lunes, 6 de mayo de 2013


Confusión

Por Ngala Rig’dzin Dorje

La confusión de considerar la vida como una cosa inmutable, parece un enfoque sano; lo que parece una locura es la iluminación.

Vidyadhara Chögyam Trungpa Rinpoche

Cuando alguna forma monstruosa aparece desde la vacuidad y llega a uno en la ola angosta de la visión kármica, como una implosión con mucho ruido en su propia naturaleza vacía, absorbiendo como un remolino a la esencia del ser de uno, hay una opción. Es siempre una opción sin opción, entre compasión y compulsión. Uno podría quedarse simplemente en la dimensión clara y abierta en la cual uno no separa el océano de la ola y del remolino; porque son la naturaleza auto-luminosa de la Mente, la que se comunica alegremente consigo mismo. De otro lado, uno podría seguir el grano de la estrategia de enfrentar, desgranado, en su caudal siempre seco en el campo atrasado y árido de los 6 Reinos, donde las arrugas de fundirse despierta, reconstruye y reimpulsa la ola idéntica hambrienta de sus pesadillas.

Recientemente, un estudiante de sánscrito, atrajo mi atención hacia la palabra pritagjana, que él había encontrado en los comentarios de los Prajnaparamita Sutras. Se refiere a personas no-iluminadas, y significa literalmente personas separadas o separadas personas. En las palabras del Sutra del Corazón, el corazón de Sutra, Tantra y Dzogchen: ‘la Forma es Vacuidad, la Vacuidad es Forma. La Forma no es otra cosa que Vacuidad, Vacuidad no es otra cosa que Forma.’ Si uno tiende a no tener confianza en la dimensión abierta, la reacción es de rechazar mirar la amplitud de su iluminación inherente propia, en la esperanza que uno podría  ser capaz de localizar alguna forma más concreta de seguridad en otra parte.  Poseer esto significaría separarse de la Forma de Vacuidad, lo cual es imposible; pero el esfuerzo en si mismo es lo que se cuaja la siempre-juvenil frescura  del ateismo estático en una búsqueda para encontrar felicidad en ‘otra parte’.Este es tomar refugio en la actividad que irónicamente divide uno de uno mismo. Así es la naturaleza característica de lo que se llama samsara, ‘circulando’; porque,  como dijo el escritor de teatro inglés Tom Stoppard: El círculo es el camino más largo de vuelta al mismo sitio. No hay ninguna crisis de vida que no sea fundamentalmente esto.

Si el budismo puede ofrecer algún tipo de recurso en las circunstancias depende, en primer lugar, si uno es un budista. No es un punto menor: depende si el budismo es el refugio para una persona ‘el Refugio que uno pueda recitar no es el Refugio mismo’. El último Refugio sería el de nunca perder confianza en el conocerse uno inseparable de la Mente-y- Espacio. Entonces, atracción, aversión o indiferencia podrían solamente surgir como experiencia no-dual  dentro de la naturaleza de la mente, la condición esencial de uno, más allá de la tensión de intentar de mantener una división entre sujeto y objeto. Solo los karmas liberados de los Budas aplicarían entonces: incrementando, pacificando, controlando y destruyendo, - dirigido espontáneamente hacia cualquier situación que pueda haber surgido, o cualquier persona que lo puede estar necesitando. Esta opción sería la verdadera compasión, acción apropiada, el reflejo espontáneo y sin opciones de la Sabiduría- Mente.

Originalmente escrito para la edición de  ‘Budismo en crisis de vida’ de Ursache und Wirkung (Causa y Efecto), la revista de la Sociedad Budista Austriaca. 

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