CANCIÓN DEL PROFUNDO
QUÍNTUPLE CAMINO DEL MAHAMUDRA (3)
Práctica de la
deidad Yidam
Si
el cuerpo de uno, el rey de las deidades,
En
este fundamento inalterable no está estabilizado,
El
séquito de dakinis no se reunirá.
Asegúrate,
por tanto, de que tu cuerpo sea como el yidam.
Una vez que ha sido
cultivada la mente bodhicitta, necesita ser perfeccionada. Por eso, aquí, la
canción presenta la práctica Vajrayana, también llamada yoga tantra o de la
deidad. El Buddha, desde su sabiduría omnisciente y desde su natural compasión
omnipresente, enseñó los métodos completos por los que todos los seres
sensibles pueden purificar sus muchos niveles de oscurecimiento y alcanzar
paso a paso el estado absoluto de la iluminación. Cuando un practicante individual
ha desarrollado suficiente capacidad y habilidad, el Vajrayana proporciona
muchos métodos que permiten realizar la naturaleza búdica. Para entender el
tantra, uno debe tener la aspiración, el interés y la plena dedicación. Sólo
entonces uno tiene la posibilidad y la capacidad de practicar para asimilar su
significado profundo y vasto.
Hay dos métodos en el
Vajrayana: la iniciación o empoderamiento (abisheka)
y la liberación. Antes de practicar la meditación tántrica, uno debe recibir
todos los componentes de un empoderamiento (del vaso, del secreto, de la
sabiduría y de la palabra preciosa) de un maestro vajra apropiado. A lo largo
de la ceremonia, es importante recibir las instrucciones de la práctica y
comprenderlas precisamente. Después de recibir una iniciación, hay dos prác-ticas
de meditación del yoga de la deidad que permiten realizar perfectamente las
enseñanzas: el surgimiento y la compleción.
En la etapa de surgimiento
o generación, nuestra naturaleza búdica se manifiesta en la forma de una deidad.
Para lograr esto, trabajamos con nuestro cuerpo físico, ya que es la base del
samsara y de la iluminación. Nuestro cuerpo samsárico actual es una formación
mental afligida basada en nuestro propio karma de vidas pasadas. Lo mismo será
cierto en el futuro, la forma que estará basada en nuestro motivos y acciones
presentes. Por lo tanto, con el fin de
realizar la iluminación y manifestar una forma pura, ahora establecemos la
causa al habituarnos a ese estado por visualizarnos en la forma de la deidad.
Sin la creación de karma y
de la formación mental, no podría ser alcanzado un cuerpo, porque no habría
ninguna causa precedente para ello. En el estado samsárico carente de iluminación,
nuestra ignorancia continuamente invita al sufrimiento y a las condiciones
indeseables. En su mayor parte, los
pensamientos negativos tales como apego, odio, orgullo, celos, y así
sucesivamente se presentan debido a este cuerpo. Porque tenemos un cuerpo,
necesitamos alimentos, ropa, TV, computadora, coche, casa, etc. Trabajarmos
duro para acumular necesidades materiales, generalmente creando de esta manera
una multitud de acciones negativas y creando así un futuro de sufrimiento.
Luego envejecemos, nos enfermamos y, finalmente, morimos. Si no aprovechamos esta preciada vida humana
para alcanzar la iluminación, será simplemente una base para el sufrimiento.
De otro lado, nuestra
relación con el cuerpo puro del estado de iluminación es desarrollada a través
de la práctica de la bodhicitta. Antes de practicar el yoga de la deidad,
entrenamos este cuerpo para beneficiar y ayudar a los demás con el apoyo de las
paramitas como generosidad, ética moral y paciencia. Aquí, para mejorar su
efectividad, combinamos estas prácticas con la deidad o yidam, al practicar visualizán-donos siendo generosos y etc.
mientras manifestamos el cuerpo de la deidad. Esto es a lo que se refiere
Jigten Sumgön en la frase del cuerpo de
uno, el rey de las deidades. Un rey tiene plena autoridad sobre su
territorio. De igual manera, el yidam gobierna su mandala en un modo positivo y
solo así transforma toda negatividad y confusión en el estado de la
iluminación.
El cuerpo iluminado es
estabilizado en el fundamento inalterable de la natura-leza búdica. La naturaleza de la deidad es la de un buda.
Cuando, por medio de las instrucciones de la etapa de surgimiento, manifestamos
todo nuestro ser como yidam, llegamos a reconocer nuestra propia naturaleza
búdica vien-do la naturaleza de la deidad. Esto nos permite darnos cuenta de la
verdadera naturaleza de la mente. Todo nuestro ser, incluyendo nuestra mente y
este cuerpo de forma, se convierte en la forma sambogakaya de la deidad. El
cuerpo ordinario no ha ido a ninguna parte, sino que la mente está en el estado
ilumi-nado de Chenrezig, Tara, Chakrasamvara o cualquier otra deidad. La deidad también no ha venido de ningún
lado, sólo es el estado iluminado.
Tan
pronto como nos liberamos de la visualización, este estado desaparece y
volvemos a nuestro cuerpo ordinario. Pero la deidad no está totalmente
desaparecida, nuestro estado ordinario de la mente permanece al mismo tiempo
con el estado iluminado de la mente. Por lo tanto, tenemos que mantener este
estado iluminado en nuestra conciencia hasta que nos convertimos en
inseparables de él.
Cuando surgimos en el
estado de la deidad yidam, nos establecemos en las tres cualidades de claridad,
pureza y orgullo divino.
La cualidad de la claridad
ocurre cuando vemos lúcidamente a la deidad como estando inseparable de la
apariencia y la vacuidad. Es como ver el reflejo de la luna sobre el agua o ver
un arcoíris. Podemos ver el reflejo o el arcoíris muy claramente aun cuando no
podemos agarrarlos o sostenerlos. De igual manera, cuando visualizamos
claramente, podemos ver la naturaleza clara de la deidad – el color, atributos
y marcas antes que un cuerpo de sangre, huesos y carne sustanciales.
La perfección de las
cualidades excelentes como las cinco sabidurías, las seis perfecciones y la
personificación de los tres kayas se manifiesta a través de la cualidad de la
pureza. Estas cualidades del Buddha no aparecerán hasta que nos manifestamos
como la deidad. Por eso, en el estado de generación, desarrollamos la pureza
al meditar en la aparición del yidam. El color, postura, ornamentos, joyas,
ropas de seda, etc. de la deidad, todo es expresión de las distintas cualidades
de la sabiduría y la compasión. Así, cuando nos convertimos en la deidad,
recitamos mantras, hacemos la purificación y practicamos los otros elementos
esenciales de una sadhana, se manifiestan sin esfuerzo la cualidades de la
iluminación. La frase el séquito de las
dakinis se refiere al conjunto de cualidades excelentes que se manifiestan
cuando practicamos con éxito.
La tercera cualidad es el
orgullo divino, por medio del cual construimos con-fianza en nuestra naturaleza
pura. Nuestra naturaleza básica es la de la deidad yidam o el Buddha. Esto no es
un concepto intelectual, una construcción arti-ficial o un estado atribuido. En
realidad, es nuestra existencia samsárica la que es artificial, porque es
confusión basada en pensamientos negativos. Todos los pensamientos negativos
son elaborados y conseguidos por medio de la ilusión, y todo lo que es creado a
través de la ilusión es artificial. Hemos construido de manera exitosa la
dimensión del samsara por medio de la confusión basada en la gran ignorancia y,
a causa de esto, el sufrimiento es inagotable.
Ahora que tenemos una preciosa vida humana y las enseñanzas plenas del
Buddha, es momento de deconstruir el samsara con estos métodos e instrucciones
autén-ticos de la iluminación. Nuestra naturaleza genuina es el estado de
ilumina-ción, por eso es que debemos construir nuestra confianza.
En el estado samsárico
tenemos una sensación falsa de la realidad; en verdad, el samsara es una
ilusión que debe ser purificada. Pero cuando descansamos en nuestra mente en
estado natural, la que está impregnada de bodhicitta, los pensamientos
negativos no pueden existir. Es por esta
razón que de vez en cuando recibimos instrucciones de un maestro espiritual
para descansar nuestra mente allí.
Después de manifestarnos
de esta manera como la deidad yidam y convencernos de nuestra identidad como
yidam, entonces practicamos la etapa de la compleción. Esta etapa se puede
realizar con o sin signos, pero en el yoga de la deidad hacemos uso particular
de la etapa de compleción con signos o soportes como la recitación del mantra,
las prácticas de purificación para uno mismo y para los demás, así como el perfeccionar
los canales y chakras. La compleción sin signos consiste en disolverse en la
vacuidad o en mahamudra y descansar la mente en ese estado. Todas estas
prácticas deben realizarse con la mente de bodhicitta basada en la sabiduría y
la compasión.
El Vajrayana es eficaz
debido a estos métodos; mediante el uso de ellos, se tarda mucho menos tiempo
para alcanzar la budeidad que en los necesarios tres kalpas ilimitados en el camino
del sutra. Con el yoga de la deidad tenemos un método completo para realizar el
estado de la iluminación. Al recibir primero el empoderamiento y luego
practicar según las instrucciones apropia-das, gradualmente se purifica los
oscurecimientos y engaños que hemos acumulado por millones y millones de
kalpas. El resultado es que este cuerpo muy afligido se transforma en un cuerpo
puro, no afligido. Entonces meditamos en esto durante un período de tiempo
para perfeccionar nuestra práctica.
Chakrasamvara es una de
las más conocidas de las principales prácticas de yidam Vajrayana, por eso los
participantes de retiros siguen por lo general la tradición de confiar en esta
práctica. Los detalles deben ser recibidos de un maestro de retiro.
Aquí, he elaborado una
práctica de purificación muy corta y simple que puede caber fácilmente en una
vida muy ocupada en una base regular. Durante el yoga de la deidad, cante om ah hung. Estas tres sílabas son la
esencia y la raíz de todos los demás mantras. El om blanco tiene la naturaleza del cuerpo de sabiduría del
Buddha, el ah rojo es el habla de la
sabiduría del Buddha y el hung
azul es la mente de sabiduría del Buddha. El om
blanco corresponde al nirmanakaya, el ah
rojo al sambhogakaya y el hung
azul al dharmakaya. Su naturaleza inseparable es el svabhavikakaya.
Para practicar esta
meditación, respire profundamente y relaje su mente. Libere todo el estrés y la
tensión. Luego manifieste la forma de un
buda con el cual está familiarizado – Vajrasattva, Chenrezig, Tara o Chakrasamvara
– por ejemplo. Visualícese de manera precisa en forma de la deidad, de aparien-cia
y vacuidad inseparables. Luego visualice un om
blanco, la naturaleza de la sabiduría y la vaciedad, irradiando luz desde
dentro del chakra encima del nivel de sus cejas. Recite el mantra om ah hung una ronda de mala o más,
mientras que una luz blanca desde el om
radiante llena completamente su cuerpo, purificando todos los obscurecimientos
y karma negativo relaciona-dos con el cuerpo, sobre todo la ignorancia. Entonces su cuerpo se transforma en
apariencia y vacuidad inseparables, como un arco iris.
Después, visualice un ah rojo, la naturaleza de la sabiduría y
la vacuidad, irradiando luz dese el chakra de la garganta. Cante el mantra como antes, mientras que la
luz roja irradia y llena completamente su cuerpo, purificando todos los
obscurecimientos y el karma negativo relativo al habla, sobre todo el deseo y
el apego. Luego su voz se transforma en
sonido y vacuidad inseparables, como un eco.
Luego visualice un hung azul, la naturaleza de la sabiduría
y la vacuidad, irradiando luz desde el chakra del corazón en su pecho. Cante el
mantra como antes, mientras la luz azul irradia e impregna totalmente su cuerpo
y ser, purificando todas las obscuraciones y el karma negativo relativo a la
mente, especialmente el odio y la aversión o rechazo. Entonces su mente es
trans-formada en la mente del Buddha, inseparable de la luz clara y la
vacuidad.
Cante el mantra por una
cuarta ronda. Desde todas tres sílabas al mismo tiempo, las tres luces de
colores irradian y llenan el universo con sabiduría y compasión. En primer
lugar, purifican el universo externo y lo transforman en una tierra pura. Luego
las luces tocan cada ser sensible; purificando todas contaminaciones,
sufrimiento, y karma negativo relacionado con el cuerpo, habla y mente y
establecen a todos los seres en el estado de budeidad. Ellos también se
convierten en apariencia y vacuidad inseparables, como el reflejo de la luna en
un lago. Las luces retornan y se
disuelven dentro de usted. Usted se siente feliz porque está siendo purificado,
como lo son todos los seres sensibles.
Al final de la sesión,
disuelva su cuerpo búdico visualizado en las tres sílabas. La sílaba om blanca luego se disuelve en el ah rojo, y el ah en el hung azul. El hung luego se disuelve desde abajo hacia arriba y desaparece
en la vacuidad omniabarcante. Relaje la mente y medite en un estado de no
elaboración, en la mente misma tal como es. Finalmente, dedique el mérito.
Esta práctica,
especialmente el estado de compleción o disolución, da una muy profunda
preparación para la realización en el momento de la muerte. Uno experimenta
diferentes sensaciones durante el proceso de morir. Después de que los cuatro
elementos se disuelven, ocurren las tres experiencias sutiles de surgimiento
del blanco, aumento del rojo y del casi lograr la oscuridad. La gente común sin
experiencia de meditación irá a través de estas tres breve-mente sin ninguna
consciencia, totalmente inconscientes, como en un sueño profundo.
De otro lado, los
meditadores que pueden mantener un equilibrio estable pue-den reconocer cada
etapa que pasan. La etapa siguiente es la experiencia de luminosidad, el rostro
original de la mente, la naturaleza directa de la mente libre de todas las
limitaciones de barreras o bordes. Aquellos sin experiencia de meditación o sin
instrucciones respecto a estas prácticas atravesarán esta etapa e irán al
estado del bardo de acuerdo a su karma y propensiones habituales. Aquellos que
están en alto logro en la práctica de meditación pueden reconocer la
experiencia de luminosidad como una oportunidad para liberarse de manera
instantánea del samsara y alcanzar la iluminación. Si practica una y otra vez
con atención consciente, esta práctica de disolver las sílabas blanca, roja y
azul ayuda a que el practicante utilice esta oportunidad y logre la
realización.
Al final, si uno practica
esto de manera cuidadosa y regular, y se acostumbra a ello, uno puede
estabilizar la mente en la absorción meditativa. Uno entonces experimentará
los efectos beneficiosos antes que nada como la purificación de todas las
distintas obscuraciones y contaminaciones mentales. Siguiendo esto, uno
experimentará la luminosidad primordial del mahamudra.
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