lunes, 1 de julio de 2013

No somos máquinas: Un rechazo radical del budismo científico

No somos máquinas: Un rechazo radical del budismo científico

Lama Jampa, 30 Jun 2013  

La ciencia parece omnipresente en el mundo moderno y su fuerza explicativa y beneficios son difíciles de negar. De hecho, su éxito incluso ha llevado a algunos, incluyendo cierto número de figuras respetadas en el mundo budista contemporáneo, a argumentar que el Dharma en sí mismo debe ser más "científico", si quiere sobrevivir.
No estoy tan seguro de que ese proyecto realmente podría funcionar o, si fuera posible, incluso ayudar. No es que el Dharma deba colocarse en una categoría protegida especial reservada para las "creencias", una reserva en la cual la razón no está permitida. En este sentido, el budismo no es como las variedades del teísmo, en las que la autoridad descansa, en definitiva, en la aceptación de la revelación divina. Por el contrario, es debido a que el Dharma sólo necesita ser defendido por la experiencia directa y razonamiento que no necesita pedir prestado estos aspectos de la ciencia.

Además, parece que la mayoría de lo que se presenta como "ciencia" en las discusiones no es realmente praxis científica sino teoría filosófica: cientificismo y materialismo. La insistencia de que la ciencia por sí sola puede responder a todas las preguntas sobre la naturaleza de la realidad — a menudo emparejada con el materialismo — es verdaderamente cientificismo, un tipo de fe cuasi-religiosa que considera el conocimiento científico como el único conocimiento posible. Aunque se mantiene bien oculta, esta misma creencia en la ciencia es en sí misma una premisa y no un hallazgo conseguido por cualquier tipo de investigación.

El materialismo también necesita distinguirse de la ciencia. Mientras se siguen haciendo descubrimientos científicos, el materialismo filosófico moderno es en aspectos importantes muy parecido a las antiguas teorías indias de los sistemas Charvaka o Lokayata, las que fueron conocidas y rechazadas por el Buda y los grandes maestros de su tradición. (Mucho más para la modernidad de vanguardia del materialismo — una noción mejorada para encandilarnos en pensar que es la irresistible ola del futuro.)

Este materialismo moderno no aporta nada a las viejas teorías de Charvaka salvo la ilusión de que, si los complejos procesos físicos son descritos con suficiente detalle, nosotros, la audiencia, no notará el truco implicado cuando la sensibilidad es por arte de magia hecha parecer como cuestión no sensible y Pinocho se vuelve un niño de verdad. De hecho, el materialismo no puede explicar cómo la vida surgió de la no-vida, cómo la conciencia surgió de la no-consciencia, con algo más que la seriedad convincente con la que el teísta declara que Dios simplemente dijo: "¡Hágase la luz."
El punto crucial, por lo tanto, es que el  Dharma no tiene miedo de nada, ni cualquier necesidad de postrarse ante la ciencia. La ciencia funciona bien en la detección y cuantificación de las cosas que tienen una explicación material o mecanicista, tal como la estructura del ADN. Es tarea propia de la ciencia formular y probar hipótesis sobre cómo funcionan los procesos físicos. Esta limitación inherente no invalida la utilidad de la empresa científica, pero es una desventaja al describir lo inmaterial, tal como lo ético, la naturaleza de la mente y la liberación del samsara, las preocupaciones fundamentales del Dharma.

Mientras que la propia ciencia no es peligrosa para el dharma, el reclamo por un "budismo científico", una insistencia en que el budismo debe estar de acuerdo con las proposiciones materialistas a menudo emparejadas con el cientificismo, si lo es definitivamente. Tal budismo no es el Dharma. Después de haber suprimido para estos fines muchas de las enseñanzas claves, nos quedamos con nada, excepto, tal vez, ¡sentarse con las piernas cruzadas y hablar tranquilamente sobre la paz! Una actividad así encaja en el "budismo" vendido en costosos talleres sobre "espiritualidad" que actualmente abundan en esta parte del mundo, pero que no es el budismo que siempre ha sido conocido por nuestros predecesores.
No es, por supuesto, el caso de que todo el que considera importante fomentar un diálogo entre la ciencia y el Dharma sea, en realidad, un defensor de tal "budismo no budista". Pero incluso entonces, uno puede preguntarse qué uso podría darse a ese diálogo cuando uno observa, por ejemplo, el énfasis puesto sobre cuestiones filosóficamente triviales como validar la práctica de la meditación a través del estudio de las ondas cerebrales durante la meditación.
Ahora, si puede ser muy bien que la actividad cerebral cambie durante la meditación. Pero es difícil ver cómo saber esto puede contribuir con algo significativo al proceso de disolver el doble oscurecimiento de las emociones perturbadoras y de la ignorancia, una disolución que solo trae iluminación. ¿Podría, por ejemplo, Jetsun Milarepa haber alcanzado más rápidamente la definitiva realización si hubiera poseído un conocimiento de neurología? La verdad desnuda es que si bien una variedad de efectos físicos — desde la modificación de la frecuencia del pulso a la alteración de las ondas cerebrales-- puede acompañar a la meditación; estos efectos no son la fuente de la experiencia de la mente en meditación tanto más que una disminución de la indigestión.
En resumen, el comprensible deseo de mejorar el Dharma vinculándolo con el prestigio de la ciencia podría oscurecer su poder real. La única fuerza del Dharma reside en su diagnóstico del sufrimiento y sus causas y la prescripción del camino de la cesación del sufrimiento. En este sentido, el budismo puede hablar por sí mismo, incluso en el moderno mercado de las ideas. Se deduce de esto que la mejor manera con que podemos ayudar a sostener el Dharma es permanecer fiel a él. Esto justo ahora podría ser lo más radical que podemos hacer.
Lama Jampa Thaye es un estudioso, autor y maestro de meditación  del Reino Unido, preparado tanto en las tradiciones Karma Kagyu y Sakya del budismo tibetano.


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