Descubriendo nuestra verdadera naturaleza búdica
Eseñanza del Dharma ofrecida por Ani Tenzin Palmo.
Cambridge Zen Center, Cambridge,
U.S.A., 1, June 1997
Somos dueños de
nuestra mente
Estoy segura que conocen que la esencia del sendero budista es el
entrenamiento de la mente, lo que en occidente se conoce como meditación. Esto
es lo central en el Buddhadharma, todo gira en torno a ello. Y así es como debe
ser porque en un sentido, la mente es lo único que tenemos. Fuera de esto, no
podemos experimentar algo tanto dentro de o sin nosotros mismos. Si se va la
conciencia, somos como un tronco, sólo un cadáver o un vegetal si aún nuestro
corazón todavía está latiendo.
El problema esencial en nuestras
vidas es nuestra propia mente.
Es muy importante apreciar que el problema esencial en nuestras vidas es
nuestra propia mente. Como siempre, estamos culpando a las cosas del exterior
--nuestra educación y nuestros padres, nuestro entorno, nuestro lugar de
trabajo, nuestro cónyuge, o el barrio o el país o el mundo o el Samsara--,
siempre vamos hacia el exterior, tratando de coser pequeños pedacitos de aquí y
allá, aplicando etiquetas y curitas sobre nuestros problemas. Pero el
descontento básico, los problemas de fondo, no desaparecen no importa cuánto
nos esforcemos.
Intentamos arduamente arreglar las cosas en el exterior, de modo que
encajen con nuestras ideas de lo que nos haría estar felices y contentos. Pero
no funciona. Somos parecidos al roedor proverbial en la rueda, simplemente
vamos dando vuelta y vuelta y vuelta hasta agotarnos sin ir a ninguna parte.
Tarde o temprano nos damos cuenta de esto. Entonces empezamos a buscar
respuestas a nuestros problemas. ¿Por qué estamos insatisfechos? ¿Por qué no
somos felices? Es cuando la gente comienza a voltear hacia su interior y buscar
una respuesta interna a sus problemas. Tan pronto como hacemos esto, tan pronto
como sacamos nuestra atención de todos los problemas externos y giramos hacia
nosotros mismos y vemos que básicamente nuestros problemas provienen de
nuestras propias respuestas a la vida, entonces sentimos un enorme alivio.
Después de todo, si todos los problemas provienen desde el exterior o si todos
los problemas se derivan de nuestra infancia, que ya ha desaparecido y es
irreversible, entonces no hay muchas esperanzas. Pero si la verdadera respuesta
está en el presente, ahora mismo, dentro de nosotros, entonces hay una enorme
esperanza. Por lo tanto los practicantes del Dharma ¡deben siempre estar muy
alegres y no parecer tan solemnes!
Necesitamos domesticar y cultivar
nuestras mentes.
Shantideva, un erudito indio y practicante del siglo VII, señala que el
mundo está cubierto con espinas y cardos, como con piedras y guijarros y si
caminamos descalzos a través de ese tipo de camino, siempre nos golpearemos en
los dedos de nuestros pies y nos heriremos nosotros mismos. Así que ¿qué vamos
a hacer? ¿Vamos por el suelo con alfombra? Esto no es posible. Pero si tomamos
sólo dos piezas de cuero y las ponemos bajo nuestros pies, como sandalias o
zapatos, entonces podemos caminar en cualquier lugar y estaremos protegidos.
Pero si tratamos de alfombrar el suelo, si intentamos que todo el mundo, todo
nuestro entorno externo sea perfecto y llano, como si no tuvieran ningún
conflicto, encontraremos que también resulta imposible. Siempre vamos a conocer
a gente que nos moleste. Siempre vamos a hacer frente a situaciones que no
surgen según nuestras expectativas. Así son las cosas. Y si esperamos que de
alguna manera podamos crear un ambiente externo que siempre llene nuestras
expectativas, siempre vamos a estar tristemente decepcionados. Pero no tenemos
que hacerlo porque si aprendemos a domesticar y cultivar nuestra propia mente,
entonces podemos lidiar con todo lo externo.
¡Podemos cambiar nosotros mismos!
Son excelentes noticias el que seamos dueños de nuestra mente. No
siempre podemos cambiar el ambiente externo. Ciertamente no podemos cambiar
muchas o a la mayoría de las personas que encontramos. Pero podemos cambiar
nosotros mismos y una vez que cambiamos, todo cambia. Las cosas que nos van a
pasar no las podemos prevenir, pero de la forma como respondamos a estas
situaciones las podremos enfrentar y entonces influenciar profundamente en los
resultados de cualquier situación. Esto es tan importante porque cómo responder
a las situaciones no sólo las modifica sino también crea nuestro futuro.
Nuestras vidas están básicamente en nuestras propias manos. Tenemos mucha
responsabilidad pero es algo maravilloso; nuestra vida en nuestras propias
manos.
No tenemos que darla a nadie. No tenemos que culpar a nadie. Tampoco
tenemos que culparnos. De cómo respondemos momento a momento creamos nuestra
propia vida. Por esta razón diferentes personas frente al mismo tipo de
situación reaccionan de diverso modo; algunos se quiebran, otros se exaltan. La
misma situación, pero modos de pensar diferente.
Nuestra mente incontrolada nos causa
miseria
Por eso el Buddhadharma dice que todo es mente. Esto significa que no es
que no haya realidad externa, sino que no podemos conocer esa realidad externa
excepto a través de nuestras mentes. Incluso nuestros sentidos --nuestros ojos,
nuestra nariz, nuestros oídos, nuestro gusto y nuestro tacto-- están
condicionados por nuestro cuerpo humano. Todo lo que vemos es solamente cómo es
traído a nosotros a través de nuestros sentidos y luego interpretado por
nuestras mentes. Más allá de eso no podemos saber nada. Incluso los físicos
modernos dicen que todo lo que parece tan extremadamente sólido es realmente
sobre todo espacio con solo un poco de pequeños átomos girando alrededor. En
una sola célula, la distancia entre el núcleo y el resto de neutrones y
electrones moviéndose alrededor es igual a la distancia entre los planetas y las
estrellas; una gran cantidad de espacio con muy, muy poco en él. Pero para
nosotros las cosas son muy sólidas. Si le pegan a alguien con algo, esa persona
sin duda lo sentirá. Así que en ese nivel no es que todo sea nuestra ilusión.
Sin embargo, cómo es algo y cómo nos parece son dos cosas diferentes. Por lo
tanto debemos aprender a no tomar las cosas tan concretamente.
Tendemos a pensar que todo es muy real. La gente que encontramos también
parece tan real. Nosotros mismos somos tan reales, y junto con eso, nuestros
pensamientos y nuestras emociones son tan reales. Parecen tan sólidas. Así que
cuando pensamos en algo, cuando tenemos una idea, la creemos absolutamente.
Pensamos que es verdad porque es lo que creemos. No importa que todo el mundo
nos esté diciendo que estamos en una locura. Lo sé porque esto es mi
pensamiento. Lo mismo es con nuestras emociones. Creemos tan profundamente en
nuestra felicidad, nuestras penas, nuestro enojo, nuestra codicia, celos y
nuestras alegrías. Creemos que son realmente verdaderas. Cuando estamos abajo,
estamos abajo, y vamos a estar abajo para siempre. Cuando estamos arriba,
estamos arriba y eso es todo -nunca estaremos cayendo otra vez. Nosotros
estamos completamente encajonados en nuestros pensamientos y nuestras emociones.
Es como si no hubiera ninguna distancia, como si estuviéramos totalmente
sofocados. Es como estar en medio de un gran océano y las olas que nos rodean
son nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras creencias. Y no hay
ninguna separación. Soy yo. Es por ello que sufrimos. Incluso cuando recordamos
algo que pasó cuando éramos niños y nos causó mucha angustia, nos identificamos
totalmente con esto hasta ahora. No podemos dejarlo caer. Creemos que se trata
de mí, se trata de quién soy yo. Y nos causa tanto dolor. Probablemente muchos
de ustedes se dieron cuenta de esto y es por eso qué están sentados aquí ahora,
porque nos damos cuenta de que la mente, indómita y sin entrenamiento, está
causando al menos el 98 por ciento de nuestra miseria. Dedicaremos un poco del
dos por ciento para el ambiente externo pero si nuestras mentes estuvieran
realmente juntas, seríamos capaces de lidiar con esto también.
¿Cuánta atención le prestamos a
nuestras mentes?
Cuando nos fijamos en nuestra mente, ¿qué tenemos? En general, suele ser
un caos. Todos estamos aquí sentados mirando muy parecidos a un montón de
Arahats y Bodisatvas, pero me pregunto, si tuviéramos un micrófono conectado y
todos pudieran escuchar a través de un altavoz lo que pensamos, ¿No sería una
revelación? ¿Y no tendríamos un incentivo para entrenar a nuestras mentes?
El problema es que en nuestra cultura, damos mucho tiempo y atención a
cuidar nuestros cuerpos, a entrenarlos, para asegurarnos de que estemos muy
saludables y que comamos el tipo correcto de alimentos y mantenernos limpios y
decentemente vestidos.
Por supuesto, en sí es importante ¿pero cuanta atención le damos a la
mente? ¿Cuánto ejercicio hacemos para la mente? ¿Cuánta limpieza? ¿Acaso
adornamos nuestra mente con pensamientos hermosos? ¿Si podríamos abrir nuestra
mente, sería como un hermoso palacio o templo o se vería como un montón de
basura? Sólo cada uno de nosotros puede saber cómo es. Y si no queremos vivir
en un basural, debemos darnos cuenta de que mientras nuestras mentes no sean
entrenadas, eso es exactamente donde estamos viviendo, porque es lo más cercano
que tenemos, el único lugar donde realmente podemos vivir es en nuestra mente. Ése es nuestro hogar. No
importa si estás viviendo aquí en Cambridge o si vas a India o Corea o Japón o
donde sea. No importa qué entorno externo tengas, lo único que llevas contigo
es tu mente. ¿Cuánta atención le damos a eso?
Integrar la práctica en nuestras
vidas diarias
Así, entonces, vienen y se sientan. Y mientras están sentados son
capaces de ver qué está pasando en el interior. La mayoría de la gente ni
siquiera tiene idea de lo que está pasando. Ni siquiera alguna vez se lo han
preguntado. Así que ya tienen una ventaja maravillosa en que al menos tienen el
deseo de ver el interior, porque es el último lugar en donde la mayoría de la
gente querría ver. Los felicito por eso. Sin embargo, como estoy seguro que son
muy conscientes, simplemente reunirse cada día para sentarse no resulta
suficiente. No es suficiente porque el camino budista es un camino de
transformación. Trata de tomar nuestras mentes indómitas, vulgares y
convertirlas en nuestra verdadera naturaleza búdica. Hay muchas otras cosas que
deben hacerse para crear esta transformación interna. Ahora, si bien hay muchas, muchas cosas que se
pueden decir acerca de esto, voy limitarme a dos puntos principales. Uno es que
es imprescindible contar con una práctica que integre completamente la sesión y
la vida cotidiana de uno.
Una de las cosas que es muy admirable de la tradición Zen – una entre
muchas otras cosas - es que tiene su apreciación de que la vida cotidiana
también es la práctica. Esto es tan importante, darse cuenta de que cada acción
que realizamos durante el día, si se hace en un estado de presencia, de totalmente
ser en el momento con la acción, siendo completamente consciente en una
presencia no-conceptual, esa es la esencia de la práctica. Por lo tanto, lo que
uno está haciendo, si uno lo hace con este conocimiento no conceptual, es lo
mismo como si uno estuviera sentado en meditación.
Ser conscientes de la presencia de
nuestras mentes
La esencia de la práctica es desarrollar una mente que está totalmente
presente, totalmente amplia, espaciosa y consciente, en lugar de nuestra mente
ordinaria, sin formación, que es simplemente parloteo, parloteo, parloteo. A
menos que estén realmente muy bien entrenados, normalmente lo que sucede es que
cuando hacen una cosa, están pensando en un centenar de otras cosas. La única
cosa en que generalmente no están pensando es en lo que realmente están
haciendo. Por esta razón la gente siempre tiene esa sensación de frustración en
el estado en que se pueden meter mientras están sentados y luego en su vida
cotidiana. A veces la más profunda es la práctica de sentarse, lo que más
parece ser la práctica de nuestra conciencia cotidiana. La única manera de vincular
los dos es llevando, tanto como sea posible, esa sensación de presencia en todo
lo que hacemos.
Este tipo de presencia no necesita ser muy ajustada y limitada. Hay
momentos en que nuestra atención debe estar enfocada.
Cuando uno está conduciendo, por ejemplo, uno tiene que concentrarse en
cierta medida en lo que uno está haciendo. Cuando uno está haciendo algo muy,
muy preciso - por ejemplo, un cirujano que opera - uno debe estar muy enfocado.
El cirujano no necesita tener una conciencia muy panorámica en el punto
de operación. Sin embargo, durante la mayor parte del tiempo, es importante
saber cómo desarrollar esta mente muy amplia; no es un tipo de mente fija, dura
que al final del día podría llevar a uno a sentirse completamente exhausto,
sino una mente que es muy abierta pero completamente consciente, totalmente
preparada y atenta. Se ve muy incluso casual, muy relajada, pero es muy
precisa.
Creo que fue Suzuki Roshi quien dijo que la manera de controlar su vaca
es darle un amplio pastizal. No tienen que poner una cuerda allí y fijarla en
unos dos pies de espacio. Le dan una amplia pradera y entonces ¿por qué tendría
que irse? Asimismo, si tratamos de mantener la mente demasiado ajustada va a
rebelarse o conseguir agotarse y estresarse. Pero si permitimos que nuestra
mente se vuelva muy extensa, pero sin
embargo estamos conscientes de lo que la mente está haciendo en cualquier
momento, entonces la mente se vuelve naturalmente relajada y tranquila. Es
quietud, pero estando presentes con lo que estamos haciendo en el momento.
El ejemplo que viene a la mente acerca de esto es la siguiente. Cuando
residí en India, viví en los Himalaya a unos 3, 657 metros de altitud en una pequeña cueva. En el
verano, a veces un pastor pasaba con sus rebaños. Él solo pasaba, había un
prado debajo de la cueva. Un día apareció un muchacho adolescente. Obviamente
nunca antes había estado con las ovejas por lo que estaba aterrado de perder
hasta una sola, especialmente las cabras, que siempre estaban corriendo. Estaba
muy nervioso. Él sabía que si perdía cualquier oveja conseguiría una gran
paliza cuando regresara, así que las mantenía juntas en el rebaño.
Durante todo el día, cuando me asomaba, las conducía hacia aquí y las
llevaba más allá, manteniéndolas muy estrechamente juntas, con el resultado de
que al final del día las ovejas estaban extremadamente nerviosas. No tenían
nada que comer y el muchacho estaba completamente exhausto. Al día siguiente
volvió el pastor regular. Él era un hombre viejo e hizo lo que siempre hacía
que era llevar las ovejas hasta el prado, dejarlas solas, ir solo a sentarse en
la pequeña loma, estar por ahí con su botella de cerveza, observándolas. Así
que, por supuesto, las ovejas vagaron por el prado en donde había mucho que
comer, así que comían. Luego, después de un tiempo, sólo se sentaron. El pastor
pasó todo el día viendo, manteniendo un ojo sobre ellas. Al final del día las
recogió y las llevó hacia abajo y todo el mundo estaba contento.
Mantener una mente relajada y
consciente
Este es un ejemplo perfecto de lo que estoy hablando acerca de ello. Si
tratamos de mantener nuestras mentes demasiado rígidas, demasiado controladas,
todo lo que pasa es que consigamos estar muy estresados y tensos. Estoy seguro
que han visto suceder eso. La gente prueba que es tan difícil ser perfecto y
bueno y no perder nada, como mantener sus mentes como suponen que tiene que
ser, pero todo lo que pasa es que terminan con una especie de condición
nerviosa en el cuerpo que los tibetanos llaman Rlung, donde el prana en el cuerpo, la energía o Qi, se comporta de
una manera loca. Es porque nos esforzamos demasiado, y todo lo que pasa es que
terminamos muy nerviosos. En cambio, lo que deberíamos hacer es mantener la
mente muy relajada, muy espaciosa. No es relajada, amplia y medio dormida y
perdiendo, o simplemente parloteando lejos y suelta, sino una mente muy amplia
en la que la consciencia central está absolutamente preparada, así para que
sepamos todo lo que está pasando en el cuerpo, con la sensación, en la mente o
en el medio ambiente. No estamos perdidos en nuestros recuerdos de lo que pasó
ayer o el año pasado o cuando éramos niños. No estamos perdidos en nuestros
pensamientos y anticipaciones de lo que va a ocurrir a continuación o mañana o
el año que viene. Nosotros no estamos comentando, ni estamos juzgando. No
estamos yendo en nuestras fantasías habituales y el parloteo mental. Estamos
con lo que está sucediendo en el momento, sólo con él, eso es todo.
Ahora, si nuestras mentes pueden sostener esa presencia, entonces pase
lo que pase, tenemos el espacio para lidiar con eso. Cualquier cosa que venga a
la mente, la reconocemos, aceptamos y la soltamos. No nos detenemos en ella. No nos identificamos
con eso porque, volviendo a lo que he dicho antes, nuestro problema es que
siempre tratamos de identificarnos. Nos identificamos con nuestros recuerdos,
nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras emociones. Creemos que
eso soy yo y, por lo tanto, sufrimos. Tenemos que ver que los recuerdos son
sólo estados mentales, que las emociones son solo estados, que los sentimientos
son sólo estados, que los pensamientos que entran en nuestras mentes son
únicamente estados mentales. Son como las burbujas. Ellas surgen, se expanden y
estallan, para ser reemplazado por otras burbujas. Esto no es lo que somos.
Descubran la verdadera naturaleza de
nuestra mente
La naturaleza de la mente es como el vasto cielo, como un enorme,
infinito cielo azul, muy claro, muy, muy profundo y extenso en todas las
direcciones. Es vasto e infinito y claro y vacío, como transparente y luminoso.
Esta es la naturaleza de la mente. Nuestros pensamientos y sentimientos y
recuerdos son las nubes que aparecen en el cielo. A veces las nubes son blancas
y esponjosas y estamos muy contentos. A veces son grandes y negras y hay
truenos y relámpagos y estamos completamente angustiados. Pero de cualquier
manera, no afectan a la naturaleza del cielo. Sin embargo, ella son negras, el
cielo no es sólido.
A pesar de eso, ellas son ligeras y bastantes, y el cielo no es más
embellecido. No puedes hacer el cielo más puro o más sucio. El cielo solo es
algo que es, y es transparente y luminoso y claro. Así que ¿por qué no
identificarnos con el cielo en lugar de las nubes transitorias? Si nos damos
cuenta de que todos los pensamientos y las emociones que surgen en nuestra
mente son sólo el juego de la mente y que la mente es un vasto océano, para
usar otra metáfora, y que estos pensamientos y sentimientos son olas que surgen
y caen de nuevo en el océano, seremos conscientes de que no debemos tomarlas
muy en serio.
Al sentarse y meditar, si se sientan con sinceridad, entonces
definitivamente pueden vislumbrar al menos esta naturaleza transparente de la
mente y a partir de eso, por lo menos, tocar
lo que son realmente, que es algo infinito y vasto. Generalmente, porque
nos identificamos con las personalidades transitorias que ocurren para ser
asumidas en esta vida, es que las vemos
ser tan poco macizas, una contra la otra. Es Yo y todo eso es no-yo. Todo lo demás
está ahí y entonces soy yo.
Todo el mundo está pensando yo, yo, yo. Pero cuando tocamos la
naturaleza de la mente, que es nuestra verdadera naturaleza, nuestra naturaleza
búdica, entonces, por supuesto, en realidad todos estamos completamente conectados.
El cielo no es un cielo y luego hay otro cielo y luego otro. Hay un solo cielo
y es vasto e infinito. No es mi cielo frente a su cielo. No es mi naturaleza
búdica contra tu naturaleza búdica. Es sólo la naturaleza búdica. Hay tan sólo
mente. Por lo tanto, estamos todos muy íntimamente interconectados entre sí.
Cuando nos damos cuenta de esto, entonces somos conscientes que sólo
deseamos recibir bondad, respeto y amor de los demás, así que a los demás
también les gustaría recibir estas cosas de nosotros, porque los otros son como
nosotros a un nivel muy profundo. Lo que me lleva al segundo punto es que es
muy importante en nuestra práctica no sólo desarrollar a través de la cabeza, a
través del intelecto, aprender a aclarar la mente, sino también aprender cómo
abrir el corazón.
La budeidad comprende la unidad de sabiduría y compasión, sabiduría y
amor. La sabiduría sola no es suficiente. Es como las dos alas de un pájaro. No
pueden tener un ala sin la otra ala. Necesitan las dos alas para volar. Cuando nuestras
mentes se vuelven un poco estables y un poco más tranquilas, un poco más
claras, entonces somos capaces de ver las cosas más claramente, con menos
confusión, con menos auto referencia. Comenzamos a ver las cosas tal como
realmente son. Y cuando comenzamos a ver las cosas como realmente son; una de
las primeras cosas de las cuales nos hacemos conscientes es el dolor de los
demás.
Ahora, la mayoría de nosotros circulamos - con éxito o sin éxito -
poniendo buena cara, tratando de ser tan alegres y tan competentes como podemos
ser. Pero escarba un poco la superficie y te encuentras con una enorme masa de
confusión y dolor, incertidumbre y daño que tanta gente carga y no sabe qué
hacer con eso. Ahora, justo como nosotros, cuando estamos sufriendo, necesitamos
a alguien que al menos nos mire con
bondad, eso es los que todos los seres quieren. No es que todos queremos
inmediatamente salir corriendo y unirnos a la madre Teresa. Pero al menos en
nuestras vidas, en nuestra vida cotidiana, reunidos con la gente con quien nos
encontremos, debemos tratar a cada uno con respeto y gentileza. ¿Acaso es mucho
pedir?
Una y otra vez, uno encuentra que cuando la gente toma una práctica
budista, llegan a volverse muy fríos. Y me pregunto por qué. Se habla mucho de
la compasión. Pero a menudo termina siendo algo intelectual. No parece a veces
filtrarse hacia abajo a los corazones de la gente. Por lo que la gente no es
espontáneamente amable, no es necesariamente el tipo de gente que en realidad
uno acudiría con sus problemas.
Nuestra práctica tiene que ser desde el corazón. Si nuestra práctica no
emana desde el corazón, no tiene ninguna validez. La cabeza es la computadora,
pero la mente verdadera está a un nivel más profundo. Cuando hablamos de la
mente en el budismo, no nos referimos sólo al lado intelectual sino a toda la
parte emocional, la intuitiva, el nivel muy profundo de nuestro ser, que no
reside en la cabeza. Así que si es nuestra práctica sentada se sitúa en esta
parte de computadora del cerebro nunca habrá ninguna transformación muy
profunda. Tenemos que bajar nuestra práctica. Tiene que penetrar a través de
todo nuestro cuerpo, a través de cada célula de nuestro cuerpo. Este es un
punto muy crucial.
En el occidente estamos muy orientados hacia la cabeza. Aquellos de
ustedes que han estado meditando durante algún período de tiempo, estoy segura,
han experimentado momentos en que la mente, o el ordenador, cayeron lejos y
estaban en otro estado de conciencia, una mucho más clara y más amplia que
nuestro estado normal de consciencia. Esta es la conciencia con la que tenemos
que conectarnos.
Cuando nos conectamos con esa conciencia nuestros corazones se abren y
la compasión y el amor genuino aparecen. Cuando tenemos esta genuina y profunda
visión penetrante que está completamente ligada y combinada con el amor
espontáneo y la compasión –hasta si es tan sólo por un corto tiempo - entonces
sabemos que realmente estamos en el camino budista. Hasta entonces, mientras
nuestra práctica es básicamente aún teórica u orientada hacia la cabeza,
sabemos que tenemos un largo camino por recorrer. Una vez que verdaderamente
alcanzamos los niveles profundos de nuestra naturaleza búdica, entonces
realmente podemos empezar a meditar.
Por supuesto, la visión penetrante en nuestra verdadera naturaleza no es
el fin del camino; es solo el comienzo. Por eso, aunque es importante y
maravilloso, sentarse cada día, también
es importante traer esa calidad de la mente tanto como sea posible a vuestra
vida cotidiana. Al mismo tiempo, cultivar gentileza, bondad, dándose cuenta que
cada ser delante de vosotros está atrapado al igual que ustedes en el Samsara
y, como ustedes mismos, necesita un poco de bondad. Si no pueden manejar eso,
entonces ¿Por qué dicen que están haciendo esto para todos los seres sensibles.
Esos seres incluyen a su familia, a sus colegas, a gente que encuentran en su
vida cotidiana, cuando van a trabajar y en su vida social. Es muy importante
que se den cuenta de que cada persona frente a ustedes es única y
excepcionalmente importante porque son la única persona delante de vosotros. Por
lo tanto, es, en ese momento, vuestra práctica del Dharma. ¿O ella está en otro
lugar?
Versión al español,
el editor.
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