miércoles, 8 de octubre de 2008

Drupon Santem Riponche

Miguel Ángel Cárdenas, es un joven y talentoso periodista y escritor peruano, de cuyo blog: "Unicornio y dragones", publicado en el Portal del diario El Comercio de Lima-Perú (http://blogs.elcomercio.com.pe/unicorniosydragones/2008/10/un-yogui-del-tibet.html#more) , hemos obtenido esta entrevista a Drupon Samten Riponche, maestro de meditación Drikung Kagyu, durante su reciente visita hecha a Perú, en la que Riponche se mostró como testimonio de lo que significa la profunda compasión y el Dharma.
En el blog también se encuentra disponible un video sobre sus enseñanzas en Lima, igualmente en "You Tube". (K.D.)


El venerable Drupon Samten es uno de los maestros de yoguis del budismo tibetano más importantes en el mundo. Pertenece al importante linaje Drikung Kagyu. Tuve la suerte de asistir a sus enseñanzas del Mahamudra o Gran Sello... y luego solo al último día de su transmisión de Chenrezig, el Buda del Amor y la Compasión. Pude entrevistarlo rápidamente en una cocina, mientras tomaba un lonche, antes de una bella ceremonia de alimentos o tsog. Aquí la entrevista:

¿Ser monje fue una decisión libre o la eligieron sus padres cuando era niño, en Ladakh, en los Himalayas, donde usted nació?
Cuando era chico, me enfermé horrible, ni comía. Allá tenemos la costumbre de cuando hay un niño desahuciado lo dejan en el monasterio, entonces los monjes lo recogen, le cortan el pelo, lo visten, lo curan y hacen prácticas por ellos. Y luego se los devuelven a sus padres. A mí me retornaron, me dieron tres cucharadas de leche, me salvé y al final todos me decían monje. Pero es a los 21 años que recién tomo los votos. Porque cuando debí ir al colegio, no me gustaba y un día que caminaba para ir a clases me encontré con dos monjes que me dieron unos damascos. Y cuando supe que había 60 monjes cerca, pensé que si cada uno me daba dos damascos sería lo máximo, ja ja ja. Entonces todos los días no iba al colegio, me iba a su monasterio y ellos me enseñaban lo que tenía que aprender. Y llegaba a mi casa y hacía las tareas con sus enseñanzas. Probablemente he sido monje en mi vida pasada.

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Sé que su abuelo fue muy importante para usted, que antes de morir le preguntó si “estaba preparado” y luego murió… 
Mis padres eran muy amables, pero siempre querían castigarme y corretearme porque era muy travieso, mi abuelito siempre decía: “No, por favor, él va a ser un gran hombre”. Él me protegía, porque yo siempre estaba metiéndome en líos. Mi familia es de granjeros y el budismo estaba muy relacionado con su actividad, porque cuando plantan sus semillas o cuando no llueve, ellos invitan a los monjes para que hagan oraciones. Me acuerdo cuando Kunga Rimpoche, mi maestro, estaba vivo, un verano, llegó una plaga de insectos que se comieron todo, la gente se puso loca y querían matar a los bichos. Pero desde el punto de vista budista no puedes matar nada. Los lamas hicieron prácticas y los bichos se morían abrazados ¡y fue la mejor cosecha de sus vidas!…. Mi abuelito murió a los 96 años cuando yo tenía 25 y regresé de mi retiro de tres años en una cueva de los Himalayas. Él estaba haciendo la práctica de Chenrezig y realizó la divinidad, le volvieron a salir los dientes que había perdido, fue la forma en que se manifestó…

Suena increíble, pero explíquenos, para quienes nacimos en un mundo cristiano, ¿Chenrezig vendría a ser un equivalente a un dios, a un santo, a un ángel?
Chenrezig es una mezcla de un santo protector con ángel, es alguien que te está cuidando. Si decimos, en el budismo, que un bodhisattva es un ser que está dedicado a ayudar a los demás, a proteger, en ese sentido, de compasión y amor, podemos decir que cualquier santo es como Chenrezig.

¿Existe en el budismo, lo que se conoce como energía masculina y femenina, el yin y el yang de los taoístas? ¿La Tara, por ejemplo, vendría a ser la energía femenina del Buda… o un equivalente de la virgen María?
Es relativo, porque cuando realmente se alcanza la budeidad, ahí no hay femenino ni masculino ni nada, solo la verdad absoluta. Hablamos así en un nivel burdo, como para acercar el entendimiento a las personas. Es para tener el inicio de un entendimiento que va más allá.

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Si existen los protectores, los bodhisattvas, entonces deben existir los agresores. ¿Son para el budismo equivalentes a los demonios del cristianismo?
Son los maras. Sí existen, se puede decir que sí en un nivel. Pero en realidad se manifiestan como obstáculos, los que tienes en tu vida, esos son los maras, que vienen de tu ego.

¿Entonces la figura del diablo en realidad sería el ego?
Algo así, si no lo tuvieras, todo estaría claro, nada te afectaría. Pero nada está separado de otro, todo está conectado. El ego es como el policía, que se supone está para protegerte y cuidarte. Pero si cometes una infracción y si quiebras las leyes es lo peor que te puede ocurrir. Todo está en tu mente, en tus proyecciones. En algún momento el ego puede ser algo bueno, pero también se vuelve en contra tuyo y te causa cosas terribles.

Usted vivió cinco años en una cueva en un retiro de iniciación en los Himalayas, ¿así venció su ego? ¿qué fue lo más difícil que vivió en ese proceso?
Lo más difícil son los dos primeros meses en que tienes que acostumbrarte ahí. Yo estaba siempre muy ocupado haciendo curaciones a la gente, porque tenía esa facultad y de pronto me toca ir a la cueva. Es una roca que se cava en la que solo entran tus textos, un paquetito de tsampa (harina tostada al fuego típica del Tíbet), un pancito, el té y a veces una vela. Cuando hice mi retiro no había auspiciadores, ahora yo sí auspicio a quienes van, los cuidamos para que no distraigan la mente, porque ya es muy duro lidiar con tus propias aflicciones. Ni agua había...

Usted hace los votos de monje a los 20 años, cuénteme sinceramente, ¿a esa edad, no sintió atracción por las mujeres?
Claro. Los apegos existen, sentí la atracción, pero tenía un gran maestro, Kunga Rimpoche. Cuando murió llamó a sus discípulos, nos habló, se sentó y se fue. Mi maestro era muy estricto, la devoción te ayuda a mantenerte, cómo decirle a tu maestro que te fuiste con una chica, prefiero controlarme porque fue el camino de monje que escogí y luego veo y compruebo el buen resultado.

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Supongo que la mayor prueba que le dieron sus maestros fue pedirle que se vaya solo a Estados Unidos sin dinero, ¿cómo hizo para no sufrir?
Me fui con mi campana, mi dorje (el cetro diamantino del budismo tibetano) y cincuenta dólares. Todos tenemos problemas, pero con mi retiro y mi preparación y el gran maestro que tuve me fue posible lidiar con los problemas. Ahora estoy construyendo un gran centro de meditación en San Diego, en Escondido. Llegué primero a Seattle, nunca me había subido a un avión y aprendí a hablar inglés después. Todo ha sido gracias a mi meditación intensa en el retiro, fue gracias a desarrollar la tolerancia, la compasión que no me puse triste, mi mente ya estaba muy entrenada.

¿Debió ser un choque llegar a una sociedad híper consumista, materialista…?
Si tienes tu mente entrenada ya no desarrollas el apego a las cosas materiales, lo ves como interesante al ver la variedad de las cosas, pero es como un sueño, como un juego, no te apegas. Lo usas nada más. En cambio, una persona común que no ha entrenado a su mente va para allá, puede decir, oh, qué bonito, yo también quiero tener eso y se abruma. Pero al final uno se da cuenta de que por más que uno tenga dinero y comodidades, eso nunca los va a llenar. Uno debe desarrollar amor y compasión para tampoco ver como malo la abundancia económica que alguien pueda tener. Si no verlo como una suerte que no te apega, que no tienes que vivir para eso. Por ejemplo, cuando tuve que regresar a la India veía que no había ni agua, pero era igual, uno puede disfrutar en Estados Unidos y en la India, sin apego, solo lo vives y ya. Si no, te metes en problemas, vives confundido, pensando que aferrarte a personas, a las cosas es la fuente de la felicidad.

Un apego máximo, creo, es a nuestros cuerpos y por eso, el miedo máximo es a la muerte, a ‘perder’ la vida, a dejar el cuerpo. ¿Cómo fue su proceso, cómo venció el miedo a la muerte?
Es natural ese miedo, uno no debería vivir con eso, porque tarde o temprano va a pasar. Y te la vas a pasar pensando qué miedo que me voy a morir y no vas a vivir nada. Cada vez que me voy a dormir, amanezco y digo: estoy vivo, pero si no pasara eso también, cada cosa tiene su momento. Es el curso natural de las cosas. Debemos aprovechar la vida para hacer méritos en lugar de estar preocupados de cuánto tiempo nos queda, me estoy volviendo viejo o no. Es una cosa muy poderosa ser consciente de eso: de que en tus manos está el ser feliz, nada más.

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Sé que existe la práctica del phowa para enfrentar la muerte: la transferencia de conciencia al momento de morir para iluminarse.
El phowa es una práctica para transformar la conciencia a un nivel más elevado en el momento de la muerte, para alcanzar la budeidad. Y ojalá que se tenga éxito en ese momento, ja ja ja. Es común hacer esta práctica para alcanzar niveles más elevados en la siguiente reencarnación.

Sé que el bodhisattva, en el budismo, es alguien que ante la puerta delnirvana decide no cruzarla hasta que el último ser sintiente se ilumine. ¿Usted quiere iluminarse completamente o volver para seguir ayudando a los demás?
Sí, he visto mucho sufrimiento en este mundo y en otros. Y me gustaría regresar para ayudar a mucha gente. Me gustaría, si el nivel de mi práctica me lo permite, renacer en un estado más avanzado, porque hay tantas personas sufriendo y sufren tanto tanto y necesitan tanta ayuda. Y estoy orando por ellos, dándoles mi número telefónico, mi correo electrónico para que estén en contacto, para que me confíen sus problemas, sus dudas, sean simples, complejas. Y me podrán golpear, pero siempre estoy enfocado, porque siento en forma tan profunda cómo pueden sufrir.

¿Le ha pasado reencontrarse con personas de otras vidas y reconocerlas?
Como soy un practicante avanzado tengo siddhis, pero no puedo decir veo esto o lo otro. Porque más que encontrarme con alguien y decirle: oh, tú has sido mi madre o mi amiga antes, simplemente siento la profunda conexión de otras vidas, no les digo porque se pueden asustar y según el nivel de las personas les aconsejo: yo creo que deberías meditar en esto, enfatizar esta práctica para algo específico. Incluso no tienes que ser un practicante tan avanzado, sino que sientes una conexión profunda y no importa, solo hay que ver el sufrimiento que esa persona está viviendo y ayudarlo. No estar tan apegado: oh, fue mi hermana, fue mi esposa o hasta mi mascota, sino qué le ocurre ahora y ayudarlo con compasión.

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Mucha gente habla que esta época es como muy conflictiva y terminal. Se ha hecho famosa la predicción de los mayas del 2,012 como un cambio radical. ¿Qué piensa usted?
Estas profecías representan lo mismo que el miedo a la muerte, solo que adelantado. En lugar de ponerse a pensar que el mundo se podría acabar el 2,012 vive esta vida ahora, sé feliz ahora. Estoy casi seguro de que nada va a pasar, pero quién sabe, eso es lo de menos. La cuestión es vivir con amor y compasión, y que cuides del medio ambiente, de los árboles, los animales, de los demás. Es como una madre que le promete a un niño el dinero para comprar una vaca, pero ellos no tienen todavía el dinero para comprar una vaca. Y de repente el niño se dice en su imaginación ahí está la vaca y la golpea de manera imaginaria. Pero la mamá lo ve y le llama la atención, y después los dos terminan pegándole a la vaca. Viene un vecino y pregunta por qué tanto escándalo. No, lo que pasa es que le estamos pegando a la vaca que nos está metiendo en problemas, le dicen. Y el vecino les recuerda: pero si no hay ninguna vaca, están angustiados por gusto, por algo que no existe. A eso me refiero con el 2,012.

Si hay una diferencia del budismo con otros caminos espirituales es la idea de Dios. El budismo no afirma ni niega un dios, pero no lo contempla en sus prácticas. ¿Usted nunca sintió la necesidad espiritual de asumir un Dios creador, un Jehová, un Alá, un Krishna?
Cuando pensamos que nos castiga o nos premia alguien es en realidad nuestro propio karma, nosotros mismos creamos estas mismas situaciones que nos regresan. Si de repente sales y encuentras una bolsa con 3 mil millones de dólares, es el karma que tú mismo has creado. O de repente no has hecho nada y estás en la cárcel preso años de años. Y es también tu propio karma, de cuando antes has dañado o encerrado personas. En lo que se refiere a Dios, un verdadero dios nunca castiga, sea la religión que sea. Y si hay algo o alguien que te castiga, te molesta o hace daño no es un verdadero dios. Sino debería estar lleno de amor y compasión. El ejemplo mínimo sería cuando tú conoces a una persona que está llena de amor y compasión y tú vas y la golpeas y no se molesta, más bien te dice: te perdono por lo que me has hecho; él te comprende y sabe que estás obnubilado por algo. Y si aún así esa persona te comprende y te perdona, ¿cómo un dios no te va a perdonar y no te va a amar tal cual eres y se va a estar fijando en qué te vas a equivocar? Eso no es dios, es una malinterpretación que se ha formado en algunos lugares… Pero sin importar el camino, creas o no creas en un dios, si haces actos positivos y espirituales sí vas a llegar a la iluminación, no importa lo otro.

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En el cristianismo se habla del alma, los hinduistas hablan del atman. Pero en el budismo no se contempla la idea de algo eterno individual…
El alma sí existe y no existe a la vez. Existe para el budismo en el sentido más burdo, inferior, como por ejemplo la mesa, en un nivel convencional existe. Pero en el nivel más alto donde todo es unión de claridad y vacuidad no existe en sí misma. Cuando tu mente se calma la mente aparece con mayor claridad: los pensamientos comienzan a surgir y a irse. Y comienzas a darte cuenta de la impermanencia, que nada existe por sí mismo, que todo está cambiando. Y si buscas encontrar dónde está tu mente no vas a hallar nada, solo una claridad donde surgen y vuelven pensamientos. Por eso, el alma en sí no existe en el último nivel. ¿La semilla existe o no existe? Una semilla siempre va a cambiar, va a crecer, lo que había antes se va a otro lado, va a morir, ahí ves la esencia de la impermanencia. No vas a encontrar nada en el universo que sea permanente, por eso, nada existe por sí solo, porque todo está en completo cambio. No hay algo que tú digas que nunca va a cambiar. Hasta las cosas son vistas por las personas de otra manera, nada existe por sí mismo.

¿La mayor de las ilusiones que vivimos es la de enamorarnos y pensar y sentir que esa relación va a ser para siempre…?
Si entiendes la naturaleza de la impermanencia y de que toda realidad es un conjunto de agregados que te hacen ver algo ilusorio… ya no vas a sufrir; porque eso, tarde o temprano va a pasar, va a acabar. Y por eso, si te enamoras eres feliz, si te separas eres feliz, si encuentras otra persona también y si estás solo también eres feliz, porque vas a entender que todo es una ilusión, que nada existe por sí mismo. Y que no tienes por qué aferrarte a nada, que siempre te traerá infelicidad. Por eso, para que internalices esto, tienes que ir probando tú mismo, hacer un proceso de ensayo-error. No pensar que ya lo entendiste, sino meditar mucho y esto te va a dar una conciencia. Si tienes un problema y tienes muchas cosas en tu mente y te apegas a las ilusiones: esto es mío o esto no quiero, pues haces la meditación del Om, Ah, Hum y lo dejas ir. Hay que poner énfasis en el dejar ir, dejar ir… porque es una ilusión. Si no te entrenas en esto lo que va a pasar en el momento de tu muerte es que van a venir todas estas cosas a tu mente a las que te aferras: mi familia, mis cosas, mis amigos, mi profesión, mi país. Pero si te entrenas va a ser tan natural, ya pues chau, chau, adiós…

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Si al momento de la muerte la mente nos traerá el karma de hasta cuando matamos a un insecto, entonces en Occidente vivimos haciendo tremendo mal karma, comiendo animales…
No solo en Occidente, en todo el mundo la gente mata animales para comer. Es muy mal karma y uno debe tratar de ya no generarlo, sino viviendo una vida ética con preceptos como no matar y los otros como no engañar, no robar. Es un karma muy fuerte el matar animales y promover ganancias a través de eso. Y no nos damos cuenta cómo en un solo plato pueden haber hasta 24 tipos de seres muertos. Es totalmente distinto si un médico te dice que comas estas proteínas por prescripción médica, más bien oras por los que están muertos, los ofreces con conciencia. Y cuando los ingieres dices que ojalá puedan renacer de la mejor manera y das gracias porque están sirviendo de medicina para ti. Es otro caso. Con mi maestro había una cosa curiosa porque cuando le ofrecían carne él no la rechazaba, la comía, pero juntaba todos los huesos y hacía una ceremonia para pedir que estos animales renazcan de una mejor manera y no tengan tanto sufrimiento. Siempre debemos ser conscientes y no ser como bárbaros, porque como seres humanos pensamos y no deberíamos matar por pensar que no hay otra forma de alimentarse. Y pensar que estos animales sufren mucho, ya es bastante que no tienen libertad y carecen de entendimiento, porque se caracterizan por la ignorancia, ¡y uno debería ser más compasivo aún con ellos!

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