La fuerza secreta de la tristeza
Chökyi Nyima Rinpoche
JUN 27, 2018
¿Cuáles son las experiencias en las que se basan las enseñanzas del Buddha? Son las de tristeza,
amor y apertura. Aunque parecen ser bastante diferentes, la tristeza y la
apertura están de hecho íntimamente conectadas. La profunda tristeza que nos
abruma cuando comprendemos la naturaleza no permanente de todos los fenómenos nos abre al mundo que nos rodea.
Abrimos nuestros corazones y comenzamos a notar a nuestros semejantes. Vemos
cómo todos debemos enfrentar las dificultades de la vida; entendemos la
naturaleza fugaz de nuestras alegrías; y tomamos conciencia de cuánta
preocupación, dolor y sufrimiento experimentamos en nuestras vidas. De esta
manera, nos damos cuenta de que todos compartimos experiencias dolorosas
similares. Sabiendo lo que otros experimentan y sienten, no podemos dejar de
simpatizar con ellos, y el deseo de ayudar y proteger a nuestros semejantes
naturalmente surge en nosotros. Este deseo de ayudar y proteger surge del amor,
y cuanto más abrimos nuestros ojos al sufrimiento y la ilusión de los demás,
más fuerte se vuelve nuestro amor. El amor despeja la mente de la espesa niebla
del deseo, la ira y la ignorancia. El amor es como el sol que quema atravesando
la niebla, disolviéndola, hasta que solo queda una gran apertura y claridad.
Cuando no queda más que apertura ilimitada y lucidez, nos encontramos cara a
cara con la naturaleza básica de todos los fenómenos más allá de los conceptos.
Aun así,
a medida que los pensamientos resurgen, la niebla inevitablemente reaparece.
Pero ahora sabemos, por nuestra propia experiencia, que la libertad y el
despertar siempre están aquí dentro de nosotros. Esta realización da lugar a
una alegría indescriptible. Hemos experimentado por nosotros mismos que el
despertar es una opción genuina, para nosotros y para todos los demás, ¡qué
maravilloso! El deseo sincero de que todos puedan despertar a la verdadera
libertad nace en nosotros y nos consume hasta el punto en que nuestro apego y
engaño parecen disolverse naturalmente. Todo el tiempo, vemos el mundo como lo
que es, absolutamente no permanente y doloroso, y nuestra tristeza se vuelve
cada vez más profunda. Sin embargo, nuestra tristeza ahora está acompañada de
amor y de afecto genuinos y un profundo sentido de responsabilidad provocado
por la certeza de que si simplemente mantenemos el rumbo, podremos hacer una
diferencia verdadera y duradera donde quiera que vayamos. Así es como la
tristeza, el amor y la apertura sostienen a los practicantes del dharma.
EL DON DE LA TRISTEZA
Reflexionar
sobre la no permanencia no pretende hacernos miserables. Pero sin la pena de
saber que nada durará, nunca llegaremos a ningún lado en nuestro camino. La
tristeza nos permite obtener algo que es mucho más precioso que cualquier cosa
que podamos imaginar. Es por eso que debemos contemplar la no permanencia. Si
no hubiera nada que ganar, sería una tontería pensar en estas cosas; nos
estaríamos haciendo sentir miserables sin ninguna razón. Pero hay un
significado profundo para todo. Cuando nos damos cuenta de cómo es el mundo en
realidad, y en consecuencia nos sentimos abrumados por la tristeza, el próximo
paso es natural. Llegamos a la conclusión lógica de que todas las cosas son no
permanentes y comenzamos a entrenar para soltarlas.
CONVERTIRSE EN REALISTA
Poco a
poco, podemos dejar ir todas las cosas que solíamos perseguir ciegamente, todas
las cosas que solían atarnos y controlarnos. Desarrollamos esa capacidad a
través de un discernimiento que normalmente no poseemos. Instintivamente,
comenzamos a soltarlas, porque ahora lo sabemos. Nos guste o no, tarde o
temprano nos veremos obligados a dejarlo todo, así que cuando lo sepamos, tiene
mucho sentido disminuir nuestro aferramiento ahora. A menos que tengamos en
cuenta la no permanencia, seguiremos aferrándonos a las cosas, que al final
solo nos traerán dolor y privarán a nuestras vidas de significado. Por otro lado,
si realmente hemos entendido que nada dura y que todo es irreal e ilusorio,
entonces dejarlo ir es fácil. En realidad, sucede por sí mismo sin esfuerzo.
Reflexionar sobre la naturaleza no permanente e ilusoria de todas las cosas es
una práctica muy poderosa.
OJOS FRESCOS
Comprender
la no permanencia no es una hazaña mágica, sino que de manera dramática, casi
mágica, cambia nuestra experiencia del mundo. Nos hace capaces de acciones que
solían ser imposibles. Comenzamos a mirar nuestro mundo y a nosotros mismos
desde una perspectiva completamente nueva, y ese profundo cambio de perspectiva
está en realidad en el corazón de toda la práctica del dharma. De hecho,
podemos medir nuestro progreso espiritual por la frecuencia con la que
recordamos que todos los fenómenos condicio-nados son no permanentes. Para los
practicantes más hábiles, esto ocurre de manera bastante espontánea. Ellos ya
han dejado ir.
DESPERTAR
Comenzamos
a despertar, pensando: Me estoy engañando
a mí mismo. La forma en que experimento el mundo y los que me rodean, la forma
en que experimento mis emociones y a mí mismo, todo está mal y es doloroso.
Todo lo que me preocupa, las cosas que debo tener, las cosas que no puedo
soportar perder y las cosas que trato de evitar, todo eso me mantiene atrapado.
Cuando veo las cosas de esa manera confusa, no tiene nada que ver con la forma
en que ellas realmente son. Además, dado que me estoy haciendo esto, solo estoy
causando mi propio sufrimiento. ¡Cuán triste y sin sentido!
LIBERÁRSE
Entonces
nos comprometemos a liberarnos de esta perspectiva: ¡Ya no más! A partir de ahora, quiero ver las cosas como realmente son.
Ya no seré esclavo de mis propios engaños. Sé que mi percepción del mundo está
completamente fuera de contacto con la realidad. Todas mis ensoñaciones y
fantasías, todas mis preocupaciones y miedos, ¡todas son triviales e inútiles!
Al pensar
de esta manera, nuestro deseo de ser libres se fortalece. El poder de ese deseo
luego se transforma en una llave que desbloquea el vasto tesoro de métodos e
instrucciones del budismo.
ABRIR
Cuando
nos damos cuenta de que todo es transitorio e irreal, nos abrimos al dolor y al
sufrimiento de los demás. Así es como el amor y la compasión se tornan sinceros
y genuinos. No importa cuántas alabanzas de amor y compasión, cantemos, tales
cualidades no despertarán y florecerán a menos que reconozcamos la no
permanencia.
DE LA TRISTEZA A LA FORTALEZA
Muchas
cualidades maravillosas ya están presentes en nosotros, esperando ser
descubiertas. La clave está en entender que las cosas son no permanentes e
irreales. La tristeza, por supuesto, no es un fin en sí misma. Pero la pena
profunda viene al darse cuenta de que todo lo que antes consideramos duradero y
real está a punto de desaparecer, y ni siquiera existió en primer lugar. Tal
tristeza y desilusión tienen un efecto maravilloso. La tristeza nos hace
soltar. A medida que dejamos de perseguir objetivos inútiles y, en última
instancia, dolorosos, nos embarcamos en el camino espiritual con una fortaleza
y resolución superiores.
De Sadness, Love, Openness:
The Buddhist Path of Joy de
Chokyi Nyima Rinpoche © 2018 by Chokyi Nyima Rinpoche. Con el permiso de Shambhala Publications, Inc.
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