jueves, 8 de diciembre de 2016

Aprendiendo mediante la experiencia


Tarthang Tulku



La meditación es una manera de abrir nuestra vida a la riqueza de la experiencia, no una práctica esotérica limitada a ciertos tiempos y lugares. Que vivamos en la quietud del campo o en el alboroto de la ciudad, la meditación puede convertirse en un estilo de vida. En este tipo de meditación aprendemos a abarcar y a aprender de todas nuestras experiencias.

Sin embargo, este tipo de meditación que todo lo abarca no es  tan  fácil  como  suena,  porque  supone  un  estado  de consciencia  en  todo  lo  que  hacemos.  Todo  se  incluye  en  la meditación:  desde  el  simple  acto  de  levantarse  cada  mañana hasta nuestros sueños nocturnos. Aprendemos a abrir nuestros sentidos a cada matiz de la experiencia, conscientes, incluso, de los más mínimos aspectos de nuestra vida, tales como la forma en que caminamos y cómo hablamos con los demás. De esta manera  aprendemos  a  abrirnos  a  la  verdad  de  nuestra experiencia.  Cómo  vivimos,  qué  está  sucediendo  en  nuestra vida,  cómo  nos  afecta  nuestra  experiencia  -éste  es  el fundamento  de  la  realidad,  y  la  fuente  de  la  consciencia espiritual.

Es posible cultivar esta consciencia en todos los aspectos de nuestra vida -en el trabajo, en nuestras relaciones, e incluso en nuestras  habilidades.  Todos estos son maestros  potenciales  a los cuales podemos abrirnos y de quienes podemos aprender cuando vemos las posibilidades de crecimiento que existen en todo lo que hacemos. A  medida que aprendemos  de  nuestra experiencia, nuestro aprecio por la vida aumenta; nuestros sentidos se vuelven más agudos; nuestra mente se vuelve más clara y más perceptiva. Desarrollar la  consciencia,  la  concentración,  la honestidad, la compasión  y  la  apertura  puede  volverse  una  experiencia reveladora que no sólo nos beneficiará a nosotros mismos sino que creará en nosotros cualidades que pueden servir de guía a quienes nos rodean.

A  medida  que  nuestra  consciencia  se  desarrolla,  todo nuestro marco de referencia se va transformando. Podemos ver la interrelación que hay entre el pensamiento y la acción, y, en consecuencia,  tenemos  más  sensibilidad  al  comunicarnos  con los  demás.  Nuestras  observaciones  penetran  a  niveles  más profundos: descubrimos cómo se producen los sentimientos y cómo funciona el pensamiento. Cuando nuestra consciencia se desarrolla  más  aún,  podemos  incluso  percibir  el  vínculo  que hay entre el pasado, el presente y el futuro, y, en consecuencia, aprender a dirigir nuestras acciones de manera tal que nuestra vida nos satisfaga y sea plena.

Sin embargo, al comienzo nuestra visión es limitada: no es fácil  saber  cuáles  serán  los  resultados  de  nuestras  acciones. Podemos  seguir  las  directrices  de  la  sociedad,  pero  pocas  de ellas han sido creadas con algo más que un propósito miope y con un resultado a la vista. Así, pues, aunque los resultados de nuestras  acciones  puedan  parecer  buenos  en  determinado momento,  a  la  larga  pueden  ser  dañinos.  Entonces,  en  un momento  de  frustración,  podemos  forzar  las  situaciones  y empeorar el resultado.

Cuando  estamos  conscientes  se  abre  nuestra  visión  hacia una  acción  más  constructiva;  y  la  paciencia  permite  que nuestra nueva visión funcione. La paciencia actúa en silencio, como  un  agente  secreto,  y  nos  protege  de  caer  en  la  acción inútil  y  en  el  desespero.  Cuando  conscientemente desarrollamos la paciencia, ésta puede volverse una respuesta natural y apropiada a cada nueva situación; nos fortalecemos aun para las circunstancias más difíciles.

Cuando la  paciencia  se  desarrolla  intensamente,  la consciencia aparece incluso en nuestros aspectos negativos, y de esa consciencia viene nuestra meditación. Vemos que todo lo que sucede es una manifestación de la energía, la cual es, en sí misma, una forma de  consciencia,  y  nos  damos  cuenta  de que toda experiencia, durante todas las veinticuatro horas del día,  es  parte  de  la  naturaleza  de  la  revelación.[1]   A  esta consciencia  pueden  llegar  todos  los  que  la  buscan;  siempre puede  llegarse  a  ella  ahondando  en  la  naturaleza  de  la experiencia.  Nuestra  experiencia  puede  llevarnos  mucho  más allá de nuestra manera usual de pensar, de ver y de ser. Puede llevarnos a la misma revelación.

Cuando llegamos a un estado de verdadera consciencia, nos volvemos como flores de loto: el loto es puro y bello, aunque crece  en  el  fango.  Una  vez  que  somos  conscientes,  podemos funcionar  adecuadamente  aun  en  medio  de  la  confusión  del mundo.  Nuestra  actitud  positiva  nos  beneficia  a  nosotros  y beneficia a los demás; vivimos la verdad que hemos adquirido.

El samsara[2] es como una fruta venenosa. Nos la comemos con gusto, pero al final nos ha de matar, a menos que podamos transmutar su veneno. Nada relacionado con el samsara puede, finalmente,  darnos  libertad  y  felicidad  o  verdaderamente satisfacer  nuestros  deseos.  Pero  cuando  vivimos conscientemente,  el  veneno  no  nos  hace  daño  porque  el nirvana[3] puede ser vivido dentro del samsara. Son lo mismo.

Sin embargo, esto puede ser muy difícil de comprender si no sabemos  primero  cómo  transmutar  las  emociones  y  cómo superar nuestros obstáculos. Cuando estemos en capacidad de hacer  esto,  entonces  todo  lo  que  hagamos  nos  será  útil;  pero hasta que esto ocurra, aunque muchas de nuestras actividades nos puedan parecer satisfactorias, sólo estaremos acumulando karma -más necesidades y más obstáculos.

Estudiante: Pero usted ha dicho que no debemos evitar ninguna experiencia.

Rinpoche:  Esto  es  verdad  cuando  nos  volvemos  más conscientes,  cuando  somos  lo  suficientemente  fuertes  como para darnos cuenta de las consecuencias de nuestros actos. Pero primero  tenemos  que  aprender  cómo  funciona  el  samsara, cómo acumulamos dolor y frustración. Comenzamos a darnos cuenta de que no hay paz, no hay placer, no hay nada deseable en  nuestra  manera  de  vivir,  y  de  que  nuestra  experiencia,  de una manera o de otra, siempre se echa a perder por la preocupación,  la  culpa  o  la  ansiedad.  Cuando  nos  damos  cuenta  de esto, vemos que no hay otra alternativa que despertar. Ya no podemos volver a nuestra ignorancia.

Estudiante: Sin embargo, creo que tenemos que desempeñar un papel  en  la  vida  y  que  la  mayoría  de  nosotros  no  podemos escaparnos de  estar  en  el  mundo.  No  podemos,  simplemente, alejarnos de todo. En el mundo occidental, los aspectos legales hacen que esto sea imposible.

Rinpoche: Por eso tenemos que aceptar la responsabilidad de nuestros  compromisos  y de  nuestro karma. Que seamos  o no seamos libres depende de nuestro punto de vista y de nuestra manera  de  trabajar  en  el  mundo.  Podemos  aprender  a transformar  las  situaciones  negativas.  Podemos  decir  que  el  samsara  es  nuestro  campo  de  entrenamiento.  Sin  embargo, Buda enseñó que el samsara no nos deja paz. Debemos sufrir, envejecer  y,  con  el  tiempo,  morir.  Todo  el  mundo  tiene  que pasar por esto, pero muy pocos pueden aceptar esta verdad. La impermanencia  es  una  de  las  causas  del  sufrimiento,  y  la ansiedad  mental  puede  parecer  aun  más  dolorosa  que  la enfermedad física. Incluso el monasterio o el templo más bello, o el cuerpo humano más hermoso pertenece al samsara, y será destruido.

Estudiante:  Pero  incluso  si  nada  perdura,  parece  importante gozar de la flor o probar todo aquello que no es permanente, mientras dura.

Rinpoche: Sí, nuestro cuerpo es como una casa alquilada, y a menos  que  lo  usemos,  no  tiene  ningún  valor  para  nosotros. Pero  es  importante  saber  utilizar  nuestra  vida constructivamente.  La  vida  es  temporal  y  muy  valiosa.  No tenemos  mucho  tiempo  para  perder.  Podemos  utilizar  bien nuestra  vida...  o  perder  el  tiempo  buscando  placeres  y satisfacciones  que  simplemente  aumentan  nuestros  deseos  y nuestra frustración cuando no podemos alcanzarlos. Como las abejas, podemos ir de flor en flor; pero ¿qué haremos cuando todas  las  flores  se  hayan  marchitado?  Si  aprendemos  a  estar satisfechos en todo momento, jamás perderemos el tiempo.

Estudiante: Aun así, no veo cómo podemos tender un puente entre ignorar o rechazar el mundo, y hacer que nuestro camino espiritual sea parte del mundo y ayude a los demás -el ideal del Bodhisattva.

Rinpoche:  Debemos  tener  la  capacidad  de  aplicar  nuestras teorías  y  la  capacidad  de  trascender  el  ego,  aunque  sea  muy difícil prescindir de él. Es posible que podamos hacerlo durante dos  minutos,  pero  ¿cómo  podemos  funcionar  sin  ego  durante toda una vida, o simplemente durante un día? Buda tenía una gran comprensión de la mente en todos sus niveles y etapas de desarrollo; por consiguiente, sus enseñanzas no se limitan a un solo camino; tienen muchos aspectos. Una enseñanza puede ser una práctica elemental para una persona, y,  sin  embargo,  una  instrucción  más  avanzada  para  otra. También  hay  muchas  otras  enseñanzas  ‘internas’  que  se comprenden  según  la  experiencia  y  la  comprensión  de  cada individuo.

Estudiante:  Cuando  decido  mirar  el  mundo  desde  la  perspectiva  de  mi  ego  y  de  mi  identidad,  puedo  ver  que  yo  he creado las situaciones que me rodean.

Rinpoche:  Bien.  Pero,  entonces,  ¿cuál  es  su  situación  y  qué hace usted al respecto?

Estudiante:  Mi  ideal,  y  a  veces  mi  acción,  es  obrar  correctamente por amor y por comprensión.

Rinpoche:  Pero  para  obrar  correctamente,  usted  debe  estar consciente en cada momento. ¿Cómo comenzar?

Estudiante: Hay que hacerlo todo el tiempo.

Rinpoche: Sí,  pero  eso  es  muy  difícil.  Sólo  una  persona  que haya  llegado  a  un  alto  grado  de  despertamiento  puede  obrar correctamente con cada uno de sus pensamientos. No muchos pueden hacerlo. Es posible que estemos creciendo en sabiduría y  en  conocimiento  cada  día,  pero  aun  así,  el  proceso  tarda mucho tiempo y cuesta mucho trabajo. Esto tiene que ser más importante para nosotros que cualquier otra cosa.

    Su  actitud  es  muy  positiva,  y  no  quiero  desalentarlo,  pero incluso  el  Mahayana  dice  que  lograr  la  iluminación,  o despertarse,  tarda  treinta  y  tres  kalpas.[4] Podemos  ver  la importancia  de  actuar  correctamente  siempre,  e  incluso  tratar de hacerlo, pero nuestros apegos todavía son un obstáculo. A veces nuestra boca es más rápida que nuestro corazón.

   Sin embargo, de acuerdo con el Mahayana, una vez que el  deseo  inicial  de  despertar  aparece  en  nosotros,  algo  pasa inconscientemente dentro de nosotros. Al principio es posible que  vayamos  en  contra  de  este  deseo  y  creemos  más sufrimiento, pero es a través de este sufrimiento como podemos eliminar muchos obstáculos y despertar.

   Una  vez  que  comencemos  a  buscar  el  despertar,  no  hay manera de echar pie atrás; la influencia positiva de este deseo de  despertar  es  muy  grande.  Pero  tenemos  que  aprender  a proceder  más  eficazmente.  Nuestras  intenciones  pueden  ser buenas, pero llevarlas a cabo puede ser difícil. ¿Qué hacer con su apego a la comida, a las diversiones o al amor?

Estudiante: He comenzado a aprender a desapegarme de todo eso.

Rinpoche: ¿Usted  lo  rechaza?  ¿Cómo  se  manifiesta  su desapego?

Estudiante: Es una actitud...

Rinpoche: Su insatisfacción quizá lo está llevando a renunciar a aquello  que  realmente  no  le  place.  La  insatisfacción  es  muy diferente del desapego. Es muy fácil renunciar a algo que no nos  satisface,  pero  es  difícil  renunciar  a  otras  cosas.  Comer, dormir y divertirnos es muy importante para nosotros. Si nos privamos del placer, entonces ¿qué tenemos?

    El mundo siempre está con nosotros, pero no sabemos qué nos  traerá  el  mundo  mañana: siempre  está  cambiando. Podemos estar felices, o dichosos o sufriendo y doloridos. En otras  palabras,  no  podemos  estar  seguros  de  que  nuestros sentimientos se mantengan en igual tónica de un día para otro. Es posible que mañana sea un día lleno de paz y que usted se sienta feliz.

Estudiante: A veces, cuando me siento a meditar, la meditación no  parece  tan  importante.  El  mundo  parece  más  importante. ¿Por qué?

Rinpoche: El mundo sí es importante -usted tiene que ayudar. Trate  de  no  refugiarse  en  su  meditación,  sino  de  proyectarse hacia  los  demás.  Cuando  hacemos  de  la  compasión  nuestra práctica, nos llenamos de gozo.

Estudiante: Entonces haga lo que haga, todo es samsara. 

Rinpoche: Tal vez eso es todo lo que hay.

Estudiante: Lo que estoy encontrando es que la forma en que he estado viviendo y las cosas que he estado haciendo, en el mejor de los casos, me dejan vacío. 

Rinpoche: Sí. En el fondo, todo es vacío. Ésa es la enseñanza básica,  pero  este  punto  de  vista  no  es,  necesariamente, negativo. El budismo no es una filosofía negativa. Al hablar del sufrimiento, el budismo sólo trata las cosas tal como son. Las enseñanzas  nos  aconsejan  que  entendamos  a  fondo  nuestro sufrimiento para que no lo necesitemos más.

    Con frecuencia nosotros mismos nos impedimos ver nuestra situación con claridad; no queremos aceptar la responsabilidad de  nuestros  actos,  o  nos  da  miedo  cambiar,  porque  es demasiado amenazante para nuestra seguridad. El sufrimiento puede ser el único camino para despertarnos y ver claramente la  naturaleza  samsárica  de  nuestra  condición.  Cuanto  más dispuestos  estemos  a  admitir  la  realidad  del  sufrimiento  en nuestra vida, más necesario es hacer algo al respecto.

Estudiante:  Nosotros  somos  occidentales  y  no  tenemos  un modelo  tradicional  para  entender  todo  esto.  ¿Cómo  podemos obtener la apertura que necesitamos simplemente para vivir en sociedad?

Rinpoche:  Yo  creo  que  los  occidentales  pueden  entender  de inmediato  muchas  de  las  enseñanzas  básicas  de  Buda  porque sufren  de  una  gran  insatisfacción.  Podemos  entender muchísimo simplemente estudiando las experiencias de nuestra propia vida. Buda mismo adquirió sabiduría a través del curso natural de la vida, pero en esa forma se gasta mucho tiempo, de modo que podríamos aprovechar las enseñanzas de Buda. Sin embargo,  los  occidentales  suelen  tener  la  idea  de  que  el budismo es una ‘religión’, que uno tiene que creer ciegamente, sin  entender;  que  uno  tiene  que  seguir  las  reglas  de  otra persona.  Pero  esto  es  un  error:  el  budismo  o  el  dharma*  es realmente  el  entendimiento  de  la  realidad;  y  es  verificable  a través de nuestra propia experiencia.

Estudiante: Me parece que me estoy estudiando a mí mismo, no estudiando una religión.

Rinpoche: Por esa razón, el dharma de Buda puede aplicarse a todo el mundo. Todos los seres humanos tienen la oportunidad de  experimentar  por  sí  mismos  la  verdad  de  lo  que  Buda descubrió.

Tomado de: Abra su mente. Autoconocimiento y paz interior mediante la meditación. P. 12-16. Ed. Norma

Tarthang Tulku, nació en 1934, recibió desde muy joven un intenso entrenamiento en filosofía y práctica Budista en el Tíbet. Desde 1962 a 1968 enseñó filosofía en la universidad Sánscrita de la India. Los últimos treinta años, ha vivido y trabajado en Estados Unidos. Es autor de quince libros y fundador de Dharma Publishing, Dharma Press, Institutos Nyingma, Centro de Odiyan, y la Ceremonia por la Paz en el Mundo.



[1]  En la tradición budista se usa la palabra iluminación. Esta iluminación  es  la  revelación  de  nuestra  realidad  original, oculta por la ignorancia en que vive el ser humano hasta esta experiencia.  Por  el  aspecto  maravilloso  que  puede  tener  la palabra  iluminación,  preferimos  usar,  en  la  mayoría  de  los casos, en nuestra traducción la palabra revelación - se revela lo que nos era desconocido -. o despertar -, despertarse de la ignorancia (N. del Trad.).

[2]  Los ciclos indefinidamente repetidos de nacimiento, vida de sufrimiento y muerte (N. del Trad.).

[3]  El  estado  que  trasciende  el  sufrimiento,  el  karma  y  el samsara  y  que  se  busca,  especialmente  en  el  budismo,  a través de la extinción del deseo y de la consciencia individual (N. del Trad.).

[4] Período en que, de acuerdo con la cosmología hindú, el universo pasa por un ciclo de creación y destrucción (N. del Trad.)

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