lunes, 16 de diciembre de 2019

APERTURA 2

APERTURA (2)


Chokyi Nyima Rinpoche



TRISTEZ, AMOR Y PERSPECTIVA

El Dharma es muy claro sobre las causas de la felicidad y el sufrimiento. También explica cómo ir más allá del sufrimiento, cómo alcanzar una felicidad genuina y duradera, y cómo compartir ese logro con los demás. Con una motivación amorosa y la comprensión de cómo son las cosas, podemos explicar a los demás la no permanencia de todas las cosas. Eso es compartir de verdad, porque de esa manera ayudamos a otros a ver a través de sus ilusiones.

La profunda desilusión que inevitablemente sigue al reconocimiento de la no permanencia es natural y necesaria. No debemos rehuirlo, porque el amor nace de ese dolor, y el amor da una idea de cómo son realmente las cosas.
Estas cualidades y habilidades son la fuente de la alegría y la felicidad perfectas, para nosotros y para todos los demás. Estas son las cualidades que debemos tratar de compartir y transmitir.

EL AMOR DE UN BODHISATTVA
En su relato clásico del camino del despertar, el maestro indio Shantideva compara el amor que sentimos por otra persona con el gran amor de un bodhisattva, un ser en el camino del despertar compasivo. Cuando amamos a alguien, no hay nada que no hagamos para ver a esa persona feliz. Siempre estamos listos para ayudar, proteger y consolar. Así es el amor. El amor nos hace pacientes. El amor nos hace perseverar y aguantar.

Todos sabemos lo que es amar a otra persona, y podemos usar este conocimiento para comprender lo que significa ser un bodhisattva. La gran diferencia entre el amor que sentimos por otra persona y el amor que siente un bodhisattva es que el amor del bodhisattva no se limita a ciertos individuos o a un grupo selecto de personas. Por el contrario, el bodhisattva alberga un amor profundo por todos los seres y, al mismo tiempo, siempre se esfuerza por ser más sabio, más cálido e incluso más amoroso. El camino del bodhisattva es un viaje hacia la sabiduría y la realización motivado por el deseo de ayudar a los demás.

SEIS ASPECTOS DE LA FORMACIÓN DE BODHISATTVA
¿Qué sucede cuando comenzamos a pensar y actuar como bodhisattvas? ¿Qué sucede cuando nuestra inspiración constante es el deseo de que todos los seres puedan disfrutar de la felicidad y las causas de la felicidad mientras permanecen libres del sufrimiento y las causas del sufrimiento? En ese punto, comenzamos a cultivar seis cualidades extraordinarias: Generosidad, disciplina, paciencia, entusiasmo, concentración y comprensión. Estos se conocen comúnmente como las seis perfecciones.

1. Generosidad
La generosidad es la práctica de dar. Es la capacitación para ser generoso con las cosas, la comida, el dinero, la protección y la atención. La generosidad nace del amor. Ya somos generosos con los que amamos, por lo que la generosidad es una expresión natural del amor. Pero a diferencia de la gente común, un bodhisattva es generoso con todos. Y entre todas las cosas que podríamos ofrecer a otros, el Dharma es el más preciado.

2. Disciplina
La disciplina es la siguiente cualidad, pero ¿qué es la disciplina para un bodhisattva? Significa vivir de acuerdo con el deseo de no dañar a nadie y hacer todo lo posible para beneficiarlo. Ese tipo de disciplina también surge del amor. Todas las cualidades excelentes florecen cuando un bodhisattva mantiene esta disciplina en pensamiento, palabra y obra.

3. Paciencia
El amor es paciente, y el amor de un bodhisattva soporta todas las dificultades, decepciones, dolor y daño. La paciencia es la capacidad de aceptar la adversidad y no desanimarse. La paciencia abre nuestras mentes al Dharma.

4. Entusiasmo
El entusiasmo es la alegría de hacer buenas obras. Un bodhisattva está profundamente involucrado en el desarrollo de las cualidades que son esenciales para el camino espiritual: el deseo de ser libre, la bondad amorosa y la comprensión. Ese proceso es alimentado por una gran alegría.

5. Concentración
La concentración se refiere al entrenamiento de la mente a través de la meditación. Los bodhisattvas tienen una mente equilibrada y compuesta. Cuando la mente está tranquila y relajada, también se vuelve ágil y capaz de logros maravillosos.

6. Comprensión
La comprensión surge del entrenamiento en las primeras cinco cualidades: generosidad, disciplina, paciencia, entusiasmo y concentración. La comprensión es doble: conciencia de las cosas tal como aparecen y conciencia de las cosas como realmente son. La comprensión amanece cuando la mente ha alcanzado la compostura y la agilidad mediante la práctica.

CUATRO MEDIOS DE ATRACCIÓN
En sus interacciones con los demás, los bodhisattvas también aplican lo que se conoce como los cuatro medios de atracción. El primero es proporcionar a los demás las cosas que desean. El segundo es hablar de una manera agradable y deliciosa de escuchar. El tercero es enseñar de una manera que se ajuste a las capacidades y contextos de la audiencia. Finalmente, el cuarto es practicar lo que uno enseña. Con esos cuatro medios de atracción, otros se reunirán naturalmente a nuestro alrededor en un entorno donde el Dharma puede florecer.

UN CAMINO GRADUAL
El camino del bodhisattva es un camino gradual. Comienza con el deseo de ayudar a los demás. Cuando ese deseo es genuino, naturalmente afectará la forma en que actuamos. Sin embargo, debemos tener cuidado de no sobrestimarnos e intentar hacer cosas para las que no estamos preparados. Es importante permitir que el proceso se desarrolle de forma natural y que nuestros corazones participen todo el tiempo. Si mordemos más de lo que podemos masticar, nadie se beneficia.

Tome el ideal budista de la generosidad infinita, por ejemplo. Aquí uno está listo para regalar incluso el propio cuerpo. Ese tipo de generosidad no es algo que deba forzarse. En cambio, nuestra generosidad debe ser natural y relajada. A medida que empecemos a aferrarnos a las cosas con menos fuerza y ​​a medida que entrenamos para compartir con otros, gradualmente nos volveremos más expertos en dar y más capaces de ver claramente los beneficios de la generosidad. En silencio, pero de manera constante, nos volvemos capaces de realizar acciones cada vez mayores. Esto es cierto para los seis aspectos del entrenamiento de bodhisattva. Nuestra práctica no tiene la intención de romper nuestras espaldas o desgastarnos, debe ser constante y natural.

GERMINACIÓN DE LAS SEMILLAS
El reconocimiento de la no permanencia es la base de la práctica budista. Pasar tiempo reflexionando sobre la forma en que todo lo condicionado también es no permanente es como arar los campos fértiles de nuestras mentes para que puedan germinar las semillas que están naturalmente presentes en el suelo. El amor y la compasión son como la lluvia y la humedad que nutren las semillas. Cuando los campos de nuestra mente han sido arados con la realización de la no permanencia y regados con amor y compasión, crecen brotes de comprensión. Con el tiempo, los brotes evolucionan en tres cualidades: una aguda conciencia de la no permanencia, un amor y una compasión que lo abarcan todo, y una visión clara de la verdadera naturaleza de todas las cosas.

ILUSIONES TRUNCAS
Necesitamos tomar conciencia de la no permanencia. La constatación de que todo desaparece y que todo no es confiable es una decepción devastadora. A medida que nuestros sueños se hacen añicos, desarrollamos una sensación nauseabunda de haber tenido suficiente, y esa repulsión a su vez fortalece y nutre nuestra determinación de liberarnos. Sin ese cansancio, perdemos el foco. Nos volvemos perezosos y posponemos nuestro entrenamiento. Por lo tanto, es crucial que nos demos cuenta de la inutilidad fundamental de nuestra propia existencia.

Ya no tenemos que cargar con nuestras ilusiones, sino que desarrollamos la capacidad de soltarnos y liberarnos. Eso sucede porque entendemos que el mundo y todos sus habitantes están condenados a desaparecer, y que, sin importar lo que podamos lograr, no durará. Lo mismo ocurre con nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras ideas. Todo es temporal; todo es transitorio y no permanente. Esa comprensión viene con una profunda sensación de cansancio que nos permite finalmente dejarlo ir. ¿Qué hay para codiciar y perseguir? De repente vemos la imagen más grande y la dejamos ir.
Hay muchas instrucciones, y muchas que se nos pueden presentar, pero si deseamos enfrentarnos a la realidad, no hay forma de reconocer la no permanencia.

DEL AMOR A LA SABIDURÍA
El siguiente paso en nuestra introducción a cómo son las cosas realmente es el reconocimiento de que las emociones negativas son la raíz de todas las acciones negativas y el dolor. Nuestra propia ira, deseo e ignorancia crean todo nuestro dolor y miseria. Por el contrario, el amor y la compasión son la raíz de todo lo que es bueno. Con amor y compasión, nuestras acciones son automáticamente saludables y nos sentimos bien tanto en cuerpo como en mente. Cuando nuestras mentes son amorosas y compasivas, nuestras emociones negativas pierden su equilibrio, y cuando nuestras emociones destructivas desaparecen, nuestra sabiduría inherente tiene espacio para manifestarse. Cuando se nos dice acerca de esta verdad y la reconocemos personalmente, hemos recibido una introducción genuina sobre cómo son las cosas.

De: Sadness Love Openness. Shambla, 2018

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