miércoles, 29 de noviembre de 2017

La meditation budista es relajarse con la verdad
PEMA CHÖDRÖN

Es sólo cuando empezamos a relajarnos con nosotros mismos que la meditación se convierte en un proceso de transformación. La instrucción medular es: permanece... permanece... solo permanece.

Como especie, nunca debemos subestimar nuestra baja tolerancia a la incomodidad. Para animarnos a quedar con nuestra vulnerabilidad es una novedad que sin duda podemos utilizar. La meditación sentada es nuestro apoyo para aprender a hacer esto. En meditación sentada, también conocida como práctica de atención plena –de concienciación- es la base de la formación de la bodhichitta. Es el propio territorio del guerrero bodhisattva.

La meditación sentada cultiva la bondad amorosa y la compasión, las cualidades de la bodhichitta relativa, que se podría definirse como el corazón y la mente completamente despiertos. Esto nos da una manera de acercarse a nuestros pensamientos y emociones y tomar contacto con nuestros cuerpos. Es un método de cultivar la amistad incondicional hacia nosotros mismos y para despedir la cortina de la indiferencia que nos aleja del sufrimiento de los demás. Es nuestro vehículo para aprender a ser una persona verdaderamente amorosa.
Poco a poco, a través de la meditación, empezamos a notar que existen lagunas en nuestro diálogo interno. En el medio de hablar continuamente a nosotros mismos, experimentamos una pausa, como si despertáramos de un sueño. Somos conscientes de nuestra capacidad para relajarse con la claridad, el espacio, la concienciación ilimitada que ya existe en nuestra mente. Experimentamos momentos de estar aquí simplemente sintiendo esto, en forma directa y despejada.
Este regresar a la inmediatez de nuestra experiencia es entrenarse en la bodhichitta incondicional. Al permanecer simplemente aquí, nos relajamos más y más en la dimensión abierta de nuestro ser. Esto se siente como salir de una fantasía y relajarse con la realidad.
Sin embargo no hay ninguna garantía de que la meditación sentada será de beneficio. Podemos practicar durante años sin que esto penetre nuestros corazones y mentes. Podemos usar la meditación para reforzar nuestras creencias falsas: esto nos protegerá del malestar; va a arreglarnos; va a cumplir nuestras esperanzas y eliminar nuestros temores. Esto sucede porque no entendemos correctamente de por qué estamos practicando.

¿Por qué meditamos? Esta es una pregunta que es sabio plantearnos. ¿Por qué aún debemos tomarnos la molestia de pasar tiempo a solas con nosotros mismos?
En primer lugar, nos ayudará a entender que la meditación no es sólo sobre sentirse bien. Pensar que es por esto que meditamos es colocarnos para el fracaso. Asumamos que estamos casi haciendo mal cada vez que nos sentamos: aún el meditador más resuelto experimenta dolor psicológico y físico. La meditación solo nos hace estar como somos, con nuestra confusión y nuestra cordura. Esta aceptación total de nosotros mismos como somos se llama maitri, una relación simple y directa con nuestro ser.
No es útil tratar de arreglarnos nosotros mismos. Implica lucha y autodenigración. Denigrarnos es probablemente la principal manera de ensombrecer la bodichita.
¿No tratar de cambiar significa que tenemos que permanecer enojados y adictos hasta el día que morímos? Esta es una pregunta razonable. Tratar de cambiarnos nosotros mismos no funciona a largo plazo porque estamos resistiendo a nuestra propia energía. La superación personal puede tener resultados temporales, pero la transformación duradera ocurre solamente cuando nos honramos como la fuente de sabiduría y compasión. Estamos, como el maestro budista del siglo ocho que Shantideva señala, en mucho como un ciego que encuentra una joya enterrada en un montón de basura. Está aquí en nuestro mal olor de las cosas que en nosotros descubre el corazón despierto de claridad básica y bondad, la mente completamente abierta de la bodhichitta.
Es sólo cuando empezamos a relajarnos con nosotros mismos como somos que la meditación se convierte en un proceso de transformación. Cuando nos relacionamos con nosotros mismos sin moralizar, sin dureza, sin engaño, finalmente alejarnos de los patrones dañinos. Sin maitri, la renuncia de los viejos hábitos se vuelve abusiva. Este es un punto importante.

Hay cuatro cualidades principales que se cultivan cuando meditamos: constancia, visión clara, experimentar la angustia emocional y la atención al presente. Estos cuatro factores se aplican no sólo a la meditación sentada, sino que son esenciales a todas las prácticas de la bodhichitta y para relacionarse con situaciones difíciles en nuestra vida cotidiana.
Constancia
Cuando practicamos la meditación estamos fortaleciendo nuestra capacidad de ser firmes con nosotros mismos. No importa lo que surja – dolor a los huesos, aburrimiento, quedarse dormido o más pensamientos y emociones salvajes -- desarrollamos una lealtad con nuestra experiencia. Aunque muchos meditadores lo consideran, no corremos gritando fuera de la habitación. En cambio, reconocer ese impulso como pensamiento, sin etiquetarlo como correcto o no. Esta no es una tarea pequeña. Nunca subestimar nuestra inclinación a huir cuando nos sufrimos.
Nos animamos a meditar todos los días, incluso por un corto tiempo, con el fin de cultivar esta firmeza con nosotros mismos. Nos sentamos bajo todo tipo de circunstancias, si nos sentimos sanos o enfermos, si estamos de buen humor o depresivos, si sentimos que nuestra meditación va bien o se está cayendo completamente a pedazos. Mientras nos sentamos continuamente  vemos que la meditación no se trata de conseguir o alcanzar un estado ideal adecuado. Se trata de ser capaces de permanecer con nosotros mismos. Se vuelve cada vez más claro que no vamos a liberarnos de los patrones autodestructivos si no desarrollamos una comprensión compasiva de lo que son.
Un aspecto de constancia es sencillamente estar en nuestro cuerpo. Debid a que la meditación funciona poniendo énfasis en tu mente, es fácil olvidar que aún tienes un cuerpo.
Cuando te sientas es importante relajarte en tu cuerpo y ponerte en contacto con lo que está sucediendo. Comenzando de la parte superior de la cabeza,puedes pasar unos minutos trayendo a la conciencia cada parte de tu cuerpo. Cuando se llega a lugares que están sufriendo o están tensos, puedes inspirar y espirar tres o cuatro veces, manteniendo tu conciencia en esa área. Al llegar a la planta de los pies te puedes detener, o si lo deseas, puedes repetir este barrido del cuerpo yendo de abajo hacia arriba. Entonces en cualquier momento durante tu período de meditación, puedes sintonizarte rápidamente en la sensación general de estar en tu cuerpo. Por un momento puedes traer a tu consciencia directamente a estar aquí. Estás sentado. Hay sonidos, olores, visiones, dolores; estás inspirando y expirando. Puedes reconectarte con tu cuerpo igual cuando esto te ocurre, tal vez una o dos veces durante una sesión sentado. Entonces retorna a la técnica.

En la meditación descubrimos nuestra inquietud inherente. A veces nos levantamos y salimos. A veces nos sentamos allí pero nuestros cuerpos se agitan y retuercen y nuestras mentes van muy lejos. Esto puede ser tan incómodo que creemos que es imposible permanecer. Sin embargo este sentimiento nos puede enseñar no sólo acerca de nosotros mismos sino también sobre lo que es ser humano. Todos nosotros obtenemos seguridad y comodidad del mundo imaginario de recuerdos, fantasías y planes. No queremos realmente permanecer con la desnudez de nuestra experiencia presente. Va contra la veta de estar presente. Hay veces cuando sólo la amabilidad y un sentido del humor nos pueden dar la fuerza para calmarnos.
La instrucción medular es, permanecer... permanecer... solo permanecer. Aprender a permanecer con nosotros en meditación es como entrenar a un perro. Si entrenamos un perro golpeándolo, terminaremos con un perro obediente pero muy inflexible y más bien aterrorizado. El perro puede obedecer cuando decimos, " ¡Permanece!" "¡Ven!" "¡Rueda!" y "¡Siéntate!", pero también estará neurótico y confundido. Por el contrario, el entrenamiento con bondad resulta en alguien que es flexible y seguro, que no se disgusta cuando las situaciones son impredecibles e inseguras.
Así que cuando vagamos fuera, suavemente nos animamos a "permanecer" y establecernos. ¿Estamos experimentando inquietud? ¡Permanece!¿Mente discursiva? ¡Permanece! ¿Están fuera de control el miedo y la aversión? ¡Permanece! ¿Dolor de rodillas y punzadas en la espalda? ¡Permanece! ¿Qué hay para el almuerzo? ¡Permanece! ¿Qué estoy haciendo aquí? ¡Permanece! ¡No puedo soportar esto un minuto más! ¡Permanece! Esto es cómo cultivar la firmeza.

Visión clara
Después hemos estado meditando durante un tiempo, es común sentir que estamos retrocediendo algo entonces despertamos. "Hasta que comencé a meditar, todo estaba colocado; ahora me siento como si siempre estuviera inquieta." "Yo nunca solía sentir ira; ahora viene todo el tiempo." Podríamos quejarnos que la meditación está arruinando nuestra vida, pero de hecho tales experiencias son una señal de que estamos empezando a ver con más claridad. A través del proceso de practicar la técnica día tras día, año tras año, comenzamos a ser muy honestos con nosotros mismos. Ver claro es otra forma de decir que tenemos menos autoengaño.
El poeta beat Jack Kerouac, sintiéndose preparado para un avance espiritual, escribió a un amigo antes de que él se retirara al desierto: "Si no consigo una visión en el pico de la Desolación, entonces mi nombre no es William Blake." Pero él escribió más adelante que encontró difícil enfrentar la verdad desnuda. "Pensé, en junio cuando llegue a la parte superior - y deje a todo el mundo- estaré cara a cara con Dios o Tathagata (Buddha) y averiguar de una vez por todas cuál es el significado de esta existencia y sufrimiento, pero en su lugar estuve cara a cara conmigo mismo, sin licor, sin drogas, sin ninguna posibilidad de fingir, sino cara a cara con el odioso... yo".
La meditación requiere paciencia y maitri. Si este proceso de visión clara no está basado en la auto compasión será un proceso de auto agresión. Necesitamos auto compasión para estabilizar nuestras mentes. La necesitamos para trabajar con nuestras emociones. La necesitamos para permanecer.


Cuando aprendemos a meditar, somos instruidos en sentarnos en cierta posición sobre un cojín o silla. Somos enseñados a estar solo en el momento presente, conscientes de nuestra respiración como va. Somos instruidos de que cuando nuestra mente ha vagabundeado, sin dureza o cualidad de juzgamiento, debemos reconocer esto como "pensar" y volver a la exhalación. Nos entrenamos en volver a este momento de estar aquí. En el proceso de hacerlo, nuestra confusión, nuestro asombro, nuestra ignorancia, empiezan a transformarse en visión clara. El "Pensar" se vuelve una palabra clave para ver "tal cual es" — tanto nuestra claridad como nuestra confusión. No estamos tratando de librarnos de los pensamientos. Más bien estamos viendo claramente nuestros mecanismos de defensa, nuestras creencias negativas sobre nosotros mismos, nuestros deseos y nuestras expectativas. También vemos nuestra bondad, nuestra valentía, nuestra sabiduría.
A través del proceso de practicar la técnica de la atención plena-concienciación en una base regular, ya no podemos esondernos más de nosotros mismos. Vemos claramente las barreras que colocamos para protegernos de la experiencia desnuda. Aunque aun estamos asociados a las murallas que hemos erigido con seguridad y comodidad, también comenzamos a sentirlas como una restricción. Esta situación claustrofóbica es importante para un guerrero. Marca el inicio de un abhelo por una alternativa a nuestro mundo pequeño, familiar. Comenzamos a buscar ventilación. Queremos disolver las barreras entre nosotros y los demás.
Experimentar nuestra angustia emocional
Mucha gente, incluyendo practicantes de larga data, emplea la meditación como un medio de escape de las emociones difíciles. Es posible usar indebidamente la etiqueta de”pensar” como una manera de echar lejos la negatividad. No importa cuánto tiempo hemos sido instruidos para estar abiertos a cualquier cosa que surja, aún podemos usar la meditación como represión. La transformación ocurre solo cuando recordamos, respirar al respirar, año tras año, moverse hacia nuestra angustia emocional sin condenar o justificar nuestra experiencia.


Trungpa Rinpoche describe la emoción como una combinación de la energía auto existente y los pensamientos. La emoción no puede proliferar sin nuestras conversaciones internas. Si estamos enojados, cuando nos sentamos a meditar, se nos instruye a rotular los pensamientos como "pensar" y a dejarlos ir. Sin embargo, a continuación algo de los pensamientos permanece — una energía vital, palpitante. No hay nada de malo, nada perjudicial sobre esa energía subyacente. Nuestra práctica está para permanecer con ella, a experimentarla, a dejarlo como es, sin proliferación.
Hay ciertas técnicas avanzadas con las que intencionalmente puedes batir las emociones al pensar en personas o situaciones que te causan enojo o lujuria o miedo. La práctica es dejar que los pensamientos se vayan y conectarse directamente con la energía, preguntándote: ¿Quién soy yo sin esos pensamientos?" Lo que hacemos con la práctica de atención plena-conciencia es más simple que eso, pero me parece igualmente audaz.
Cuando la angustia emocional surje sin ser invitada, dejamos ir la trama y permanecemos con la energía de ese momento. Se trata de una experiencia sentida, no un comentario verbal sobre lo que está sucediendo. Podemos sentir la energía en nuestros cuerpos. Si podemos mantenernos con esta, ni actuando ni reprimiéndola, nos despierta. A menudo la gente dice: "Me quedo dormido todo el tiempo en la meditación. ¿Qué haré?" Hay un montón de antídotos para la somnolencia, pero mi favorito es: "¡Enójate!".
No permanecer con nuestra energía es un hábito humano predecible. Accionar y reprimir son tácticas que utilizamos para alejarnos de nuestro dolor emocional. Por ejemplo, la mayoría de nosotros cuando estamos enojados gritamos o actuamos. Alternamos expresiones de rabia con la sensación de vergüenza de nosotros mismos y nos regodeamos en ello. Nos quedamos así pegados a conductas repetitivas que nos volvemos expertos en conseguir todo sus estados. De este modo continuamos fortaleciendo nuestras emociones conflictivas.


Una noche hace años me encontré con mi novio abrazando apasionadamente a otra mujer. Estábamos en la casa de un millonario que tenía una valiosa colección de cerámica. Estaba furiosa y busca algo para tirar. Todo lo que tomaba tenía que volver a poner en su lugar porque valía por lo menos $10.000. Estaba completamente enfurecida ¡y no podía encontrar una salida! No había escape de experimentar mi propia energía. Lo absurdo de la situación cortó totalmente a través de mi rabia. Salí afuera y miré al cielo y reí hasta que lloré.
En el budismo vajrayana se dice que la sabiduría es inherente en las emociones. Cuando luchamos contra nuestra propia energía, estamos rechazando la fuente de sabiduría. La cólera sin fijación no es otra cosa que la sabiduría como espejo. El orgullo y la envida sin fijación son experimentadas como ecuanimidad. La energía de la pasión cuan está libre de aferramiento es conciencia de sabiduría discriminatoria.
En el entrenamiento de la bodhichitta también damos la bienvenida a la energía vívida de las emociones. Cuando nuestras emociones se intensifican, lo que generamente sentimos es miedo. Este miedo siempre está al acecho en nuestras vidas. En la meditación sentada practicamos la caída de cualquier historia que nos estamos diciendo a nosotros mismo y apoyándonos en las emociones y el miedo.  De esta manera nos entrenamos en abrir el corazón temeroso de la inquietud de nuestra propia energía. Aprendemos a permanecer con la experiencia de nuestra angustia emocional.
Atención al  momento presente
Otro factor que cultivamos en el proceso transformador de la meditación es la atención de este momento real. Optamos, momento a momento, estar plenamente aquí. Prestar atención de mente y cuerpo a nuestro momento presente es una manera de estar amablemente hacia uno mismo, hacia otro y hacia el mundo. Esta cualidad de atención es inherente en nuestra capacidad de amar.


Volver al momento presenta toma algún esfuerzo pero el esfuerzo es muy liviano. La instrucción es de “tocar e irse”. Tocamos los pensamientos al reconocerlos como pensar y los dejamos ir. Esto es una manera de relajar nuestra lucha, como tocar una burbuja con una pluma. Es una acercamiento no agresivo de estar aquí.
Algunas veces encontramos que nos gustan tanto nuestros pensamientos que no queremos dejarlos ir. Espectando nuestro video personal es un tanto más entretenido que traer nuestra mente de regreso a casa. Es indudable que nuestro mundo de fantasía puede ser muy juicioso y seductor. Por lo tanto nos adiestramos en emplear un esfuerzo “suave” en interrumpir nuestros patrones habituales; nos entrenamos en cultivar la auto compasión.
Practicamos meditación para conectarnos con maitri y la apertura incondicional. Al no bloquear nada deliberadamente, al tocar directamente nuestros pensamientos y luego dejarlos ir con una actitud de sin gran trato, podemos descubrir que nuestra energía fundamental es amable, saludable y fresca. Podemos empezar a entrenar como un guerrero, descubrir para nosotros que esto es bodhichitta, sin confusión, que es fundamental.


Versión al español Miguel Norbu Gyatso

¿Estamos realmente meditando?

ELIZABETH MATTIS-NAMGYEL

Combinación de fotos de Liza Matthews.

¿Qué es la práctica de la meditación? ¿Cuándo estamos realmente practicando y cuándo vamos apenas a través de los movimientos, en asunciones no reflexionadas sobre la práctica? A menudo pregunto me hago estas preguntas para que no sucumba a la vaguedad espiritual y porque quiero que mi práctica siga creciendo.
El propósito de la meditación es desarrollar una relación sana a experimentar. Las luchas que tenemos en la vida – apagarse, encerrarse, sentirse abrumado y todos los apegos neuróticos – surgen de la confusión que albergamos sobre cómo relacionarse con la rica energía de la mente. Cuando comemos, ingerimos, procesamos y eliminamos los alimentos. Pero ¿cómo digerimos nuestra experiencia? Esto no es muy claro.
Como meditadores miramos en la mente y su actividad. Cuando comenzamos a practicar, a menudo nos sentimos sorprendidos: “No caía en cuenta que mi mente era ¡tan salvaje e ingobernable!” Hasta los practicantes experimentados se quejarán: “He estado practicando por treinta años ¡pero mi mente aún está loca!” Es frecuente que veamos la experiencia como un problema. Así, ¿cómo trabajamos con esto? ¿Hay una manera de disfrutar la actividad de la mente? ¿Cómo conseguir que la práctica nos traiga una relación saludable con nuestro mundo? La meditación pone estas cuestiones al frente y al centro.
Los métodos solos no son la práctica
Consideramos a la meditación como el acto de sentarse en posición loto, recitar un mantra, visualizar o enfocarse en la respiración. Estos método hábiles nos ayudar a navegar en nuestro mundo. Mantienen nuestro cuerpo erguido y nuestra energía fluyendo, y lo más importante, pueden ayudar a guiarnos a alejarnos de nuestras tendencias habituales.
A veces, solo siguiendo la técnica de meditación nos llevará a un momento de claridad, cuando experimentamos una sensación de liberación. No quiero decir “¡¡¡LIBERACIÓN!!!” de manera algo pretenciosa. Sino solo que podemos disfrutar un momento en el que la mente deja de tratar de fijar o impulsar las cosas, lo que permite abrirnos a una mayor forma de ser.
Y sin embargo, sabemos que a veces podemos aplicar técnicas de práctica sin realmente "practicar" en absoluto. En esos momentos, tales métodos no tocan nuestras tendencias habituales y nos encontramos dejando a nuestras maneras habituales de relacionarse con la mente, como el perderse en el impulso de los pensamientos y las emociones o en rechazarlos. Podemos pasar mucho tiempo deseando ser alguien en otro lugar, tener una experiencia diferente en otro lugar. Podemos encontrarnos queriendo o no queriendo, aferrándonos o rechazando, hasta cuando nos sentamos en el cojín.
Las distintas herramientas de la práctica de meditación nos pueden poner en un reducto de decisión. Cuando colocamos  nuestro cuerpo en postura de meditación, recitamos un mantra o seguimos la respiración, nos dotamos de una estructura de apoyo en la visualizamos la mente y sus distracciones. A menudo olvidamos que este “ver” es una realización poderosa y necesaria en sí y de sí. De hecho, es el punto de partida de nuestro camino.
A veces, sin embargo, en lugar de apreciar nuestros descubrimientos a través del camino, nos reforzamos contra ellos y contra nuestra experiencia. Cuando esto sucede, perdemos la condición de los métodos de práctica, que están diseñados para traernos a una relación sana con nuestra experiencia. Como dijo el gran maestro budista tibetano Tilopa a su discípulo Naropa: "Hijo, no se trata de las experiencias mismas que te obligan, sino de la manera que te aferras a ellas y las rechazas."
Nosotros podemos recitar plegarias, sentarnos erg uidos u observar la respiración, ¿pero realmente estamos trabajando con nuestras mentes? ¿Nuestra práctica está tocando y transformando nuestras tendencias habituales de aferramiento y de rechazo? Estas cuestiones acerca de cómo aplicar la práctica momento tras momento son profundamente personales. Necesitamos preguntarlas continuamente, porque si pensamos que meditación significa simplemente aplicar una técnica, nunca podremos experimentar la liberación que puede traer la verdadera práctica. Finalmente, podemos concluir que la práctica no funciona, que hemos desperdiciado nuestro tiempo y que vamos a volver al mundo real. Pasa.
Siendo valientes
Decimos que los grandes yoguis del pasado, como Milarepa, Yeshe Tsogyal y Bodhidharma, pasaron años practicando austeridades, tales como sentarse desnudo en cimas nevadas y cortarse los párpados para no dormirse en la meditación.
Como practicantes luchamos con nuestra experiencia, por lo que podemos empezar a asociar meditación con sufrimiento. Incluso podemos ver esta lucha como estar purificando el karma, suponiendo que a menos que estemos incómodos, realmente no estamos practicando. Cuando tenemos a esas nociones sobre la práctica, nuestro sufrimiento crece cada vez más real junto con el "no-querer" que sentimos hacia lo desagradable de todo esto.
El Buddha, en su primera enseñanza, dijo, "Hay sufrimiento." A veces interpretamos erróneamente que esto significa que estamos condenados a sufrir. Tomo las palabras del Buddha como una invitación a practicar la no violencia hacia mi mundo interno y externo. En esta declaración sencilla pero poderosa, el Buddha sugiere que el sufrimiento no es algo que podemos solucionar, ignorar o eliminar. Más bien, está dando a entender que la práctica proporciona la capacidad de hacernos lo suficientemente grande como para incluir tanto el dolor como la belleza de la condición humana — no sólo nuestra sino también la de los demás.
Nuestra capacidad de dar testimonio de sufrimiento, sin alejarlo o conseguir abrumarnos, está ligada a la liberación. ¿Cuál es la experiencia antes de asustarnos de esto, tratar de dominarlo o manipularlo? Esta es la pregunta para los practicantes.
El paso de "estoy sufriendo" a "hay sufrimiento" permite que el dolor de la condición humana nos toque y libere nuestra más profunda sabiduría y compasión. De esta manera, los grandes practicantes del pasado han experimentado lo que podríamos llamar sufrimiento como una especie de empoderamiento feroz.
No es como pagar impuestos
Si nuestra práctica consiste en ser valientes, vendrá un momento cuando sintamos que hemos sufrido lo suficiente. Podemos decidir darlo todo e ir a danzar, como si la práctica y el disfrute estuvieran enfrentados. En su libro Las palabras de mi maestro perfecto, Patrul Rinpoche dice que a menudo practicamos "como si pagaramos impuestos." Realmente solo queremos llegar a casa después del trabajo y ver la TV, pero sentimos que debemos meditar.
Esto plantea una importante pregunta: "¿Qué es el verdadero disfrute? Mi maestro, Dzigar Kongtrul Rinpoche, una vez definió la dicha como "la ausencia de aferramiento y de rechazo". Si esto es así, el disfrute podría ser una buena manera de definir la "práctica".
El propósito de la práctica de la meditación es disfrutar de la vitalidad natural de la mente; la práctica no es algo que debemos hacer con un sentido de deber u obligación. ¿Para quién estamos practicando? ¿Para el maestro? ¿Estamos haciendo esto para que no ir al infierno? ¿Para ser buenos? En todo caso ¿Quién es el árbitro de lo 'bueno'? El punto de la práctica no es ser bueno, sino aprender como estar a gusto con nuestra experiencia y disfrutar profundamente nuestra mente y nuestra vida.
Experiencias breves
A veces conocemos a un maestro, escuchamos una enseñanza o  tenemos una experiencia, tal vez en la naturaleza, que nos despierta. De repente se detiene la mente habitual, y disfrutamos de un momento de asombro o de apertura. Estas experiencias nos recuerdan que hay vida más allá del aferramiento y del rechazo.
Pero cuando tratamos de mantener tales experiencias breves, una vez más nos encontramos que nos transportamos al mundo condicional de preferencias con su "deseo" y "no-deseo," esperanzas y temores. Esto es donde vivimos habitualmente, metidos en lucha contra el mundo.
Hay un dicho en las enseñanzas de entrenamiento de la mente: "Renunciar a toda esperanza de fruición". Las personas a menudo interpretan esto como que significa que no hay ningún lugar de descanso para el practicante. Lo que realmente significa es que cuando nos aferramos a experiencias positivas, caemos en la mente ordinaria. La libertad es todo lo contrario. Surge de valorar toda la experiencia y permanecer abierto a la vida en todo su dolor y alegría.
Sin limitación física
Cuando la gente va por primera vez a un retiro, tienen una relación torpe o incómoda con la experiencia de límites. Con frecuencia se distraerán de la práctica de la meditación al tratar de comunicarse con otros o al encontrar cosas "interesantes" que hacer. Algunos renunciarán a experimentar y tratarán de crear un escudo protector a través de mantenerse en una manera rígida y contraída. Estos dos estilos de relacionar a la experiencia son expresiones una vez más de aferramiento y rechazo. Indican que no sabemos cómo estar con nuestra experiencia de manera fácil, agradable e inteligente — en un modo de práctica.
Durante un retiro prolongado donde un pequeño grupo de nosotros practica en cabañas separadas en el mismo lugar de retiro, me encontré temiendo nuestras ocasionales sesiones de práctica de grupo y tratando de evitar a mis compañeros participantes en el grifo de agua. Cada vez que alguien caminaba delante de mí sentía mi mente y mi cuerpo tensos.
Un día vi a una persona que no reconocí caminando hacia mí en el sendero y salté hacia los arbustos. Mi maestro, que estaba parado cerca, juguetonamente se burló de mí, diciendo: "¡Esto no es una manera digna de actuar para un practicante!" Yo sabía que él tenía razón.
Tener que lidiar con mi confusión alrededor de los límites finalmente me obligó a hacer algunas preguntas muy profundas y esenciales sobre la práctica: ¿Dónde está el límite verdadero de la práctica? ¿Dónde está la entrada y como paso a través de ella?
A veces pensamos equivocadamente acerca de la práctica de la meditación como permanecer dentro del contenedor protector de un entorno físico, como un retiro o siguiendo un horario establecido o preceptos. Mientras estos actúan como límites de nuestra práctica, hay un límite más sutil que tiene que ver con cómo mantenemos nuestra mente orientada hacia la práctica.
La gente a menudo habla sobre los desafíos de salir del retiro. Dicen que al volver a entrar en su vida ordinaria, su mente ya no se siente protegida por o conectado a su práctica de meditación. Esto es porque confundimos el límite externo de la práctica en sí, cuando en realidad el límite de la práctica no es algo externo a nosotros, sino que tiene que ver con cómo nos relacionamos con la rica experiencia de nuestros mundos internos y externos.
El límite físico y los preceptos que definen la estructura de nuestro retiro sirven de ayudas imprescindibles para la práctica de retiro. Nos mantienen dentro de los límites sanos de nuestra intención, que es encontrar nuestro verdadero lugar de reposo más allá del aferramiento y del rechazo. Pero no son la propia práctica.
Valorar toda experiencia
Si la práctica no es sólo una técnica o algo que puede ser identificado por fronteras físicas y experiencias breves, entonces, ¿cómo sabemos cuándo estamos practicando y cuando no lo estamos? Creo que tenemos que buscar en la actitud fundamental que damos a nuestra experiencia. ¿Estamos valorando toda lo que experimentamos? ¿O estamos sucumbiendo a nuestras tendencias habituales de reforzarnos contra lo que no nos gusta y aferrarnos a lo que encontramos agradable?
La práctica proporciona una oportunidad para dar testimonio de dichos lapsos sin juzgarlos. En lugar de estar desalentados, podemos apreciar la potencia de nuestra capacidad de discernir: ¿Qué es la práctica? ¿Qué no es la práctica? Esta es una parte crucial de nuestra investigación y el comienzo de responder a nuestra experiencia sin agresividad.
Nuestra capacidad para aceptar nuestra humanidad con todas sus luchas, comprensiones y confusiones aumenta nuestra capacidad para contemplar tanto la belleza como el sufrimiento que encontramos en el mundo. Esto da lugar a la audacia, la compasión, la visión penetrante y a una apreciación tanto de nosotros mismos como de los demás. Porque nos sentimos menos intimidados por nuestra mente y nuestro mundo, podemos caminar por la vida con gracia y serenidad. Nuestra relación con el mundo que nos rodea es menos reactiva y más receptiva.
Para estar en una relación sana con nuestra experiencia, nuestra vida, nuestro mundo, necesitamos aprender a digerir la experiencia — para permitir que la vida nos toque, nos nutra y mueva a través de nosotros en lugar de reaccionar ante esto con tanta fijación y preferencia. Esto significa que debemos encontrar una forma de ser que esté más allá del aferramiento y el rechazo. Sólo entonces podemos disfrutar de nuestra humanidad en toda su plenitud. ¿Y no es esto el asunto de la meditación?
Elizabeth Mattis-Namgyel es una maestra de la tradición Vajrayana y estuvo seis años en retiro solitario. Es  autora de The Power of an Open Question.

domingo, 12 de noviembre de 2017

CANCIÓN DEL PROFUNDO

QUÍNTUPLE CAMINO DEL MAHAMUDRA
(final)


Mahamudra

Si de la expansión como cielo de la naturaleza de la mente
Las nubes del pensamiento conceptual no son alejadas,
Los planetas y estrellas de las dos sabidurías no brillarán.
Encárgate, por tanto, de esta mente sin concepto.

Este verso contiene la presentación del mismo mahamudra. La frase de la expansión como cielo se refiere al espacio, libre de toda limitación, como una metáfora para nuestra mente, libre de toda ilusión. Cielo o espacio no tiene demarcaciones, límites o forma física, pero es sin embargo el fundamento para todas las formas, hasta planetas, galaxias y estrellas. El cielo no depende de los elementos, pero los cuatro elementos dependen del quinto elemento de espacio. El azul del cielo no es el cielo mismo. Llamamos a este color azul “un ornamento del cielo”. Ni las nubes son el cielo. Podemos ver el cielo pero no hay palabras para describir este espacio ilimitado. Aunque el espacio en sí mismo es libre de cualquier forma, color, condición, etc. nada puede manifestarse o funcionar sin el espacio. Todos los fenómenos se manifiestan desde el espacio y se disuelven de nuevo en el espacio como nubes.

Es lo mismo para nuestra mente. Tanto en el samsara como en el nirvana, todas las experiencias, proyecciones y objetos son solo el movimiento diestro de la reproducción de la mente. La mente búdica es la base desde la cual todas las experiencias se manifiestan. Nuestro cuerpo, los cinco skandas, los doce vínculos de interdependencia, los dieciocho elementos y todos nuestros pensamientos positivos y negativos se manifiestas desde este estado.  Todos dependen de la naturaleza búdica pura, pero la naturaleza búdica no depende de ellos. Es totalmente libre y sin límites. Sin embargo, en principio no tenemos idea de lo que se parece nuestra mente; no podemos ver esto porque estamos tan perdidos en la ilusión.

Cuando las nubes cubren el cielo, no podemos ver la naturaleza pura del es-pacio. De igual manera, cuando los pensamientos conceptuales ocupan la mente, no podemos ver la naturaleza pura de la mente. Para comprobar si esto es verdad, podemos meditar hasta que la mente se vuelva relajada y pacífica, entonces hay un ambiente para desarrollar compasión, amor y bodhicitta. Pero cuando nuestra mente está ocupada por los pensamientos conceptuales y los pensamientos negativos, no hay espacio para desarrollar las buenas cualidades. Nuestra mente se vuelve llena de sufrimiento y no podemos desenredarnos de la confusión. Enfocando la atención en un pensamiento negativo pequeño puede dar lugar a otro pensamiento negativo y luego a otro, hasta que la mente está plenamente ocupada con emociones perturbadoras. Es igual como cuando vemos el cielo lleno con una pequeña nube tras otra hasta que el cielo entero queda bloqueado a la visión. Cuando nuestra mente pone énfasis en los pensamientos positivos, calmos y relajantes, no deja espacio para que surjan los pensamientos negativos. Entonces podemos mantener una mente armoniosa, pacífica, independiente de las condiciones externas. Esto se vuelve un asunto de cuánto nos habituamos a las enseñanzas del Dharma.

La meditación Mahamudra comprende cuatro yogas progresivos. El primero, el estado de una mente fija en un punto, abarca nueve etapas en el mundo del deseo, cuatro en el mundo de la forma y cuatro en el mundo sin forma. Ninguno de los cuatro estados meditativos del mundo de la forma es un fundamento perfecto para la visión penetrante especial. El segundo, libre de elaboración, ocurre cuando la mente está en un estado de absorción total o equilibrio. Esto crea una excelente oportunidad de comprender la naturaleza total de la vacuidad. Este estado es llamado “libre de elaboración”. El tercero, un solo sabor, consiste del equilibrio y la visión penetrante especial concurrentes. El que continúa en esta práctica con atención consciente experimentará la naturaleza vacua del samsara y del nirvana, del sufrimiento y la dicha, que no pueden ser diferenciadas. El cuarto, la no meditación, es la continuación del equilibrio y de la visión penetrante especial concurrentes, en el que ellos están plenamente perfectos. Entonces la mente es completamente revelada en la luminosidad que todo lo impregna. No hay sesión de meditación que pueda ser distinguida de la pos meditación, así se puede decir que el dharmakaya o iluminación ha sido alcanzada.

En este contexto de estas cuatro etapas de yoga, la práctica del mahamudra es con frecuencia explicada en términos de fundamento, camino y fruición. El fundamento mahamudra es la naturaleza búdica que tiene cada ser sensible. Si ellos realizan esto o no, el potencial para iluminarse intrínsecamente impregna a todos. Por su naturaleza, la inseparabilidad del samsara y el nirvana es no elaborada.  Es la misma naturaleza búdica con la que todos los seres sensibles están dotados de manera inherente. Cada individuo debe reconocer este potencial, la posibilidad de iluminarse, y entonces practicar el camino del mahamudra para ayudarnos a realizar este estado. Esto abarca las prácticas de purificación que nos ayudan a eliminar las contaminaciones adventicias. Así, sirve para purificar nuestras obscuraciones, reunir las dos acumulaciones y la perfecta sabiduría. A través de estos pasos, uno logrará la fructificación del mahamudra, que es el resultado de estas prácticas, el logro de la budeidad.

El fundamento del mahamudra. El fundamento del mahamudra comparte la misma naturaleza como el samsara y el nirvana. Por ejemplo, el cielo tiene la misma naturaleza, sea nublado o libre de nubes. El cielo mismo está libre de contaminación y obstrucción. Esto también es verdad para el samsara. Si investigamos empíricamente el samsara, no podemos encontrar algún fenómeno permanente, ni aun tanto como una partícula sub atómica de arena. Los seres sensibles están confusos sobre la naturaleza del samsara, tanto en su as-pecto físico como en su aspecto mental, debido a su ignorancia fundamental. Pero esta ignorancia en sí no tiene base legítima. A veces la ignorancia y las aflicciones parecen ser muy poderosas y reales, pero si aplicamos sabiduría y las investigamos en el contexto de la vacuidad, encontramos que ellas no tienen hasta ni una traza de existencia firme. Ellas son manchas adventicias, como nubes en el cielo. Por lo que, sea si alcanzamos la budeidad o permanecemos como seres sensibles en el samsara, la naturaleza de luminosidad de la mente no es diferente. Si comprendemos este fundamento, seremos inspira-dos para ir por el camino que puede purificar todas las obscuraciones y revelar la naturaleza absoluta de la iluminación, la paz total.

Camino del mahamudra. Con la inspiración y guía de un auténtico maestro espiritual, el discípulo es animado a desarrollar el coraje de enfrentar los obstáculos y dificultades del camino. Uno recibe las instrucciones de tópicos como los cuatro fundamentos (también llamados los cuatro pensamientos que tornan la mente), las prácticas de meditación preliminar (ngöndro) y especial-mente el quíntuple camino del mahamudra. Luego, uno puede estudiar su significado y realmente seguir el camino de la práctica de meditación paso a paso, purificando gozosamente las obscuraciones gruesas y sutiles, así como desarrollar la estabilidad mental y la calma. A través de estos métodos, uno sostiene en su mano los medios completos para disipar todas las obscuraciones temporales y realizar el fundamento del mahamudra.

Para permitir que aparezca la gran sabiduría, hay cinco caminos consecutivos a practicar: el camino de acumulación, el camino de preparación, el camino de la visión penetrante especial, el camino de meditación y el camino de perfección. Pero primero debemos estudiar las enseñanzas para comprender completamente que la naturaleza del samsara es no permanente, que está conformada de fenómenos compuestos, que es resultado de causalidad y que es de la naturaleza del sufrimiento; en pocas palabras, un estado que trae insatisfacción. Con el apoyo de una buena comprensión del samsara, podemos desarrollar la visión penetrante que nos permitirá ver todo como un arcoíris o un espantapájaros.

Todos los seres sensibles están confundidos y victimizados por la ilusión. Este hecho empírico nos da razón para desarrollar la bodhicitta, la naturaleza de la sabiduría y la compasión. Practicamos las deidades yidam que nos transforman en el estado iluminado, el guru yoga que desarrolla confianza y fe, como coloca la mente correctamente en la meditación mahamudra. Hay diferentes métodos para traer la mente en buen lugar, descansar en concentración en un solo punto, como permanecer calmadamente en tranquilidad y equilibrio. Por ejemplo, podemos tomar la respiración como el objeto de nuestra meditación al contarla o reposar en ella. Cuando esta práctica ha progresado, podemos mantener la meditación sin apoyarla en un objeto.

La base fundamental para la visión penetrante especial depende del samadhi, llamado también “meditación equilibrada” o “absorción”. Uno puede enfrentar muy diferentes tipos de impedimentos, como fuerte apego, ira o resentímiento, torpeza, celos, etc. Para contrarrestar estos obstáculos, contemple objetos como una bella flor, con la comprensión que ellos no tienen esencia.  Como burbujas en el agua, vienen y pasan y son meras manifestaciones. Cuando uno se convence de esto, uno ve que no es beneficioso apegarse o molestarse. De lo contrario, el encanto de las apariencias nos enredará tanto que sufriremos sin poder hacer nada. Contemplar los muchos niveles del sufri-miento experimentado en todo el mundo, también nos puede ayudar a liberar-nos del apego y de la ira. Estos métodos nos ayudarán a meditar y lograr la absorción equilibrada que es el fundamento para la realización del mahamudra. Hay nueve etapas diferentes de permanecer en tranquilidad (shamata) a desarrollar, y luego uno puede aprender los cuatro samadhi y los cuatros estados sin forma. Para practicar formalmente el mahamudra, es requisito indispensable tener la experiencia de plena absorción o equilibrio meditativo. Sin permanecer en calma completamente, no hay base desde la cual realizar y estabilizar la meditación mahamudra.

Fruición del mahamudra. Sobre la base del fundamento y el camino del mahamudra, después de purificar las emociones perturbadoras y las obscuraciones sutiles para la iluminación, como después perfeccionar las dos acumu-laciones de mérito y sabiduría, uno alcanza la fructificación de los esfuerzos de uno, la budeidad. Un buda tiene dos formas básicas: dharmakaya (cuerpo de sabiduría) y rupakaya (cuerpos de forma). El cuerpo de sabiduría es la cesación definitiva del sufrimiento y todas las causas del sufrimiento. Esto significa el beneficio de uno, que se está libre del sufrimiento y que ha perfeccionado las infinitas excelentes cualidades. Los cuerpos de forma son la perfección que satisface los deseos de los seres sensibles. Hasta el fin del samsara, estas manifestaciones infinitas surgirán fácilmente según las necesidades de los individuos.

Se obtienen dos categorías de sabiduría. La primera, la sabiduría primordial, es la mente que realiza la naturaleza de todos los aspectos de los fenómenos, tal como ellos son, en el estado no elaborado. La sabiduría se logra a través de la meditación de la absorción equilibrada llamada “como vajra”. La segunda categoría, conciencia de sabiduría, ocurre dentro de este estado y es el conocimiento de todos los fenómenos, su significado, la definición de las palabras y el logro de confianza en la expresión de la causalidad de los fenómenos. Esta sabiduría se logra cuando todos los oscurecimientos están totalmente agotados y dejan de existir. Estas dos sabidurías son realizadas cuando nuestra mente está pura y despejada de los pensamientos conceptuales.

Al principio, cuando están sólo habituándose a las prácticas del mahamudra, dejan que la mente descanse en el estado no referencial, libre de todos los objetos. Hacen su mente completamente independiente, en lugar de dependiente o reactiva a los objetos y se estabilizan en ese estado. Una vez que se estabalizan, pueden surgir diversas experiencias, como gran gozo, claridad y el esta-do de no pensamiento.  Algunos practicantes confunden esas experiencias con la iluminación. Si experimenta cualquiera de estos estados, incorpore la visión penetrante especial para que su meditación resulte en la realización del mahamudra. Cuando observa la mente, no hay ningún objeto a observar y ni observador, realizando así el estado no dual. En este estado puede lograr gran dicha y libertad de todos los miedos. Esta dicha sin miedo, no perturbada carece de límites. El tiempo vendrá cuando ya no necesita más meditar porque todas las experiencias se habrán convertido en meditación perfecta. En ese momento, se perfeccionará su práctica de meditación.

Usted puede volverse muy elocuente por leer muchos libros, pero leer no le hará ningún bien si no practica. Por supuesto, leer algunos textos filosóficos profundos le dará información muy importante, y a través de eso, usted será capaz de establecer teóricamente la visión. Pero sin la práctica de la meditación y la experiencia de la visión, solo aprender no lo liberará del samsara. En cuanto a la realización del mahamudra, no hay nada especial acerca de ser un erudito. Uno puede tener amplia información sobre el samsara y el nirvana pero permanecen en el estado ordinario, afligido. Pero si practica bien, usted morirá tranquilamente, con dicha, sin pesar y libre del samsara. Este es el propósito del estudio y la práctica del Dharma. Aunque los pensamientos negativos traen sufrimiento, los pensamientos negativos también puede ser la base de la práctica del Dharma. Si no tiene pensamientos negativos, no habría propósito para practicar. La gran bodhicitta surge en medio de fuertes emociones perturbadoras, al igual que una bella flor crece en medio de un montón de compost. Solo necesitamos utilizar las enseñanzas del precioso Dharma para que esto ocurra. Pero si no aprendemos cómo usar el compost, es solo más suciedad inútil. Preste atención, por lo tanto, a esta mente sin concepto.

Tome algunos momentos ahora para relajar la mente. Tome una respiración profunda, exhale toda su tensión física y mental. Permanezca en la posición natural, como una mota de algodón. Inspire y espire libremente, observando la respiración. La mente libre de objetos. Deje que se disipe la ilusión en el espacio de la mente. Repose allí sin ninguna elaboración o esfuerzo.


Dedicación

Si la gema que otorga todos los deseos de las dos acumulaciones
No es pulida por la aspiración,
Los resultados que hemos esperado no aparecerán.
Ocúpate, por tanto, de esta dedicación final.

El maestro iluminado Gampopa razonó que puesto que tenemos incontables vidas anteriores, a lo largo del camino debemos hacer algunas acciones positivas, prestar atención a un maestro espiritual, reunir grandes acumulaciones y hacer prácticas de meditación. ¿Por qué, entonces, preguntó, aún no nos liberamos del samsara? Es debido a que carecemos de la importante práctica de dedicar el mérito obtenido por esas acciones. Si nuestros méritos están dedicados al éxito, buena salud, fama o negocios de esta vida, estos méritos habrán sido consumidos y agotados tan pronto como experimentemos estos resultados. Este enfoque no nos conducirá a la meta final. El sabio invertirá su mérito para la meta óptima, para lograr la completa budeidad para ellos mismos y para los demás. Practicar enteramente la dedicación es un aspecto muy especial de las enseñanzas del Buddha y en lo que Jigten Sumgön puso énfasis particularmente.

La dedicación es como poner su dinero en el banco. Cuando pone dinero en el banco, percibe un interés que vuelve a usted, ya sea que lo sepa o no. Del mismo modo, cuando gana mérito y lo dedica a la iluminación por el bien de los demás, obtiene beneficio sea consciente o no de ello. Incluso si creamos solo una pequeña cantidad de mérito, virtud, o sabiduría, aumentará si está dedicado para el beneficio de todos. Se dice que nuestro mérito aumenta por la cantidad de seres conscientes que hay en este mundo, y así puede crecer infinitamente.

Las dos acumulaciones son la acumulación de mérito y la acumulación de sabiduría. La acumulación de mérito, por ejemplo, puede crearse dando comida, ropa o riqueza. La acumulación de sabiduría puede reunirse con la práctica de dar libros del Dharma, lapiceros, papel y enseñanzas del Dharma. Si la comida, la ropa, etc., se dan con sabiduría y con una visión penetrante especial, entonces esta práctica también puede convertirse en acumulación de sabiduría. Cuando estudiamos y practicamos el Dharma adecuadamente, acumulamos mérito. Cuando practicamos la generosidad, ética moral, tolerancia, etc., ganamos mérito. Luego, cuando llegamos a conocer el significado de las enseñanzas del Dharma, eso se convierte en sabiduría. Por lo tanto, el mérito y la sabiduría van uno al lado del otro, codo a codo; cada uno ayuda al otro a desarrollarse. Al usar este método hábil de mérito y sabiduría, tenemos un camino completo para purificar todas las impurezas adventicias y reunir todas las excelentes cualidades del Buddha. Son como una joya que satisface los deseos, que concede todos nuestros deseos de felicidad.

La aspiración se refiere a nuestra intención o deseo de alcanzar la iluminación. Para alcanzar esta aspiración, debemos asegurarnos de dedicar cualquier virtud y mérito que generemos. Podemos pensar: “Qué pueda esto volverse una causa especial para que todos los seres sensibles se liberen del sufrimiento y alcancen la completa iluminación”. De esta manera, no nos apegamos a nuestros logros. Simplemente se los damos a los demás seres sensibles para su beneficio, de modo que puedan alcanzar la iluminación, la budeidad. Este es el significado de la frase pulida por la aspiración.

Si dedicamos nuestra virtud para el beneficio de todos los seres sensibles, nunca se desperdiciará porque ha sido “sellada” por la iluminación. Pero si la dedicamos con el deseo de estar libre de enfermedades físicas o para superar algunos pequeños obstáculos, este resultado puede surgir en su lugar. Puede tener buena salud por un tiempo, pero luego se agotará el beneficio. Podemos malgastar nuestras buenas obras de esta manera, por lo que no nos liberamos del samsara y no alcanzamos la iluminación. Ahora sabemos cómo dedicar, así que de ahora en adelante, podemos dedicar para beneficiar a los demás en lugar de solo a nosotros mismos, para esta vida o para la felicidad samsárica. De esta manera, el beneficio durará hasta que alcancemos la budeidad.

Cuando sabemos cómo dedicar, definitivamente surgirán los resultados que esperamos. Sin dedicación, nuestros méritos pueden deshacerse al lamentarse por el bien que hemos hecho y pueden ser destruidos por las fuertes aflicciones como la ira o la rabia, o por pregonar nuestras buenas acciones por orgullo. Sin embargo, si sellamos el mérito y la sabiduría con la dedicación para la iluminación, entonces estos impedimentos no pueden destruirlos. Por esta razón, la dedicación es considerada crucial, poderosa y necesaria. La práctica de la dedicación es tan importante como el cultivo inicial de la bodichita y la sesión principal de práctica de meditación.

No solo podemos dedicar nuestro propio mérito y sabiduría, también podemos dedicar toda la virtud, el mérito y la sabiduría creados en los tres tiempos por todos los demás seres sensibles y por todos los budas y bodhisattvas. Reúna todo este mérito en su mente iluminada y dedíquelo. Esto es posible debido a la bodhicitta; por lo tanto, el desarrollo de la bodhicitta es el paso más importante a seguir cuando se comienza una práctica espiritual. La bodhicitta también es importante en la práctica del yidam, el guru yoga y el mahamudra. La bodhicitta relativa es importante en el mahamudra porque sin ella no hay forma de alcanzar la bodhicitta definitiva o iluminación. Para abrir la puerta de la bodichita definitiva, la clave es la bodhichita relativa. Si sabemos cómo practicar la bodhicitta, entonces realmente sabemos cómo practicar el Dharma. La gema que satisface los deseos es pulida por la aspiración de alcanzar la iluminación debido a la dedicación apoyada por la bodhichita. También debemos tener bodhicitta para dedicar adecuadamente, porque sin eso, no tendremos ninguna base sobre la cual dedicar la inmensidad de la práctica de la meditación.

Después de leer un libro de Dharma, decir oraciones o meditar, traiga su mente al lugar donde está realmente. Relájese y permanezca tranquilo allí. Visualice a todos los seres iluminados frente a usted como testigos de su realización de la práctica de la dedicación. Luego, con una mente sincera, recite la siguiente oración de manera contemplativa:

Gloriosos, benditos, venerables, preciosos lamas raíz y lamas del linaje,
Divina asamblea de deidades yidam y asamblea de budas, bodhisattvas, yoguis, yoguinis y dakinis que habitan en las diez direcciones:
¡Por favor, escuchen mi plegaria!
Qué puedan las virtudes acumuladas en los tres tiempos
Por mí mismo y por todos los seres sensibles en el samsara y el nirvana,
Y por la innata raíz de virtud
No resultar en las ocho preocupaciones mundanas, las cuatro causas del samsara,
O en renacer como un shravaka o un pratyekabudha.

Qué puedan todos los maternales seres sensibles,
Especialmente esos enemigos que me odian y me minan,
Los obstructores que me dañan, los engañosos maras y las hordas de demonios
Experimentar felicidad, ser separados del sufrimiento,
Y que rápidamente obtengan la insuperable, perfecta, completa y preciosa budeidad.

Por el poder de esta vasta raíz de virtud,
Qué pueda beneficiar a todos los seres por medio de mi cuerpo, habla y mente.
Qué puedan las aflicciones del deseo, odio, ignorancia, arrogancia y envidia no surgir en mi mente.
Qué no pueda, ni por un momento, surgir el apego a la fama, reputación, riqueza, honor y preocupación por esta vida.
Qué pueda mi corriente mental ser humedecida por la bondad amorosa, la compasión y la bodhicitta
Y, por medio de esto, qué pueda convertirme en un maestro espiritual
Con buenas cualidades iguales al infinito del espacio.
Qué pueda obtener la suprema realización del mahamudra en esta misma vida.
Qué no pueda surgir el tormento del sufrimiento, incluso ni en el momento de mi muerte.
Qué no pueda morir con pensamiento negativos.
Qué no pueda morir con visiones erróneas.
Qué no experimente una muerte intempestiva.
Qué pueda morir gozosa y felizmente en la gran luminosidad de la naturaleza de la mente y la claridad del dharmata que todo lo impregna.
Qué pueda, en todo caso, obtener la suprema realización del mahamudra en el momento de la muerte o en el bardo.


Versión al español del capítulo 5 de Opening the Treasure of the Profound. Teachings on the Songs of Jigten Sumgön and Milarepa. De Khenchen Konchog Gyaltsen. Snow Lion Boston & London, 2013, por Miguel Norbu Gyatso.