domingo, 13 de febrero de 2011

¿QUÉ ES LO QUE RENACE?*

(NO-ALMA)


NARADA MAHATHERA


Traducción española por Alejandro Córdova


“Ni el mismo, ni tampoco otro.” Visuddhimagga
                                                


Aparte de mente y materia, los constituyentes de esto que se llama ser, el buddhismo no considera que exista “un alma inmortal”, un ego eterno que el hombre haya adquirido en una forma misteriosa y que provenga de una fuente misteriosa. Un alma que fuera eterna, permanecería siempre la misma sin sufrir nunca un cambio. Si el alma, que se supone es la esencia del hombre, fuese  eterna, no debería sufrir ni una elevación, ni una caída. Tampoco se podría explicar porqué “diferentes almas presentan tan variada constitución desde el principio”.

Para justificar la existencia de una felicidad sin fin en un cielo eterno, así como un interminable tormento en un infierno eterno, es absolutamente necesario postular un alma inmortal.

Como escribe Bertrand Russell en Religion and Science (1960, págs. 132-133): “La antigua distinción entre alma y cuerpo se ha evaporado tanto porque la ‘materia’ ha perdido su solidez y la mente su espiritualidad”. Y también (pág.143): “La psicología... ha comenzado a ser científica... En el estado de desarrollo actual de la psicología y la fisiología, la creencia en la inmortalidad difícilmente puede ser apoyada por el conocimiento científico”.

De acuerdo con el autor[1] de Riddle of the Universe (pág. 166): “La prueba teológica de que un creador personal ha insuflado un alma inmortal (generalmente considerada como una partícula o porción del Alma Divina) dentro del hombre, es un puro mito. La prueba cosmológica de que el ‘orden moral del mundo’ demanda la duración eterna de un alma es un dogma sin bases reales. La prueba teleológica de que el ‘más alto destino del hombre’ incluye el perfeccionamiento de su defectuosa alma terrestre que sigue su evolución mas allá de la tumba, descansa sobre un falso antropocentrismo. La prueba moral de que los defectos y los deseos insatisfechos de una existencia en la tierra deberán ser satisfechos por una ‘justicia compensatoria’ en el otro lado de la eternidad, no es mas que un deseo pío. La prueba etnológica de que la creencia en la inmortalidad, como la creencia en Dios, es una verdad innata, común a toda la humanidad, es de hecho un error. La prueba ontológica de que el alma, siendo una entidad simple, inmaterial e indivisible, no puede ser incluida en el proceso de corrupción de la muerte, se basa en un punto de vista completamente erróneo de los fenómenos psíquicos, es una falacia espiritualista. Todas estas pruebas y otras similares han sido anuladas por la crítica científica de las últimas décadas”.

Si nada en la forma de un espíritu o alma pasa de esta vida a la otra, entonces: ¿Qué es lo que renace?

En esta pregunta se toma por un hecho de que debe haber algo que renace. Hace algunos cuantos siglos se consideró “cogito, ergo sum” (pienso, luego soy). Es cierto, pero primero tiene que probarse que existe un “yo” que piensa.

Es común decir que el sol surge en el este y se hunde en el oeste, aunque se sabe que en realidad esto no sucede así. Tenemos que admitir que uno no puede ocupar dos veces el mismo lugar aunque aparentemente uno lo hace.

Todo cambia tan rápido que dos momentos no son idénticos. Los buddhistas están de acuerdo con Bertrand Russell cuando en Religion and Science (1960 págs. 118-119) escribe lo siguiente: “Hay un sentimiento obvio de que yo soy la misma persona que era ayer; un ejemplo aún más obvio es el de que si veo a un hombre y simultáneamente lo escucho hablar, hay un sentimiento o sensación de que el ‘yo’ que ve es el mismo ‘yo’ que escucha”.

Hasta recientemente los científicos creían en un átomo indivisible e indestructible. “Por razones suficientes los físicos han reducido el átomo a una serie de eventos; por razones igualmente buenas, los psicólogos han encontrado que la mente no se puede identificar con una cosa o fenómeno continuo, sino con una serie de ocurrencias ligadas por ciertas relaciones íntimas. Por lo tanto, la pregunta sobre la inmortalidad es si estas relaciones íntimas existen en fenómenos relacionados con el cuerpo vivo y otro tipo de fenómenos ocurrirán después de que el cuerpo está muerto”. (Religion and Science, 1960, pags. 138-139).

“La materia ha sido desintegrada ante nuestros ojos, ya no la consideramos sólida, ya no es permanente, no está determinada por leyes obligatorias, y más importante que todo es que no sabemos que es”. (C. E. M. Joad, The Meaning of Life).

Los llamados átomos parece que son tanto “divisibles como destructibles”. Los electrones que constituyen el átomo “pueden juntarse y aniquilarse uno a otro, su persistencia es mas bien una onda y no una cosa u objeto que carece de límites fijos y que carece de forma y posición”.

El obispo Berkeley, quien mostró que el así llamado átomo era una ficción metafísica, sostuvo que allí existía una substancia metafísica llamada alma.

David Hume en su “búsqueda de un alma” declara (Treatise of Human Nature, Bk. I, Pt. IV, sect. VI): “Hay algunos filósofos que creen que somos en todo momento íntimamente conscientes de lo que llamamos nuestro ‘yo’ (self); que sentimos su existencia y su continuidad en ella; poseen la certeza, más allá de toda evidencia de demostración, tanto de su perfecta identidad como de su simplicidad... Por mi parte, cuando yo penetro más íntimamente en lo que llamo ‘mí mismo’ siempre tropiezo o me encuentro en algún tipo particular de percepción, de calor, de frío, de luz o sombra, de amor u odio, de dolor o placer; nunca puedo captar ese ‘mí mismo’ sin una percepción y nunca puedo observar ninguna otra cosa o fenómeno que no sea percepción”.

Henri Berson dice: “Toda conciencia es existencia de tiempo; y un estado consciente no es un estado que permanezca sin cambio. Es un cambio incesante y que cuando el cambio cesa, ella cesa. En sí misma no es otra cosa que cambio”.

John B. Watson, un psicólogo distinguido, (Behaviourism, 1970 pág. 3): “Nadie nunca ha tocado un alma o ha visto una en un tubo de ensayo, o ha entrado en relaciones con ella tal y como sucede con otros objetos de la experiencia cotidiana. Sin embargo, dudar de su existencia significa ser un hereje y posiblemente uno en el pasado se hubiera arriesgado a perder la cabeza. Aún hoy, un hombre con una posición pública no se atrevería a desafiar este asunto”.

En relación con el tema del alma, el profesor Williams James escribe en Principles of Psychology (pág. 248): “Esta teoría del alma es totalmente superficial de acuerdo a los hechos de la experiencia consciente que en la actualidad se han verificado. Por lo tanto, nadie está obligado por razones científicas definitivas a suscribir esta teoría”. Y más adelante él resume lo siguiente (págs. 400-401): “Este ‘yo’ es un agregado empírico de fenómenos objetivamente conocidos. El ‘yo’ que los conoce no puede en sí mismo ser un agregado, ni por propósitos psicológicos necesita considerarse una entidad metafísica permanente como el alma, o un director como el ego puro visto como fuera del tiempo. Es un pensamiento, diferente en cada momento de anterior, pero que se apropia del anterior junto con todo aquello que este anterior ha llamado suyo. Todos los hechos experimentales encuentran su lugar en esta descripción sin necesidad de recurrir a ninguna otra hipótesis que no sea la de la existencia de pensamientos o estados mentales que pasan”.

La conclusión de este interesante capítulo sobre el “yo” incluye las siguientes palabras: “... entonces ese pensamiento en sí mismo es el pensador...”

Lo anterior es un eco de las palabras que el Buddha pronunció hace 2500 años en el Valle de Ganges. El Buddhismo enseña una psicología sin psique en la que el ser viviente es mente y materia (nama-rupa) las cuales están en un estado de constante fluir.

En la antigua India los sabios también creían en un átomo indivisible al cual llamaban ‘paramanu’ y declararon que éste consistía en fuerzas interrelacionadas conocidas como ‘paramatthas’ o esenciales de la materia. De acuerdo con la antigua creencia 36 ‘paramanus’ constituyen un ‘anu’; 36 ‘anus’, un ‘tajjari’; 36 ‘tajjaris’, un ‘ratharenu’. Las diminutas partículas de polvo que se ven moverse en los rayos solares se llaman ‘ratharenu’. Con su visión supernormal el Buddha analizó el ‘paramanu’ y declaró que éste consiste en fuerzas interrelacionadas conocidas como esenciales de la materia (paramattha).

Estos ‘paramatthas’ son llamados ‘pathavi’, ‘apo’, ‘tejo’ y ‘vayo’.

‘Pathavi’ significa el elemento de extensión, el sustrato de la materia. Sin él, los objetos no pueden ocupar espacio. Las cualidades de la dureza y la suavidad que son relativas, son dos condiciones de este mismo elemento.

‘Apo’ es el elemento de cohesión. A diferencia de ‘pathavi’ es intangible. Es este elemento el que hace que los átomos dispersos de la materia se cohesionen y nos den la apariencia de cuerpo. Cuando los cuerpos sólidos se derriten, este elemento se hace más prominente en el fluido resultante. Este elemento se encuentra aun en partículas minúsculas cuando los cuerpos sólidos se reducen a polvo. Los elementos de extensión y cohesión están tan íntimamente relacionados que cuando la cohesión cesa, la extensión desaparece.

‘Tejo’ es el elemento de la temperatura. El frío es también una forma de ‘tejo’. Ambos, el calor y el frío, están incluidos en ‘tejo’ porque ellos poseen el poder de madurar los cuerpos, o en otras palabras, éste es la energía vital. La preservación y el decaimiento se deben a este elemento. Se diferencia de los otros tres esenciales de la materia en que tiene el poder de regenerarse a sí mismo. También se denomina ‘utu’.

‘Vayo’ es el elemento de la movilidad. Los movimientos son causados por este elemento. El movimiento es considerado como la fuerza o el generador de calor. El movimiento y el calor en la esfera de la materia corresponden respectivamente a la conciencia y al kamma en la esfera de la mente.

Estos cuatro elementos son las unidades fundamentales de la materia y se encuentran invariablemente combinadas con los cuatro derivados, es decir, calor (vanna), olor (gandha), gusto (rasa) y esencia nutritiva (oja).

Los cuatro elementos y los derivados son inseparables e interrelacionados, pero un elemento puede predominar sobre otro; por ejemplo, el elemento de extensión predomina en la tierra, el de cohesión en el agua, el de calor en el fuego y el de movilidad en el aire. Así, la materia consiste en fuerzas y cualidades que están en constante flujo. De acuerdo con el buddhismo un momento de la materia dura 17 momentos mentales.

A los comentaristas les gusta decir que la duración de un momento mental es menor que una millonésima parte del tiempo que dura un destello de luz. La mente, la parte más importante de la compleja maquinaria del hombre, consiste de cincuenta y dos estados mentales. La sensación (vedana) es una; la percepción (sañña) es la otra. Los otros cincuenta restantes se denominan colectivamente actividades volicionales o volitivas (sankhara), una traducción que no cabe exactamente en el significado del término pali. De ellas la volición o ‘cetana’ es el factor más importante. Todos estos estados psíquicos surgen con una conciencia (viññana). De acuerdo con la filosofía buddhista no existe un momento en el cual no se experimente una forma particular de conciencia aferrada a un objeto, ya sea físico o mental. El tiempo de duración de tal conciencia es denominado momento mental. Todo momento mental es seguido de otro. De esta manera, la sucesión de estados mentales contiene un elemento de tiempo. La rapidez en la sucesión de tales momentos mentales es difícil de concebir.

Cada unidad de conciencia consiste de tres instantes (khana). Ellos son surgimiento o génesis (uppada), estático o de desarrollo (thiti) y cesación o disolución (bhanga). Inmediatamente después de la cesación de un momento mental ocurre la etapa de génesis del subsiguiente momento mental. Cada conciencia momentánea de este siempre cambiante proceso de vida, al extinguirse, transmite su energía total y todas las impresiones imborrables almacenadas a su sucesor. Cada nueva conciencia consiste de las potencialidades de sus predecesores junto con algo más. Por lo tanto, hay un flujo continuo de conciencia como un torrente sin interrupción. El subsecuente momento mental no es ni absolutamente el mismo como su predecesor, ya que su composición no es idéntica, ni completamente diferente. Es el mismo torrente de vida. No hay un ser idéntico, pero hay una identidad en proceso.

No se debe entender que la conciencia son pedazos o fragmentos reunidos como los vagones de un tren o de una cadena. Por el contrario, “ella fluye como un río recibiendo de los torrentes tributarios formados por los sentidos, constante aumento de su flujo y siempre dispensando al mundo que lo rodea los pensamientos que ha juntado a propósito”.[2] Su fuente es el nacimiento y la muerte su desembocadura.

Aquí ocurre una yuxtaposición de fugaces estados de conciencia, pero no una superposición de tales estados, como algunos parecen creer. Ningún estado una vez que se ha ido regresa, ninguna identidad con el que se fue antes. Estos estados cambian constantemente sin permanecer ellos mismos por dos momentos consecutivos. La persona mundana, inmersa en la red de ilusiones, confunde esta aparente continuidad con algo eterno y llega al grado de introducir un alma permanente (la supuesta hacedora y observadora de toda acción) en esta siempre cambiante conciencia.

Los cuatro tipos de fenómenos psíquicos combinados con los fenómenos físicos forman los cinco agregados (pañcakkhanda), el complejo compuesto denominado ser vivo. Una individualidad es la combinación de estos cinco agregados.

Nosotros vemos el mar como una enorme extensión de agua, pero esta consiste de innumerables gotas. Un número infinito de partículas de arena constituyen lo que llamamos playa, pero su apariencia es la de una enorme sabana. Grandes olas se forman y se estrellan contra la playa, pero estrictamente hablando, ninguna simple ola viene del profundo y azul mar para perder su identidad sobre la playa. En el cine nosotros vemos una escena en movimiento. Para representar ese movimiento en la pantalla deben aparecer una serie de cuadros momentáneos.

Uno no puede decir que el perfume de una flor depende del pistilo o del color, pues el perfume está en la flor. En la misma forma, una individualidad es la combinación de los cinco agregados.

El proceso total de estos fenómenos psico-físicos que emergen y se extinguen constantemente, es a veces denominado en términos convencionales por el Buddha como ‘yo’ o ‘atta’; pero lo que es así denominado no es una identidad, sino un proceso.

El buddhismo no rechaza totalmente la existencia de una personalidad en sentido empírico. Rechaza un ser que permanece idéntico durante el proceso o una entidad permanente, pero no rechaza una continuidad en proceso. El término filosófico buddhista para designar a un individuo es ‘santati’, esto es, un flujo o continuidad. Este flujo o continuidad sin interrupción de los fenómenos psico-físicos, condicionados por el kamma, que no tienen un origen perceptible en el pasado sin comienzo ni tampoco un final de su continuación en el futuro, excepto por medio del Noble Óctuple Sendero, es el sustituto buddhista de un ego permanente o alma eterna de otros sistemas religiosos.

¿Cómo es posible que exista renacimiento si no existe un alma que renazca? De acuerdo con el buddhismo nacimiento significa el surgimiento de los ‘khandas’, o grupo de agregados. Así como el surgimiento de un estado físico está condicionado por un estado precedente como su causa, de la misma manera, la aparición de estos fenómenos psico-físicos está condicionada por causas anteriores a su surgimiento. El presente proceso de existir es el resultado del deseo de existencia en el nacimiento anterior y el deseo instintivo presente condiciona la vida en el futuro renacimiento.

Así como es posible un proceso en un espacio de vida sin una entidad permanente que pase de un momento mental a otro, de la misma manera una serie de procesos de vida son posibles sin que algo transmigre de una existencia a la otra.

La doctrina buddhista del renacimiento debe  diferenciarse de la teoría de la reencarnación, la cual implica la trasmigración de un alma y su invariable renacimiento material. En el Milindapañha y el Visuddhimagga, el venerable Nagasena y Buddhaghosa han empleado varios símiles para ilustrar la verdad de que nada transmigra de una vida a otra. La analogía de la flama es muy ilustrativa. La vida se compara con una flama, el renacimiento es la transmigración de esta flama de un grupo a otro. La flama de la vida es continua aunque aparentemente existe una interrupción al morir.

Preguntas del Rey Milinda:
-          “Venerable Nagasena, ¿Acontece renacimiento sin nada que transmigre?
-          Sí, oh Rey, el renacimiento tiene lugar sin que nada transmigre.
-          Deme una ilustración, Venerable señor.
-          Suponga, oh Rey, que un hombre fuera a encender una vela con otra vela, ¿Aseguraría usted que la flama ha pasado de una vela a la otra?
-          En verdad, no, Venerable Señor.
-          De la misma forma, oh Rey, ocurre el renacimiento, sin nada que se transmita.
-          Deme otra ilustración.
-          ¿Recuerda, oh Rey, haber aprendido cuando era niño un poema o verso de su maestro de poesía?
-          Sí, Venerable Señor.
-          Aseguraría o juraría, oh Rey, que el verso ha pasado de su maestro a usted?
-          En verdad, no, Venerable Señor.
-          De la misma manera, oh Rey, ocurre el renacimiento, sin que nada se transmita”.
De nuevo el Rey Milinda pregunta:
-          “Venerable Nagasena, ¿Qué es lo que renace en la siguiente existencia?
-          Oh Rey, es mente y cuerpo lo que renace en la siguiente existencia.
-          ¿Es la misma mente y el mismo cuerpo el que nace en la siguiente existencia?
-          Oh Rey, no es este mismo cuerpo y mente el que renace en la siguiente existencia, pero con este cuerpo y esta mente, oh Rey, uno actúa y éste acto puede ser bueno o malo. Debido a este acto otra mente y otro cuerpo renacen en la siguiente existencia.
-          Venerable señor, si esta mente y cuerpo no es el mismo que nace en la siguiente existencia, ¿uno está libre de sus actos malos?
-          Si uno no fuera a nacer en otra existencia, uno se liberaría de sus actos malos, pero, oh Rey, en tanto uno nace en la existencia siguiente, uno no se libera de sus actos malos.
-          Deme una ilustración.
-          Oh Rey, es como si un hombre fuera a tomar un mango perteneciente a otro hombre y el propietario del mango lo atrapara y lo llevara ante el rey y dijera: ‘Este hombre ha robado mis mangos’. Y si el otro respondiera: ‘Señor, yo no robé sus mangos, pues el mango que este hombre plantó es diferente de los mangos que yo tomé. Por lo tanto, yo no merezco ser castigado’. ¿Juraría, oh Rey, que el hombre merecería ser castigado?
-          Seguramente, Venerable Señor, él es merecedor de castigo.
-          ¿Por qué razón?
-          Porque a pesar de lo que él pueda decir, él merecería el castigo por la razón de que los últimos mangos son derivados del primer mango.
-          Exactamente de la misma manera, oh Rey, con esta mente y este cuerpo uno realiza un acto –éste puede ser bueno o malo– y debido a este hecho otra mente y otro cuerpo nace en la existencia siguiente. Por lo tanto, uno no está libre de sus malos actos”.[3]

El Venerable Buddhaghosa elucida este intrincado punto por medio de la analogía del eco, la vela, las impresiones de un sello y las reflexiones en un espejo. Un escritor moderno ilustra este proceso a través de la analogía de una serie de bolas de billar en íntimo contacto. “Si una bola de billar choca con una bola en reposo, la primera se detiene al chocar y la segunda, antes en reposo, se moverá... la primera bola no rebasa a la segunda sino que queda detrás inmóvil; ella muere, pero es innegable el movimiento de esta bola, su ímpetu, su kamma, y ningún nuevo movimiento es creado, el cual renace en la segunda bola”.[4]

De la misma manera, para usar términos convencionales, el cuerpo muere y su fuerza kámmica renace en otro sin que nada transmigre de esta vida a la otra. El último momento mental perece condicionando otro momento mental en la vida subsiguiente. El nuevo ser ni es absolutamente el mismo –ya que él ha cambiado– ni es totalmente diferente. Pero es el mismo torrente de energía kámmica. Hay solamente la continuidad de un flujo de vida particular, sólo eso y nada más.
* * * * *
* Capítulo 29 (What is Reborn? (No-Soul)) del libro The Buddha and His Teachings por Narada Mahathera. Traducción española por Alejandro Córdova. Traducción española con permiso de la Buddhist Publication Society. Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma gratuita. Traducción española ©CMBT 2000. Última revisión sábado 2 de septiembre de 2000. Fondo Dhamma Dana.




[1] Ernst Haeckel (1834-1919). Libro publicado por primera vez en 1899.
[2] Veáse Aung, Shwe Zan y Rhys Davids, C.A.F.Compendium of Philosophy-Introduction, pág. 12. Londres PTS, 1910, 1979.
[3] Veáse Warren, Buddhism in Translations, págs. 234-235.
[4] Dr. Ananda Coomarasvami, Buddha and the Gospel of Buddhism, pág. 106.

jueves, 3 de febrero de 2011

De Su Eminencia Garchen Rinpoche
Un Río que no se puede Congelar

Eres tan afortunado de haber encontrado el Dharma con devoción. La esencia del Dharma son las dos Bodhicittas; la bodhicitta relativa es la mente noble enfocada en los demás; la bodhicitta última es vacuidad –el mirar  tu propia mente. 

Si encuentras difícil el ver tu propia mente, es debido a las obscurecimientos que surgen de las emociones aflictivas. La sabiduría trascendental disipa las emociones aflictivas. Esa sabiduría es la bendición del Lama.  

Para recibir las bendiciones del Lama necesitas el Sol de la devoción, que a su vez da nacimiento a la compasión. Una lágrima con la fuerza de la devoción purifica o disipa una montaña de obscurecimientos. 

Hablando en forma general, el Buddha y los seres sintientes son como el agua de un mismo río. Sin embargo, Buddha, realizó la naturaleza de si mismo y  libre de dudas, vio que todas las actividades del samsara son como un sueño o ilusión. La mente de Buddha es como el espacio mismo, como un río que no puede congelarse. Los seres sensibles, por otro lado, no han realizado su propia naturaleza, y por tanto sus mentes están influenciadas por condiciones, que causan emociones aflictivas. Esto es igual a cuando el agua se enfría  y se vuelve hielo, duro como una roca y ya no puede romperse. 

Si el calor de la devoción y la compasión derriten esta mente congelada, uno realizará que no hay diferencia entre uno mismo y Buddha. Entonces, la única y más importante fuente de bendiciones es la devoción. Es como un puente cruzando sobre cientos de ríos. 

Si miras tu mente justo después de haber experimentado fuerte devoción, esa conciencia, es la causa para lograr la iluminación. Mientras haces esto, mira nuevamente el rostro mismo de esa conciencia. Ella se disuelve en vacuidad –ambos, sujeto y objeto. Un principiante no lo cree, pero esta disolución es la Budeidad. Por consiguiente, Tilopa dijo “Ver nada es la visión suprema.” 

Esto no durará mucho, entonces medita por tiempos cortos, una y otra vez, en una misma sesión. Esto disolverá los obstáculos y mejorará tu meditación.  

Devoción es el único punto esencial. Cuando tu practiques la devoción, visualiza al Lama frente a ti en el espacio como si realmente estuviera residiendo allí. La mente del Lama es Buddha, entonces cuando tu supliques, las bendiciones serán definitivas, y el o la Lama te tendrá en su mente 

(Esta enseñanza fue escrita por Garchen Rinpoche en Gon Gar, Nangchen en Kham, Tibet), en Agosto de 1995 para el miembro de la sangha TMC James Pittard. Ven. Khenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche la tradujo subsecuentemente en Jangchub Ling, Dehra Dun, India en Septiembre, 1995. Esta traducción fue inicialmente publicada en la edición de Dharma Wheel, Spring 1996). Y ahora traducida al español por Juan
Andrés Delmastro de la Sangha Drikung Kagyu de Santiago, Chile, el 23 de Junio del 2004.

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Su Eminencia Garchen Rinpoche  
Enseñanza del 15 de Septiembre del 2001, de Un Río que no se puede Congelar.

(Muchas gracias a  Bernie Simon por el uso de estas notas- Luther Wills-Dudich, TMC webmaster.)

Algunos años atrás cuando estaba en mi monasterio en Tibet, un Americano (James Pittard) me visitó y me pidió enseñanza. Me fue difícil hablar con él pues yo no sabía nada de inglés y el americano no entendía tibetano. Entonces compuse esta oración en tibetano, y se la di. El pasó una semana conmigo en el monasterio. El no sabía como comer comida tibetana como el tsampa y yo tuve que mostrarle. Tuve un buen momento con él. La enseñanza que le di fue traducida posteriormente, pero ha pasado harto tiempo desde que la escribí, y he olvidado de que se trataba esta enseñanza.  (todos en la sala comienzan a reírse muy fuerte!)

Buddha Shakyamuni enseño 84.000 enseñanzas diferentes de acuerdo a los intereses y habilidades de sus discípulos. Hay tres tipos de discípulos, los con grandiosa, mediana y menor habilidad, y Buddha les enseñó a todos en concordancia. Hay algunas enseñanzas para los que son muy inteligentes y que se liberan en esta vida. Para los de mediana capacidad hay enseñanzas que los liberan en la próxima vida o en una vida futura. Y para los de menor capacidad hay enseñanzas que los cuidarán de renacer en los reinos inferiores. Hay un beneficio inmenso en escuchar y practicar el Dharma. Tu no tienes que sentirte descorazonado porque no progrese tu práctica, porque hay muchas capas de obscuraciones. Justo como la nieve profunda toma tiempo en derretirse, aquellos con obscuraciones gruesas verán progreso lentamente. Entonces no te sientas descorazonado.  

La enseñanza del Buddha es que la naturaleza de la mente contiene la semilla de la iluminación. Todos los seres sintientes, incluso el más pequeño insecto es igual en este aspecto. Pero los insectos deben sobrellevar más sufrimiento como resultado de su karma negativo. Hay maneras especiales de salvar a los seres como insectos, por medio de mantras y pastillas de bendiciones que los liberarán de sus sufrimientos.  

Aunque la naturaleza de la mente contenga la semilla de la iluminación, nosotros tenemos muchos sufrimientos. Seres iluminados como Buddha  Shakyamuni están libres del sufrimiento. Las cualidades de los buddhas son vastas, como el espacio o el océano. Nosotros estamos obscurecidos, como una nube, y los seres iluminados están libres, como el espacio. Hay pocos seres iluminados y tantos que son seres ordinarios. Los seres iluminados han realizado la igualdad de nirvana y samsara. Ellos han realizado la inseparabilidad de forma y vacuidad. Pero los seres ordinarios no han realizado esto. Una vez que comprendan la impermanencia y que la mente no puede encontrarse, ellos no tendrán ningún apego a los fenómenos. Cuando no tengan apego, ellos serán liberados del samsara.

En realidad la mente básica de un ser ordinario y Buddha son las mismas. Es como el agua teñida de distintos colores. A pesar de los colores, todas son agua. Similarmente, la mente de los seres ordinarios y los buddhas son la misma. Pero porque buscamos la felicidad todo el tiempo en esta vida y evitamos el sufrimiento estamos unidos a las emociones aflictivas. Así es 
como los seres ordinarios y los buddhas son distintos. 

Las mentes diluidas de los seres ordinarios ven lo que no es real como real. Es como una persona con ictericia que ve una concha blanca como si fuera amarilla. La mente diluida ve los fenómenos como existentes, concretos, y permanentes. Aunque no hay inherencia en la forma, la mente diluida se aferra de la forma como si fuese inherente. 

Hay distintos niveles de personas. Algunos han practicado el Dharma en vidas anteriores. Cuando escuchan las enseñanzas, ellos inmediatamente tienen confianza en ellas, porque sus obscuraciones son pocas. Otros no tienen esta confianza, porque sus obscuraciones son gruesas. Algunos científicos son brillantes, pero no pueden ver la naturaleza de la mente. Solo un ser iluminado como Buddha Shakyamuni puede realmente entender la naturaleza de la mente.

Hay muchas joyas en este mundo, pero solo el dharma es la joya que concede todos los deseos. Puede remover la raíz del sufrimiento. Es por esto que al dharma se lo ve como la joya incomparable. Los tres refugios son Buddha, dharma, y sangha. Los Buddhas fueron una vez como nosotros, pero por medio de su práctica, se han transformado en un refugio para todos los seres y nos muestran el camino para lograr la iluminación. La esencia de todos los métodos para lograr la iluminación es la bodhicitta relativa y última. El refugio del Buddha son los seres iluminados del pasado, presente, y futuro. Sus enseñanzas son el dharma. Y aquellos que escuchan y practican estas enseñanzas son la sangha. De manera que para que la sangha esté 
iluminada, ellos tienen que entender la naturaleza de la mente. El maestro representa los tres refugios, porque la mente del maestro es la de Buddha, su enseñanza es el dharma, y su forma es la sangha.

Los maestros tienen dos tipos de enseñanza, las enseñanzas absolutas y relativas. La enseñanza absoluta es muy sencilla. Solo es entender la naturaleza de la mente. Cuando la mente se comprende, entonces también son todos los fenómenos, porque todos los fenómenos vienen de la mente. Entonces todos los fenómenos son vistos como impermanentes y todos los 
sufrimientos y felicidades son vistos como viniendo de la mente. Cuando tu mires la mente descubrirás la verdad absoluta por ti mismo. Aquellos estudiantes que están listos para practicar las enseñanzas absolutas definitivamente creerán lo que el Buddha ha enseñado. Ellos creerán en las enseñanzas que dicen que la felicidad y el sufrimiento vienen de la mente y que todos lo fenómenos surgen de la mente. Cuando miren sus pensamientos en la meditación, estos desaparecerán. Siendo concientes de los pensamientos de esta forma, no surgirá más karma para ellos. Cuando no surja karma, no habrá ningún sufrimiento. 

Cuando tu entiendas la genuina enseñanza del Buddha removerás tu sufrimiento porque es de las enseñanzas que tu entiendes las verdades de la impermanencia y sufrimiento. Con este entendimiento, una madre verá que su propio hijo es impermanente y que eventualmente morirá. Si el hijo muere de repente, la madre tendrá en cuenta que así es como las cosas son. Pero si la madre piensa en el hijo como si permanentemente existiera y su hijo muriera, la madre sufrirá grandiosamente. La razón por la que no entendemos nuestra mente es que existen muchas capas de obscuraciones. Cuando un bebé nace, el apego y las obscuraciones nacen al mismo tiempo en la mente de la madre.   

Tu tienes que mirar la naturaleza de las obscuraciones y eliminarlas, ya sean ellas avaricia, ira, o ignorancia. Es muy importante saber como se desarrollan las obscuraciones. Si tu no sabes esto, no puedes disiparlas. Yo hablé de la analogía de la madre y su hijo. Primero la madre quiere a su hijo, lo que es una capa, luego la madre ve al hijo como muy bello, lo que es una segunda capa, luego como muy inteligente lo que es una tercera capa. Es como estar atado por una cuerda. Si el niño muere debido a la impermanencia la madre sufrirá grandiosamente. Si sabes como se desarrollan las obscuraciones, puedes ver su naturaleza inmediatamente cuando aparezcan.  

Nuestras mentes son como hielo que está congelado por el frío de las emociones aflictivas. Para poder derretirlo, necesitamos luz solar, que es el cultivo de la bodhicitta. Convencionalmente si tu enemigo te daña, sentirás rabia. Esto es como poner agua helada en el hielo. En una situación como esta es importante el tener conciencia total y cultivar la bodhicitta. 

Si puedes hacer la distinción entre mente y pensamientos, dentro de ese momento puedes estar iluminado. Si ves la naturaleza de la mente y permaneces en esa conciencia estas iluminado. Pero cuando los pensamientos aparecen y fallas en reconocer su naturaleza, te vuelves un ser corriente. Entonces los seres corrientes y los seres iluminados están solo separados por un momento. Entonces primero tu debes conocer la naturaleza de tu propia mente.  

Preguntas & Respuestas.

P: ¿Cuál es la diferencia entre bodhicitta relativa y absoluta?   

R: La bodhicitta relativa esta basada en el entendimiento de causa y efecto y el karma. La bodhicitta absoluta esta basada en ver la naturaleza de las emociones aflictivas. Cuando ves su naturaleza vacua, eso es bodhicitta absoluta. Entonces tú estas más allá de estos conceptos. Causa, efecto y karma no afectan la bodhicitta absoluta porque la bodhicitta absoluta esta más 
allá de los conceptos. Pero hasta que no hayas realizado la bodhicitta absoluta, es necesario que tengas la creencia en las causas, los efectos y el karma. Hasta entonces debes practicar acciones virtuosas. La unidad de la bodhicitta absoluta y relativa vendrá cuando comprendas la vacuidad como la naturaleza de la mente. En ese momento desarrollarás gran compasión por aquellos que no la han visto. Entonces en ese punto la bodhicitta absoluta y relativa se unen.  

P: He meditado por ocho años y un día cuando trabajaba perdí mi cabeza y no supe que hacer por diez minutos. 

R: Tu tienes que continuar con tu práctica de meditación, no puedes empezar y luego parar.  

P: Por favor, díganos un mantra para usar con los animales. 

R: Reciten om mani padme hum. Tu puedes cantar cualquier mantra, pero el mani es la mejor y más fácil forma de practicar. Cuando cantes deberías cantar para disipar el sufrimiento de todos los seres sintientes. Si quieres practicar por aquellos que han muerto en este ataque [los ataques en el Pentágono y el World Trade Center], visualiza a Amitabha y disuelve a todos los seres que han muerto en Su forma. Luego disuelve la forma de Amitabha en la vacuidad y descansa allí. Esa es una práctica muy efectiva. Cuando tu practicas bodhicitta absoluta, tu meditas en la naturaleza de tu propia mente. Milarepa ha dicho que esto madura tu mente ordinaria. Tilopa dice que cuando miras tu mente no hay nada que observar. Esta puede ser una enseñanza familiar para ti, pero aquellos nuevos en el dharma puede que no la hayan oído. Para los principiantes, cuando mediten no deben seguir sus pensamientos, solo reconocerlos. Practicando de esta forma, la experiencia se desarrolla y obtienes un destello de la naturaleza de la mente. 

Si tienes confianza en tu maestro, cuando mires la naturaleza de tu propia mente también puedes pensar en él o ella, o recordar la dulzura de Milarepa. Entonces la devoción y la práctica de reconocer la mente pueden estar juntas. Especialmente en Kagyu, la devoción es enfatizada. Teniendo devoción en el guru, lograrás la iluminación en esta vida. Hay dos tipos de maestros el maestro externo y el reconocer nuestra propia mente. La combinación de estos dos maestros es el mejor maestro. La práctica de reconocer la mente debilitará tus emociones aflictivas, fortalecerá tu compasión y devoción a tu maestro y te guiará a ver la naturaleza de tu propia mente.  

El progreso en la práctica depende de la devoción. Con gran devoción, habrá gran progreso. Si ves a tu maestro como un ser iluminado, recibirás las bendiciones de un ser iluminado. Si lo ves como un ser corriente, recibirás las bendiciones de un ser corriente. Si tu maestro hace un acto negativo y tu solo lo ves como un ser iluminado, tu solo recibirás bendiciones. La mente del maestro y de los seres iluminados están conectadas, aun si el maestro no ha logrado la iluminación completa. Es como la electricidad y un cable. Cuando se ha hecho la conexión, llega la luz. El maestro y el estudiante están conectados de la misma forma. Entonces es importante practicar con devoción al maestro.  Es también importante el hacer un hábito de la práctica, debieras practicar en todo momento trabajando con tus emociones. Tu debieras graduarte como observador desde las pequeñas emociones cuando estés relajado hasta las emociones más fuertes. Cuando tengas éxito en hacer esto, tu habilidad para ver la naturaleza de la mente será como un fuego abrasador y las emociones serán el pasto que solo lo alimenta. Naropa dijo que una vez que estas bien entrenado, no te apegarás a las apariencias. Cosas buenas o malas sucederán pero ellas solo pasaran por tu lado.  

Las obscuraciones no tienen forma visible. Pero aun, hay muchas capas de obscuraciones. Todas estas capas son removidas por la confianza en la causa y efecto y por la práctica y devoción al maestro raíz. Esto disolverá las obscuraciones sin importar la fuerza de ellas. Las obscuraciones se debilitarán y la naturaleza de la mente, que es como un diamante cristalino, brillará. Entonces no necesitarás ningún esfuerzo para verla. Resplandecerá sin esfuerzo. Leyendo la vida de Milarepa se aflojarán tus obscuraciones. También lo hará la práctica de Chenrezig, o cantar el mantra del guru. Hasta ahora nuestra vida ha sido como ver una película que aumenta nuestras obscuraciones. La práctica de Chenrezig es como ver una película que las aminora. Cuando se hayan ido, quedará la iluminación.  

Hasta ahora no hemos practicado la conciencia total. Esa es la razón de nuestras obscuraciones y porque nuestras percepciones se han vuelto diluidas. Ahora es el momento de ser totalmente concientes de nuestros pensamientos y como ellos surgen de manera que nuestras emociones aflictivas se aflojen. De esta forma la conciencia total es como un fuego abrasador. Aunque hayas recibido este método, debido a tendencias habituales pasadas tu no puedes disolver tus emociones. Para hacerlo debieras poner más esfuerzo en tu práctica. Pero en la práctica de la bodhicitta absoluta tu no puedes hacer un esfuerzo, excepto por fortalecer tu devoción. Cuando observas tu mente, la mente debe permanecer natural. No puedes aplicar un esfuerzo. Pero cuando practiques la bodhicitta relativa tu puedes hacer un esfuerzo generando compasión. Desde ahora tu debes tomar la decisión de que la naturaleza de tu propia mente es la iluminación. De manera que esta naturaleza aparezca tu debes esforzarte en practicar la bodhicitta relativa. Es como un antídoto para tus obscuraciones. Es como el calor que derrite el hielo de tus obscuraciones. 

El gran Jigten Sumgon, que es como el Buddha, dijo que la única manera de entender la bodhicitta absoluta es practicando la bodhicitta relativa. Empiezas con la persona que amas más y luego expandes ese amor a tus amigos, a aquellos por los que sientes indiferencia, luego a tus enemigos y por último a todos los seres sintientes. 

Si practicas la bodhicitta relativa esto te liberará del sufrimiento del bardo, porque cuando practicas la bodhicitta relativa todos los seres se vuelven como tu madre y no hay forma de que surjan emociones aflictivas. De esta manera no tendrás miedo del estado del bardo. Verás a todos los seres del bardo como tus madres.  

Si en vez de practicar la compasión tienes ira, esto te guiará al infierno. Cuando tienes ira nunca puedes ser feliz. Incluso influirá tus sueños y tendrás pesadillas. Si tienes ira en el bardo también tendrás malas experiencias. Cuando yo era joven tenía un mal temperamento y tenía sueños horribles. Pero mi maestro raíz me enseñó la compasión y ya no tengo malos sueños.  

Si practicas desapegado será mas fácil continuar esto en el estado intermedio. Si tienes la conciencia total y no sigues tus apegos ahora, cuando estés en el bardo y veas a tus futuros padres, no estarás apegado a ellos y no renacerás en este mundo. La mente es como un caudal que fluye. No se quedará en una taza pero irá donde deba ir. Si no practicas bien tu mente se irá con la corriente. Cuando el vidrio de tu cuerpo sea roto, irá donde deba ir, tal como el agua llegaría donde ha sido derramada. He hablado muchas cosas pero hay dos puntos importantes. 

Primero tu tienes que ver a todos los seres como a tus seres amados. Esto tiene un imenso beneficio, como una joya que concede todos los deseos. Esta es la práctica de la bodhicitta relativa. El segundo punto es la bodhicitta absoluta. Tu tienes que estar conciente de la naturaleza de la mente, sin importar cuantos pensamientos surjan. No te debes distraer por los pensamientos, pero ser conciente totalmente. Todos los desastres son causados por pensamientos erróneos. Los pensamientos erróneos causan desastres cuando eres descuidado. No solo habrán ataques desde el exterior, sino que desde el interior también. Los ataques del interior son las emociones aflictivas. Ayudando a la práctica de reconocer la naturaleza de la mente está la bodhicitta relativa. De todas la emociones, la ira es la peor. Te destruirá a ti mismo y a otros. Entonces tienes que ser cuidadoso. El resultado de la ira es obvio en los ataques recientes. Habrá destrucción sin fin si te involucras en la ira. Si atacas una vez, ellos lo harán dos veces, y así por siempre. Entonces deberías tener conciencia total del resultado de la ira. Piensa que si la ira surge nuevamente es como cometer suicidio.