No somos máquinas: Un rechazo radical del budismo
científico
Lama Jampa, 30 Jun 2013
La ciencia parece omnipresente en el mundo moderno
y su fuerza explicativa y beneficios son difíciles de negar. De hecho, su éxito
incluso ha llevado a algunos, incluyendo cierto número de figuras respetadas en
el mundo budista contemporáneo, a argumentar que el Dharma en sí mismo debe ser
más "científico", si quiere sobrevivir.
No
estoy tan seguro de que ese proyecto realmente podría funcionar o, si fuera
posible, incluso ayudar. No es que el Dharma deba colocarse en una categoría
protegida especial reservada para las "creencias", una reserva en la
cual la razón no está permitida. En este sentido, el budismo no es como las
variedades del teísmo, en las que la autoridad descansa, en definitiva, en la
aceptación de la revelación divina. Por el contrario, es debido a que el Dharma
sólo necesita ser defendido por la experiencia directa y razonamiento que no
necesita pedir prestado estos aspectos de la ciencia.
Además, parece que la mayoría de lo que se presenta
como "ciencia" en las discusiones no es realmente praxis científica sino
teoría filosófica: cientificismo y materialismo. La insistencia de que la
ciencia por sí sola puede responder a todas las preguntas sobre la naturaleza
de la realidad — a menudo emparejada con el materialismo — es verdaderamente
cientificismo, un tipo de fe cuasi-religiosa que considera el conocimiento
científico como el único conocimiento posible. Aunque se mantiene bien oculta,
esta misma creencia en la ciencia es en sí misma una premisa y no un hallazgo conseguido
por cualquier tipo de investigación.
El materialismo también necesita distinguirse de la
ciencia. Mientras se siguen haciendo descubrimientos científicos, el materialismo
filosófico moderno es en aspectos importantes muy parecido a las antiguas teorías
indias de los sistemas Charvaka o Lokayata, las que fueron conocidas y
rechazadas por el Buda y los grandes maestros de su tradición. (Mucho más para
la modernidad de vanguardia del materialismo — una noción mejorada para encandilarnos
en pensar que es la irresistible ola del futuro.)
Este
materialismo moderno no aporta nada a las viejas teorías de Charvaka salvo la
ilusión de que, si los complejos procesos físicos son descritos con suficiente detalle,
nosotros, la audiencia, no notará el truco implicado cuando la sensibilidad es por
arte de magia hecha parecer como cuestión no sensible y Pinocho se vuelve un
niño de verdad. De hecho, el materialismo no puede explicar cómo la vida surgió
de la no-vida, cómo la conciencia surgió de la no-consciencia, con algo más que
la seriedad convincente con la que el teísta declara que Dios simplemente dijo:
"¡Hágase la luz."
El punto crucial, por lo tanto, es que el Dharma no tiene miedo de nada, ni cualquier
necesidad de postrarse ante la ciencia. La ciencia funciona bien en la
detección y cuantificación de las cosas que tienen una explicación material o
mecanicista, tal como la estructura del ADN. Es tarea propia de la ciencia formular
y probar hipótesis sobre cómo funcionan los procesos físicos. Esta limitación
inherente no invalida la utilidad de la empresa científica, pero es una
desventaja al describir lo inmaterial, tal como lo ético, la naturaleza de la
mente y la liberación del samsara, las preocupaciones fundamentales del Dharma.
Mientras
que la propia ciencia no es peligrosa para el dharma, el reclamo por un "budismo
científico", una insistencia en que el budismo debe estar de acuerdo con
las proposiciones materialistas a menudo emparejadas con el cientificismo, si lo
es definitivamente. Tal budismo no es el Dharma. Después de haber suprimido para
estos fines muchas de las enseñanzas claves, nos quedamos con nada, excepto,
tal vez, ¡sentarse con las piernas cruzadas y hablar tranquilamente sobre la
paz! Una actividad así encaja en el "budismo" vendido en costosos
talleres sobre "espiritualidad" que actualmente abundan en esta parte
del mundo, pero que no es el budismo que siempre ha sido conocido por nuestros
predecesores.
No
es, por supuesto, el caso de que todo el que considera importante fomentar un
diálogo entre la ciencia y el Dharma sea, en realidad, un defensor de tal "budismo
no budista". Pero incluso entonces, uno puede preguntarse qué uso podría darse
a ese diálogo cuando uno observa, por ejemplo, el énfasis puesto sobre
cuestiones filosóficamente triviales como validar la práctica de la meditación
a través del estudio de las ondas cerebrales durante la meditación.
Ahora,
si puede ser muy bien que la actividad cerebral cambie durante la meditación.
Pero es difícil ver cómo saber esto puede contribuir con algo significativo al
proceso de disolver el doble oscurecimiento de las emociones perturbadoras y de
la ignorancia, una disolución que solo trae iluminación. ¿Podría, por ejemplo,
Jetsun Milarepa haber alcanzado más rápidamente la definitiva realización si hubiera
poseído un conocimiento de neurología? La verdad desnuda es que si bien una
variedad de efectos físicos — desde la modificación de la frecuencia del pulso a
la alteración de las ondas cerebrales-- puede acompañar a la meditación; estos
efectos no son la fuente de la experiencia de la mente en meditación tanto más
que una disminución de la indigestión.
En
resumen, el comprensible deseo de mejorar el Dharma vinculándolo con el
prestigio de la ciencia podría oscurecer su poder real. La única fuerza del Dharma
reside en su diagnóstico del sufrimiento y sus causas y la prescripción del camino
de la cesación del sufrimiento. En este sentido, el budismo puede hablar por sí
mismo, incluso en el moderno mercado de las ideas. Se deduce de esto que la
mejor manera con que podemos ayudar a sostener el Dharma es permanecer fiel a él.
Esto justo ahora podría ser lo más radical que podemos hacer.
Lama Jampa Thaye es
un estudioso, autor y maestro de meditación
del Reino Unido, preparado tanto en las tradiciones Karma Kagyu y Sakya del
budismo tibetano.
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