Práctica de la Fase de
Generación
Khenchen Trangu Rinpoche
En esencia, la estructura y forma de la práctica de la fase de
generación está conectada, o se corresponde con la forma en que nacemos. La
idea del nacimiento o de haber nacido, es la adquisición de un nuevo cuerpo.
Por supuesto, este nuevo cuerpo no se refiere a nuestro primer cuerpo, sino
simplemente a nuestro cuerpo actual, el cuerpo que hemos adquirido más recientemente.
Existen cuatro formas en que los seres sensibles pueden nacer. La primera es el
nacimiento del útero, donde, como el caso de los seres humanos y otros
mamíferos, se nace desde el útero de la madre. La segunda forma, muy similar a
la anterior, es el nacimiento del huevo, donde se surge de un huevo que
previamente ha estado en el útero, como es el caso de las aves, reptiles, etc.
Estas dos formas son maneras burdas de nacimiento. Luego hay una forma un poco
más sutil, y aunque comúnmente se le presenta como una clase de nacimiento diferente
(la forma en que nacen los seres diferente del nacimiento del útero y del
huevo), también puede ser entendida como otro aspecto de la generación a través
de un útero o de un huevo, aquí hablamos del nacimiento del calor y la
humedad.
Estas tres primeras clases de nacimiento corresponden a tres clases de
fase de generación de visualización que están principalmente diseñadas para
purificar el hábito de estas clases de nacimiento. El nacimiento del útero es
purificado por la clase de generación llamada “despertar manifestado en forma
quíntuple”; el nacimiento del huevo es purificado por la llamada “cuatro vajras”;
el nacimiento del calor y la humedad es purificado por “los tres
procedimientos” o “los tres rituales”.
La cuarta clase de nacimiento es la forma en que aparecen los seres en
ciertos reinos, los que poseen cuerpos particularmente sutiles. Es un
nacimiento instantáneo que ocurre en ausencia de útero, huevo, e incluso calor
y humedad como condiciones para el nacimiento. Esta clase de nacimiento
espontáneo es purificada a través de lo que se conoce como “generación
espontánea”, también conocida como “la generación que es completa en un instante
de recolección”. En este caso, la
meditación de la deidad no comienza con el establecimiento del mandala y el
asiento de la deidad, y luego el posicionamiento de la sílaba semilla en el
asiento, su transformación en un cetro, y luego ese cetro en la deidad, como ocurre
usualmente en otras visualizaciones. En este caso, en un instante de
recolección, simplemente nos visualizamos como la deidad sin los pasos o etapas
preliminares.
Sin embargo, aunque estas cuatro clases
de visualización (despertar manifestado en forma quíntuple; cuatro vajras, tres
procedimientos; y generación completa en un instante de recolección) se
corresponden individualmente con las cuatro clases de nacimiento, no significa que
el practicar cualquiera de estas uno no purifique las cuatro en conjunto. De
hecho así es como ocurre. Aun cuando existe una correspondencia, cualquiera de
estas es suficiente para purificar las cuatro clases de nacimiento.
Una vez que hemos generado la forma de la deidad a través de cualquiera
de estos cuatro procedimientos, entonces visualizamos esa deidad en su posición
particular, con su color, vestimenta, ornamentos, cetros, el padre, la madre,
el séquito o asamblea, el mandala en el cual se encuentran, etc.
De ese punto en adelante, la práctica variará bastante. Dependiendo de
la práctica específica que se trate, puede haber muchos otros pasos y fases a
seguir. En cualquier caso, concluirá con lo que se conoce como “procedimiento
de repliegue”. El repliegue se refiere a la disolución o repliegue del mandala
en la clara luz o vacuidad. La práctica entera puede incluir una gran cantidad
de elaboraciones y muchos pasos o puede ser muy simple y concisa. Cualquiera
sea el caso, la práctica completa, empezando desde el comienzo de la generación
de la deidad y culminando con la disolución o repliegue de la deidad y el
mandala en clara luz, corresponden a todos los eventos de una vida. El comienzo
mismo de la generación corresponde a la entrada de la conciencia en el útero,
por ejemplo, en el caso de una vida humana. Así como avanza la práctica,
encontramos elementos específicos que corresponde al nacimiento, a todas las experiencias
de esta vida, y finalmente, en el caso de la fase de disolución, a la muerte.
Hay muchas variaciones en el procedimiento, estilo y contenido de estas
prácticas de la fase de generación. Por ejemplo, en Tíbet hubo dos períodos de
introducción o recepción del Budismo. La difusión inicial o más temprana de las
enseñanzas durante los siglos VIII y IX llevó a lo que se conoce como tradición
antigua o Nyingma. La posterior renovación de la doctrina con la introducción
de nuevas traducciones desde la India en el siglo XI por diferentes traductores,
llevó a lo que se conoce como tradición nueva o Sarma.
Los procedimientos y estilos de las prácticas de la fase de generación
en las tradiciones Nyingma y Sarma tienen ciertas variaciones, al menos en lo
que se refiere a apariencia y método, pero no hay diferencia en su efectividad
en cuanto a la purificación de los kleshas. Es simplemente, por ejemplo, si uno
tiene una enfermedad en los ojos, uno puede tratarse con un procedimiento
quirúrgico o uno puede tratarse con alguna medicina ingerida por la boca. En ambos
casos, uno puede remover aquello que está obstruyendo u obscureciendo nuestra visión.
Luego, el texto da una descripción de cómo opera o funciona la fase de
generación. De los dos estilos de Sarma y Nyingma, el tipo de fase de
generación que es utilizado como ejemplo, básicamente corresponde al modelo
Nyingma, pero nos dará una idea de cómo funciona el procedimiento de la fase de
generación. La característica del enfoque Nyingma de la fase de generación es
el cultivo de lo que se conoce como los “tres samadhis” o las “tres absorciones
meditativas”. Estas corresponden al dharmakaya, el sambhogakaya, y el
Nirmanakaya. El primer samadhi conectado al dharmakaya se llama “samadhi de la
talidad o asidad” [1]. Esencialmente consiste en la meditación en la vacuidad.
En relación a lo que unifica, corresponde a la propia muerte en nuestra vida
previa, al momento en que las apariencias de la vida previa se han desvanecido
y hay una experiencial de nada en absoluto, que es como la vacuidad.
Siguiendo esta meditación en la vacuidad, que es el samadhi de la
talidad y corresponde al dharmakaya, está la meditación en la compasión que
tiene las características de ser como una ilusión mágica. A esto se le llama
“samadhi o absorción meditativa que aparece en todas partes”. Se corresponde
con el sambhogakaya y purifica la experiencia subsiguiente del bardo (la
experiencia de uno después de su muerte y antes de su concepción en esta vida).
La función de este segundo samadhi que corresponde con el sambhogakaya es
formar un vínculo entre el dharmakaya y la manifestación burda o total del
nirmanakaya. Por tanto, constituye la base para el preludio a la generación del
mandala. El tercer samadhi, que
está conectado con el nirmanakaya es llamado el “samadhi de la causa” y es la
visualización inicial de la sílaba semilla de la deidad. Esto corresponde al
surgimiento de nuestra conciencia desde el bardo y su ingreso en el útero. Por
tanto, junto con la visualización de la sílaba semilla, uno visualiza el asiento
o pedestal de la deidad, el cuál estará compuesto de un loto con discos de sol
y de luna o un loto con solamente un disco de luna o de sol.
Inicialmente uno comienza la
visualización imaginando este loto, el pedestal de sol y luna; esto corresponde
a y purifica los elementos blanco y rojo, la esperma y el óvulo que vienen de los
padres y que son la base física o sustancial de nuestro cuerpo físico. Entonces
visualizamos sobre esto la sílaba semilla de la deidad; esto corresponde a y
purifica el ingreso de nuestra conciencia desde el bardo al útero en el momento
de la concepción. Luego, cuando visualizamos que la sílaba semilla cambia o se
transforma en el cetro característico de la deidad que está marcado en su
centro con la sílaba semilla, esto corresponde al período de gestación en el
útero. Cuando el cetro, junto con la sílaba semilla se transforman en el cuerpo
completo de la deidad, esto corresponde a y purifica el momento del nacimiento.
Habiéndonos visualizado nosotros mismos
como la deidad, imaginamos las tres sílabas de OM, AH, HUNG en los tres lugares
del cuerpo de la deidad, esto purifica los hábitos de esta vida de cuerpo, palabra
y mente. Esta forma de proceder es esencialmente característica de la escuela Nyingma,
comenzar con los tres samadhis y después culminar en la generación gradual de
la deidad desde la sílaba, cetro, y el cuerpo entero.
En los tantras de la escuela Sarma o
Nueva Traducción, encontramos con frecuencia la generación del “sostenedor
vajra causal” y del “sostenedor vajra resultante”, que es una forma diferente
de generar la deidad. En las prácticas más elaboradas de la escuela de la Nueva
Traducción tiende a ser dos generaciones de la deidad. Primero, a través de un
procedimiento gradual la deidad es generada; en ese punto la deidad es llamada
el sostenedor vajra causal. Esta primera forma de la deidad es generada para
purificar el proceso de muerte de nuestra vida anterior. La forma de la deidad
del sostenedor causal del vajra que ha sido generado se disolverá en luz,
volviéndose una esfera de luz. Desde esa esfera de luz, la deidad es generada
una segunda vez. A esto se le llama el sostenedor vajra resultante. Esto
corresponde a y purifica el surgimiento del cuerpo mental en el bardo o
intervalo entre las vidas así como el ingreso de esa conciencia que ha surgido
como un cuerpo mental en el útero; el proceso de gestación y
nacimiento.
En cuanto a los detalles, estas prácticas
pueden variar bastante. Por ejemplo, en algunas prácticas con sostenedores
vajra causal y resultante, en el momento del sostenedor vajra causal, las otras
deidades del mandala serán emanadas desde el espacio secreto de la madre o
consorte de la deidad principal. Entonces el sostenedor vajra causal, padre y
madre, se disolverán en luz y se volverán una esfera de luz. En ese punto, las
dakinis y las otras deidades de la asamblea que han sido emanadas, harán una
solicitud a la deidad central, que ahora está en la forma de una esfera de luz,
para que surja desde la vacuidad para beneficio de los seres, en respuesta a lo
cual esta esfera de luz se volverá el sostenedor vajra resultante.
También, en algunas prácticas, en vez de tener el sostenedor vajra causal y
resultante, el final de nuestra vida anterior es purificado al visualizar la
disolución gradual de las tres sílabas OM, AH, HUNG, correspondiendo a las
etapas de la muerte llamadas apariencia, incremento y logro. En esta forma,
dentro de la categoría general de las prácticas de la fase de generación de la
escuela de la Nueva Traducción, hay muchas variantes.
Sea la práctica del estilo Nyingma o
Sarma, una vez que la deidad ha sido generada completamente, generalmente
visualizaremos que desde el corazón de nosotros como la deidad, rayos de luz son
emanados invitando a los seres de sabiduría o jnanasattvas, que son la deidad.
Pensamos que éstos son invitados y disueltos en nosotros, y en ese punto descansamos
en la confianza de que los jnanasattvas realmente han entrado en nosotros. Esto
corresponde a y purifica el proceso de aprendizaje que atravesamos después de
nacer.
Seguido de esto, usualmente invitamos a
los cinco budas masculinos y femeninos, quienes nos concederán la iniciación a
nosotros como la deidad. Esto se hace con el fin de purificar nuestra herencia
familiar, todo lo que cualquier sentido hayamos heredado de nuestros
padres. Después de esto, habrá un
homenaje a nosotros mismos como la deidad, ofrendas y alabanzas. La función de
estas etapas o fases de la práctica es purificar todas nuestras interacciones a
lo largo de esta vida con los distintos objetos de experiencia, incluyendo
nuestras posesiones y demás.
En resumen, cada etapa de la práctica de
la fase de generación está diseñada para corresponder a y purificar algo sobre
lo cual proyectamos impureza. Luego de esto viene la repetición del mantra. La
repetición del mantra purifica toda nuestra habla y conversaciones a través de
nuestra vida, especialmente el habla conectado al apego, aversión e ignorancia.
A esto le sigue la disolución de la visualización en la vacuidad, y finalmente
el resurgimiento de nosotros mismos como la deidad. Esto corresponde a nuestra
muerte al final de esta vida y a nuestro resurgimiento en un cuerpo mental en
el bardo o intervalo después de la muerte. De esta forma, el procedimiento de
cualquier práctica de la fase de generación contiene la correspondencia
completa con todos los eventos del ciclo de una vida. Comenzando con el bardo y
el ingreso de la conciencia del bardo en el útero, pasando por toda nuestra
vida y terminando con nuestra muerte, y nuevamente entrar en el bardo. Tales prácticas siempre están
precedidas por la toma de refugio y la generación de bodhicitta, y están
seguidas por la dedicación del mérito y la realización de aspiraciones. Esto es
esencial para que la práctica sea una práctica mahayana. Por tanto, en el
comienzo tenemos la toma de refugio y la generación de bodhicitta como nuestra
intención para la práctica, haciendo aspiraciones para el beneficio de los
seres, y al final tenemos nuestra dedicación del mérito para todos los seres.
Estas son las prácticas principales del
Mahayana y por lo tanto son utilizadas para abrazar la técnica de la práctica
de la fase de generación y hacerla una práctica Mahayana verdadera. En muchas prácticas de la fase de
generación habrá elementos adicionales, tales como la consagración de ofrendas
y a veces festín de ofrendas. El propósito de la consagración de ofrendas y de
realizar un festín de ofrendas es reunir las dos acumulaciones, que son la acumulación
de mérito y la acumulación de sabiduría. Aunque el texto dice “para reunir las
dos acumulaciones”, principalmente esto se refiere a la acumulación de mérito.
En general, en el contexto del Mahayana, el mérito es acumulado mediante las
cinco primeras paramitas: generosidad, disciplina, paciencia, esfuerzo y
meditación. En el contexto específico del vajrayana, los métodos por los cuales
el mérito es acumulado enfatizan la práctica de meditación a través de los
cuales una pequeña cosa puede ser magnificada o multiplicada en su poder de
manera que uno acumula mérito sin mucha dificultad. Por ejemplo, en la práctica
del festín de ofrendas utilizamos una pequeña cantidad de ofrendas como base
para la meditación y en samadhi la multiplicamos extensivamente. Por tanto, se
vuelve la base para una acumulación de mérito que es mucho más grande que la
cosa ofrecida en sí. La idea aquí es que a través de perfeccionar o completar
la acumulación de mérito llegamos a acumular la segunda acumulación de
sabiduría. Pero en el efecto directo, estos festines de ofrendas y consagraciones
de ofrendas conducen principalmente a la acumulación de mérito.
El cuarto tópico sobre la fase de
generación es el resultado de la purificación; el resultado de la remoción
total de obscuraciones de la base de purificación. Cuando el sugatagarbha o naturaleza
búdica que es la base de purificación es completamente revelada, cuando todo lo
que obscurece es removido, ese es el resultado. La visión de la fase de
generación es que esta naturaleza búdica contiene todas las cualidades de las
deidades. Entonces, cuando nos visualizamos como una deidad, nos estamos
visualizando como algo que es un símil de nuestra propia naturaleza búdica,
algo que tiene las mismas características que nuestra propia naturaleza búdica.
La razón por la que hacemos esto es para familiarizarnos con la naturaleza búdica
y así permitir que nuestra naturaleza búdica se revele. No es que a través de
la fase de generación estemos creando un resultado. Estamos revelando la base
como un resultado. El resultado es que a través de este proceso de
familiarización, tomando la apariencia como la base del camino, logramos
revelar completamente esa base. Cuando todo lo que obscurece ha sido removido,
entonces esa base revelada completamente es el fruto o resultado. En otras palabras,
el resultado o fruto no proviene de afuera, es revelado desde adentro.
La fase de generación es la práctica de
un yidam y nosotros hacemos esa práctica de yidam específica exactamente como
es descrita en la liturgia o texto de la práctica. Si la liturgia es elaborada
y extensa, y describe un elaborado conjunto de pasos en la visualización, eso
es lo que visualizaremos. Si es concisa y describe que la deidad es visualizada
completamente en un instante de recolección, entonces eso es lo que
visualizamos. Cualquiera sea el caso, en la práctica de yidam principal, lo
central es visualizarnos como la deidad, como el yidam.
También realizamos otras prácticas donde
el énfasis no está en visualizarnos como una deidad sino en visualizar deidades
externas a nosotros. Por ejemplo, cuando visualizamos las fuentes de refugio en
el refugio y en la práctica de postración, las visualizamos frente a nosotros. Cuando
visualizamos a Vajrasattva en la práctica preliminar de Vajrasattva,
visualizamos a Vajrasattva sentado sobre nuestra cabeza. Cuando hacemos la
práctica de Chenrezig, comenzamos la práctica con la visualización de Chenrezig
arriba de nuestra cabeza. La razón por la que en estas tres clases de prácticas
la visualización es diferente de la práctica de la fase de generación
convencional de auto-visualización es que esas prácticas están diseñadas para
aquellos que están comenzando en la práctica vajrayana. Al principio no podemos
simplemente comenzar con la revelación de nuestra sabiduría interior. No
podemos comenzar con el descubrimiento de la sabiduría dentro de nosotros, que
es la razón principal de la auto-visualización.
Hay algo que necesita ser aclarado respecto
a la naturaleza de las deidades en el Vajrayana, ya que en algunos contextos
parece como si casi se las externalizara como en las prácticas preliminares.
Ante todo, las vemos como algo interno, como algo que está dentro de nosotros. Primero
que todo, necesitamos hacer una distinción entre el uso de una deidad en una tradición
no teísta como el Budismo y su uso en una tradición teísta como el Hinduismo.
En las prácticas hinduistas que trabajan con la iconografía de deidades, las
deidades son consideradas externas y esencialmente tienen el rol de ser
creadoras del universo. Se tiene el entendimiento que estas deidades tienen el
poder de hacernos felices y hacernos sufrir. Si estas deidades son agradadas,
tienen el poder de llevarnos a la liberación; tienen el poder de otorgarnos
toda clase de logros, supremos y comunes. Por tanto, la práctica en tal
tradición consiste en orar o rezar a las deidades con la mayor fe y devoción,
haciendo ofrendas a ellas con el entendimiento que si son agradadas nos
concederán los logros, y que si no son agradadas y se enojan, pueden arrojarnos
a los reinos inferiores.
La visión budista de las deidades es
completamente diferente. Primero que todo, en la tradición budista se sostiene
que nuestra felicidad y sufrimiento proviene de nuestras acciones previas, y que
ningún otro ser puede realmente hacernos experimentar lo que no nos hemos
causado kármicamente a nosotros mismos. Lo que experimentamos proviene de
nuestras propias acciones previas y debido a nuestros hábitos de percepción.
Hablando en un sentido último, desde el
punto de vista budista ninguna deidad nos puede otorgar siddhi o logros.
Recibimos logros a través de la remoción de los obscurecimientos que obscurecen
nuestra sabiduría innata. En la tradición budista, los logros son la revelación
de la sabiduría que es innata. Por este motivo, en la tradición budista no
afirmamos que los logros nos sean concedidos por el antojo o capricho de un ser
externo. Por otra parte, también existen
tradiciones que dicen que no existe ninguna ayuda del exterior, que el camino
consiste completamente de nuestro propio trabajo interno y que cualquier
suplicación a cualquier ser despierto carece de sentido. Pero esta tampoco es
exactamente la visión budista, porque mientras es cierto que ningún buda puede
concedernos o darnos el resultado o fruto del camino, ellos pueden ayudarnos,
por ejemplo, si consideramos esta vida, hasta cierto punto en nuestra vida no
teníamos ningún conocimiento del Dharma, pero luego a través de una serie de circunstancias
conocimos un gurú y recibimos instrucciones del gurú, quien se convirtió en nuestro
gurú raíz y algo cambió, lo cual se conoce como la bendición del Dharma. Antes
no sabíamos lo que era el Dharma, pero después lo supimos. Antes no sabíamos
cómo practicar pero después lo supimos. Como resultado, muchas cosas cambiaron.
Quizás no tenías confianza en el Dharma y luego surgió en ti la confianza. No
tenías devoción y luego surgió en ti la devoción. Llegaste a tener más
compasión que la solías tener. Tu meditación ha mejorado, etc. Ahora, ninguna de estas
cosas te fueron dadas precisamente por tu gurú raíz, aún así algo ocurrió en tu
relación con el gurú raíz, y esto es lo que llamamos la bendición del gurú.
Todo esto es fácil de entender porque está relacionado con nuestra relación o
interacción con alguien que hemos conocido, alguien que es otro ser humano.
Pero también suplicamos a los gurús del pasado, gurús que no hemos conocido,
gurús que no nos son visibles en el momento presente. Suplicarles a ellos,
aunque al igual que nuestro gurú raíz no pueden otorgarnos los logros o el fruto,
tal como nuestro gurú raíz, pueden tener un influjo en nosotros.
Ellos pueden ayudarnos. No es que al
suplicarles ellos se sienten agradados y por tanto deciden compartir su riqueza
espiritual con nosotros. En lugar de esto, la devoción que generamos en nuestra
suplicación a ellos hace que estas bendiciones ocurran.
Por lo tanto, el gurú puede conceder
bendiciones incluso cuando él o ella no se encuentran físicamente presente en
nuestra percepción. Esta es la primera de las tres raíces o tres fuentes de la
práctica vajrayana, el gurú, que es la raíz de las bendiciones. La segunda raíz es el yidam, la deidad,
que es la raíz de los logros. En esencia, los yidams son las formas del sambhogakaya
que los budas toman con el fin de comunicarse con y entrenar los seres. No es el
caso que literalmente hablando el yidam puede otorgarnos el logro supremo, pero
tal como los gurús, los yidams pueden tener un influjo en nosotros. Ellos nos
otorgan sus bendiciones en el sentido que a través de trabajar con un yidam,
una nueva claridad aparece en nuestra absorción meditativa y gradualmente
realizamos algo o logramos algo. Para ser precisos, al decir que los yidams son
la raíz de los siddhis, no estamos diciendo que ellos los otorgan o conceden,
sino que los facilitan.
La tercera raíz son los dharmapalas o
protectores del Dharma, quienes son la raíz de la actividad. Ahora, la función
de los dharmapalas es ayudarnos a liberarnos de cualquier cosa que impida
nuestra práctica y nuestro camino. Ellos ayudan a incentivar nuestro esfuerzo, nuestra
devoción; ellos nos ayudan a encontrar formas de purificar nuestros
obscurecimientos y nuestras acciones negativas. Básicamente los dharmapalas son
budas que toman este tipo de posición o rol para la ayuda de los practicantes.
De manera que no siendo el caso que un ser externo pueda otorgarnos el siddhi
supremos, estas tres raíces, los gurús, los yidams, y los dharmapalas, si les
hacemos súplicas, pueden concedernos sus bendiciones y pueden ayudarnos a
remover obstáculos en nuestro camino.
Por estas razones, como descubriremos
cuando hagamos la práctica intensiva de la fase de generación en un retiro, la mayor
parte de la práctica de la fase de generación consiste en visualizarnos a
nosotros mismos como la deidad, porque lo más esencial o importante en nuestra
práctica de la fase de generación es revelar y expandir nuestra propia
sabiduría innata. Mientras que esta es la práctica principal, en circunstancias
especiales de la práctica del festín de ofrendas, en particular en la
auto-iniciación en la cual nos damos la iniciación de esa práctica específica a nosotros mismos, no
solo nos visualizamos nosotros mismos como la deidad, sino que también
visualizamos la deidad frente a nosotros. Hacemos esto porque estamos haciendo
ofrendas a la deidad visualizada frente a nosotros, como es en el contexto de
la práctica del festín de ofrendas, es una muy buena forma de acumular mérito.
Al recibir la bendición o iniciación de la deidad visualizada frente a
nosotros, sentiremos real confianza o seguridad de que verdaderamente recibimos
esa bendición o iniciación.
Traducido por Yeshe Jungne, para
beneficio de todos los seres sintientes.
[1]
Original inglés: “samadhi of thaness or sucheness”, se refiere a las
cosas tal cual son, la realidad tal como es.
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