lunes, 22 de septiembre de 2014


Como el maestro indio del siglo IV Vasubandu aconsejaba: "escuchar, reflexionar y meditar la práctica " Lama Jampa Thaye

Estos días quienes no nacen en el Dharma, parecen llegar a él desde muy distintas direcciones. Algunos se ven obligados a entrar en dharma después de una experiencia abrumadora que irrumpe en su mundo y no les deja otra opción. Otros llegan más suavemente, quizás a través de la desilusión con la superficialidad de la cultura contemporánea. Experimentando el dharma, encuentran significado y propósito.

Otros vienen porque están heridos de alguna manera, ya sea por amor o por odio o simplemente por la danza amarga de la soledad. En el dharma descubren un bálsamo para sus males.
Luego hay quienes vienen buscando respuestas, respuestas que no conseguían desde la ciencia o la filosofía. Para ellos, la enseñanza del Buda habla convincentemente de misterios por resolver y verdades que deben ser reveladas.
Sin embargo para que el dharma cumpla cualquiera de estas promesas, necesitamos saber cómo aprender esto. Aunque este punto puede al principio parecer innecesario, regularmente no estamos preparados para la tarea del descubrimiento que ofrece el dharma. En primer lugar, debemos tener un aprestamiento para el aprendizaje. Es improbable que una mente arrogante y cerrada pudiera conseguir algo del dharma. Es más, tenemos que reconocer que el proceso de aprendizaje llevará toda una vida. En esencia, este proceso forma la tríada de escuchar, reflexionar y meditar.

Escuchar
"Escuchar" indica que el dharma siempre se ha recibido de otros. Son los que nos conectan con la cadena de transmisión que se extiende desde la vuelta hacia el jardín de Sarnath, donde el Buda instruyó a sus primeros discípulos. Olvidar esto y en cambio buscar información sobre el budismo en libros o en Internet sólo ayudará un tanto. Si adoptamos este método de "consumir" el dharma, muy probablemente seleccionaremos los fragmentos que aparecen agradables y menos amenazadores a nuestras opiniones ya arraigadas y a nuestras más sutiles huellas emocionales y cognitivas. Esto es seguramente una de las principales razones por la que ahora haya tantas versiones distorsionadas del dharma en el mercado espiritual.
Es mejor escuchar el dharma de maestros educados que pueden compartir el buddhadharma con nosotros. Sin embargo, debe tenerse cuidado en la elección de uno los maestros, ya que siempre ha habido quienes tratarían de vendernos un dharma de su propia fabricación, pasándolo como algo genuino. En el siglo XIII, el Sakya Pandita caracterizó este comportamiento muy acertadamente: "Después de mostrar la cola de un venado, el sinvergüenza vende carne de burro". Después de todos estos años, tal clase de sinvergüenza todavía está en el negocio.
Dado que aquellos que inventan su propio dharma tienen sólo sus propias opiniones que presentar, necesitamos recurrir a esos maestros que están anclados en una tradición. Ya sea que esa tradición sea Theravada, sea una de las muchas escuelas del Asia oriental o sea de la tradición tibetana: Sakya, Kagyu, Gelug o Nyingma; el punto es que en estas tradiciones hay una cordura fundamental del Darma realizado en esas tradiciones, nacido de su  presencia en las vidas de hombres y mujeres de generación tras generación. Tal arraigo en la experiencia acumulada y el conocimiento probado contrasta con las prescripciones desarraigadas y sin peso de los autoproclamados.
En cualquier caso, bien podemos preguntarnos si hay algo verdaderamente innovador o atrevidamente revolucionario sobre el llamado "nuevo budismo" impartido por tantos maestros nuevos. Uno podía fácilmente verlo como la comercialización del mismo conjunto antiguo convencional de opiniones seculares bajo el pretexto del budismo sostenidas por personas que no están de acuerdo con los aspectos fundamentales del dharma o que sienten la necesidad de complementarlo con marchitas versiones del existencialismo recalentado o la psicoterapia "Oprahfied" [N. del T.-en referencia a las creencias y enseñanzas de la exitosa presentadora de la TV norteamericana Oprah]  vendidos por aquellos no tan agudos como Freud o Jung.
Un budismo tan desdentado no puede transformarnos. En lugar de llegar a parecerse a lo que se expone en las enseñanzas de Buda, este budismo sólo crece para parecerse a nosotros. En este sentido, los intentos de hacer más accesible el budismo pueden robar su poder. El medicamento se diluye. ¿Somos tan inteligentes hoy para que necesitemos menos la enseñanza y la práctica?

Reflexionar
Tenemos que abordar la enseñanza no debilitada con un espíritu de apertura y de humildad y dejar que nos hable. Posteriormente, la segunda etapa de relación con el dharma es la de reflexionar, en la que puede tener lugar una conexión verdadera entre la inteligencia innata del estudiante y el real dharma no modificado.
A través de la magia de reflexionar sobre las enseñanzas, su fuerza -- a veces clara, a veces oscura-- causará fermento en nuestras mentes desde lo que podemos destilar gradualmente la sabiduría de la reflexión. Esto requiere disciplina, pero también valentía; la valentía para cavar más profundo para descubrir nuestra confusión. Aquí no podemos avanzar si es que no evitamos la fácil evasión de la fe ciega. ¿Cuándo alguna vez  la fe ciega ha conducido a la sabiduría? En cambio, podemos llegar a la certeza de la verdad del dharma sólo a través de un razonamiento inferencial y de la experiencia directa.
En este punto, algunos pueden preguntarse si tal tensión en la certeza deja al budismo en la categoría de religión o filosofía. En realidad, esta cuestión está fuera de lugar, ya que el gran divorcio entre la religión y la filosofía que se produjo en Occidente en el siglo 17 nunca ocurrió en Asia, donde todo, desde el teísmo al materialismo y al dharma no teísta, coexistió como visiones de la naturaleza de la realidad.


Meditar
Resolver las dudas e incertidumbres a través de la reflexión inteligente y repetida sobre las enseñanzas que hemos escuchado nos lleva a la meditación, la parte final del triple camino hacia la sabiduría. Aquí, "meditar" es cultivar una experiencia directa de la verdad, escuchada y examinada en las dos etapas anteriores. En el análisis final, la verdad revelada en la meditación es la sabiduría del autoconocimiento a través de la cual la mente conoce su propia naturaleza sin intermediarios de concepto o idioma. La verdad última que se realiza a través de la meditación no es la imagen genérica o mental de la realidad accesible a través de la escucha y la reflexión, sino la realización no dual definitiva a la que damos el nombre de "la sabiduría primordial." Esto se convierte en un conocimiento decisivo, ya que ahora es de primera mano. Sin embargo, esa sabiduría no podría surgir sin el uso del lenguaje y el pensamiento analítico en las dos etapas anteriores de la escucha y la reflexión. Es por esta razón que los que evitan el trabajo de la escucha y la reflexión e intentan por sí solos basarse únicamente en la meditación, se van a enredar a sí mismos en las elaboraciones de la mente ignorante. Como dice Mipham Rinpoche, "Si usted no conoce la naturaleza de los fenómenos, por mucho que medite, usted todavía está meditando en conceptos ordinarios."
Como ya se ha dejado en claro, para embarcarse en este proceso de escucha, reflexión y meditación, tenemos que confiar en los maestros debidamente calificados. En cierto sentido, sin embargo, nuestros maestros deben ser transparentes para que podamos ver a través de ellos las enseñanzas del Buda. Los maestros mismos están ahí para que nos ayuden en escuchar, reflexionar y meditar en el Dharma, así como un experto maestro artesano entrena a sus aprendices en el dominio de un oficio determinado. De esta manera, el auténtico maestro de él o ella se distingue del vendedor de aceite de serpiente, asiático u occidental, que solo apunta  a sí mismo y no al Buda y sus enseñanzas.
Podría parecer que hay una gran distancia entre nosotros y los días cuando las tradiciones del Dharma dominaban indiscutiblemente sobre la cultura de gran parte de Asia. Sin embargo, a pesar de que las circunstancias externas pueden cambiar, la forma en que la realización de la naturaleza de la mente se desarrolla sigue siendo esencialmente la misma. Incluso hoy en día hay grandes maestros y personas que quieren colaborar con el Dharma a través del método triple de escuchar, reflexionar, y meditar. Y como se hace tarde, tal vez es hora de volver a empezar.

Lama Jampa Thaye es un estudioso, autor y maestro de meditación entrenado tanto en las tradiciones Karma Kagyu como en las Sakya del Budismo Tibetano.



ALGUNOS APUNTES 
SOBRE EL DHARMA

Khenchen Konchog Gyaltshen 
2009  



Hay ocho mundos en los que los seres humanos y no humanos existen en diversas formas. Los seres vivos, como los seres humanos y los animales, tienen una mente y estos seres desean ser felices. A la vez desean evitar el sufrimiento. La mente (sems) que trasciende la materia se llama consciencia (shes pa) y también se le llama potencia o energía (nus pa). Esta mente tiene muchos deseos. Pero la felicidad no puede ser obtenida solamente por desearla. Lo mismo ocurre con el sufrimiento. No queremos sufrir. Pero sólo por desear no podemos evitar el sufrimiento. Por lo tanto, para obtener felicidad y evitar el sufrimiento debemos aspirar a tenerla. Tanto la felicidad como el sufrimiento son efectos; ellos dependen de causas. Para obtener la felicidad y evitar el sufrimiento, tenemos por tanto que buscar las causas.

Aunque los animales tienen conciencia, carecen de capacidad mental discriminativa. La que si poseen los humanos. Los seres humanos poseemos la habilidad de conseguir felicidad transitoria y de superar temporalmente el sufrimiento mediante objetos materiales. De igual manera podemos alcanzar este objetivo a través de nuestra mente.

Con la ciencia moderna,  hemos conseguido un alto nivel de conocimiento sobre el mundo material. Por eso es que intentamos ganar felicidad y evitar el sufrimiento. Existen diferentes modos para que nuestra mente encuentre un camino hacia la felicidad, por lo que existen diversas religiones. Las religiones tienen su propia fe y sus propias prácticas, su propia idea sobre esta y la próxima vida, como diferentes métodos para obtener felicidad y superar el sufrimiento.

Entre las distintas religiones está el budismo que fue establecido hace 2550 años por el Buddha Shakyamuni. Nació como un príncipe y durante su juventud tuvo la oportunidad de familiarizarse con diferentes sistemas religiosos y estudiar varios campos del conocimiento. Debido a su alto nivel de aprendizaje fue elogiado por consumados estudiosos. También fue considerado como valiente y capaz gracias a su poder y riqueza. Estuvo dedicado fuertemente a la felicidad de la gente de la que era responsable. Sabía cómo resolver los problemas materiales, pero tomó conciencia de los diversos tipos de sufrimiento, como el nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, por lo que pensó qué pasaría si él mismo experimentara esos padecimientos. Por eso, desarrolló una fuerte motivación para resolver estas clases de padecimientos. Su convicción fue que no encontraría la respuesta si seguía viviendo en su palacio. Por lo tanto, renunció a su vida familiar por la mendicidad y se convirtió en renunciante. Conoció a muchos amigos virtuosos, meditó y practicó, alcanzando un alto nivel de estabilización meditativa (ting nge 'dzin) y pasó seis años practicando austeridades. A la edad de 35 años alcanzó la iluminación. Realizó el secreto de la conciencia que está más allá del pensamiento.

Como se mencionó antes, nosotros como seres humanos estamos atrapados en la sensación de nunca tener suficientes recursos materiales. El Buda se dio cuenta de este problema y quiso resolverlo. Él encontró la solución para resolver el problema de nuestra mente. Todos los problemas de nuestra mente son causados por la ignorancia. Desde la ignorancia se originan las emociones perturbadoras. La mente es la causa principal de todos nuestros problemas en la sociedad contemporánea. Por eso, el Buda predicó intensamente el Dharma y giró tres veces la rueda del Dharma.

En el primer giro de la rueda del Dharma, él enseñó las Cuatro Nobles Verdades y esto se considera la raíz del Buddhadharma: sufrimiento, origen, cesación, camino. Es necesario entender el sufrimiento. Hay tres tipos de sufrimiento. El sufrimiento del sufrimiento, el sufrimiento del cambio y el sufrimiento generalizado de la existencia condicionada. El sufrimiento del sufrimiento es bien conocido por todo el mundo. El sufrimiento del cambio resulta del apego a la así llamada felicidad en nuestra sociedad. Es la razón de este sufrimiento, porque la felicidad en nuestra sociedad es impermanente. La felicidad existente no es estable y por lo tanto se convierte en sufrimiento. El sufrimiento generalizado de existencia condicionada es muy sutil. Nadie está exento del sufrimiento, no importa si él o ella son ricos o pobres, bien educados o no, poderosos o sin poder. Este es el sufrimiento de las propensiones o el sufrimiento generalizado de existencia condicionada.

No sólo los seres humanos, sino también los animales tienen métodos para ellos mismos aliviar el sufrimiento del sufrimiento. Muchas religiones ofrecen métodos para superar el sufrimiento del cambio. En general los métodos para resolver el sufrimiento del cambio han mejorado debido al alto nivel del conocimiento científico. Por ejemplo, si comes comida saludable es bueno para tu cuerpo; si algo resulta malo para el cuerpo, no lo comes. Este es un método para evitar un tipo de sufrimiento del cambio. Conseguir estabilidad en la meditación de permanecer en calma (zhi gnas) es el método de deshacerse completamente del sufrimiento del cambio. El método para eliminar el sufrimiento generalizado de existencia condicionada es la unidad de la meditación de permanecer en calma y de la de visión penetrante (lhag mthong). La razón es porque este es el método para eliminar la causa de las emociones perturbadoras de nuestra mente. La causa de este sufrimiento es el origen (la segunda Noble Verdad). Hay dos orígenes: El origen kármico y el origen de las emociones perturbadoras. El origen kármico comprende los karmas generados por medio de nuestro cuerpo (como matar, robar, etc.), nuestra habla (como mentir) y nuestra mente (como el apego, odio e ignorancia). El fruto de estas actividades es el sufrimiento del samsara

Cuando se remueve  el origen kármico y el origen de las emociones perturbadoras, él o ella han alcanzado la cesación (la tercera Noble Verdad). Se llama cesación, porque se ha eliminado la causa del sufrimiento desde la raíz. Existen dos tipos de cesación: la cesación así llamada del Shravaka y el cese del Mahayana. Con el fin de llegar a una de estas metas, el camino tiene que ser practicado (la cuarta Noble Verdad). La práctica del camino se compone de los treinta y siete factores de iluminación (byang chub kyi phyogs suma rtsa cu bdun). Estos son:

Las cuatro aplicaciones de la atención plena (dran pa nye bar bzhag pa bzhi
Los cuatro abandonos genuinos (yang dag par spong ba bzhi
Los cuatro fundamentos de los poderes milagrosos (rdzu 'phrul gyi rkang pa bzhi
Los cinco órganos sensoriales (dbang po lnga
Los cinco poderes (stobs lnga
Los siete factores de iluminación (byang chub kyi yan lag bdun
Las ocho ramas del noble camino ('phags lam gyi yan lag brgyad

Con la práctica de los treinta y siete factores de la iluminación serán solucionados los problemas de nuestra mente. Los vehículos que conducen a las dos clases de cesación son clasificados en vehículo menor y vehículo mayor por la diferente fuerza de motivación. Aquellos con menor motivación fueron los fundadores de la Shravakayana. Los que aceptaron con la mente de la iluminación (bodhicitta), tener la fuerte motivación de liberar a todos los seres sensibles del samsara, fueron los fundadores del Mahayana.

El fundamento del budismo es el origen o creación interdependiente, que se explica en detalle en el Gongchig de Kyobpa Jigten Sumgön. Este punto de vista es compatible con la ciencia moderna. En general el sistema del budismo puede compararse con la ciencia, porque trata de la naturaleza artificial de los fenómenos. La naturaleza perdurable de la materia y el carácter duradero de la mente son expuestos con claridad en el budismo. Es imposible quitarnos el sufrimiento sólo analizándolo. Para eliminar la causa del sufrimiento uno tiene que practicar. Hay dos tipos de obscuraciones: El oscurecimiento burdo y el oscurecimiento sutil. Mediante la eliminación de estos dos oscurecimientos uno será liberado de su sufrimiento. Por eso el Shedra (bshad grwa, escuela filosófica) y el Drubdra (sgrub grwa, centro de retiro) son dos instituciones muy importantes en nuestra actividad dharmica. En la escuela filosófica usted analiza y comprueba, en el centro de retiro, practica. Kyobpa Jigten Sumgön ha explicado clara y profundamente la importancia de estos dos métodos. Durante su existencia él liberó del sufrimiento a 300.000 de sus estudiantes y ellos obtuvieron el nirvana. Actualmente esta tradición lentamente desaparece. Los lamas no pueden enseñar apropiadamente y los estudiantes no pueden practicar adecuadamente. Resulta muy importante preservar y promover esta tradición. Cada persona responsable debe saber que este es un punto decisivo. Solo si resultamos exitosos en el cumplimiento de esta tarea, podremos hacer llegar el Dharma a las generaciones futuras.