Aprendiendo
a Meditar
Lama Jigme Lhawang
27 de diciembre, 2013
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Aspiramos
a un bienestar verdadero. Estamos buscando constantemente el equilibrio. En el
budismo, aunque descubramos y entendamos que las cosas no tienen existencia
real en el nivel último, que son como un sueño, esta instrucción no tendrá
ningún efecto si esto no se saborea en nuestras vidas. No nos va a ayudar en
absoluto.
Buda
enseñó algo muy importante que funciona como la facultad del gusto, que
propicia el poder saborear las cosas. Buda enseñó un instrumento utilizado
durante todo el transcurso del entrenamiento de la mente, bhavana. Bhavana en sánscrito conlleva el campo
semántico de “cultivo”, “familiarización” o “habituación” con algo. En
Occidente, el término se traduce a menudo como “meditación”. Pero, ¿qué es la
meditación y cómo aplicarla?
Imagina
una gran cascada cayendo fuertemente desde una montaña alta. Cuando tratamos de
mirar a través del agua no vemos nada porque está borroso y lleno de espuma.
Tras el contacto con el suelo, la fuerza y la velocidad del agua disminuyen y
podemos ver mejor a través de ella. En ese momento se forma un río que
desciende entre las montañas. En la medida en que los márgenes de este río se
estrechan, la velocidad y la fuerza del agua aumentan. En la medida en que los
márgenes se amplían, su velocidad y su fuerza disminuyen. Esto sucede hasta
que, en algún momento, un gran lago se forma y ahí nos encontramos con la misma
agua completamente inmóvil, cristalina y transparente. En la superficie de este
lago podemos ver nuestro propio reflejo y también, si fijamos nuestra mirada
hacia dentro, podemos ver lo que hay en el fondo. Del mismo modo, respiramos,
nos relajamos. Ofrecemos un mayor espacio a nuestros corazones y nuestras
mentes. La tranquilidad mental surge y con ella también surge una claridad
extraordinaria, una inteligencia y una lucidez profundas. Nuestra mente es
análoga al agua en el ejemplo anterior: cuanto más espacio tengamos en nuestro
entorno mental, menor será la fuerza de los pensamientos, nuestra mente estará
menos agitada y seremos más conscientes de cada evento mental.
Considera
la mente como si fuera un mono o un caballo salvaje. Una de las mejores y más
efectivas maneras para domar un caballo salvaje es acostumbrarlo a un ruedo
amplio (una zona vallada para entrenar caballos). Gradualmente vamos reduciendo
el tamaño del ruedo en la medida que el caballo se va acostumbrando a su nuevo
espacio. Aunque el ruedo vaya disminuyendo, el caballo no se sentirá inseguro
puesto que el lugar ya le es familiar y no le supone ninguna amenaza. Con
amabilidad, tocamos al caballo, lo acostumbramos a nuestra presencia, hasta que
podamos dirigirlo.
Al
iniciar la práctica de la meditación, nos sentamos en silencio y en posición
vertical en una silla, en un banco o en el suelo. En este momento es importante
recordar que la calidad es mejor que la cantidad. La calidad de nuestra
meditación es mucho más beneficiosa que la cantidad de tiempo que dediquemos.
Nos detenemos por unos minutos, durante 15, 24 o más. Hay tres cualidades
esenciales para el desarrollo de la meditación: la relajación, la claridad y la
estabilidad. Relajamos profundamente nuestro cuerpo, nuestra energía y nuestra
mente. Cultivamos el equilibrio de una mente lúcida, pero profundamente
relajada. La continuidad surgida a través de esta habituación corresponde al
aspecto de la estabilidad.
Uno
de los principales objetos donde se puede enfocar la meditación es la
respiración. Buda ofreció esta instrucción en varios de sus discursos en el
canon Mahayana. En esta tradición, las diversas técnicas de meditación,
cultivo, familiarización o habituación pueden ser resumidas en tres cualidades
principales, que en tibetano se llaman drenpa (atención plena, smrti en sánscrito), shebzhin (vigilancia, samprajnata en sánscrito) y bagyod (prudencia, apramada en sánscrito). En general, las tres
son traducidas del tibetano al inglés con el único término de “mindfulness” o
“atención plena”. De ahí surge la dificultad para diferenciar estas tres
cualidades mentales, que tienen una funcionalidad muy importante en el
entrenamiento de la mente y en la meditación.
Drenpa es como el portero de un hotel. Él
es quien decide quién y aquello que va a pasar o no va a pasar por la puerta de
los sentidos físicos y de la mente. Él no se olvida de lo que debe ser
aceptado, adoptado y cultivado, y por otro lado, de lo que debe ser descartado,
rechazado o abandonado. Drenpase define como el aspecto de la
mente que funciona sustentando, reteniendo o manteniendo la mente en su objeto
de meditación, sin dejar que se olvide o se aleje de su foco. Protege y nutre
al mismo tiempo la permanencia y la inmovilidad de la mente.
Shebzhin es como el supervisor de un hotel
que es consciente, observa, analiza y controla las tres puertas (cuerpo,
palabra y mente) enfocadas por el portero. Funciona como un aspecto de
vigilancia o de posición de alerta donde la mente conoce o reconoce lo que está
haciendo.
Bagyod es como el gerente de un hotel que
dirige al supervisor que vigila el trabajo del portero. Él es quien gestiona
las reglas del hotel, da las directrices y trabaja para mantenerlo en la misma
dirección. Es una cualidad mental de la conciencia, de cuidado y prudencia
hacia las puertas enfocadas por el portero de la “atención plena” (drenpa) y vigiladas por el supervisor de “vigilancia”
(shebzhin). La “prudencia” (bagyod) es una cualidad tanto realizadora como
protectora. Es aquella que hace participar drenpa y shebzhin en una cierta dirección positiva y
los protege de incurrir en actitudes negativas.
Ofreciendo
otra analogía, cuando profundizamos en la relación entre drenpa y shebzhin, la primera es como una cuerda que asegura, mantiene o retiene a una
oveja en su lugar mientras que shebzhin es como un pastor que asiste,
observa y vigila a sus ovejas para asegurarse de que no se suelten y huyan. Drenpa (la cuerda) retiene la mente en el lugar
elegido, mientras que shebzhin (el pastor) está alerta vigilando
la situación para garantizar que drenpa está funcionando. Cuando drenpa se debilita o se distrae y la mente entonces
vaga, shebzhin toma consciencia de esto e informa
a la mente para restablecer o reafirmar drenpa.
En
el contexto de la meditación en silencio enfocada en la respiración, estas
cualidades mentales funcionan de la siguiente manera: cuando dirigimos nuestra
atención con calma hacia la respiración, surge una creciente familiaridad con
los movimientos presentes de esa respiración. A través de la experiencia de
respirar, el practicante empieza a familiarizarse con la propia mente y las
cavilaciones ya no resultan tan atractivas como antes.
Hay
cuatro aspectos de drenpa a tener en cuenta:
El
primer aspecto de esta cualidad se da cuando traemos nuestra mente de vuelta a
la respiración. A través de la cualidad de shebzhin, somos conscientes de este direccionamiento en el momento de hacerlo. Shebzhin se da cuenta cuando el caballo de la mente
sale disparado y avisa a drenpa para traerlo de vuelta. En este
contexto, cuando la atención se dirige suavemente a la respiración, surge una
familiaridad experiencial cada vez mayor con los movimientos de inspiración y
espiración. El practicante empieza a familiarizarse con esta experiencia. Este
es el aspecto de “familiaridad” de la atención plena.
El
segundo aspecto de drenpa es “recordar”, “acordarse”. Este
aspecto significa que estamos tan estables y firmes en drenpaque constantemente nos damos cuenta de lo que
estamos haciendo y de lo que debemos hacer en el momento presente. Recordamos
con continuidad mantener nuestra mente en la respiración. Una vez comenzamos
nuestra meditación, experimentamos el movimiento de nuestra mente salvaje; sin
embargo, en la medida en que desarrollemos drenpa, nos iremos familiarizando con la respiración y nos acordaremos de
volver a ella, estableciéndonos gradualmente en un estado continuo de
no-olvido. Este estado se presenta entonces con más energía para permanecer
donde está (drenpa) y darse cuenta de lo que está
haciendo (shebzhin). Esta estabilidad proporciona una
continuidad que se vuelve una base para el desarrollo de un tipo de
potencialidad o habilidad. Este es el aspecto “recordativo” de la atención
plena.
El
tercer aspecto de drenpa es exactamente un potencial, una
fuerza que se manifiesta como no-distracción o no-olvido. Con el no-olvido
situamos nuestra mente en la respiración y allí permanece. La continuidad de
esta estabilidad destacará sobre cualquier posible distracción o cavilación
mental. En este contexto, la mente funciona a través de los sentidos y se
expresa a través de pensamientos, pero ya no es arrastrada por sus propias
creaciones. El caballo deja de saltar y patear, permaneciendo tranquilo. De
esta manera, experimentamos las cualidades naturales de inmovilidad y
estabilidad de nuestra mente. Esta es la fuerza, “no-olvido”, el tercer aspecto
de la atención plena.
Cuando
desarrollemos los elementos de “familiaridad”, “recordativo” y “no-olvido”,
podremos decir entonces que la atención plena está presente. Ya sin más
distracciones, conseguiremos ver las cosas con más claridad. Esa lucidez será
capaz de percibir los fenómenos directamente, en su propia naturaleza, sus
cualidades, sus potencialidades y su funcionamiento. Una vez que las cualidades
naturales de equilibrio e inmovilidad mentales estén presentes, surgirá la
claridad de la mente. Esta lucidez discierne la realidad de manera perspectiva
y retrospectiva, así como reconoce su naturaleza básica. Este es el aspecto de
“lucidez” de la atención plena.
El
cultivo y la habituación de drenpa, shebzhin y bagyod hacen surgir un entorno mental más
amplio. Así que vayamos dando continuidad a esta familiarización, este espacio
se volverá cada vez mayor. Drenpa sucede plenamente cuando, en lugar
de percibir la respiración, nos volvemos esa respiración. La sensación de
separación entre nuestra mente y la respiración comienza a disolverse. En esta
etapa no hay nada más a sostener, a mantener o donde aferrarse. Reposamos en la
naturalidad y espontaneidad puras de la mente, en su verdadera naturaleza.
Permanecemos en un retiro espacioso, libre e increíblemente repleto de
potencialidades sin impedimentos.
Llegados
a este punto, tal como es transmitido en la tradición Mahamudra del Linaje
Drukpa, no hay nada más que aprender sino a revelarse por sí mismo. Bhavana se vuelve abhavana, o sea, meditar se vuelve no-meditar. O, como el gran siddha indio
Maitripa propuso, la verdadera meditación es aquella dotada de asmrti, es decir, la no-atención plena, el propio
descanso revitalizante y auto-conocedor de su propia naturaleza. Surge un gran
lago translúcido, donde cualquier ola que se manifieste en la superficie ya no
perturba su interior, sino que adorna su capacidad de expresión.
Lama Jigme Lhawang
Comunidad budista Drukpa Brasil
info@drukpabrasil.org
www.drukpabrasil.org
Traducido del portugués por Miguel Perez.
Pido perdón por los errores y omisiones en esta traducción y dedico todos los méritos a completa iluminación de todos los seres.
Original: http://sobrebudismo.com.br/aprendendo-a-meditar/
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