lunes, 8 de octubre de 2018

La neurociencia respalda la creencia budista sobre el hecho que “el ego” no es constante, sino está en perpetuo cambio

Olivia Goldhill

Aunque no puede recordar vuestros primeros años de vida, cree firmemente que vuestro yo – vuestro ser esencial – es intrínsecamente el mismo que en la actualidad

Sin embargo, los budistas sugieren que esto es sólo una ilusión y esta visión cada vez es más apoyada por la investigación científica.

Evan Thompson, profesor de la Universidad de la Columbia Británica indica que «Los budistas dicen que nada es constante, todo cambia a través del tiempo, tenemos un flujo de conciencia en constante evolución. Y desde el punto de vista de la neurociencia, el cerebro y el cuerpo están en constante movimiento. No hay nada que indique que hay un yo inmutable.»

La neurociencia y el budismo arribaron a estas ideas de una manera independiente, pero algunos cientí-ficos han comenzado recientemente a referir e integrar esta filosofía oriental en su trabajo y han llegado a aceptar las teorías que fueron afirmadas hace miles de años por los monjes budistas.

Un documento de neurociencia, publicado en Trends in Cognitive Sciences [Tendencias en Ciencias cognoscitivas] en julio, vincula la creencia budista de que nuestro ego está en constante evolución con áreas físicas del cerebro. Hay evidencias científicas de que «la conciencia de uno mismo en el cerebro no son específicas a una región o a una red determinada, sino que se extiende a una amplia gama de procesos fluctuantes de las neuronas que no parecen ser específicos al yo», escriben los autores.

Thompson, cuyo trabajo incluye los estudios de ciencia cognitiva, la fenómenología y la filosofía budista, dijo que no es el único dominio donde convergen el budismo y la neurociencia. Por ejemplo, algunos neurocientíficos creen ahora que las facultades cognitivas no son fijas, sino que pueden ser entrenadas a través de la meditación. Y podría ser un reconocimiento científico a la creencia budista de que la conciencia se prolonga en el sueño profundo.

«La visión de la neurociencia clásica es que el sueño profundo es un estado de apagón donde la conciencia desaparece», dice Thompson. «En la filosofía india, vemos que algunos teóricos sostienen que hay una toma de conciencia sutil que sigue estando presente en un dormir sin sueños, sólo que hay una falta de capacidad para consolidarla momento tras momento en la memoria.»

Los estudios sobre los patrones de sueño de los meditadores sugieren que este podría ser el caso. Un estudio publicado en 2013 ha revelado que la meditación puede influir en los patrones electro físicos del cerebro durante el sueño, y los resultados sugieren que existe una capacidad para «gestionar la información y mantener un cierto nivel de concienciación, incluso en un estado donde estas funciones cognitivas están en general altamente alteradas», según los investigadores.

Pero ni la neurociencia, ni el budismo tienen una respuesta definitiva sobre exactamente cómo la conciencia se relaciona con el cerebro. Y los dos campos difieren en algunos aspectos del tema. Los budistas creen que hay algún tipo de consciencia que no depende del cuerpo físico, mientras que los neurocientíficos (y Thompson) están en desacuerdo.

Pero Thompson apoya la visión de los budistas de que efectivamente el ser existe.

"En la neurociencias, a menudo encuentra gente que dice que el ser es una ilusión creada por el cerebro. Mi opinión es que el cerebro y el cuerpo trabajan juntos en nuestro entorno físico para crear un sentido de sí. Y es incorrecto simplemente decir que porque es una construcción, entonces es una ilusión."


 

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