lunes, 5 de noviembre de 2018

Sobre la muerte de un maestro:

Una enseñanza budista

 JUSTIN WHITAKER



Los primeros textos budistas contienen un tesoro oculto de enseñanzas. No he leído todos ellos y tal vez será nunca. Porque ellos son como un gran conjunto de herramientas, para ser utilizado cuando sea necesario. Se puede tocar o manejar todas ellas, pero no comprender las profundidades o propósito de ninguna. El Buddha dio excelentemente enseñanzas específicas para el oyente, sugiriendo que al menos algunas de las enseñanzas no debían ser tomadas como universales en su aplicación.
Es mejor, en mi experiencia, confiar en maestros sabios para sacar aquellas necesarias para los estudiantes y que los guíen en su utilidad práctica. Y con el tiempo, el estudiante comienza a ser capaz de hacerlo por su cuenta y tal vez incluso se convierta en un maestro a su vez. Sin embargo, podríamos aspiramos a leerlos todos y aplicarlos en nuestras vidas, aquí y allá, poco a poco.

Sariputta

Y es con este sentido de aspiración que recurro a la enseñanza de Shariputra sobre la muerte del maestro (en su caso el Buddha). Sariputta fue uno de los discípulos principales del Buddha, el monje principal en sabiduría; una especie de filósofo patrón del budismo temprano. Como anota Nyanaponika Thera, Sariputta fue un:
Dhamma-senapati, mariscal del Dhamma... un hombre único en su paciencia y constancia, modesto e íntegro en pensamiento, palabra y obra, un hombre a quien un acto de bondad era una cosa para recordar con gratitud toda la vida. Incluso entre los Arahats, santos liberados de todas las contaminacio-nes de la pasión y el delirio, brilló como la luna llena en un cielo estrellado. En un discurso, Shariputra llama a los otros discípulos y les habla de un pensamiento que se presentó mientras profundizaba en meditación:
‘¿Hay algo en el mundo con cuyo cambio o alteración surgiría dentro de mí tristeza, llanto, dolor, angustia y desesperación?’ Entonces el pensamiento que me ocurrió: ‘No hay nada en el mundo con cuyo cambio o alteración surgiría dentro de mí tristeza, llanto, dolor, angustia y desesperación'.
Ningún cambio de cualquier cosa podría causarle angustia y desesperación. Ecuanimidad, renuncia, imperturbabilidad: estas son las virtudes del mundo budista temprano. Estos son aspectos de la ética budista, actitudes y comportamientos budistas para ser comprendidos y asumidos como propios.
En cuanto escuchamos esta afirmación es natural preguntarnos si podríamos decir lo mismo. La respuesta “no” probablemente llegará muy rápidamente hasta nosotros. Lamento – un poco al menos – cada vez  que mi fruta va mal antes de que pueda comerla. Si algo tan aparentemente menor puede causar estrés, tanto más innumerables cosas más grandes.
Pero podemos ver aquí la virtud en no aferrarse a las circunstancias, y muchas de las enseñanzas budistas advierten el sufrimiento derivados de esta disposición. Así, las enseñanzas como ésta, a menudo cortas y aparentemente sin sentido, pueden tener profundas repercusiones sobre nosotros si las comprendemos correctamente.

Ananda

El discurso continúa desde allí con el primo y ayudante del Buddha, Ananda, presionando sobre el punto a Shariputra. Ananda, cabe señalar, no alcanzó a despertar durante la vida del Buddha y se dice que lloró al enterarse de la inminente muerte del Buddha. Ananda le preguntó:
«Shariputra mi amigo, incluso si hubo cambio y alteración en el Maestro no surgió dentro de ti tristeza, lamento, dolor, angustia o desesperación?»

¿Podía Shariputra mantenerlo junto aún con la muerte del Buddha? En el Occidente, hay una especie de mentalidad tradicional de aceptar senti-mientos como dolor, angustia y desesperación. Incluso a veces los exaltamos. El ethos, encontrado sin embargo una y otra vez en los textos tempranos, se aminora al menos y apunta a una eliminación total de ellos como una meta. Aquí nos encontramos que Shariputra respondiendo:

Incluso si hubiera cambio y alteración en el Maestro, mi amigo, no surgen dentro de mí tristeza, lamento, dolor, angustia o desesperación. Aún así, tengo este pensamiento: «Que un gran ser, de gran poder, de gran proeza, ¡ha desaparecido! Pues si el Bienaventurado permanecía durante mucho tiempo, esto sería en beneficio de muchas personas, para la felicidad de muchas personas, además de la simpatía por el mundo; por el bienestar, beneficio y felicidad de los seres humanos y divinos.» Incluso con la pérdida del maestro: no hay dolor, etc.
Pero, no obstante que reconoce la pérdida, la acepta. Veía que alguien valioso por su capacidad para eliminar el sufrimiento y traer felicidad para muchos seres ha desaparecido.
El sutta concluye con Ananda remarcando esto:
«Seguramente es porque el yo-hacer & el mío-hacer y la obsesiones con conceptos del venerable Sariputta han sido largamente bien desarraigados que incluso si hubiera cambio y alteración en el Maestro, no surgirían dentro de él tristeza, lamento, dolor, angustia o desesperación».
Esto señala al último grillete de quien está en el camino al despertar – la tendencia de “yo-mi-mío” repetida en la mente. Este es el último grillete porque es tan sutil, tan profundamente arraigado en nosotros. Y es también lo que nos puede alejarnos de la preocupación por los demás y en cambio a los sentimientos autodirigidos.
Vale la pena masticar, al menos, como se va a lo largo del día de uno, notar el surgir de cambios que dan lugar a dolor, angustia y demás. Y notar, tam-bién, qué narrativas están vinculadas a esos sentimientos.
http://www.patheos.com/blogs/americanbuddhist/2017/07/death-teacher-buddhist-teaching.html?ref_widget=related&ref_blog=americanbuddhist&ref_post=dismantling-buddhist-patriarchy-denial-inside

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