martes, 3 de febrero de 2009

EL RETIRO

por la Venerable Jetsunma Tenzin Palmo (*)

En el pasado, algunas tradiciones tendían a hacer demasiado énfasis en la meditación sentada como el único medio hacia la iluminación, donde la vida cotidiana con la familia y el trabajo se veían como obstáculos para la práctica. Para corregir este desequilibrio, es necesario señalar que nuestra vida cotidiana --nuestra vida de todos los días-- vivida con conciencia plena y con apertura del corazón, es la base de nuestra práctica del Dharma. Nuestras relaciones y nuestra vida diaria son los medios por los cuales cultivamos las cualidades necesarias para el camino.

Retiro

Básicamente, existen dos cualidades esenciales que se requieren en la práctica budista. La primera es que seamos capaces de retirarnos un poco de la sociedad por un tiempo, sean un par de horas, un par de días, unos meses o unos cuantos años. El otro requisito es ser capaz de tomar lo que sea que hayamos obtenido de nuestra experiencia de aislamiento y llevarla de regreso al mundo, a nuestras relaciones y nuestra vida cotidiana. Tal como necesitamos tanto inhalar como exhalar.

A veces la gente se impresiona mucho al escuchar acerca del mérito de retiros de tres años, siete años o retiros de toda una vida y tenemos la idea de que quizás si pudiéramos hacer eso nosotros también, entonces podríamos realmente llegar a alguna parte, obtener algún resultado. Pero somos personas comunes y corrientes. No podemos hacer eso, y por ello sentimos que no hay mucha esperanza de que nuestra práctica se vuelva muy profunda algún día.

Pero en realidad no importa tanto la cantidad como la calidad. Cualquiera puede sentarse por un retiro de tres años con una mente distraída sin obtener muchos beneficios de ello. O cualquiera puede sentarse por un retiro de tres días, muy concentrado en lo que está haciendo en su práctica, e incluso en tres días puede experimentar alguna transformación. Por lo que no pienso que sea un asunto de cantidad de tiempo, o cuántos mantras hacemos, cuántas postraciones hacemos, cuánto hacemos de esto y de lo otro. No es una cuenta bancaria espiritual que estamos tratando de acumular. La pregunta importante que siempre tenemos que hacernos, fundamentalmente es ¿Ha habido algún cambio?

El Gran Pandita del siglo XI dijo que el asunto crucial de juzgar cualquier práctica de retiro es si al final de ella nuestras emociones negativas, nuestra ira, nuestra codicia, los engaños de nuestra mente han sido disminuidos o no. Aunque hayamos estado en retiro por 12 años, nada se ha logrado si seguimos teniendo los mismos problemas internos, la misma ira, el mismo aferramiento a las cosas, el mismo apego y codicia, los mismos engaños de la mente.

No importa cuántos millones de mantras hemos hecho, cuántos tantras internos hayamos completado. Esto es muy importante. Todas estas prácticas son nada si no transforman nuestra mente. Si la mente es la misma que aquella con la que hemos ingresado al retiro, entonces no hemos progresado. O puede ser incluso peor, y tal vez nos sintamos muy orgullosos porque sentimos que ahora somos grandes practicantes. Nos sentimos muy contentos con nosotros y decimos: "Yo he hecho tal retiro y Yo soy experto en esta práctica". De hecho, hacer eso es agregar más impurezas sobre las que no hemos podido remover. ¡Ahora tenemos nuevas impurezas!

Por favor traten de entender que esto es muy, muy importante. Cualquier práctica que hacemos es para ayudar a la mente, para transformarla de modo que podamos efectivamente ayudar a otros. Si esto no sucede, y simplemente nos volvemos inteligentes y satisfechos con que somos grandes practicantes del Dharma porque meditamos tres horas todos los días, siempre hacemos nuestra práctica y le hacemos saber a los demás con cuánta frecuencia hacemos nuestra práctica y cuán temprano nos levantamos, entonces, ¿cuál es la utilidad de todo eso? ¿Se entiende?

Ego

Toda nuestra práctica del Dharma está dirigida a reducir nuestro Ego, no ha incrementarlo. Tenemos que ser muy cuidadosos con esto. No es bueno convertirse en un profesional del Dharma, asegurándonos que todos vean que somos muy espirituales, que somos muy buenos vegetarianos, que nunca fumamos, que no vamos a bares, que no somos como aquellas personas mundanas. Nosotros somos gente espiritual profesional. Estamos muy contentos y orgullos de nosotros mismos.

Por supuesto al Ego le encanta esto. El Ego se domestica a si mismo. "Mírame a mi, Yo soy una persona muy superior a esas personas a mi alrededor que viven engañadas, Yo soy mucho más disciplinado, Yo me controlo mucho más".

Así que tenemos que observar. Tenemos que ser cuidadosos de que en nuestra práctica del Dharma nuestra intención sea pura. Porque nuestras ilusiones y nuestro engañoso Ego de hecho pueden terminar reforzando los mismos problemas que estamos tratando de erradicar. Simplemente se transforma en otra manera en la que el Ego puede sentarse, relajarse y sentirse muy bien. Esto le puede suceder a quienes han hecho retiros; pueden llegar a tener una sensación de auto-satisfacción por haber hecho este tipo de práctica.

El Beneficio de los Retiros

Dicho lo anterior, resulta muy provechoso tomarse un tiempo dentro de nuestra vida cotidiana, pasar todo el día y lo que podamos de la noche, totalmente concentrados en nuestra práctica espiritual y no estar distraídos durante este tiempo por nuestras preocupaciones diarias. No cabe ninguna duda de que esto puede ser tremendamente beneficioso.

Surge la pregunta entonces de cuándo es más beneficioso hacer un retiro grupal o uno solitario. Personalmente sugeriría comenzar con retiros grupales. En un retiro grupal se cuenta con el apoyo de todos los que están a nuestro alrededor. Además, debido a que todos están sentados en un grupo, no puedes empezar a vacilar, ponerte nervioso o pensar de pronto: "Oh, esto no tiene sentido, es inútil", y luego ir a prepararte una taza de té. Tienes que estar sentado, sea como te estés sintiendo. Incluso si te despiertas en la mañana con dolor de cabeza, aún así tienes que sentarte. Puedes pensar en miles de cosas que tienes que hacer, pero aún así tienes que mantenerte sentado. Todo esto refuerza la disciplina.

Puede suceder que si alguien nunca ha hecho un retiro antes y empieza por su cuenta, le sea muy fácil comenzar muy sólidamente y después ir disminuyendo cada vez más hasta que al final desaparezca. En un grupo no sucede esto. Además que en un grupo suele haber un guía o un maestro, lo cual es de mucha ayuda, ya que el maestro coordinará los esfuerzos de cada uno en la misma dirección, dando instrucciones y consejos. En caso de que tengas problemas, habrá alguien a quien puedas consultar.

Si se está por cuenta propia, entonces se producen problemas. Puede que uno sea o no disciplinado, o puede que uno sea demasiado disciplinado y se exija demasiado. Además, lidiar con la mente siempre es algo muy delicado. Por un lado, todo el universo está enteramente contenido en nuestra propia mente; poseemos infinitos niveles, infinitas profundidades. Normalmente accedemos a un nivel muy, muy pequeño y superficial del potencial de la mente. Por lo que durante un retiro, cuando estamos colocando toda nuestra atención en nuestra práctica, cuando la superficie de la mente comienza a calmarse, abre las compuertas a todo tipo de experiencias y a muchos niveles desconocidos de la psique. No hemos tenido antes acceso a esto, y lo que está sucediendo puede ser muy aterrador. Incluso las buenas experiencias pueden ser muy aterradoras. No sabes que cosas arrojará tu mente.

En la mente hay tanto ángeles como demonios, y no sabemos cuál de ellos surgirá a través de las compuertas. Por lo tanto, es muy beneficioso que inicialmente cuando se esté practicando, se esté en las manos de maestros calificados que nos guíen, y que estemos en compañía de otros. Si para comenzar pensamos en hacer un retiro intensivo, se nos aconsejará que lo hagamos en compañía de otros.

Esto es debido a que entonces se aprende cómo practicar correctamente y se aprende el tipo de ritmo que debemos adoptar en nuestra práctica. Y esto ya es otro punto importante. Tiene que existir un equilibrio entre estar muy relajado, poco exigente, sin poner el suficiente esfuerzo en ello, sin gastar el tiempo suficiente en ello - en este caso no lograremos mucho - y forzarnos o exigirnos demasiado. En general, para la mayoría de las personas que están en un retiro por cuenta propia, el problema suele ser el segundo. Las personas se presionan demasiado. Nuestras expectativas de lo que deberíamos estar logrando son demasiado altas e irreales.

Sobre los Logros o Resultados

Muchas personas sienten que siempre tienen que estar logrando algo. "Debo lograr algo, voy a obtener algo de este retiro, así es. Debo hacerlo". Pensar así es muy contraproducente, sólo ayuda a crear más tensión en la mente, más estrés. Estas cualidades de la mente de querer lograr algo, de querer obtener algo, son verdaderas barreras y límites en si mismas. Y generalmente las personas terminan con un desequilibrio total de los elementos sutiles de sus cuerpos. Cuando esto sucede las personas pueden enfermarse gravemente. Tienen violentos dolores de cabeza, se sienten muy enfermas, muy enojadas, irritables y tensas.

Es algo muy serio, porque cuando eso sucede, resulta muy difícil hacer cualquier tipo de práctica. Cualquier práctica que se haga empeorará la situación. Es como un círculo vicioso, porque al estar tensos, cuando hacemos alguna práctica, nos volvemos más tensos todavía, y esa tensión creará más desequilibrio y así sucesivamente. Así que es muy importante cuando practicamos, estar realmente sintonizados con nuestro sentido interno de lo que es apropiado, y no tener una meta externa que estemos tratando de alcanzar.

No estamos llevando una actitud del mundo de los negocios a los reinos del Dharma. La idea misma del logro es Ego, y nosotros estamos tratando de abandonar todo eso. "Yo hice cien millones de mantras, ellos sólo hicieron diez". Volvemos al tema de la cantidad de "Yo hice mucho de esto, Yo logré tanto de esto". Esto es totalmente contraproducente. Esto no es lo que deberíamos estar haciendo, no deberíamos llevar esa mente impulsada por ese ego mundano a la práctica del Dharma. Estamos tratando de ver a través de eso, relajar la mente y aprender a cómo soltar y ver a través del ego y todos los propósitos y metas del ego.

Alguien le preguntó al lama: "¿Cuál es el propósito y el objetivo de la meditación?" Él contestó: "En cierto sentido, meditar significa lidiar con la idea misma de tener un propósito o una meta". ¿Por qué no nos sentamos y hacemos la práctica, simplemente porque es algo agradable para hacer en vez de hacerlo porque queremos lograr alguna cosa? No queremos obtener ningún resultado de la meditación, simplemente encontramos agradable el simple hecho de sentarse. Realmente, es muy agradable sentarse, hacer nuestra práctica, hacer nuestra meditación ¿qué cosa podría ser más agradable de hacer que esto? Eso en si mismo es suficiente, y si podemos relajar nuestra mente y al mismo tiempo involucrarnos completamente en nuestra práctica porque disfrutamos hacerlo, entonces no tendremos que preocuparnos por los resultados.

Así que no tenemos que ver la ocasión del retiro como una especie curso intensivo antes de un examen. Es un tiempo para conocer completamente lo que estamos haciendo en el ahora, simplemente eso y hacerlo.

Abriendo la Mente a la Belleza de la Práctica

Sobre este punto, tengo que agregar que es muy útil animar nuestra mente a cooperar. Si en nuestra práctica nuestra mente se resiste, está aburrida, está obligada a hacer algo sólo porque crees que debes hacerlo pero en verdad no quieres hacerlo, entonces todo eso creará una situación de conflicto y tensión. Así que es importante que al comienzo de cualquier práctica realmente nos sentemos y pensemos sobre nuestra motivación. ¿Por qué quiero hacer esto?

Después de esto podemos animar a la mente a realizar la práctica como la actividad beneficiosa y alegre que es, que no es algo que esté dañando la mente, sino que al contrario, va a ayudar a la mente. De modo que hay que convencer a la mente para que sea cooperadora, porque si la mente coopera y toma la práctica con entusiasmo, ya tendremos casi la mitad de la batalla ganada.

Por ejemplo, si estamos viendo una película entretenida o estamos leyendo un libro interesante, no tenemos que forzar la mente para que se concentre. Estamos completamente metidos en la trama o en el libro. La mente ya se encuentra ahí. El problema surge cuando alguien trata de separarnos de la película o del libro. Sin que nadie esté ahí diciéndonos que nos concentramos, estamos allí plenamente presentes. La mente está disfrutando de lo que está haciendo, y es este tipo de cualidad la que tenemos que llevar a nuestra práctica.

Tenemos que tomar nuestra práctica con un genuino entusiasmo, porque entendemos los beneficios y las alegrías de una mente bien domesticada, una mente que ya no está más dominada por nuestras emociones negativas. Deberíamos estar alentados a practicar para lograr una mente que esté mucho más libre, mucho más simple y clara. No somos como una especie de maestro parados firmemente con un látigo, disciplinando la mente para que sea buena. No estamos golpeando nuestra mente, sino que estamos persuadiendo hábilmente a la mente para que asuma esta práctica para su propio beneficio y para el beneficio de todos aquellos que nos rodean, y eventualmente para todo el mundo, ya que lo que pensamos afecta a todo el universo. Tenemos que llevar este tipo de actitud a nuestra práctica.

Supongamos que estamos haciendo Anapanasati (concentración en la respiración) o que estamos haciendo una visualización de Chenrezig. Si haces la práctica de visualización de Chenrezig seis veces al día, todos los días, semana tras semana, es como si estuviéramos viendo el mismo programa de televisión. ¿Pueden imaginar estar viendo el mismo programa de televisión seis veces al día, todos los días, semana tras semana? ¡Sería una tortura!

Pero para mi mente, eso es lo interesante de comenzar un retiro. A veces piensas durante la primera semana: "Ufff, qué aburrido es esto", y puede que la primera semana sea muy aburrida. Pero a medida que te vas involucrando y la práctica comienza a abrirse, entonces empieza a revelar todo su potencial. Y entonces la mente se vuelve muy fascinada al respecto.

Una vez realicé un retiro de tres años en el cual hice la misma práctica cuatros veces al día. Y al final, estaba mucho más fascinada por la práctica que cuando recién había comenzado. Porque si la mente sabe lo que estamos haciendo, entonces comienza a abrirse tal como una pequeña flor. Como un capullo empieza a abrirse, puedes ver sus distintas capas o niveles de pétalos y finalmente se abre completamente para revelar su belleza entera.

Toda práctica tiene este potencial. Cuando la miramos por primera vez, es muy interesante, como un capullo. Contenido dentro de ese capullo está el potencial de todo su hermoso florecimiento. Pero tenemos que ser pacientes, no podemos tirar de sus pétalos para que florezca ¿no? No funciona de esa manera. Tenemos que esperar tranquilamente y darle todos los días la calidez y humedad de nuestra atención. Esta aplicación repetida muchas veces permitirá por si misma que eventualmente el capullo se abra. Por esta razón es que tenemos retiros, ya que nos dan el tiempo y el espacio para que las cosas se abran y florezcan.

Normalmente cuando hacemos nuestra práctica diaria, lo hacemos sólo por una pequeña porción del día. Después de hacer eso, hacemos nuestra vida común de todos los días, nuestra familia, nuestro trabajo y nuestra vida social. Aunque seamos disciplinados, es muy difícil mantener la práctica en nuestra vida cotidiana. Su poder se disipa. Es como cuando cocinamos. Sería muy difícil cocinar si encendemos el horno al máximo de temperatura y luego lo apagamos, y al día siguiente volvemos a encenderlo al máximo y después lo apagamos otra vez. Lo que se necesita es tener una temperatura constante que es lo que determina el tiempo de todo lo que se cocina.

De esto se trata un retiro, se trata de "ser cocinados". Si estamos en un retiro muy cerrado donde no vemos a los demás y estamos muy involucrados con la práctica, es como estar en una olla a presión, porque no se pierde ni un solo poco de vapor. Pero como se trata de una olla a presión, tenemos que tener cuidado, de lo contrario la olla a presión va a explotar. Tal vez sea mejor cocinar a fuego lento. Tomará más tiempo, pero la comida igualmente será deliciosa y no nos quemaremos al comerla.

Básicamente, de esto es lo que se trata un retiro. No es algo a lo que haya que tenerle miedo. la oportunidad de practicar, ya sea con otros o por nuestra cuenta en soledad, es algo para regocijarse y estar contento. Deberíamos alegrarnos del hecho de haber generado el karma y las causas y condiciones necesarias para poder tener esta oportunidad de dedicarnos a la vida espiritual.

Entrar la Mente Amablemente

En la tradición tibetana, los retiros están generalmente divididos en cuatro y a veces seis sesiones. Comúnmente las mismas prácticas se repiten en cada sesión, agregándole a veces algunos elementos a las primeras y últimas sesiones. Pero básicamente, se repiten las mismas prácticas una y otra vez. Podríamos decir que es como un músico aprendiendo a tocar un instrumento. Hay que practicar una y otra vez hasta que se logre hacerlo bien. Pero lo hacemos por la simple alegría de practicar, no por la alegría de obtener algún logro. Esa es una gran alegría, simplemente ser capaces de de sentarnos y estar presentes, involucrarnos completamente en la práctica. Eso es suficiente.

Cuando estamos en retiro, especialmente si lo hacemos de manera solitaria, tenemos que hacernos cargo de la mente no sólo durante el tiempo formal de práctica sino también en los tiempos intermedios. Es importante en esos momentos que no dejemos a la mente irse a donde se le de la gana, como el refrán que dice que el cuerpo está en la cueva pero la mente está en el centro comercial.

Así que no andamos gastando nuestro tiempo divagando en las compras en los centros comerciales o en nuestro restaurante preferido, o incluso con nuestra familia. Habrá tiempo para todo eso después. Esta no es la ocasión para que la mente comience divagar en sus caminos habituales. Esto es muy importante. Nuestra mente debe quedarse donde está nuestro cuerpo. Tenemos que mantener la mente enfocada en el aquí y el ahora, en lo que está ocurriendo aquí y ahora.

Por ejemplo, si estamos haciendo una práctica de Chenrezig, entonces un retiro es la oportunidad perfecta para integrar verdaderamente nuestra práctica a nuestra vida cotidiana, vernos como Chenrezig, ver nuestro entorno como la Tierra Pura y escuchar todos los sonidos como mantras. Me veo a mi mismo como Chenrezig y a todos los seres como Chenrezig. O bien, todos los seres masculinos son Chenrezig y todos los femeninos son Tara. Pero esto resulta más difícil de hacer cuando tenemos que lidiar con otras personas si no estamos familiarizados con esta práctica. Nos resulta algo muy artificial.

Pero si estamos en un retiro, sino hablar con otras personas (porque aunque estemos en un grupo, no estamos conversando; todos están muy tranquilos y quietos, vueltos hacia dentro), entonces se da la oportunidad ideal para desarrollar el sentido de identidad con la deidad y llevar eso a cualquiera sea la actividad que estemos realizando. Cuando estamos comiendo, cuando estamos caminando, cuando estamos mirando el cielo, cuando nos estamos duchando o vamos al baño, etc.

Supongamos que estamos practicando por ejemplo, Vipassana o la concentración en nuestra inhalación y nuestra exhalación. No abandonamos todo eso durante los intervalos entre nuestras prácticas formales, sino que lo llevamos con nosotros. Si estamos haciendo meditación en la respiración, mientras hacemos cualquier otra cosa, también podemos estar concientes de nuestra respiración. Podemos ser concientes de nuestro cuerpo cuando se está moviendo, cuando nos sentamos, o cuando estamos de pie o caminamos. Es la cualidad de integrar la práctica con cada cosa que hacemos, cada pensamiento que tengamos, esto es lo que estamos tratando de hacer.

Si pensamos que la práctica es algo que hacemos cuando nos sentamos en un cojín, entonces quiere decir que no entendemos lo que es la práctica del Dharma. La práctica del Dharma consiste en llevarla a cada área de nuestras vidas. No hay mejor manera de aprender a cómo hacer esto que en el protector ambiente de un retiro.

El Entorno del Retiro

En el retiro tenemos espacio. No tenemos que interactuar con otras personas, por lo que tenemos la oportunidad de comenzar a aprender sobre cómo llevar la cualidad de la conciencia despierta a todo lo que hacemos. Es un ambiente muy protector. Cuando entendemos esto, cuando logramos probar un poco de eso, entonces podemos salir y empezar a aprender a cómo integrar todo esto en nuestra vida cotidiana lo cual  –claramente-- es mucho más difícil y desafiante. Pero es muy difícil crear ese tipo de ambiente interno si no tenemos la base para ello, a menos que hayamos probado ese primer contacto.

Los retiros pueden ser muy útiles, ya que nos dan la oportunidad para obtener algo de experiencia genuina, así que al menos existe alguna base desde la cual podemos comenzar a construir e integrar con nuestras experiencias cotidianas. De lo contrario, si sólo hacemos nuestras prácticas durante la mañana, es mucho más difícil aprender a llevar esa sensación a la vida diaria.

Así que yo recomendaría que todos intenten ir a al menos algunos retiros grupales por una semana o diez días. Esto es muy beneficioso. Uno se da cuenta de que todos a nuestro alrededor tienen los mismos problemas.

Todo aquél que medita tiene problemas, pero creen que son los únicos que los tienen y que nadie más tiene ningún tipo de problema o complicación. Creen que todos los demás simplemente se sientan y entran directamente en Samadhi, y creen que son los únicos que han descubierto que le surgen pensamientos cuando intentan concentrarse.

Creen además que son las primeras personas a las que les duele las rodillas o la espalda producto de la meditación. Pero cuando están en un grupo, entonces descubren que todos tienen los mismos problemas, todos tienen las mismas dificultades. Tienen los mismos problemas físicos, los mismos problemas mentales. En verdad termina siendo algo muy alentador.

Con paciencia y perseverancia, se puede ir más allá de estos obstáculos iniciales. Digamos que queremos ser músicos. Nadie jamás se ha sentado al piano y ha tocado una pieza musical empezando de cero. No se puede. Empezamos por colocar los dedos en el teclado y aprender unos pocos y sencillos ejercicios. Nuestros dedos presionan las teclas equivocadas y nos sentimos totalmente torpes, pensamos que es algo imposible, pero seguimos intentando. Si tenemos un buen maestro, ése maestro nos animará y nos apoyará. Luego, algún día descubriremos de pronto que podemos tocar melodías simples, y si seguimos practicando logramos tocar piezas más complicadas. Hasta que al final podemos tocar una Sonata ¿por qué no? Pero no podemos hacer todo esto en un solo día, y menos aún sin tener una tremenda paciencia y perseverancia.

Nuestra mente nunca ha sido entrenada antes, siempre hemos dejado a nuestra mente ser totalmente descontrolada. Va a donde quiera que se le ocurra ir y nosotros la seguimos detrás. El problema está allá afuera, el problema es nuestro vecino, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestro maestro, el mundo, el gobierno. Yo no soy el problema, ¡yo estoy bien! Todos mis problemas se deben a otras personas. ¿Por qué no pueden ser como yo?

No es sino cuando nos sentamos verdaderamente y confrontamos la mente y decimos: "No, tienes que permanecer aquí y olvidarte de todas esas otras cosas", que nos damos cuenta de que nuestra mente nunca hará eso. Va a pensar en cualquier cosa menos en lo que queremos que piense, porque es como un caballo salvaje, un caballo salvaje borracho. Como un caballo salvaje, va a cualquier parte menos a donde queremos que vaya. Normalmente no nos damos cuenta de los problemas hasta que tratamos de domesticar nuestra mente. Cuando intentamos domesticar nuestra mente y comprenderla. Entonces nos damos cuenta de lo crítica que es la situación que tenemos entre manos.

Pero hay buenas noticias. Toda mente puede ser domesticada. Si nuestra mente está domesticada y bajo control, nos convertimos en el amo en vez de seguir siendo el esclavo de nuestra mente y nuestras emociones. Eso resulta extremadamente liberador. No tenemos que cambiar el mundo entero, no tenemos que cambiar a todas las personas fuera de nosotros, sólo tenemos que cambiar nosotros. ¿Acaso no es eso algo agradable? ¡Y es que llega a ser agotador cambiar el gobierno!

De modo que los retiros nos ayudan a hacer esto. Nos ayudan a ver cuál es la situación y ponernos realmente manos a la obra en ello. ¿Dónde más tenemos una oportunidad como esta, el tiempo y el espacio para concentrarnos verdaderamente mientras estamos lidiando con nuestra mente y nos volvemos uno con nuestra práctica?

Otro problema relativo a la práctica es que si sólo la hacemos por un corto período de tiempo, es que nos encontramos con la práctica por un lado y con nuestra mente por el otro, como si se estuvieran mirando mutuamente. Todo se concentra en la cabeza. Suele suceder que pensamos "en" nuestra cabeza, y de la misma manera meditamos "en" nuestra cabeza. Estamos meditando en nuestra cabeza con nuestra mente conceptual que es por definición dualista. Así que por lo tanto, practicamos como si hubiera una persona que está meditando y por el otro lado está la meditación, como si se estuvieran enfrentando. Aquí estoy "yo" sentado observando como entra el aire en mi; "yo" estoy observando como el aire sale de mi; está la persona que está observando y está la respiración. La respiración y la persona que observa están separados.

De manera que durante un retiro, debido a que continuamos en la realización de esta práctica (no sólo durante el período formal en el que permanecemos sentados, sino durante los momentos de descanso también, tanto como sea posible), en algún momento la división entre el practicante y la practica se derrumba y es uno el que se convierte en la práctica. Cuando pasa esto, es como si la práctica pasara de nuestra cabeza a nuestro corazón. Cuando el practicante y la práctica se funden, tú te transformas en la práctica.

Cuando eso sucede, naturalmente se produce una transformación. La transformación no tiene lugar en la cabeza, sino en el corazón. Cuando el corazón cambia, entonces de manera espontánea, el pensamiento que emana desde el corazón también cambia. Pero no se trata de meramente cambiar nuestros patrones o hábitos intelectuales individuales; hay que ir mucho más profundo que eso. Nuestra mente pensante común u ordinaria es como un computador, ¿pero dónde está la energía que hace que el computador funcione y quién lo está programando? No es suficiente con cambiar el programa superficial, tenemos que cambiar a un nivel mucho más profundo.

Y el retiro nos da una oportunidad para ser capaces de hacer eso. Es como suelo decir, estar cocinando a fuego lento, dándole tiempo a la comida para sus componentes que estaban separados se mezclen juntos. Para esto son los retiros.

Nos dan tiempo. De otra forma nos sentamos a meditar por dos horas al día, mientras que siempre estamos teniendo pensamientos como: "A las siete en punto voy a desayunar". Hay una necesidad de estar pendientes de la hora. Incluso si la meditación es profunda, aún así tenemos límites, porque tenemos que ir a trabajar, tenemos que llevar los niños al colegio, etc. Pero en el ambiente de un retiro, tenemos lo que parece ser un tiempo infinito en el que continuamos desarrollándonos y abriéndonos.

Y si tenemos a un maestro habilidoso en nuestro retiro, eso puede ser extremadamente útil, ya que puede orientarnos sobre cómo llevar este proceso adelante. Creo que eso es algo que está muy claro...


Preguntas

P. ¿Cuál ha sido su experiencia en el retiro solitario, en aislamiento?

R. En total, fue una experiencia muy feliz. Porque como decía, tenía esa sensación de tiempo y espacio infinitos, que para mi es la más grande alegría. Una vez que haya caído la nieve, generalmente en noviembre, entonces uno ya sabe que no va a ver a nadie sino hasta el año siguiente en mayo. No es que no me gusten las personas. La gente hacía preguntas como: "¿Por qué ella está tan contenta, cuando no va a poder ver a nadie en seis meses?".

Pero el sentido del retiro es que uno pueda tener ese enorme tiempo para involucrarse verdaderamente en la práctica, que para mí fue algo muy liberador, estar ahí, sola. Le daba a toda mi mente la sensación de gran espaciosidad. Permanecí allí porque no podía pensar en ningún otro lugar que fuese más agradable para estar y porque es un entorno muy seguro. Es muy tranquilo y aislado.

Durante la práctica, por supuesto que hay veces en que uno siente una alegría extremadamente maravillosa y hay otros momentos de enorme agitación cuando la práctica parece aburrida y preferirías estar haciendo cualquier otra cosa que no sea estar sentado ahí. Esto es algo natural, es la naturaleza de la mente. Hay veces en que uno va estar con ánimo y otras veces va a estar desganado. El objetivo de estos retiros es eso, ya sea que estemos animados o desganados, simplemente hacer nuestra práctica. Son sólo las olas de la mente. A veces una ola sube y todo es maravilloso y nos entusiasmamos cada vez más y luego descendemos y todo nos resulta gris, oscuro y aburrido y pensamos en miles de cosas que podríamos estar haciendo, pero no importa. Hay que decir: "Voy a hacer esto, no cabe duda alguna".

Te levantas a las tres de la mañana y te sientas. No te cuestionas sobre si quieres o no levantarte o cuándo te estás levantando. Nunca te preguntas esas cosas, simplemente te levantas. Esa es otra de las cosas buenas de los retiros. Cuando nos involucramos en una rutina, cada día es muy parecido al día siguiente, el cuál será muy parecido al día anterior o al día posterior. Sabes que por varios años has tenido el mismo día una y otra vez. Así que después de que complete el retiro de tres años, fue como si hubiese hecho tres meses. No podía creer que ya hubieran pasado los tres años.

Incluso ahora cuando miro atrás, esos tres años fueron en verdad como tres meses porque el tiempo no tiene ningún significado en sí. Tres meses o treinta años, no tienen ningún significado en sí. Es más o menos el mismo día. El tiempo es irrelevante y simplemente fluye. A veces te sientes increíble y a veces te sientes horrible. Es irrelevante. Es sólo un juego de la mente. La práctica es sólo el momento presente. Simplemente sigues adelante, día tras día.

P. Cuando haces un retiro y estructuras tu día ¿cómo sabes, por ejemplo, cuándo has completado tu sesión de tres horas?

R. La verdad es que yo no llevo la cuenta. Pero esto es porque en la práctica tibetana, cada sesión está muy bien estructurada. Hay ciertas cosas que tienen que ser recitadas, hay cierto número de mantras que tienen que ser dichos y otras prácticas que hay que hacer. Después de tener cierta experiencia, ya sabes más o menos cuánto tiempo te va a llevar, tres horas o menos. Pero generalmente cada cual practica según la velocidad que le acomode más, siempre que no sea demasiado lenta o demasiado rápida. Como la práctica en general es la misma día tras día, no hay necesidad de mirar el reloj, cada día estaremos terminando aproximadamente a la misma hora.

Tradicionalmente, las personas que hacen retiros de Vipassana o Anapanasati utilizan varas de incienso. Tú decides cuánto tiempo es cómo para ti sentarte y buscas un trozo de incienso que tardará en quemarse ese tiempo.

Es importante en los retiros, que aprendamos a equilibrar nuestra práctica. Uno debería hacer su práctica hasta llegar el punto en el que estamos en el borde de haber hecho suficiente, pero que no llega al punto en que la mente se desvía o se pierde. Hay que detenerse ahí, porque entonces la mente recordará después lo agradable que fue hacer la práctica, que fue algo que disfrutamos hacer. Y si la mente acarrea esa huella de alegría, la próxima vez estará feliz de hacerlo de nuevo. Si la presionamos demasiado, entonces las huellas serán de cansancio, estrés y angustia. De manera que si queremos volver a practicar, la mente opondrá resistencia. Como decía antes, es muy importante aprender a trabajar con la mente y volverla cooperativa. Si la mente es cooperadora, entonces ya tenemos la mitad de la batalla ganada. Asimismo, en relación a las sesiones, debemos estructurarlas de forma que no nos presionemos demasiado, sino que tenemos que exigirnos y ser firmes, pero no mucho ni poco. No es algo fácil de hacer.

“Que todos los seres puedan tener felicidad y librarse del sufrimiento”

(*) Traducción hecha por Yeshe Jungne para beneficio de todos los seres, de la primera charla sobre El Retiro contenida en “Three Teachings” por la Venerable Tenzin Palmo, publicado para distribución gratuita por Kong Meng San Phor Kark See Monastery. Sitio oficial de la Ven. Tenzin Palmo http://www.gatsal.org/

N. del Ed. – La Ven. Jetsunma (Maestra) Tenzin Palmo, originaria de Londres, se convirtió en la primera mujer occidental en ordenarse como monja (bhikshuni), en 1973, en linaje Drukpa Kagyu; tiene a su cargo el monasterio de monjas Donyu Gatsal Ling en Himachal Pradesh, India. (Konchok Dondup)

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