jueves, 18 de abril de 2013


La práctica del Dzogchen en la vida diaria
por SS Dilgo Khyentse Rinpoche


La práctica de Dzogchen en la vida cotidiana es sencillamente desarrollar una aceptación total sin preocupaciones, una apertura ilimitada a todas las situaciones.

La apertura la debemos ver como el patio de recreo de nuestras emociones y el relacionarse con la gente sin artificialidad, manipulación o estrategia alguna.

Debemos experimentar todo completamente, nunca replegarnos en nosotros mismos como una marmota en su madriguera. Esta práctica libera la tremenda energía que usualmente está limitada por el proceso de mantener puntos de referencia fijos. El estar fijado en referencias es el proceso por el cual nos retiramos de la experiencia directa de la vida diaria.

Estar en el momento presente, puede al inicio provocar miedo. Pero dando la bienvenida a la sensación de temor con total apertura, atravesamos las barreras creadas por los patrones emocionales habituales.

Cuando nos involucramos en la práctica de descubrir el espacio, deberíamos desarrollar la sensación de abrirnos totalmente hacia afuera, al universo entero. Debemos abrirnos con la absoluta simplicidad y desnudez de la mente. Esta es la práctica poderosa y corriente de la caída de la máscara de autoprotección.

No deberíamos dividir nuestra meditación entre percepción y campo de percepción. Debemos de dejar ser como un gato viendo un ratón. Debemos darnos cuenta que el propósito de la meditación no es ir “profundamente en nosotros mismos” o retirarnos del mundo. La práctica debe ser libre y sin ideaciones, sin estar restringida por la introspección y la concentración.

El no originado vasto y luminiscente espacio de sabiduría es la tierra del ser; el comienzo y el fin de la confusión. La presencia de la consciencia en el estado primordial no tiene ninguna preferencia hacia la iluminación o la no iluminación.  Esta tierra del ser que es conocida como mente pura u original es la fuente desde la cual surgen los fenómenos. Es conocida como la gran madre, como el útero de la potencialidad desde la cual surgen todas las cosas y se disuelven en auto perfección natural y espontaneidad absoluta.

Todos los aspectos de los fenómenos son totalmente claros y lúcidos. El universo entero está abierto y sin obstáculos; todo está mutuamente compenetrado.

Viendo todas las cosas como desnudas, claras y sin obscuridades, no hay nada que alcanzar o realizar. La naturaleza de los fenómenos aparece natural y está naturalmente presente en la consciencia que trasciende el tiempo. Todo es naturalmente perfecto, tal como es. Todos los fenómenos aparecen es su singularidad como parte del patrón continuamente cambiante. Estos patrones son vibrantes con significado y trascendencia en cada momento; no obstante no hay trascendencia que atribuir a tales significados más allá del momento en que se presentan.
Esta es la danza de los cinco elementos la que la materia es un símbolo de la energía y la energía un símbolo de la vacuidad. Somos un símbolo de nuestra propia iluminación. Sin ningún esfuerzo o práctica, la liberación o iluminación ya está aquí.

La práctica cotidiana del dzogchen es la misma vida diaria.  Puesto que no existe el estado subdesarrollado, no es necesario comportarse de manera especial o intentar alcanzar nada más allá de lo que realmente eres.  No debe existir ningún sentimiento de esforzarse para llegar a alguna "meta increíble" o "estado avanzado".

Luchar por tal estado es una neurosis que sólo nos condiciona y sirve para obstruir el libre flujo de la mente.  También debemos evitar pensar en nosotros mismos como personas sin valor; estamos naturalmente libres e incondicionados.  Estamos intrínsecamente iluminados y sin que nos falte nada.

Cuando estamos en la práctica de la meditación, debemos sentir que es tan natural como respirar, comer y defecar.  No debe convertirse en un evento formal o especializado, repleto de seriedad y solemnidad.  Debemos darnos cuenta que la meditación trasciende esfuerzo, práctica, objetivos, metas y la dualidad de liberación y no liberación.   La meditación siempre es ideal; no hay ninguna necesidad de corregir nada.  Puesto que todo lo que se presenta es simplemente el juego de la mente como tal, no hay meditación insatisfactoria y no hay necesidad de juzgar los pensamientos como buenos o malos.

Por lo tanto, simplemente nos debemos sentar.  Simplemente permanecer en su propio lugar, en su propia condición tal como es.  Olvidar los sentimientos auto conscientes, no tenemos que pensar "estoy meditando".  Nuestra práctica debe ser sin esfuerzo, sin tensión, sin intentos de controlar o forzar y sin intentar que sea "pacífica".

Si encontramos que estamos molestos en cualquiera de estas maneras, no dejar de meditar y simplemente descansar o relajarse por un momento.  Luego continuemos nuestra meditación.  Si tenemos " experiencias interesantes ", ya sea durante o después de la meditación, debemos evitar hacer algo especial de ellas.  Gastar tiempo pensando en las experiencias es simplemente una distracción y un intento de ser antinatural.  Estas experiencias son simplemente señales de la práctica y deben considerarse como eventos transitorios.  No debemos tratar de re-experimentarlas porque hacerlo tan solo sirve para distorsionar la espontaneidad natural de la mente.

Todos los fenómenos son totalmente nuevos y frescos, absolutamente únicos y completamente libres de todos los conceptos de pasado, presente y futuro.  Son experimentados en intemporalidad.

La corriente continua de nuevo descubrimiento, revelación e inspiración que se presenta en cada momento es la manifestación de nuestra claridad.  Deberíamos aprender a ver la vida cotidiana como un mandala --las franjas luminosas de experiencia que irradian espontáneamente desde la naturaleza vacua de nuestro ser.  Los aspectos de nuestro mandala son los objetos cotidianos de nuestra experiencia de vida en la danza o juego del universo.  Por este simbolismo el Maestro interior revela el significado profundo y el último del ser.  Por lo tanto, debemos ser naturales y espontáneos, aceptar y aprender de todo.  Esto nos permite ver el lado irónico y divertido de los eventos que generalmente nos irritan.

En la meditación podemos ver a través de la ilusión del pasado, presente y futuro - nuestra experiencia se convierte en la continuidad del ahora.  El pasado es sólo un recuerdo poco fiable en el presente.  El futuro es sólo una proyección de nuestros conceptos actuales.  El presente en sí desaparece tan pronto como tratamos de captarlo.  Así que ¿por qué molestarse con intentar establecer una ilusión de tierra sólida?

Debemos liberarnos de nuestros recuerdos pasados y preconceptos de la meditación.   Cada momento de la meditación es totalmente único y lleno de potencialidad.  En esos momentos, seremos incapaces de juzgar nuestra meditación en términos de experiencia, árida teoría o retórica hueca.

Sumergirse simplemente en meditación en el momento presente con todo nuestro ser, sin vacilación, aburrimiento o emoción, es iluminación.


versión en español: N.G para beneficio de la iluminación de todos los seres.

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