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jueves, 14 de enero de 2016

Una visión budista del Islam (final)
Alexander Berzin





En la actualidad, existen siete grandes regiones en las que poblaciones budistas y musulmanes están viviendo juntas o en las proximidades e interactuando unos con otros. Éstos están en Tíbet, Ladakh, sur de Tailandia, Malasia, Indonesia, Birmania/Myanmar y Bangladesh. En cada uno de las siete, sin embargo, la interacción entre los dos grupos es influenciada principalmente por factores económicos y políticos, antes que por sus creencias religiosas.

Las relaciones entre la población nativa de budistas tibetanos y la comunidad de colonos centenarios musulmanes Kashmiri han continuado siendo armoniosas, basado en las políticas del quinto Dalai Lama. En los días actuales, los miembros de esta comunidad musulmana son plenamente aceptados como tibetanos por los otros grupos tibetanos, tanto dentro como fuera de Tíbet, y siguen desempeñando un papel integral en la sociedad tibetana en el exilio en India.

Por otro lado, ha habido problemas significativos en las relaciones entre los budistas tibetanos y los chinos musulmanes Hui. Estos dos grupos han vivido al lado por muchos siglos en la tradicional región noreste tibetana de Amdo, actualmente dividida entre las provincias de Qinghai y Gansu de República Popular de China. Aunque, a veces, los caudillos Hui han ejercido fuerte control sobre partes de esta región, los budistas y musulmanes que viven allí han funcionado en un modus vivendi. En las últimas décadas, sin embargo, el gobierno de la RPC ha promovido al Tíbet como la tierra de las oportunidades económicas. En consecuencia, comerciantes Hui se han movido en cantidades significativas a las regiones tibetanas tradicionales, no sólo en Amdo, sino también en el Tíbet Central (la región autónoma del Tíbet). Los tibetanos locales ven a estos recién llegados como competidores extranjeros y, por lo tanto, hay una gran cantidad de resentimiento.
[Ver: Historical Sketch of the Hui Muslims of China. También: The Relation of the Hui Muslims with the Tibetans and Uighurs, 1996.]

Tanto los grupos budistas como los musulmanes que viven en las regiones tibetanas tradicionales dentro de la República Popular China se enfrentan a serias restricciones en la práctica de sus religiones. Especialmente en el Tíbet Central, las comunidades laicas casi no tienen acceso a la instrucción religiosa. Por lo tanto, los enfrentamientos que ocurren entre los dos grupos no se basan en las diferencias religiosas. El problema no es que los nuevos pobladores son musulmanes, sino que son chinos y que amenazan el bienestar económico de la población nativa. La cooperación y diálogo interreligioso son extremadamente difíciles en la situación actual, cuando las autoridades de la RPC fomentan y explotan las diferencias culturales con el fin de mantener el control.
[Ver: The Situations of Buddhism and Islam in China, 1996.]

Ladakh, con su población budista tibetana, actualmente es parte del estado indio de Cachemira y Jammu. La atención de los vecinos musulmanes de los ladakhis en la parte Cachemira del estado  se centra principalmente en el conflicto político hindú-musulmano con respecto a si desean unirse a Pakistán, permanecer dentro de la India o convertirse en un estado independiente. Por otra parte, la tradicional ruta comercial entre Cachemira y el Tibet, a través de Ladakh, está cerrada debido al control comunista chino del Tíbet. Por lo tanto, los comerciantes musulmanes cachemires ya no tienen contacto con la comunidad budista en el Tíbet o incluso con la creciente comunidad musulmana.

El conflicto entre los budistas y musulmanes en Ladakh es impulsado principalmente por la competencia para la ayuda del desarrollo. Como vivir con la tradición budista ya no es viable en el Tíbet, los turistas occidentales acuden a Ladakh para presenciar el budismo tibetano practicado en un entorno tradicional. Los proyectos de desarrollo, auspiciados por organismos indios e internacionales, han seguido la estela del creciente tráfico turístico. Con la situación tan volátil en la parte Cachemira del estado, se ha prestado mucha menos atención a proyectos de desarrollo allí. Naturalmente, muchos musulmanes cachemires están resentidos de que los proyectos de ayuda van a Ladakh. La gente no parecen sentir que el diálogo interreligioso budista-musulmán pueda desempeñar ningún papel significativo en la búsqueda de una solución a este problema.

El sur de Tailandia tiene principalmente una población musulmana, que tiene más en común con los musulmanes de Malasia que con la población budista del resto de Tailandia. Los conflictos allí se refieren al deseo de los musulmanes de una mayor autonomía política. Las cuestiones religiosas parecen ser irrelevantes.

Un tercio de la población del norte del estado de Rakhine en Arakan, Birmania/Myanmar, es musulmana, mientras que el resto es budista. Los dos grupos son de diferente origen étnico y hablan diferentes idiomas. Entre 1991 y 1992, una cuarta parte de un millón de estos musulmanes, conocidos como Rohingyas, huyeron como refugiados a Bangladesh. Huyeron, sin embargo, debido a la opresión y la discriminación del gobierno. El gobierno militar, que oficialmente promueve y se adhiere al budismo, considera a la población musulmana como residentes extranjeros.

En consecuencia, les niegan la ciudadanía, restringen su movimiento y limitan sus oportunidades educativas y profesionales. En 1995, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados asistió con la repatriación voluntaria de 94% de estos refugiados musulmanes. Todavía están recibiendo ayuda humanitaria y lentamente a algunos de ellos el gobierno les emite documentos de identidad. Los disturbios contra los musulmanes a manos de los budistas, sin embargo, todavía ocurren. Los musulmanes alegan que son instigados y apoyados por el gobierno. Sin embargo, gran parte de la tensión entre los dos grupos religiosos y étnicos, proviene del tratamiento preferencial dado a los no budistas bajo el dominio colonial británico. El trato preferencial del gobierno militar actual a los budistas puede verse como una reacción a esto. Sin un cambio de política gubernamental, parece poco probable que arreglo de las tensiones musulmanes-budistas en Birmania/Myanmar puedan resolverse solo mediante el diálogo religioso.

El uno por ciento de la población es budista, mientras que la gran mayoría es musulmana. Los budistas viven principalmente en el distrito de Chittagong y Chittagong Hill Tracts. En 1988, fue aprobada una enmienda en la Constitución de Bangladesh proclamando un "modo de vida islámico" para el país. Desde entonces, ha aumentado la tensión entre las facciones religiosas y seculares dentro del gobierno. Esto se ha visto enormemente exacerbado, sin embargo, desde el año 2001, con la "guerra contra el Terror". Las invasiones estadounidenses de Afganistán e Irak han alimentado el fundamentalismo islámico de Bangladesh y esto ha llevado a una mayor persecución de las minorías no musulmanas, incluyendo a los budistas.

Malasia e Indonesia tienen mayoría de poblaciones nativas musulmanas, intercaladas con comunidades minoritarias budistas, que consisten principalmente de chinos de ultramar y algunos asiáticos del sureste. Los grupos musulmanes y budistas mantienen estrictamente sus propias tradiciones religiosas. De hecho, en Malasia, los malayos étnicos están prohibidos, por leyes severas, de convertirse al budismo desde el Islam, o incluso asistir a una enseñanza o ceremonias budistas. Los principales conflictos entre los grupos en cada país, sin embargo, parecen derivar de la competencia económica.

Promover e intensificar las buenas relaciones y el diálogo entre los budistas y musulmanes en el Tíbet, Ladakh, sur de Tailandia, Birmania/Myanmar, Bangladesh, Malasia e Indonesia es importante y sin duda muy beneficioso. Se puede resolver o aliviar las tensiones entre los dos grupos religiosos, incluso si su capacidad de resolver las causas económicas y políticas para el conflicto es limitada. El objetivo principal para el desarrollo del entendimiento y cooperación mutua budista-musulmana, entonces, ha recaído en los esfuerzos de los líderes religiosos de las dos religiones fuera del contexto de las situaciones en que las poblaciones budistas y musulmanes están viviendo una al lado de la otra, hoy.

Durante muchos años, su Santidad el decimocuarto Dalai Lama en varias ocasiones se ha reunido con líderes religiosos musulmanes en eventos interreligiosos celebrados en numerosas partes del mundo. El mensaje del Dalai Lama es claro. A raíz de una conferencia de prensa que sostuvo el Dalai Lama, en el Club de Prensa de los corresponsales extranjeros, en Nueva Delhi, India, el 08 de octubre de 2006, la Agencia France-Presse informó: "El Dalai Lama ha advertido contra el retratar al Islam como una religión de violencia; diciendo que los musulmanes han sido demonizados erróneamente en el occidente, desde los atentados del 11 de septiembre. Promoviendo la tolerancia religiosa, el líder budista más influyente del mundo, dijo el domingo que hablar de ‘un choque de civilizaciones entre Occidente y el mundo musulmán es erróneo y peligroso’. Los ataques terroristas musulmanes han distorsionado las opiniones de las gentes sobre el Islam, haciéndoles creer que es una fe extremista en lugar de una basada en la compasión... Todas las religiones tienen extremistas y 'es un error generalizar (acerca de los musulmanes). Ellos (los terroristas) no pueden representar a todo el sistema."… El Dalai Lama dijo que él mismo ha elegido el papel de defensor del Islam porque quiere cambiar la forma de las opiniones de la gente sobre la religión".

El Dalai Lama repitió este tema en la conferencia sobre "Los riesgos de la globalización: ¿Las religiones ofrecen una solución o son parte del problema?" patrocinado por Forum 2000, Praga, República Checa, el 10 de octubre de 2006. Allí, dijo: "En el pasado, como hoy, ha habido divisiones en nombre de la religión y para superarlas deberíamos tener un continuo diálogo entre las diferentes religiones... Si realmente cree que su religión proviene de Dios, entonces tienes que creer que las otras religiones también son creadas por Dios. "

Aquí, el Dalai Lama estuvo haciéndose eco de las palabras del Dr. Sayyid M. Syeed, Secretario general de la Sociedad Islámica de Norteamérica. En una reunión interreligiosa, titulada "Un encuentro de corazones iluminando la compasión," celebrada en San Francisco, California, 15 de abril de 2006, atendida por el Dalai Lama, el Dr. Syeed dijo: "El Corán instruye a los musulmanes que la humanidad consistirá de gente de una sola fe si así ha sido considerado por Alá."

Un corolario destacado del creciente desarrollo de un diálogo budistas-musulmán es el papel que ha desempeñado la iniciación del Kalachakra como escenario para este diálogo. Por ejemplo, el príncipe Sadruddin Aga Khan asistió, como invitado de honor, a la iniciación de Kalachakra conferida por el Dalai Lama en Rikon, Suiza, en julio de 1985. El último príncipe era el tío de su Santidad Príncipe Karim Aga Khan IV, el actual jefe espiritual de la rama Nizari de los Ismailí chií. Siete años más tarde, el Dr. Tirmiziou Diallo, el líder Sufi hereditario de Guinea, África occidental, asistió a la iniciación de Kalachakra conferida por el Dalai Lama en Graz, Austria, en octubre de 2002.

Por otra parte, durante la iniciación de Kalachakra que el Dalai Lama otorgó en enero de 2003 en Bodh Gaya, India, el sitio más sagrado en el mundo budista, el Dalai Lama visitó la mezquita local situada junto a la estupa principal. Según el informe oficial de la visita por el Departamento de Información y Asuntos Internacionales de la Administración Central tibetana, Dharamsala, India: "Su Santidad fue recibido allí por Maulana Mohammad Shaheeruddin, Imán de la mezquita y el Rector de un colegio religioso adyacentes a la mezquita. Al dirigirse a los profesores y estudiantes, su Santidad dijo que seguimos diferentes religiones, pero básicamente todos somos los mismos seres humanos. Todas las tradiciones religiosas nos enseñan a ser un buen ser humano. Entonces, es por esto que nosotros trabajamos hacia ese objetivo."

El Dalai Lama ha subrayado a menudo que la cooperación interreligiosa, ya sea entre los budistas y musulmanes o entre todas las religiones del mundo, necesita basarse en verdades universales aceptables en el marco religioso de cada grupo. Dos de esas verdades son que todo el mundo desea ser feliz y nadie quiere sufrir, y que el mundo entero está interrelacionado e interdependiente. Al igual que con el ejemplo de la literatura del Kalachakra sobre la enseñanza compartida budista-islámica de que las personas conllevan la responsabilidad ética de sus acciones, estas dos máximas tienen diferentes explicaciones filosóficas en las dos religiones. El budismo explica los dos puntos en términos de lógica, mientras que el Islam les explica en términos de la igualdad de todas las creaciones de Dios. Sin embargo, encontramos expresados sentimientos similares en ambas religiones que apoyan la política de responsabilidad universal.

El maestro budista indio del siglo octavo, Shantideva, escribió en Comprometerse con la conducta del bodhisattva (Byang-chub sems-dpa’i spyod-pa-la 'jug-pa, sánscr. Bodhisattvacāryāvatāra), VIII 91: "Justo a pesar de sus muchas partes, con divisiones en las manos y así sucesivamente, el cuerpo debe ser cuidado en su totalidad. Del mismo modo, a pesar de las diferencias entre los seres errantes, sin embargo, con respecto a la felicidad y el dolor, todos son iguales a mí mismo, en cuanto desean ser felices y así formar un todo".
[Ver: Engaging in Bodhisattva Behavior, chapter 8.]

Un hadith preservado por Nu'man ibn Bashir al-Ansari, asimismo, registra al Profeta diciendo: "La similitud de los creyentes en relación con el amor mutuo, afecto y  sentimiento solidario es el de un solo cuerpo; cuando duela cualquier miembro de esto, el cuerpo entero dolerá a causa del insomnio y la fiebre."

A través de enseñanzas como estas y de los continuos esfuerzos de no solo líderes espirituales budistas y musulmanes, sino también de la participación de miembros de las dos comunidades religiosas, las perspectivas para la armonía religiosa entre los budistas y musulmanes y, en general, entre todas las religiones del mundo, luce esperanzador.

http://www.berzinarchives.com/web/en/archives/study/islam/general/buddhist_view_islam.html



Una visión budista del Islam (II)
Alexander Berzin


La  literatura del Kalachakra como fuente para la visión budista clásica del Islam


El lugar singular donde aparece referencia budista a la doctrina islámica durante este período es en la literatura sánscrita del Kalachakra. Kalachakra, significa ciclos de tiempo, es un sistema budista Mahayana de práctica tántrica para alcanzar la iluminación para poder beneficiar a todos los seres tanto como sea posible. Describe tres ciclos paralelos de tiempo: externo, interno y alternativo. Los ciclos externos se refieren al movimiento planetario, patrones astrológicos y ciclos históricos, incluyendo invasiones periódicas por parte de fuerzas extranjeras. Cuando se habla de estas invasiones, los textos fundamentales se dirigen a un público hindú. Los ciclos internos se refieren a los ritmos biológicos y psicológicos. Los ciclos alternativos son prácticas meditativas repetidas encaminadas a la superación de estar bajo el control de los ciclos internos y externos.

Las referencias islámicas en la literatura del Kalachakra probablemente surgieron parcialmente en los monasterios budistas del oriente del actual Afganistán y parcialmente en la patria del tantra, Oddiyana (noroeste de Pakistán), durante el siglo X. Ambas regiones estaban en aquel momento bajo el gobierno Shahi hindú. A finales de ese siglo, esta literatura alcanzó el subcontinente indio, donde, en Cachemira, fue probablemente mezclada con las experiencias de las invasiones Ghaznavid (1001-1025 eC). Poco después, esta literatura fue transmitida al Tíbet; sin embargo, se ha mantenido siempre una característica relativamente secundaria de la tradición budista indo-tibetana. Por lo tanto, uno debe tener una perspectiva adecuada sobre la prevalencia del conocimiento budista del pensamiento islámico. En su mayor parte, los budistas se han mantenido desinformados acerca de las enseñanzas islámicas.

Para evitar malentender la pasada visión budista del Islam, es importante identificar la forma del Islam que describe la literatura del Kalachakra. Los textos no se refieren al Islam como un todo y ciertamente no al Islam como se entiende y se practica hoy en su amplia gama de formas. Los textos hablan, más concretamente, de un pueblo extranjero que, en el futuro, amenazará invadir el reino de Shambhala, la tierra montañosa en la que florecen las enseñanzas de Kalachakra. Desde la descripción de las creencias de estos futuros invasores, parecen ser seguidores de la temprana tradición oriental Ismailí Shií [Ismailí chií].

La principal evidencia que apoya esta hipótesis proviene de El real Kalachakra Tantra abreviado I.153 (bsDus-pa ' i rgyud-kyi rgyal-po dus-kyi ' khor-lo, Sáns. Laghu-Kalachakra-tantra-raja). Este versículo presenta una lista de los ocho profetas de los futuros invasores: "Adán, Noé, Abraham y otros cinco – Moisés, Jesús, el Vestido de Blanco, Mohamed y Mahdi... El octavo será el ciego. El séptimo manifiestamente llegará a la ciudad de Bagdad en la tierra de la Meca, (el lugar) en este mundo donde una porción de los asura (casta) tendrá la forma de los poderosos, implacables, mlecchas."

Esta lista es la lista estándar de los siete profetas Ismailíes, con la adición del Vestido de Blanco. Puede argumentarse que el Vestido de Blanco es Mani, fundador del maniqueísmo del siglo III. Sin embargo, aunque los primeros pensadores Ismailís podrían haber tenido alguna influencia maniquea del llamado "Islam maniqueo", los teólogos ismailitas han coincidido en la condena general Islámica del maniqueísmo como una herejía.

Una posible explicación para la lista de Kalachakra de numerar ocho profetas es de hacer un paralelo con las ocho encarnaciones de Vishnu enumerados en el versículo precedente inmediato, I.152. Esto es sugerido por la referencia a los seguidores de los profetas como miembros de la casta asura. En la cosmología budista, los asuras, un tipo de semidioses celosos, son rivales de los dioses hindúes y siempre luchan contra ellos. Si hay ocho encarnaciones del dios hindú Vishnu, entonces sería necesario haber ocho profetas asura que compitan contra ellos.

Otra explicación, según un temprano comentario indio del verso, Un comentario sobre los difíciles puntos llamados "Padmani", (Padma-can zhes-bya-Ba ' i dka'-' grel, Sáns. Padmani-nama-panjika) es que el Vestido de Blanco es otro nombre para Mohammed. En cualquier caso, los términos sánscritos que utiliza la literatura de Kalachakra para referirse a los seguidores de estos profetas nos ayudan a postular la ubicación de este grupo ismailí. Parecería que son los ismailitas de Multan, situado en el norte del Sindh, actual Pakistán, durante la segunda mitad del siglo X.

La literatura del Kalachakra regularmente se refiere a los invasores como mleccha (kla-klo), el tradicional nombre sánscrito dado a los invasores extranjeros del subcontinente indio, a partir de Alejandro el Grande e incluyendo los Kushanes y los hunos Heftalitas. El término connota personas que hablan ininteligibles idiomas no índicos. Los mleccha se caracterizan por sus ejércitos invasores inmisericordes. El otro término principal usado para los invasores es "Tayi," una transcripción fonética sánscrita del arábe tayy (plural: tayayah, tayyaye) o la forma persa del mismo, tazi. Los Tayyayah eran las más fuertes de las tribus árabes pre musulmanas, el Tayy'id, y "Tazi" se convirtió en la palabra persa para los árabes. "Tazi" fue el término utilizado en referencia a los invasores árabes de Irán, por ejemplo, por el último gobernante sasánido, Yazdgerd III.

El reino de Multan era un estado vasallo del imperio ismailí fatimí, centrado en Egipto. Rodeando el tambaleante imperio Abbasí en ambos lados, los fatimíes y sus vasallos multaní plantearon una seria amenaza de invasión en su búsqueda por la supremacía sobre el mundo islámico. Por lo tanto, es razonable que los invasores extranjeros mencionados en los textos de Kalachakra se refieran a estos multaní ismailítas. Esa conclusión se correlaciona con la postulación de que la literatura del Kalachakra se originó en las regiones de Afganistán y Oddiyana bajo el dominio Shahi hindú, intercaladas entre Multan y las regiones abásidas en aquel momento.

Los textos de Kalachakra mencionan algunas de las costumbres y creencias de los mlecchas Tayi. La mayoría de estas creencias es fundamental para el Islam en su conjunto. Algunas parecen ser específicas del pensamiento ismailí de la época, mientras que otras contradicen ese pensamiento. Esta discrepancia tal vez indica que los compiladores de la literatura del Kalachakra tenían información incompleta sobre las creencias smailitas sostenidas en Multan y, por lo tanto, llenaron su relato con la información obtenida de otras formas del Islam que encontraron. Alternativamente, podría indicarse que las opiniones teológicas expresadas por el principal pensador ismailí de la época -- Abu Ya'kub al-Sijistani, un fuerte partidario del estado fatimí – no fueron todavía ampliamente difundidas en Multan. Esto podría haber sido el caso aunque obras de al-Sijistani fueron la doctrina oficial fatimí prevalente en esa época en las regiones orientales ismailitas.

En cualquier caso, debemos ser cuidadosos para no confundir la descripción del Kalachakra de las creencias Tayi como que representa la visión de todo el Islam de toda la población budista de Asia a lo largo de la historia. La descripción se limita a un lugar específico, en un momento específico, dentro de un contexto histórico y político específico. Sin embargo, los relatos del Kalachakra son relevantes porque, para el conocimiento de este autor, son los únicos textos budistas clásicos que se ocupan de alguna creencia islámica. Por lo tanto, son únicos como fuentes primarias que realmente revelan una visión budista clásica del Islam.

El real Kalachakra Tantra abreviado, II.164cd, establece: "Creado por el Creador es todo lo que surge, móvil e inmóvil. De complacerlo, como la causa de liberación para los Tayis, existe el paraíso. Esto es en efecto la enseñanza de Rahman para los hombres." "Rahman", un epíteto de Alá, es término árabe para "compasivo."

Pundarika declara en Luz inmaculada: un comentario explicativo de "El Real Kalachakra Tantra abreviado," (bsDus-pa ' i rgyud-kyi rgyal-po dus-kyi ' khor-lo ' grel-bshad dri-ma med-pa ' i ' od, Sct. Vimalaprabha-nama-laghu-Kalachakra-tantra-raja-tika) "Ahora, en cuanto a las afirmaciones de los mlecchas Tayi, el creador Rahman dio lugar a todos los fenómenos funcionales, tanto móviles como inmóviles. La causa para la liberación para los Tayis, es decir los mlecchas vestidos de blanco, es agradar a Rahman y esto sin duda trae un renacimiento superior (en el paraíso) para los hombres. De no agradarlo, resulta (el renacimiento) en el infierno. Estas son las enseñanzas de Rahman, las afirmaciones de los Tayis". En este pasaje, la referencia a la Tayis como estando vestidos de blanco tal vez puede referirse a los peregrinos musulmanes vistiendo túnicas blancas simples durante la peregrinación a la Meca.

Según al-Sijistani, Alá, a través de su mandato o palabra, creó el "intelecto" universal. El "intelecto" universal es un ser primitivo eterno, inmóvil, inmutable y perfecto. Es un indiferenciado universal que abarca todo y es un poco como una "mente" universal, pero en forma de un ser. El "intelecto" universal emanó un "alma" universal, que es eterna, pero siempre está en movimiento y es imperfecta. Dentro del "alma" universal, emerge el mundo físico de la naturaleza. El "alma" universal tiene dos disposiciones contrarias: movimiento y reposo. Dentro de la realidad física, el movimiento crea forma y el reposo crea materia. La materia permanece inerte y estática, mientras que sus formas están continuamente en movimiento y cambio.

Por lo tanto, tal vez en referencia a la explicación del al-Sijistani de la creación es que El Kalachakra Tantra Regal abreviado anota: "Creado por el creador es todo lo que se surge, móvil e inmóvil". Aunque los conceptos de un "intelecto" universal y un "alma" universal han permanecido prominentes en el pensamiento ismailí, no ocurren en otras formas del Islam.

Al-Sijistani, sin embargo, no afirma el complacer a Alá – en el sentido general islámico de obedecer las leyes de la Sharía o, en el Shi'ite general y más tarde en el sentido ismailí, de reconocer la infalibilidad de la línea de los imánes – como la causa para "un alto renacimiento en el Paraíso". Su explicación de la causa para ir al paraíso es bastante diferente.

Para al-Sijistani, el "alma" universal da lugar a las almas individuales, particulares que descienden al mundo físico de la materia y forma. Dentro de cada ser humano individual particular, el alma individual se apropia de una porción individual del "intelecto" universal, la que es parcial y limitada. La causa para ir al paraíso es la discriminación de un alma individual por la que separa de los placeres del mundo físico y vuelve, por el contrario, hacia el reino puro del "intelecto" universal. De esta manera, un alma individual aprende la distinción entre la verdad y la falsedad, como entre el bien y el mal.

La circuncisión, el ayuno de Ramadán y Halal
Pundarika, en El servicio glorioso más profundo (dPal don-dam-pa ' i bsnyen-pa, Sánscr. Shriparamartha-seva), explica: "Según otros, la causa para un renacimiento elevado (en el paraíso) es tener cortada la piel del extremo de su pene y comer al final del día y el comienzo de la noche. Esto es ciertamente lo que hacemos los Tayis. No disfrutan de la carne de reses que han muerto (muerte natural) por su propio karma. Por el contrario, se alimentan de aquellas que hayan sido sacrificadas. De lo contrario, no hay la ida a un elevado renacimiento (en el paraíso) para los hombres."

Pundarika amplía la segunda parte de esta línea en Luz inmaculada: "Con un cuchillo, degüellan el ganado con mantra Bishimilla del Dios de los mleccha y luego comen la carne de los bovinos que hayan sido sacrificados con el mantra de su Dios. Ellos no comen la carne de las reses que han muerto (muerte natural) por su propio karma." "Bishimilla" (ár. Bismillah) significa "en el nombre deAlá."

Estos pasajes indican las costumbres islámicas generales de circuncisión, de comer sólo después del atardecer durante el ayuno del Ramadán y de obedecer los preceptos relacionados a los mandatos de las leyes dietéticas halal.

Ética, plegaria y mandato contra las estatuas de Dios
En La esencia del Tantra mayor del glorioso Tantra de Kalachakra (dPal dus-kyi ' khor-lo rgyud phyi-ma rgyud-kyi snying-po, Sánscr. Shri-Kalachakra-tantrottaratantra-hrdaya), se afirma: "En consonancia con las enseñanzas de aquellos cuyas mujeres llevan velos... las hordas de jinetes Tayi destruyen en batalla cualesquier estatuas de dioses que puedan haber, sin excepción alguna. Tienen una sola casta, no roban y dicen la verdad. Se mantienen limpios, evitan las esposas de otros, siguen las prácticas ascéticas definidas y permanecen fieles a sus esposas. (Primero) habiéndose lavado ellos mismos, entonces, en un tiempo deseado individualmente, durante lo muy oscuro de la noche y al mediodía, al crepúsculo, a media tarde, y cuando el sol se levanta sobre las montañas, los Tayi no budistas (mu-stegs-pa, Sánscr. tirthika) rinden homenaje cinco veces (cada día); postrándose en el suelo frente a su tierra santa y toman singular refugio en el 'Señor de aquellos con Tamas' en el reino celestial por encima de la tierra". Tamas es una de las tres características constitutivas (yon-tan gsum, Sánscr. triguna) en que el sistema filosófico indio Samkhya divide el universo. Según El Real Kalachakra Tantra abreviado, I.153, los profetas Moisés, Jesús, Mani, Mohammed y Mahdi son "Aquellos con los Tamas".

Aquí, el texto de Kalachakra también explica las creencias comunes a todos los musulmanes: no hacer estatuas "idólatras", honrar la igualdad de todos los hombres en el Islam, mantener estricta ética y orar cinco veces al día.

La literatura del Kalachakra señala dos características problemáticas de las enseñanzas de los Tayi que podían impedir la armonía religiosa. Es significativo, sin embargo, que la literatura no indica que estas características problemáticas serán las causas para una futura invasión por las fuerzas de los Tayi. Las invasiones son una ocurrencia periódica en la visión de ciclos de tiempo del Kalachakra y, según El real Tantra de Kalachakra abreviado, II.48-50, deben ser entendidas como reflejar y representar las invasiones periódicas a la mente de cada persona de las emociones y las actitudes perturbadoras. Además, ninguno de los puntos problemáticos es único del pensamiento ismailita multaní, y mucho menos del Islam en general. También son puntos compartidos por otras religiones.

Sacrificio de los animales
La primera característica que los textos de Kalachakra encuentra problemática también fue encontrada entre los hindúes de la época. El problema se refiere a la matanza de ganado en nombre del Dios Tayi, Bismillah. Por eso, Pundarika, en Luz inmaculada, toma erróneamente el método halal para significar un sacrificio a Dios, como similar a los rituales védicos. Dirigiéndose a una audiencia hindú, Pundarika declara: "Ustedes considerarán que esa enseñanza (Tayi) es válida, debido a las palabras en sus escrituras (Védicas): 'Emplea ganado en el ara del sacrificio'."

Las enseñanzas budistas prohiben fuertemente el sacrificio de animales. Según Buda, los seres sensibles renacen repetidamente como cualquier forma de vida que tiene una mente, incluyendo tanto la humana como la animal. En consecuencia, cualquier animal que uno puede sacrificar pudo haber sido su madre en una vida anterior. Aunque los textos de Kalachakra malinterpretan el método halal de matanza como un sacrificio y no hacen ninguna referencia al sacrificio ritual de ovejas por los peregrinos en el hajj, la matanza sacrificial fue y sigue siendo un área problemática entre el budismo y el Islam.

La dificultad doctrinal budista sobre la matanza de sacrificio, sin embargo, no se limita a la presencia de esta práctica en el Islam. También se refiere a ciertas formas del hinduismo. El problema se extiende incluso a ciertas formas del budismo que se mezclan con las costumbres indígenas. Por ejemplo, durante la iniciación del Kalachakra conferida por el Dalai Lama en Bodh Gaya, India, en enero de 1975, el Dalai Lama aconsejó enérgicamente a los budistas que asistieron desde remotas regiones del Himalaya que deben parar todo sacrificio animal.

En los tiempos modernos, los budistas ya no parecen asociar el método de sacrificio halal con sacrificio. Durante el período pre comunista en el Tíbet, por ejemplo, no sólo a los musulmanes locales les era permitido la matanza de animales en la manera halal, sino también a que muchos nómadas tibetanos trajeran su ganado a las carnicerías musulmanas para ser sacrificado y vendido como carne. La mayoría de los tibetanos, de hecho, considera que los mejores platos de carne eran servidos en los restaurantes musulmanes y no tenían reparo ni vacilación en patrocinarlos.

La vida eterna
La segunda área problemática entre los sistemas de las dos creencias mencionado en los textos de Kalachakra es la referente a la naturaleza de la vida eterna. El Real Tantra Kalachakra abreviado, II.174, declara: "A través de la otra vida (eterna), una persona experimenta (los resultados de sus) acciones kármicas anteriormente cometidas de este mundo. Si así fuera, entonces no se produciría el agotamiento del karma de los seres humanos desde un nacimiento a otro. No habría salida del samsara ni entrada en la liberación incluso en términos de existencia inconmensurable. Este pensamiento, de hecho, aparece entre los Tayis, aunque es desestimado por otros grupos."

Pundarika elabora en este pasaje en Luz Inmaculada: "La afirmación de los mleccha Tayis es que los seres humanos que mueren experimentan felicidad o sufrimiento en un renacimiento más alto (en el paraíso) o en el infierno con sus cuerpos humanos, a través de la decisión de Rahman."

Este pasaje se refiere a la creencia islámica general en el Día del Juicio, cuando todos los hombres se levantarán de entre los muertos en sus cuerpos humanos y serán juzgados por Alá. Basado en sus hechos pasados, van a pasar ya sea a la felicidad eterna en el Paraíso o al sufrimiento eterno en el infierno, aún manteniendo sus cuerpos humanos. El principio de los ismaelitas, sin embargo, según lo formulado por al-Sijistani, niega la resurrección del cuerpo humano. Según al-Sijistani, la felicidad del Paraíso y el sufrimiento del infierno son experimentados por el alma individual de modo puramente mental, sin ningún aspecto físico.

El budismo, por el contrario, con sus enseñanzas del karma, afirma el renacimiento recurrente (sánscr. samsara) por la fuerza de las acciones kármicas de uno, motivadas por las emociones y actitudes perturbadoras. Las acciones destructivas, motivadas por la ira, la codicia, el apego o la ingenuidad acerca de la causa y efecto conductual, resultan en el renacimiento en un infierno o como un fantasma o como un animal. La ingenuidad puede deberse a la falta de conocimiento o a una comprensión incorrecta. Las acciones constructivas, pero todavía asociadas con la ingenuidad acerca de la realidad, resultan en el renacimiento como un humano, un asura ("anti dios") o en el cielo. Cada uno de estos tipos de renacimiento que cualquiera puede experimentar – incluyendo el renacimiento en un cielo o un infierno – tiene su propio tipo de cuerpo específico a ese reino. Uno no puede renacer en un cielo o en un infierno con un cuerpo humano.

Además, el budismo enseña que las consecuencias kármicas de cualquier acción kármica maduran en felicidad o sufrimiento por sólo un período limitado de tiempo. Una vez que ha finalizada la maduración de esa consecuencia kármica, esta se agota. Entonces uno muere a causa de un renacimiento celestial o infernal y renace en otro reino samsárico. Desde el punto de vista budista, el renacimiento en un cielo o un infierno no puede ser eterno. Sin embargo, los renacimientos samsáricos recurrentes de uno continuarán eternamente, uno tras otro, a menos que uno se libere completamente de sus causas verdaderas. Por otra parte, incluso la felicidad de un renacimiento celestial es una forma de sufrimiento, ya que nunca satisface y finalmente llega a su fin.

Así, el budismo enseña que si uno se deshace de todas las emociones y actitudes perturbadoras, uno para de cometer acciones kármicas que conducirían al continuo renacimiento samsárico, ya sea en un cielo, un infierno, en esta tierra o en otros lugares. Asimismo, uno se deshace de las consecuencias kármicas ya acumuladas. Entonces, sobre la base de acciones constructivas hechas sin ninguna ingenuidad acerca de la realidad, uno gana un estado eterno, tranquilo y alegre de nirvana, liberación del renacimiento samsárico recurrente. No hay ningún día del juicio y ningún juez. El continuo renacimiento samsárico no es un castigo, ni la consecución del nirvana es una recompensa. La conexión entre causa y efecto conductual opera exclusivamente en forma mecánica, sin intervención divina.

Como era el caso relativo al sacrificio de animales, el área problemática de la naturaleza de después de la vida y de un eterno cielo o infierno no se limita a una diferencia de afirmación entre el budismo y el Islam. Es una cuestión entre los budistas y los hindúes, por un lado, y los musulmanes y cristianos, por el otro.

El Real Tantra de Kalachakra abreviado, I.158-166, describe una invasión de Shambala por los mleccha Tayis, 1800 años después de la fundación de su religión y su derrota en la batalla por los ejércitos de Shambala. En el siguiente capítulo (II 48-50ab), sin embargo, el texto explica los equivalentes internos para la batalla en términos de métodos de meditación. Estos versos concluyen (II.50cd): "La batalla con el señor de los mleccha es definitivamente dentro del cuerpo de los seres encarnados. Por otro lado, el (nivel de la batalla) externo es, en realidad, una forma ilusoria. (Así), la batalla con los mleccha en el caso de la Meca no es (realmente) una batalla."

El comentarista tibetano del siglo quince, Kaydrubjey (mKhas-grub rje dGe-legs dpal-bzang), en su Iluminando la verdadera naturaleza de la realidad, una extensa explicación de "Luz inmaculada," el gran comentario a "El glorioso Tantra de Kalachakra," (dPal dus-kyi 'khor-lo'i grel-chen dri-ma med-pa'i 'od-kyi rgya-cher bshad-de-kho-na-nyid snang-bar byed pa) describe: "Esta explicación en el segundo capítulo es el significado definitivo de la descripción, en el primer capítulo, de la batalla que lo ejemplifica. Debe ser aplicado al yoga surgiendo de la penetración de los puntos vitales del cuerpo de uno... Cuando se dice en el texto que este (nivel externo) es una forma ilusoria, esto significa que la batalla en el primer capítulo tiene, como su intención, lo que aquí se describe en el segundo capítulo. Y, excepto por mostrar un modo de batalla que es una emanación, como una forma ilusoria, su (intención) no es (para las personas) actuar de la manera de causar gran daño por luchar contra los mleccha y matándolos.”

Por lo tanto, aunque superficialmente podría parecer como si la literatura del Kalachakra predice una gran guerra entre los budistas y los musulmanes, los textos y comentarios aclaran que la batalla debe ser entendida meramente como una representación de una batalla interna contra las fuerzas perturbadoras propias de uno y los estados destructivos de la mente.

Puntos comunes, pero con interpretaciones diferentes en cada sistema
El budismo afirma que el Buddha, siendo experto en métodos y deseando beneficiar a todos, enseñó en muy diferentes formas para satisfacer diferentes mentalidades. Así, el Buddha dio enseñanzas análogas a determinadas afirmaciones hechas por otros sistemas de creencias. Aunque el budismo y los otros sistemas tenían diferentes interpretaciones de los puntos de estas enseñanzas; sin embargo, el punto común podría constituir una base para la armonía religiosa, la comprensión y la cooperación pacífica. La literatura del Kalachakra demuestra este principio.

El comentarista tibetano del siglo diecinueve, Mipam (Mi-pham 'Jam-dbyangs rnam-rgyal rgya-mtsho), en su Iluminación del sol Vajra, aclarando el significado de las palabras de "El glorioso Tantra de Kalachakra," comentario al capítulo (cinco), conciencia profunda, (dPal dus-kyi 'khor-lo rgyud-kyi tshig don rab-tu gsal-byed rdo-rje nyi-ma'i snang-ba Ye-shes le'u'i 'grel-chen) explica: "los mlecchas tienen dos (puntos filosóficos) que sostienen. Sostienen que los fenómenos externos tienen la naturaleza de una colección de átomos, y sostienen la existencia de un yo de una persona que toma temporalmente nacimiento o tiene un aspecto que toma nacimiento en el samsara. El objetivo es lograr la felicidad de los dioses como el fruto. Aparte de esto, no afirman cualquier otro tipo de nirvana. "

Mipam no proporciona un texto específico en el que el Buddha habla de que la materia está compuesta de átomos. Sin embargo, siguiendo su discusión de los puntos de vista de los invasores con una presentación progresiva de las cuatro escuelas de filosofía budista indias, Mipam implica que las afirmaciones de los Tayi encajan con las presentaciones budistas. Él explica que las escuelas Vaibáshika y Sautrántika del budismo Hinayana afirman que los átomos son indivisibiles, inseparables; mientras que las escuelas Chittamatra y Madhyamaka del budismo Mahayana afirman que los átomos son divisibles interminablemente.

Asimismo, entre las opiniones filosóficas que se habían desarrollado dentro del Islam antes de mediados del siglo décimo, algunos escritores afirmaron que los átomos eran indivisibles. Incluyen a al-Hakam y al-Nazzam, dentro del debate de la escuela Shi'ite Mu’tazili y el teólogo sunita al-Ash'ari. Muchos otros teólogos islámicos de ese tiempo, como también después, afirmaron que los átomos eran infinitamente divisibles. Al-Sijistani, sin embargo, parece estar confuso acerca de la divisibilidad de los átomos.

Los budistas y los musulmanes utilizan argumentos significativamente diferentes, sin embargo, para refutar la indivisibilidad de los átomos. Los budistas sostienen que es ilógico que los átomos no tengan por lo menos partes o lados direccionales; de lo contrario, sería imposible unir dos átomos. Para unirse dos átomos, deberían unirse en un sólo lado, en cuyo caso pueden ser divididos, al menos mentalmente, en partes direccionales. El principal argumento islámico es que si los átomos fueran indivisibles, esto implicaría una limitación de los poderes de Alá. Como Alá es omnipotente, él debe ser capaz de dividir un átomo infinitamente.

Mipam continúa, "conociendo sus disposiciones y pensamientos, el Buddha enseñó sutras de lo que ellos (los Tayis) podrían aceptár. Por ejemplo, en el Sutra de ejercer responsabilidad (Khur 'khu-Ba'i mdo), el Buddha dijo que las personas ejercen la responsabilidad (por sus acciones), pero sin hablar del alma de una persona como siendo permanente o impermanente. Estos puntos son verdaderos en la faz de sus aseveraciones (Tayi). La previsión del Buddha de lo que significa es que existen personas como continuidad de un yo que tiene una responsabilidad por el karma, pero que sólo es imputada en un proceso continuo y, por naturaleza, ni es permanente ni impermanente."

El budismo enseña que hay un limitada, pero innumerable cantidad de personas individuales y de continuum mental. Una persona es algo imputado en un continuum mental individual, como un hábito puede ser imputado en un proceso continuo de formas repetidas de un comportamiento similar.

La continuidad de cada persona individual, como la continuidad de cada continuum mental individual, es eterna, pero no estática. Estas continuidades son eternas, en el sentido de no tener comienzo ni final. Sin embargo, son no estáticas en el sentido de cambiar de momento a momento. En cada momento, cada persona hace algo diferente, como reconocer un objeto diferente.

Bajo la influencia de la ingenuidad, cada persona comete acciones kármicas y ejerce la responsabilidad por esas acciones. Los legados kármicos de estas acciones maduran en la experiencia de la persona de felicidad o sufrimiento samsáricos a través de una continuidad de renacimientos. Cuando una persona es capaz de mantener la continua conciencia correcta de la realidad, la persona llega a estar liberada de experimentar alguna vez la maduración de estos legados. De esta manera, cesa para siempre la continuidad de la existencia samsárica de esa persona y la persona logra la liberación, el nirvana. Sin embargo, la siempre cambiante continuidad de esa persona y el continuum mental en el que esa persona es imputada, seguirá eternamente, incluso después de la consecución del nirvana.

En definitiva, según el budismo Mahayana, la rama budista a la que pertenece el Kalachakra, una persona no es permanente en el sentido de ser estático; tampoco es una persona individual impermanente en el sentido de ser temporal. Por otra parte, la existencia samsárica de una persona no es permanente en el sentido de ser eterno; tampoco lo es la existencia nirvanica de una persona individual impermanente en el sentido de ser temporal.

Al-Sijistani también afirma que las personas – en este caso, almas – carga responsabilidad por sus acciones y no son ni permanentes ni impermanentes. Sin embargo, la base metafísica de sus afirmaciones es bastante diferente de la de los budistas. El "alma" universal no es permanente en el sentido de ser estático, sino más bien está en constante flujo y movimiento. Sin embargo, también no es impermanente en el sentido de ser temporal, sino por el contrario es eterna.

Según al-Sijistani, todas las almas individuales de los hombres son piezas o partes de la misma "alma" universal. Cuando un alma indivdual abandona un cuerpo humano, su existencia corporal temporal llega a su fin. Se revierte a la indiferenciada "alma" universal y no sigue el renacimiento corporal antes del Día del juicio. Sin embargo, un alma desencarnada individual de alguna manera conserva su individualidad. En el momento de la resurrección y el juicio, el alma individual alcanza los placeres mentales del paraíso eterno si ha ganado suficiente conocimiento racional de la verdad, a través de su asociación con un intelecto individual mientras está encarnada. Si el alma individual siguiera estando inmersa en la sensualidad corporal mientras se encarnó y no adquirió conocimiento racional de la verdad, alcanza las torturas mentales eternas en el infierno.

Así, el alma individual no es permanente, en el sentido de que no está eternamente en su estado encarnado. Sin embargo, también no es efímera, en el sentido que después de la resurrección y el juicio, continúa siempre, teniendo responsabilidad por sus acciones mientras estuvo encarnada.

El budismo no afirma un omnipotente creador del universo, que dirige lo que pasa en él. Ni afirma un comienzo absoluto o final del universo o de los seres individuales. Sin embargo, la literatura del Kalachakra habla repetidamente sobre una mente de luz clara eterna e individual dentro de cada ser. Por la fuerza de las consecuencias kármicas que cada ser ha acumulado de comportamiento anterior, este nivel más profundo de la mente crea todos los aspectos de la existencia, tanto samsárica como nirvanica, que experimenta este ser individual y subjetivamente. Debido a este nivel de luz clara de la mente tiene todas las potencialidades que permiten a cada ser convertirse en un buda iluminado, la literatura del Kalachakra se refiere a él como Adibuddha, un Buddha primero o primordial. Es el "primero" en el sentido de ser la fuente más profunda o primera de la budeidad.

Para cumplir el primero de los cinco principios pancasila que estructuran la base filosófica del estado indonesio – es decir, creer en el único y singular Dios – los budistas indonesios han afirmado que Adibuddha es el equivalente budista de Dios. Aunque Adibuddha no es un creador omnipotente o juez en el sentido en que lo es Alá; sin embargo, el nivel de mente de luz clara de cada individuo comparte ciertas características de Alá como es reivindicado por al-Sijistani. Para saber tanto de Adibuddha o Alá, uno necesita negar todas las cualidades de ello y luego negar esa negación también. Ambos están más allá de palabras y conceptos. En el caso de al-Sijistani, este proceso establece la absoluta trascendencia de Dios; considerando esto, en el Kalachakra, se establece que la mente de luz clara está desprovista de todos los niveles de la mente que conceptualiza sobre la existencia o inexistencia. Además, a diferencia de la visión islámica general de que Alá nunca puede tener una representación gráfica, Adibuddha puede ser convencionalmente representado por la figura búdica Kalachakra con cuatro caras, veinte y cuatro brazos.

Síntesis

En resumen, si uno no se ve en profundidad las explicaciones metafísicas de la literatura budista del Kalachakra y del teólogo Ismailí al-Sijistani, los dos sistemas están de acuerdo que una persona o alma no es permanente ni impermanente y sin embargo tiene una responsabilidad ética en sus acciones. Ambos sistemas también enfatizan el papel indispensable que desempeñan el comportamiento ético y el conocimiento de la verdad en ganar la felicidad eterna; sea si esa felicidad está en el nirvana o en un cielo eterno. Estos puntos de acuerdo indican el tipo de enfoque que hoy puede utilizarse para promover la armonía y cooperación budista-islámica.

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