Los Seis Bardos y los Cinco Elementos
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de
acuerdo al Libro Tibetano de la Muerte
Una
breve pero excelente explicación por Kalu
Riponche, ofrecida en Nueva York en 1982
Con
algunos comentarios de Champa Legshe (Hans Taeger) – Para una comprensión
profunda uno debe estudiar El Libro Tibetano de la Muerte
La palabra bardo significa literalmente
“un intervalo entre dos cosas.” Bar significa
“intervalo” y do significa “dos”.
Podemos pensar en este intervalo de una manera espacial o temporal. Si hay dos
casas, el espacio entre ellas es un bardo. El período entre la salida y la
puesta del sol, el intervalo de la luz del día, es un bardo. Un bardo puede ser
de larga o corta duración, de amplia o estrecha extensión.
Nuestra experiencia se compone en gran parte de intervalos entre una cosa y otra. Incluso en el caso de los pensamientos momentáneos que se presentan en nuestra mente, allí hay un intervalo entre un pensamiento que aparece y desaparece y el siguiente pensamiento que asoma. Tal espacio, aunque infinitesimal, es parte de cada proceso. Todo lo que experimentamos tiene esta calidad de intervalos entre los estados.
Los seis
bardos
El bardo del estado del sueño, que dura a partir del momento en que vamos a dormir en la noche hasta cuando despertamos por la mañana es otro ejemplo. El estado de consciencia que se obtiene durante ese intervalo se llama el “Bardo del Sueño” ('mi lam bar do').
Para una persona ordinaria, el trauma de la muerte produce un estado de inconsciencia, que dura un tiempo indefinido: puede ser muy breve o bastante largo. Tradicionalmente, este período de desvanecimiento se considera que dura tres días y medio. Después, la consciencia del individuo comienza a despertar otra vez y experimenta las cosas de una manera nueva. El intervalo de la inconsciencia en el cual la mente es sumergida por el trauma de la muerte y dura hasta el despertar de la consciencia otra vez, en tibetano es referido como “chö nyi bardo”, el intervalo de la naturaleza última de los fenómenos; aquí la mente se sumerge en su propia naturaleza, aunque de una manera confusa o ignorante.
La
fase que sigue a la experiencia de después de la muerte es la del despertar de
la consciencia, que comprende muchos días en que se puede pasar experimentando
las proyecciones fantásticas de la mente, las alucinaciones producidas y
experimentadas por la mente en el estado de después de la muerte. Desde este
momento de despertar de la consciencia (el final del 'chö
nyi bardo') al momento en que en verdad renacemos físicamente
en uno de los seis reinos del samsara, es conocido como el 'si pa
bardo', el “Bardo de hacerse”. Otra forma
de interpretar el tibetano es como el bardo de la posibilidad, puesto que en
este punto no hemos tomado nacimiento físico y hay numerosas posibilidades de
varias clases de existencia.
Estas
son los cuatro ejemplos importantes del principio de Bardo. Otro ejemplo es un
estado de la meditación: cuando alguien que practica comienza a meditar con
eficacia, hay cierto cambio en la consciencia; cuando esa persona se levanta de
la meditación y retoma otra vez las actividades mundanas, hay una cesación de ese
estado de consciencia. El intervalo de la real meditación formal se llama el “Bardo de la estabilidad meditativa”, 'sam
ten bar do'. El sexto bardo que distinguimos es el “Bardo de la gestación”, 'che nay bar do'. Este intervalo
comienza al final del “Bardo de hacerse” cuando la consciencia del ser se une
con la esperma y el óvulo en la matriz de la madre y dura hasta la época del
nacimiento físico, el origen del “Bardo entre el nacimiento y la muerte”.
Estas
seis clases de bardo que experimentamos como seres humanos o seres con
consciencia en el samsara se pueden cambiar para mejor, pero el poder hacer
esto cae en el estado del despertar. Este es el bardo de nuestras vidas
actuales en el que podemos hacer el mayor progreso en desarrollar la capacidad para
tratar efectivamente con todos los demás. Esto significa generalmente la
palabra bardo, sin embargo, es el “Bardo
de hacerse” la fase de alucinaciones antes de una nueva concepción física.
Los cinco
elementos y la naturaleza de la mente
Nuestro actual estado de no iluminación
está basado en el estado esencial de ignorancia, una conciencia fundamental
discursiva, 'kun shi nam she'. Es la consciencia esencial que está
distorsionada y confusa. Pero hay allí, sin embargo, una posibilidad de
experimentar la verdadera naturaleza de la mente, y cuando esa consciencia pura
está presente no tenemos más 'kun shi nam she' sino 'kun shi ye she' (consciencia de la sabiduría). Ese
cambio de una sola sílaba de 'nam' a 'ye', marca una enorme
diferencia, porque ahora estamos refiriéndonos a la esencial Consciencia Primordial antes que a la
ignorancia esencial.
En
ambos casos estamos hablando de la mente, que esencialmente personifica lo que
en nuestro universo físico llamamos los cinco elementos. El potencial para
estos elementos existe en la mente y los tiene siempre, no es algo creado en
cierto tiempo en especial. En su naturaleza inherente, la mente siempre tiene
las cinco cualidades elementales, y es desde este potencial que se presentan
las experiencias del estado después de la muerte.
Cuando hablamos de la
mente, hablamos de algo que no es una cosa en sí misma. En su sentido más
fundamental, la mente no es algo que podemos limitar. No podemos decir que
tiene una particular forma, tamaño o localización, color o forma, o cualquier
otra característica limitante. El elemento que llamamos espacio, que en nuestra situación perceptiva también carece de
ninguna característica limitante, es esta misma vacuidad de la mente; es la
cualidad elemental del espacio en la mente.
Pero la mente no es
simplemente vacuidad; tiene el potencial que ilumina para percibir algo
absolutamente. Esta capacidad ilimitada de la mente para percibir es su
naturaleza iluminadora que corresponde al elemento del fuego.
Esta mente,
esencialmente vacía y esclarecedora, da lugar a todas las experiencias que, sea
en el samsara o en el nirvana, se arraigan en la mente igual como las plantas
se enraízan en el suelo. Esta función de la mente como origen de toda la
experiencia corresponde a la cualidad elemental de la tierra.
Otro aspecto de la mente
es su cualidad dinámica. La mente nunca está quieta: ninguna experiencia dura
en ella, sino que pasa rápidamente a otra. Si uno está experimentando una
reacción emocional, una experiencia de placer o dolor, o una percepción
sensorial tal como ver u oír, los contenidos de la mente están siempre en un
estado de flujo. Esta actividad continua de la mente es la cualidad elemental
del viento (aire).
La mente ha estado con
estas cuatro cualidades elementales y estará siempre así. Esta misma
continuidad, y el hecho de que la mente se adapta a diversas situaciones,
corresponde al elemento agua*. Igual al agua que mantiene su continuidad y se
adapta a cada contorno mientras fluye, la mente también es fluida, continua y
adaptable.
(* Según varios tantras tibetanos el
color del espacio, aquí es azul oscuro, y el agua, blanco, pudiendo cambiar por
lo opuesto)
Los cinco
elementos y el cuerpo físico
El origen o la base de todas las
experiencias es la mente, caracterizada por las cinco cualidades elementales.
Nuestra situación particular actual es la del despertar a la existencia, en la
cual experimentamos lo que se llama el cuerpo del “Karma totalmente madurado” ('nam
min ji lü'). Su significado aquí es que las tendencias kármicas han
madurado completamente dando lugar a esta proyección aparentemente sólida,
concreta de la mente que es nuestro cuerpo físico.
La conexión entre el
cuerpo que ahora experimentamos y la mente que lo produjo es la siguiente. Los
elementos sólidos de nuestro cuerpo, como la carne y huesos, representan el
elemento tierra, tal como la
“solidez” de la mente --su función como base y origen de toda experiencia--
representa el elemento tierra. De modo semejante, los líquidos corporales como
la sangre, la saliva, la orina, la linfa y similares, representan el elemento agua. El calor biológico del cuerpo es
el elemento fuego, mientras que el
elemento espacio es representado por
los orificios del cuerpo, y por la separación espacial de los órganos, que, en
vez de formar una masa homogénea, son distintos y separados uno de otros.
Finalmente, hay el elemento viento (aire) que está conectado con la
respiración, y mantiene el organismo a través del proceso respiratorio.
En fin, es desde la
mente, que incluye las cinco cualidades elementales, que el cuerpo físico se
desarrolla. El cuerpo físico a sí mismo se imbuye con estas cualidades, y es
debido a este complejo mente/cuerpo que percibimos el mundo exterior --que a su
vez está compuesto de las cinco cualidades elementales de tierra, agua, fuego,
viento (aire) y espacio.
Los cinco elementos en el Bardo
Ahora
estamos en un punto pivotante entre los estados de existencia impuros, oscuros
y la posibilidad de iluminación. Para los seres ordinarios el bardo 'chö
nyi' se experimenta como
período de inconsciencia profunda después del momento de la muerte. No hay
actividad mental o percepción, solo un estado en blanco de inconsciencia
esencial. Este bardo termina con el primer brillo tenue de la conciencia en la
mente. En el intervalo entre el final del bardo 'chö nyi' y antes de que comience el bardo 'si
pa', allí surge lo que se llama la “visión de las
cinco luces”. La aparición de esta está relacionada con las cinco cualidades
elementales.
Los diversos colores que
la mente en el estado del bardo percibe son la expresión natural, el esplendor,
de las cualidades fundamentales, intrínsecas de la mente. El elemento agua se
percibe como luz blanca; el espacio
como azul (azul oscuro); el tierra
como amarillo; el fuego como rojo; y el viento (aire) como verde. Estos colores son simplemente la
expresión natural de las cualidades elementales en la mente cuando la primera
luz tenue de la conciencia comienza a aparecer.
Mientras
que la conciencia comienza a desarrollarse y a percibir más, también se
desarrolla más la experiencia de las cualidades elementales. Lo que era antes
la simple impresión de diversos rayos o colores de la luz ahora se experimenta
un cambio. La luz comienza a integrarse y cohesionarse en ‘tig le’, puntos o bolas de la luz en tamaños que varían. Es dentro
de estas esferas de luz concentrada que experimentamos los “Mandalas de las deidades
pacíficas y airadas”.
En
este contexto, hablamos de los cinco reinos de la existencia en uno de los
cuales podemos renacer, debido al nivel impuro de nuestra experiencia. La
descripción usual es de los seis* reinos de existencia, las seis emociones
principales que conducen a ellos, y los seis Buddhas que aparecen en ellos. En
el contexto del patrón quíntuple del mandala, sin embargo, el deseo y la
avaricia se combinan, porque comparten la misma naturaleza básica de aferrarse,
y así el reino de los “Asuras”* se anula, los Asuras superiores son
reclasificados con los dioses del deseo en el reino de los dioses, y los Asuras
inferiores son incluidos en el reino animal.
* Los tres reinos superiores son: los reinos sin fin y cambiantes de toda la clase de dioses, seres humano, demonios (Asuras); los tres reinos inferiores son: reinos sin fin y cambiantes de animales mágicos y físicos, de fantasmas (Pretas) y seres infernales.
A
veces se agrega un séptimo reino, habitado por varios seres mágicos -como las
serpientes (Nagas). Todos esos reinos,
también los reinos de los dioses, son considerados por los budistas como lugares
de renacimiento samsárico (ilusorio). Los seres allí están sujetos a las leyes
de causa y efecto (karma), y, debido a la ignorancia (-no entender la esencia
ilusoria de las proyecciones y quedar atrapado en el pensamiento dual) no son
lugares completamente iluminados.
Los
mandalas de las deidades pacíficas y airadas
Desde un nivel absoluto, la mente que
percibe una deidad y la deidad en sí misma no son dos cosas separadas, sino que
esencialmente son lo mismo. Mientras no tengamos ninguna conciencia directa,
sin embargo, la mente tiene la impresión de ser un “Yo” que experimenta y toma
como “otro” lo que es experimentado. Durante la experiencia de después de la
muerte, esta fractura da lugar a una tendencia de la mente a sentirse amenazada
cuando se presenta el primer mandala de las deidades pacíficas: el Mandala de
las cinco familias búdicas, sus consortes y las deidades acompañantes, y una
sexta familia, que es Dorje Sempa, como un dosel encima de todo el mandala. En
este momento, percibimos enormes concentraciones esféricas de luz, en las que
vemos el Mandala de las deidades pacíficas emanando una radiación más
brillante. A la mente confusa, esta radiación es absolutamente insoportable, y
enfrentar a las deidades pacíficas es algo como intentar mirar fijamente al
sol. Con las deidades pacíficas, también simultáneamente percibimos los seis
rayos de luz conectados con los seis reinos del samsara. Éstos son de lejos
menos intensivos, así la mente como es rechazada por la experiencia de las
formas puras tiende a ser atraída por los tenues rayos que conducen a los
distintos estados del renacimiento en el samsara. De esta manera la mente
confusa es arrastrada hacia el renacimiento samsárico.
Después
del mandala de las deidades pacíficas viene el “Mandala de los deidades
iracundas o airadas”. La ignorancia
motiva otra vez que la brillantez y la fuerza de estas formas, expresiones
espontáneas de la propia naturaleza de la mente, sean percibidas como algo
externo y amenazador. En este punto, la experiencia de después de la muerte
llega a ser aterrorizante y repugnante, en vez de ser una experiencia de la
unidad del percibir y de lo percibido.
La
posibilidad de iluminarse en el bardo
El ciclo de las
enseñanzas conocidas en tibetano como el “BARDO
TÖDRÜL” y los empoderamientos relativos a él están diseñados para ayudar a
los practicantes a recibir la bendición y desarrollar la comprensión que los
beneficiará en la experiencia de después de la muerte. Con esta ayuda, cuando
se perciben las formas puras, serán consideradas tal como son --proyecciones de
la mente esencialmente idénticas a ella y no externas ni amenazadoras. La
liberación surge en ese momento del estado de después de la muerte cuando la
conciencia puede realizar sus experiencias para ser nada más que la mente en sí
misma. Las enseñanzas y los empoderamientos relacionados con el ciclo del Bardo
Tödrül nos presentan a las deidades y a los conceptos explicativos y así
prepararnos para lo que sucede después de la muerte.
La posibilidad de
iluminación en el estado de después de la muerte descansa en tres cosas. La
primera es la naturaleza de la mente esencialmente iluminada, la semilla de la
budeidad, sin la cual nada sería posible. La segunda es la bendición inherente
en las formas puras de las deidades. La tercera es la conexión que hemos
establecido con esas deidades a través del empoderamiento y la comprensión que
tenemos, tanto intelectual e intuitiva, de que está realmente ocurriendo.
Cuando los tres elementos vienen juntos, existe la posibilidad de alcanzar la
liberación durante el instante de enfrentar los mandalas de las deidades.
Si esta liberación no
sucede en el intervalo entre el bardo ‘chö
nyi’ y el “Bardo de hacerse”, las ventajas de recibir el empoderamiento y
de comprender las enseñanzas sobre la naturaleza de la experiencia de después
de la muerte, son aquellas del “Bardo de hacerse”. Esto significa que podemos
experimentar un renacimiento positivo en el ciclo del samsara o, en algunos
casos, alcanzar la existencia en lo que llamamos los “reinos búdicos”, un paso
grande y seguro hacia la última iluminación.
El bardo
de hacerse
La
experiencia de enfrentar los mandalas de las deidades ocurre solo brevemente y
si la oportunidad se pierde, entonces la mente entra en el “Bardo de hacerse”.
Aquí la situación llega a ser más o menos análoga a lo que ahora experimentamos
--muchas impresiones variadas surgen continuamente en la mente y nos aferramos
a ellas, tomándolas todas en última instancia como si fueran reales. Este
estado alucinatorio se dice tradicionalmente que dura un período de
cuarentinueve días antes de que la conciencia tome otra vez forma física como
embrión. Al final de cada semana está el trauma de experimentar que estamos
muertos y nuestras mentes se precipitan en otro estado de inconsciencia como la
que ocurre inmediatamente después de la muerte, pero no tan intensa. Después de
cada uno de estos períodos muy cortos de inconsciencia, retorna la conciencia,
y una vez más los mandalas de las deidades se presentan, pero ahora de una
manera fragmentaria y efímera. Las sucesivas oportunidades producidas por estas
apariciones no son tan grandes como en la primera etapa, pero la posibilidad de
liberación se repite a lo largo de la experiencia de después de la muerte.
El simbolismo del mandala de las deidades
Ha
habido y todavía podría haber muchos comentarios sobre la relación entre estos
diversos niveles de expresión y nuestra propia experiencia. Para nuestros
propósitos actuales, es suficiente entender que los seis bardos que hemos
discutido brevemente son las seis fases principales de la experiencia para
cualquier ser que deambula en el ciclo del renacimiento. En cada una de ellas
la práctica de Dharma (= las enseñanzas budistas) es del más grande valor
posible, porque es por medio de ella que podemos purificarnos de la confusión,
oscurecimientos, y emociones negativas, y desarrollar muchos más nuestro
conocimiento y mérito.
*
Elemento Tierra = Familia del Buddha Ratnasambhava o familia de la preciosa gema; Elemento Agua
= Familia del Buddha Akshobhya o familia dorje; Elemento Fuego= Familia
del Buddha Amithaba o familia loto; Elemento Aire = Amoghasiddhi o familia
karma; Elemento Espacio/Éter = Vairocana o familia de la rueda del
dharma. Muchos Tantras incluyen un sexto elemento: el elemento Primordial o
familia Vajradhara.
** Bodhisattvas = estado de la mente cercano o apenas antes de la plena Budeidad. Estos estados de la mente son frecuentemente visualizados como arcoris havinga o cuerpos de ensueño.
** Bodhisattvas = estado de la mente cercano o apenas antes de la plena Budeidad. Estos estados de la mente son frecuentemente visualizados como arcoris havinga o cuerpos de ensueño.
*** Nivel Puro = la experiencia de ver las cosas con ojos
iluminados o en general, con los sentidos iluminados. Sin distorsiones debido a
las proyecciones impuras del ego.
-
Pregunta: No están los
mandalas de las deidades pacíficas y coléricas relacionados con una tradición
cultural particular. ¿Cómo los perciben los educados en otras tradiciones?
-
Respuesta
En la tradición
de estas enseñanzas no importa si eres budista o no: aun así tendrás la
experiencia de las deidades coléricas y pacíficas. La ventaja de ser budista o
haber practicado este enfoque particular es que reconocerás la experiencia por
lo que es. Pero la experiencia es fundamentalmente la misma, incluso para los
no-humanos. Cada ser que pasa por el bardo tiene una percepción de las luces,
las esferas concentrada de la luz y los mandalas que aparecen dentro de ellas.
Generalmente, sin embargo, no hay reconocimiento y ningún intento de
reconocerla, sólo la sensación de que la experiencia es amenazante y repelente.
La mente está aterrorizada y retrocede de la experiencia.
En los textos tradicionales se afirma que incluso la
conciencia de un insecto en el estado de bardo tiene la misma experiencia.
Todos y cada uno de los seres de los seis reinos de existencia tiene lo que se
llama 'Tathagatagarbha', la 'semilla de iluminación', que es la conciencia
fundamental de la naturaleza última de la mente. Es desde este bardo que las
experiencias se presentan como proyecciones naturales de la mente, no como algo
producido por condicionamientos culturales.
- Pregunta
La mente es
tradicionalmente descrita como teniendo tres aspectos; ¿Son los tres elementos,
que corresponden a estos aspectos, más importantes que los dos restantes?
- Respuesta
En
la presentación de la mente como teniendo tres aspectos - su esencia es vacía,
su naturaleza es la claridad, y su manifestación es sin trabas - consideramos
la vacuidad y la claridad de la mente como los elementos de espacio y fuego. El
elemento de viento (aire), el movimiento continuo de la mente, es el tercer
aspecto, manifestación sin trabas. Ahora el elemento de tierra es la función de
la mente como el origen y la base de toda la experiencia, y el elemento de agua
es la continuidad de la mente. Estas dos funciones (continuidad y base) se
aplican a todos los tres aspectos. Por lo tanto, la mente es esencialmente
vacío (espacio), tiene claridad (fuego) y la capacidad para manifestarse sin
impedimentos (viento/aire), y a lo largo de los tres hay continuidad (agua) y
la capacidad de proporcionar una base (tierra).
-
Pregunta
He oído que el
cuerpo no debe ser perturbado durante tres o cuatro días después de la muerte.
En occidente es costumbre embalsamar el cuerpo muy pronto después de la muerte.
¿Cuán importante es que el cuerpo no sea perturbado y por cuánto tiempo?
- Respuesta
En términos
generales, es bueno dejar el cadáver sin perturbarlo tanto como sea posible.
Pero en muchas circunstancias es difícil, porque simplemente no tenemos la
actitud hacia la muerte reflejada en las enseñanzas del bardo. Una vez que una
persona ha muerto, creemos que la mente ya no tiene necesidad del cadáver. No
tenemos la misma clase de respeto por el cuerpo que tienen los budistas en el
Tibet.
Pero no es fácil de
explicar estas ideas, y si simplemente dices: "No mueva o toque el
cuerpo", sin dar ninguna razón, solo puedes hacer que la gente se enoje.
Por otro lado, tal vez podrías explicar algunas de estas ideas. Las personas
por lo menos podrían apreciar la importancia de lo que estás diciendo, y luego
entonces tengan un sentimiento de respeto hacia el cuerpo, podrían hacer su
mejor esfuerzo para no perturbarlo. Es difícil de decir. Podría alentarse el
principio general de no perturbar un cadáver durante un corto periodo después
de la muerte. Resulta beneficioso.
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