jueves, 3 de noviembre de 2011

Las diez no-virtudes

El karma es causado por todas las variedades del samsara, se dice en el Abhidarma kosha. Especialmente, es puesto en movimiento por las acciones de las diez virtudes y las diez no virtudes. Las acciones de las diez no virtudes pueden dividirse en tres físicas, cuatro verbales y tres mentales no virtuosas. Las no virtudes físicas incluyen matar, robar e incorrecta conducta sexual. Las no virtudes verbales incluyen la mentira, las palabras bruscas, las palabras violentas y la charlatanería. Las no virtudes mentales comprenden la codicia, la motivación perniciosa y la visión incorrecta.


Tomar la vida de otro
  • Matar como un medio de gratificación o para conseguir riqueza o para alimentarse.
  • Matar como un acto de odio por resentimiento o por matar un enemigo.
  • Matar por ignorancia, matando como en un sacrificio.
Robar
  • Por la fuerza
  • Sigilosamente
  • Presentando como puro un producto que ha sido mezclado con impurezas
Conducta sexual indebida
  • Tener relación sexual con su madre, padre, hermana o hermano
  • Con el cónyuge de otra persona
  • Con un monje o monja
Mentir
  • Sostener falsamente haber tenido visiones
  • Hacer promesas que no cumplirá
  • Mentir sin ninguna razón especial
Palabras mordaces
  • Intentar esforzadamente separar a otros
  • Cortésmente intentar enfrentar a otros
  • Dividir las sanghas
Palabras duras
  • Condenar enérgicamente los defectos de otro
  • Cortésmente condenar a otros
Habla  absurda
  • Repetir mantras no virtuosos
  • Contar historias inútiles (chismes)
  • Dar enseñanzas a los que son recipientes inapropiados
Codicia
  • Aferramiento al cuerpo de uno, a las cualidades y a la riqueza
  • Celos de las riquezas y posesiones de otros
  • Aferramiento a lo que no es propiedad de los demás ni de uno mismo (país, localidades, etc.)
Motivación malévola (deseo de destruir)
  • Nacida del odio
  • Nacida de la envidia y la competitividad
  • Nacida del resentimiento
Visión errónea
  • Pensar que el karma positivo no conducirá a la felicidad y que el karma negativo no traerá sufrimiento.
  • No creer en la verdad del camino y, por consiguiente, no alcanzar la verdad del resultado.
  • Pensar que no existen el Buddha, el Dharma y la Sangha.
Si todos estas diez se hacen repetidamente, uno renace en un reino infernal.  Si se cometen de vez en cuando, uno renace como fantasma hambriento.  Si son hechas infrecuentemente, uno renace como animal.  Otra manera de expresar lo anterior es decir que si uno actúa desde la cólera, uno renace en un reino del infierno; si uno actúa con deseo, uno renace como fantasma hambriento; si uno actúa en ignorancia, uno renace como animal.   También se podría decir que si uno comete actos negativos contra seres iluminados, renace en el infierno; si comete actos negativos contra sus padres o alguna otra persona crucial, renace como fantasma hambriento; y si comete actos negativos contra seres sensibles ordinarios, renace como animal.  Las causas raíz de las acciones no-virtuosas son la ignorancia, el deseo y el odio.  Es por eso importante eliminar estas emociones perturbadoras.

Características del  Karma


La auto atribución del Karma significa que los resultados de una acción siempre son cosechados debido a la siembra de la acción y no debido a ninguna otra causa. Si no fuera así, podría significar que nuestras acciones no dan fruto o que fuimos víctimas de acciones negativas que no hemos cometido. Pero nada de esto es verdad.

El resultado terminante del Karma significa que las acciones positivas y negativas inevitablemente traerán resultados más o menos positivos y negativos, respectivamente.  Por ejemplo, la semilla venenosa producirá veneno, y la semilla medicinal producirá medicina.

El Karma menor produce gran resultado significa que así como una semilla pequeña puede proporcionar un árbol grande y muchas frutas, asimismo una acción menor (positiva o negativa) seguramente puede dar fuertes resultados.

La inevitabilidad del Karma significa que a menos que el karma sea eliminado por un antídoto, o sea purificado, puede permanecer intacto por millares de kalpas hasta que las condiciones finalmente le hacen producir su resultado inevitable.  En los Sutras el Buddha dijo: “El fuego puede crecer frío, el viento puede ser cogido por un lazo, y el sol y la luna pueden caer a la tierra, pero el resultado del karma es inevitable.”

Él también contó la siguiente historia en prueba de que uno no puede escapar al fruto de sus acciones: Había un rey llamado Pawajin que tenía 84.000 reinas, 1.000 príncipes y 500 princesas.  En aquella época el Bodhisattva Metok Dadze estaba en un bosque denso practicando meditación y dando enseñanzas.  Un día, él anunció con profunda comprensión y gran sabiduría que la época estaba madura para que viajara de ciudad en la ciudad dando enseñanzas en beneficio de todos los seres sensibles.

Los otros Bodhisattvas le advirtieron: “Lama Metok Dadze, su físico y su belleza espiritual motivarán los celos de los reyes.  Usted estará en grave peligro.” Él contestó: “si solamente pienso en mi propia seguridad, no puedo proteger las enseñanzas del Buddhas de los tres tiempos.  Todo los Buddhas alcanzaron la iluminación con grandes acciones en las cuales sacrificaron la protección de sí mismo.  Uno solo puede proteger las enseñanzas cuando renuncia al aferramiento a la forma, al sonido, al gusto, al oler y al tacto.  El mérito recibido de guardar diligentemente un precepto por veinticuatro horas, en una época en que el Dharma está en declinación, excede grandemente el mérito recibido por los seres devotos que ofrecen alimento, bebida, la preciosa sombrilla y luz a millones de Buddhas por kalpas tan ilimitados como las arenas del río Ganges.”

Lama Metok Dadze entonces viajó a muchas ciudades, dando enseñanzas que establecieron a 90 millones de seres sensibles en la insuperable iluminación.  Después viajó al palacio de rey Pawajin, en donde dio enseñanzas por siete días durante los cuales también ayunó.  En el séptimo día 1.086 reinas lograron inmediatamente el estado de la iluminación de no-retorno después de simplemente echar un vistazo al monje.  Las muchachas jóvenes también se reunieron para hacer ofrendas y recibir enseñanzas.  Cegado por sus celos de la hermosa forma del Bhikshu, el rey Pawajin creyó que el Lama predicaba un camino equivocado por sus temas.  Por lo tanto, ordenó a sus mil príncipes tomar la vida del Lama Metok Dadze, pero ellos se rehusaron. Finalmente Gache, el carnicero del reino, aceptó hacerlo.  El rey ordenó a Gache cortar las manos, las piernas, las orejas y la nariz del lama con una espada afilada, así como cortar los ojos del monje de modo que nunca pueda mirar otra vez la imagen de las consortes del rey con deseo.

Cuando la orden se cumplió, centenas de millares de rayos luminosos irradiaron del cuerpo del monje en las diez direcciones, y después volvieron a su cuerpo.  En vez de sangre, leche salía a chorros de sus venas.  De los miembros seccionados aparecieron los ocho símbolos propicios y las treintidos marcas especiales.  Ante esta muestra, el rey y su séquito se llenaron de duda.  Después de siete días volvieron para encontrar que el cuerpo del monje no se estaba descolorido por la muerte.  Ellos concluyeron que el Lama Metok Dadze había sido un Bodhisattva muy especial que había logrado el estado de la iluminación de no-retorno.

El rey Pawajin gritó: “He cometido todo un karma negativo; renaceré en el infierno.” Inmediatamente, ocho mil dioses aparecieron en el cielo y confirmaron los miedos del rey.  Lleno de remordimiento, el rey Pawajin dijo: “bodhisattva Metok Radze, escúcheme.  Despierte por favor como una Luna llena.  Maestro, libre de toda agresión y cólera, despierte por favor como un sol brillante.  Usted ha practicado la paciencia durante mucho tiempo.  Donde está su gran compasión y perseverancia.  Despierte y diga algo, gran ser amoroso y lleno de bondad.”

Habiendo dicho esto, el rey Pawajin puso el cuerpo del Lama en un ataúd y lo untó con medicina, sándalo, enebro e incienso.  El cuerpo fue incinerado y una stupa fue construida con los restos.  Por noventa y cinco millones de años el rey Pawajin hizo ofrendas diarias y practicó la purificación por los cuatro poderes –el poder de efectuar la expiación, el poder de practicar lo bueno como antídoto del mal, el poder de renunciar al mal, el poder de la confianza. Cuando el rey murió, renació en el infierno, experimentando infinito sufrimiento. Después de un millón de kalpas, sus ojos fueron arrancados con gubia y sus manos y piernas fueron seccionados.  El destino del rey Pawajin demostró la inevitabilidad del karma.  El Buddha Shakyamuni concluyó la historia explicando a su acompañante Ananda que él era el rey Pawajin en una vida anterior y que el Lama Metok Dadze tuvo el último renacimiento como el Buddha Padme Lame, la encarnación anterior del sin par Gampopa.

Así, es importante entender y mirar sobre las causas del karma, intentando eliminarlas antes que luchando por el resultado.

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