo samsárico, el mundo de la vida cotidiana. En su lugar, lo tomaremos como verdadero. Según el budismo, el mundo que percibimos --el mundo con que interactuamos y vivimos en él-- es insubstancial. Con la experiencia de la depresión y de la desesperación podemos, de hecho, comenzar a ver las cosas de manera más clara antes que confusamente. Se dice que normalmente nos encantamos o encandilamos con el mundo; es como si un encanto ha sido puesto en nosotros para ser atraídos por las excitaciones y el entretenimiento samsáricos. Cuando nos deprimimos, comenzamos a ver a través de eso y podemos cortar a través de las ilusiones del samsara. Si lo miramos de esta manera, podemos trabajar con la depresión.

El tercer punto que tenemos que entender es que si dejamos de ver nuestra experiencia de depresión como algo que resulta malo, podemos cambiar algo fundamental en nuestras vidas. No podemos renacer sin perder nuestras ilusiones. En vez de ver la depresión como una cosa negativa, como algo oscuro, siniestro y destructivo que va a tragarnos o aspirarnos por un hoyo oscuro, podemos ver que realmente hay algo luminoso dentro de la misma depresión. De hecho, la depresión puede enseñarnos cómo considerar las cosas más claramente. Según el budismo, este es el punto de partida de nuestro viaje espiritual. Cuando observamos esto, es como si nosotros viéramos que la depresión es algo con lo que se puede trabajar.

Depresión y camino espiritual

Son muchas las diversas clases de depresión, hay depresiones que son liberadoras y hay depresiones que pueden conducir a una crisis mental o a episodios sicóticos y cosas parecidas. Hay también un tipo de depresión que es intuitiva, que en absoluto es contraria a la creatividad, a la percepción, a un mayor sentido de la intuición, donde uno puede lograr un conocimiento no racional en uno mismo y en otros. La depresión, cuando trabajamos con ella, también puede ser como una señal, algo que pone freno a nuestros excesos y nos recuerda la banalidad de la condición samsárica, de modo de no engañarse y nuevamente caer una vez más en los viejos hábitos. Nos recordará constantemente la futilidad, la insignificancia y la no-substancialidad de la condición samsarica.

Con una forma genuinamente constructiva de depresión, nos contactamos sin impedimentos con nuestras emociones y sensaciones. Hay una necesidad de sentir todo, pero de nuevos modos, antes que de las maneras habituales, porque sentir todo desde el punto de vista samsárico no funciona. Todas las viejas creencias, actitudes y maneras de tratar las cosas no han funcionado. Uno tiene que reevaluar, decir y hacer las cosas diferentemente, experimentar las cosas de diferente modo. Esto es cambiar usando la depresión de una manera constructiva.

La depresión se puede utilizar para frenar nuestros impulsos naturales de perder el control, para distraerse y dirigirse hacia lo externo, dispersando nuestra energía en todas las direcciones hasta que nada quede adentro. La sensación de la depresión nos recuerda siempre a nosotros mismos, nos detiene de perdernos en nuestras actividades, en nuestras experiencias de esto y de aquello. Una forma genuina de depresión constructiva nos mantiene vívidamente en contacto con nuestras emociones, sentimientos y varios aspectos de nosotros mismos. En ese sentido, una forma intermedia de depresión es como un estado del equilibrio mental.

Todo lo que experimentamos normalmente lo hacemos con auto-indulgencia, desde un punto de vista egoísta o narcisista. Pero una forma constructiva de depresión quita la impetuosidad, la seguridad y las formas ilusorias de auto confianza que tenemos, de modo que tener siempre que reevaluar y comprobar. En vez del pensamiento, “sé qué me está pasando, sé en donde están las cosas,” con mucha confianza, nos esforzamos constantemente por estar más atentos y cuestionar nuestras suposiciones, actitudes y conductas, relacionadas con nuestras interacciones con otros y con el mundo en general. Tiene que ser así si queremos progresar en el camino espiritual.

Esto significa, entonces, que el individuo está abierto a nuevas maneras de hacer las cosas, a nuevas y creativas formas de pensar. En las enseñanzas budistas se dice: tenemos que ir con la vida, tenemos que evolucionar. La vida en sí misma es un proceso de aprendizaje y podemos desarrollarnos y aprender solo cuando estamos abiertos. Estamos abiertos cuando preguntamos cosas y preguntamos cosas solo cuando somos concientes tanto de nuestras carencias como de nuestras capacidades. Estar concientes de lo que no sabemos, es más importante que estar claro de lo que sabemos, porque si nos concentramos en lo que no sabemos, seremos siempre inquisitivos y deseosos de aprender. Deseamos aprender si en esa leve experiencia de depresión, que en tibetano también es llamada yid tang skyo pa y tiene también la connotación de estar cansado de todo lo que es irreal,  de todo lo que es falso e ilusorio. El estado de ánimo de la depresión puede, de hecho, impulsarnos a avanzar.

A pesar que mucha gente que experimenta la depresión dice sentirse atrapada, la sensación de la depresión puede ser una fuerza motivadora para seguir adelante. Los místicos cristianos utilizaron la expresión, “la noche oscura del alma,” que significa que tiene que experimentar la oscuridad para continuar hacia adelante. No puede emprender el viaje místico y esperar que haya luz y que todo sea delicioso. Tiene que tener la experiencia de la alfombra que es sacada de debajo de sus pies y queda desequilibrado y cuestionándose; experimentar por sí mismo, lleno de dudas e incertidumbres, sin saber qué diablos está pasando. Como  dice Lao Tze en el clásico taoísta Tao Teh Ching (El camino de Chuang Tzu), “los que dicen que saben, no saben y los que dicen que no saben, conocen.” Supongo que está refiriéndose a algo similar, en que el necesario conocimiento intuitivo verdadero en el camino espiritual surge de la duda, de la incertidumbre y del no saber, para expiar la arrogancia del conocimiento.

El punto es que la depresión, en términos de sus síntomas, puede ser debilitante como paralizante, debido a lo que los budistas llaman “emociones encontradas” asociadas a ella. Sin embargo, no todas las formas de depresión son debilitantes. Existen las clases de depresión que realmente pueden ayudar al individuo en el camino espiritual. Para progresar en el camino espiritual, uno tiene que mirar la depresión con una luz mucho más positiva, porque la depresión tiene el potencial que puede darnos una idea de nosotros mismos y del mundo que vivimos. En cuanto estamos acostumbrados con un mundo que tomamos por establecido. El inicio de la depresión puede trastornar todo y volver todo al revés, entonces se convierte en un impulso para buscar y explorar. Comenzamos a pensar, “tiene que haber más por vivir de que lo que he estado haciendo, o de lo que he sido, hasta hoy.”

Eso es muy importante, según el budismo, porque si no estamos convencidos de la naturaleza ilusoria de la condición samsárica, siempre estaremos con una mente dual. Tendremos un pie en el reino espiritual y el otro en el reino samsárico, nunca estar plenamente en condiciones de hacer este esfuerzo adicional. Como dijo Shantideva: “esta clase de experiencia puede inyectar muchos miedo y ansiedad en una persona, porque esa persona se siente totalmente desarraigada y todo se vuelve incierto.” Sin embargo, si nos mantenemos en esa sensación de desarraigo, es una experiencia valiosa y que es esencial para recorrer el camino espiritual. Es decir, el sendero espiritual no solo consiste en las cosas que dan masajes al ego o hacen sentir bien y cómodo al ego. El ego tiene que ser continua y repetidamente refutado para nosotros crecer espiritualmente. Una de las primeras cosas que el ego tiene que aprender es que nada en este mundo es estable o absolutamente verdadero. (Continúa...)


miércoles, 4 de agosto de 2010

Gira Mundial de S. S. Drikung Kyabgön Chetsang

SU SANTIDAD  EN PERÚ

Con Khenpo Phuntsok
Tenzin Riponche
El 12 de julio, Su Santidad Drikung Kyabgön Chetsang llegó en Perú y voló directamente de Lima a Cusco. El centro Drikung de Cusco y otros amigos budistas recibieron a S. S. en el aeropuerto con música tradicional y canciones típicas de bienvenida. El Secretario de las actividades culturales y educativas del municipio de Cusco estuvo también presente para dar la bienvenida a Su Santidad.
Exposición en Cusco
Por la tarde Drikung Kyabgön Chetsang expuso sobre “Budismo y ecología: Una visión interdependiente”. Su Santidad puso énfasis en la importancia de practicar la bondad amorosa para desarrollar una actitud buena no sólo con todos los seres sensibles sino también con la naturaleza en su totalidad, porque nuestro ambiente interno es similar al ambiente externo.
Lago Huaypo, al pie del Huanacaure,
en donde el mítico Inca Manco Cápac fundó el antiguo Cusco

Después de visitar algunos sitios arqueológicos al día siguiente, por la tarde Su Santidad confirió el Empoderamiento de Padmasambhava. Los participantes se sintieron profundamente impresionados por la amabilidad, la sabiduría y la modestia de Su Santidad.
Su Santidad en el sitio en donde
se levantará la auspiciosa stupa Tashi Drikung Gang
El 14 de julio, S.S. Drikung Kyabgön Chetsang visitó Cruz Pata, cerca del lago Huaypo, un lugar sagrado para los incas. El lago cerca una montaña redonda llamada Huanacauri. Esta montaña era venerada en épocas antiguas por los habitantes locales, que dicen que el Cusco antiguo se ubicaba en este lago. Su Santidad compró un terreno en este lugar para construir un stupa auspiciosa allí. El terreno ahora pertenece a la asociación dPerú Drikung Kagyu Dharma Chakra, dirigida por Su Santidad. Los papeles fueron firmados por la tarde.
Al día siguiente, en la ocasión especial del Chökhor Düchen, cumpleaños de Su Santidad, Drikung Kyabgön Chetsang bautizó el terreno como Tashi Drikung Gang, y dijo que la stupa traería felicidad y mucho beneficio no sólo para la gente de Cusco o Perú, sino para al mundo entero. Él planea terminar este nuevo proyecto de la stupa antes del 2012.
En Tipon, antiguo centro ceremonial del agua
Por la tarde Su Santidad visitó un templo antiguo de los incas con muchos acueductos y canales conocidos como el templo del agua (Tipon). Allí, Su Santidad tuvo una comida campestre con frutas pequeñas.
El 16 de julio, Su Santidad voló a Lima, en donde por la tarde expuso “Cómo desarrollar amor y compasión en la vida diaria”.
Al día siguiente, en un lugar hermoso de retiro en la localidad de Chaclacayo, Su Santidad concedió la transmisión del Drikung Phowa, dando primero una explicación profunda sobre la transmisión y la práctica Drikung. Khenpo Phuntsok Tenzin, el Lama residente de Chile, continuó la práctica con los participantes por la tarde.  Por la tarde, Su Santidad dio una conferencia preciosa sobre la escuela Kagyupa y particularmente el linaje de Drikung Kagyu y las enseñanzas extensas y profundas de nuestros maestros del linaje. Su Santidad voló el día siguiente a los E.E.U.U. mientras Khenpo Phuntsok Tenzin continuó la práctica de Phowa en el lugar del retiro.
Como una madre que se ocupa de los niños con un corazón cariñoso, Su Santidad dio a la gente de Perú amor ilimitado, amabilidad y preciosas enseñanzas que permanecerá por siempre en los corazones peruanos.

martes, 3 de agosto de 2010

Consejos para un Practicante Moribundo

Por Dodrupchen Jikmé Tenpé Nyima

Será necesario que hagas preparativos antes de que te llegue la hora de la muerte. Hay muchos aspectos que considerar, pero no abundaré en muchos detalles. En breve, entonces, esto es lo que deberías hacer a medida que se acerque la hora de la muerte.

Piensa para ti mismo una y otra vez: “Que la muerte llegue más temprano o más tarde, en última instancia no hay otra alternativa sino abandonar este cuerpo y todas mis posesiones. Así es como es para el mundo como un todo.” Siguiendo esta línea de pensamiento, corta completamente con los lazos del deseo y el apego. Confiesa todos los actos perjudiciales que hayas cometido en esta vida y en todas tus otras vidas, así como cualquier violación o ruptura de votos en que puedas haber incurrido, deliberadamente o de un modo involuntario, y promete repetidamente jamás actuar de esa forma en el futuro.

No te sientas nervioso o temeroso acerca de la muerte. Trata más bien de elevar tu ánimo y cultiva un claro sentido de alegría, trayendo a la mente todas las cosas positivas y virtuosas que has hecho en el pasado. Sin sentir ningún asomo de orgullo o arrogancia, celebra tus logros una y otra vez. Dedica todos tus méritos y haz repetidas plegarias de aspiración, de modo que en todas tus vidas futuras puedas ser capaz de llevar al corazón el camino completo del vehículo supremo, con la orientación de un amigo espiritual virtuoso, y con cualidades tales como fe, diligencia, sabiduría y rectitud – en otras palabras, todas las circunstancias más perfectas, tanto internas como internas. Reza también para que nunca caigas bajo la influencia de compañías perversas o emociones destructivas.

Los textos del Vinaya explican que una de las causas principales para asumir una forma suprema de renacimiento, como una que conduzca a una vida disciplinada en presencia del Buda, por ejemplo, es hacer plegarias y aspiraciones al momento de la muerte. Por eso se dice que ‘todo lo que sea lo más cercano y todo lo que sea más familiar’ tendrá un enorme poder.[1]

A cualquier aspiración que formules debes darle un ímpetu adicional haciendo compromisos específicos tales como éste: “¡En todas mis vidas, haré todo lo que pueda para entrenarme en el camino de la vacuidad con compasión como su propia esencia!” Para apreciar la importancia de esto, considera cuánto más efectivo es decirte a ti mismo con fuerza: “¡Despertaré temprano por la mañana! que simplemente formular la aspiración: “Que pueda despertarme temprano”.

A fin de lograr más fácilmente todas las plegarias que hayas hecho o intenciones que te hayas formado, es profundamente beneficioso confiar en una personificación de poder espiritual. Por tanto, trae a la mente a aquel por quien sientas la más grande devoción, o hacia quien sientas la conexión más profunda a través de tu práctica, ya sea el gran y glorioso maestro de Oddiyana, Guru Rinpoche, o el Noble Avalokiteshvara, el Señor del Mundo y, con la confianza convencida de que él o ella es la personificación de todas las fuentes preciosas de refugio, reza concentradamente para el logro de tus aspiraciones.

En el momento propiamente dicho de la muerte será difícil reunir la suficiente fuerza mental como para meditar sobre algo nuevo o desconocido, por lo cual debes escoger una meditación apropiada de antemano y adiestrarte hasta que estés familiarizado con ella. Entonces, cuando mueras, deberías dedicar tus pensamientos a la meditación tanto como esté a tu alcance, ya sea recordando al Buda, concentrándote en el sentimiento de compasión, cultivando la perspectiva de shunyata, o recordando el Dharma o la Sangha. A fin de que esto ocurra exitosamente, también es importante que te adiestres de antemano pensando: “De ahora en adelante, mientras atravieso esta coyuntura crítica del instante de la muerte, no permitiré que ningunos pensamientos negativos entren en mi mente”.

Los santos del pasado tenían este dicho: “Una sola acción virtuosa de un solo día realizada con claridad mental es mejor que muchas actividades virtuosas hechas con una mente embotada y nublada”. De acuerdo a esto, si practicas todo esto habiendo hecho primero todos los esfuerzos por desarrollar un sentido de inspiración y júbilo, será mucho más efectivo.

Aun cuando es difícil para aquellos que son como yo beneficiar a otros, recitaré los versos de refugio y rezaré para que en todas tus vidas futuras puedas seguir las enseñanzas del Mahayana.

Escrito por aquel que llaman el Intrépido (Jikmé).

| Traducido por Adam. Dedicado a la memoria de Ian Maxwell.


[1] En otras palabras, los pensamientos que tenemos en los instantes más cercanos a la muerte y aquellos con los que nos hemos familiarizado más en la vida tendrán la más grande influencia a la hora de determinar nuestro renacimiento.

‘chi kha ma’i man ngag en rdo grub chen jigs med bstan pa’i nyi ma’i gsung ‘bum, publicado por si khron mi rigs dpe skrun khang, Vol. 7, p. 378-381.