Cuatro niveles de refugio
Refugio
Último
Ngakma Nor’dzin
Pamo
Enseñanza de Kyabjé
Dilgo Khyentsé Rinpoche:
Deben realizar la apertura en el 'campo’ de sus emociones
y relacionarse con las personas sin artificialidad, manipulación o estrategia.
Deberían experimentar todo plenamente; nunca retraerse en sí mismos como
marmotas ocultas en sus agujeros.
Esta
práctica libera tremenda energía que normalmente está obstruida por el proceso
de mantener puntos fijos de referencia. La referencialidad es el proceso por el
cual nos retiramos de la experiencia directa de la vida cotidiana. Estando
presente en el momento puede ser inicialmente temeroso, pero acogiendo la
sensación de miedo con total transparencia cortamos a través de las barreras
creadas por los patrones habituales de reacción emocional.
A
veces los nuevos practicantes tienen experiencias poderosas y profundas cuando
empiezan a practicar. Atisbos de rigpa pueden surgir espontáneamente a
través del cese inicial de la lucha por mantener los procesos del samsara
y relajarse en una visión más abierta. Nos relajamos y descubrimos que la
naturaleza final de nuestra mente es iluminada. Nos relajamos y descubrimos que
el carácter final de nuestra relación con nuestro entorno y nuestra forma
física es iluminado. En definitiva, el refugio está más allá de lo que
significa en este nivel, como es la necesidad de establecer confianza, porque
desde la perspectiva de la mente iluminada no puede haber ningún peligro y no
hay necesidad de protección; existe simplemente el estado natural. Incluso como
principiantes, tenemos algunas sensaciones de lo que esto significa, pero sólo
puede ser un refugio, una vez que ya no haya ningún concepto de refugio o
necesidad de refugio. Esta es la única garantía o seguridad que podremos finalmente
descubrir: la realización espontánea no-dual en cada momento base. Esta es la
liberación de las causas de la insatisfacción.
Esta
realización es nuestro refugio en el nivel último, el nivel del
Dzogchen, yang-sang. El refugio es dado en ngowo, rang-zhin y en thug-jé; la esencia,
naturaleza y energía de la iluminación. Esto es liberarse de la
referencialidad, la apertura plena, la presencia y la experiencia directa. Si
podemos descender en caída libre del momento presente nos habremos librado a la
vasta extensión abierta de nuestra mente iluminada sin comienzo.
Ngak’chang Rinpoche dice:
Si uno fuera a caer para morir desde una
gran altura; sería una lástima no disfrutar de la vista cuando se cae o
apreciar el viento en su pelo o el calor del sol en su cara. Para experimentar
la tensión cruda de estar vivo, se requiere que aprendamos a lamer la miel en
el filo de la navaja.
Desgraciadamente
solo en ocasiones nos encontramos ante la presencia de la mente para abrazar
esta visión Dzogchen, así que puede ser necesario enfocarse en el Refugio desde
una perspectiva un poco menos sutil o profunda. Cuando nos comprometemos en la
práctica del shi-nè, intentamos dejarnos ir y ser. La verdadera práctica del
shi-nè es el ting-ngé’dzin de nè-pa: quedar sin involucrarse. Seguimos a nuestras mentes
descansar en el espacio de la mente sin pensamientos, emociones o sensaciones.
Sin embargo, no es posible frecuentemente para nosotros sumirnos inmediatamente
en esta práctica de descubrir la vacuidad en el nivel del ting-ngé’dzin, así que empleamos métodos para acercarnos a la
práctica hasta que podamos involucrarnos en plenitud. Usamos la respiración
como un foco, así seremos capaces de capturar nuestra presencia con la simple
atención a la respiración. Esto nos permitirá ir y ser sin perder nuestra
conciencia en el vasto océano de la vacuidad, lo descubriremos a través de la
práctica. Siguiendo esto trabajaremos hacia el fruto de la práctica shi-nè,
nè-pa, antes de que verdaderamente estemos listos para comprometernos plenamente.
Nuestra
experiencia de Refugio puede ser similar. Encontramos que la profundidad del
refugio último es demasiado para nosotros. No podemos seguir en la extensión
sin referencialidad de la iluminación de sí mismo. Surgen dudas y pasa la vida,
y nos encontramos en un estado muy diferente al estado de no dualidad y de la
iluminación. En este tiempo lhundrüp,
de espontaneidad, no es una realidad vivida. Continuamente podemos ser
reintroducidos a rigpa a través de la transmisión de Dzogchen, pero mientras tanto
podemos necesitar basar nuestros sentimientos de confianza y nuestra
comprensión de la seguridad de ningún tipo de seguridad a un nivel menos sutil
y profundo, así el refugio sigue siendo una experiencia vivida para nosotros en
lugar de un cuento de hadas.
Refugio Secreto
El
Refugio, a nivel secreto, el nivel de los Tantras interiores, sang,
es un refugio a un nivel ligeramente menos sutil y esencial. En los tantras
interiores el estado iluminado está simbolizado por los seres de conciencia. La
relación con los seres de conciencia es una identificación plena, por lo que
uno mismo transforma en la esencia, la naturaleza y la energía de los seres de
conciencia a través de las prácticas transformadoras que afectan directamente
el cuerpo psíquico. Es tomando el refugio en thiglé, rLung y rTsa. Los thiglé son las esencias
elementales que representan a nuestro ser a nivel más sutil. El rLung es el
viento psíquico que fluye a través de rTsa, los canales psíquicos del cuerpo
sutil. La mente cabalga sobre el rLung e impregna el cuerpo sutil. Este refugio
es secreto porque sólo es posible sostener en nuestros corazones si hemos
experimentado nuestro cuerpo sutil como el potencial para la iluminación: es
conocer thiglé como las bases de nuestra iluminación en el esfera de chö-ku; conocer rLung como las bases de
la iluminación en la esfera de long-ku;
y, conocer rTsa como las bases de nuestra iluminación en la esfera de trül-ku.
A
través de la identificación con el yidam uno directamente experimenta rigpa. El
yidam representa un símbolo de nuestra iluminación en el nivel más sutil. Al
igual que en la práctica de shi-nè utilizamos la pura concienciación de la
respiración como un foco cuando no podemos simplemente dejar ir y dejar de ser,
de igual modo la identificación con el yidam ofrece ni más ni menos el enfoque
para ayudar a permanecer con la experiencia de transformación. Las prácticas
del sistema rLung nos permiten establecer la confianza en el potencial de
transformación de nuestra experiencia a nivel de nuestra energía sutil; de
transformar nuestra experiencia ordinaria en experiencia iluminada a nivel de
energía, emoción, visión y sensación. Nos relajamos y tenemos confianza en que
nuestra visión ordinaria puede transformarse en visión iluminada a través de conocer
la naturaleza no-dual de los elementos. Nos relajamos y tenemos confianza en la
posibilidad de transformar nuestra experiencia de los dos nyams de vacío y
forma en experiencia no dual, por medio de las prácticas r’Tsa rLung. Nos
relajamos y confiamos en que el dolor y la confusión que experimentamos
por medio del aferramiento, la aversión y la indiferencia pueden ser
transformados al permitir fluir libremente la energía de los elementos y que se
transforme naturalmente en su estado no dual.
Experimentamos
dolor y confusión debido a nuestra adicción a dividir la experiencia en
vaciedad y forma, sintiendo aversión a las experiencias de vacuidad y
aferramiento a la experimentación de la forma. Así el territorialismo que
generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma
del elemento tierra y nuestra aversión a su vehemente calidad vacua (la que experimentamos como vacuidad e
inseguridad) puede ser despejada a través de la relajación y transformada
en una experiencia unificada de generosidad y ecuanimidad. La agresión que
generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad vacía de forma
del elemento agua y nuestra aversión a su vehemente calidad vacía (la que experimentamos como miedo) puede
despejarse a través de la relajación y ser transformada en una experiencia
unificada de claridad. La obsesión que generamos a través de nuestro deseo de
consolidar la cualidad vacía de forma del elemento fuego y nuestra aversión a
su vehemente calidad vacía (que
experimentamos como desamparo) puede despejarse a través de la relajación y
transformarse en una experiencia unificada de compasión indiscriminada. La
sospecha y paranoia que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la
cualidad vacía de forma del elemento aire y nuestra aversión a su vehemente
calidad vacía (la que experimentamos como
ansiedad infundada) puede despejarse a través de la relajación y ser
transformada en una experiencia unificada de actividad auto realizada. La
depresión que generamos a través de nuestro deseo de consolidar la cualidad
vacía de forma del elemento espacio y nuestra aversión a su vehemente calidad
vacía (la que experimentamos como
desconcierto) puede despejarse a través de la relajación y ser transformada
en una experiencia unificada de inteligencia omnipresente.
Cada circunstancia de nuestras vidas es como una
fuente potencial de respuesta condicionada, de una reacción mecánica sobre la
cual no ejercemos control ni hay amplitud ni tenemos opción. Nuestro refugio, o
lugar de seguridad, es el reconocimiento de este peligro y el entendimiento de
que las prácticas transformativas de los tantras internos pueden liberarnos de
nuestra respuesta condicionada o habitual. Tomamos refugio en la realidad de la
generación de la transformación de los cuatro elementos naturales, que
vislumbramos por medio de la práctica del sTsa-rLung.
Refugio interno
Sin embargo, puede ser que el cuerpo sutil tenga poco
o ningún significado para nosotros y que esto no nos lleve a confiar en la
posibilidad de alcanzar la iluminación a través de las prácticas del
sTsa-rLung. Si nuestro nivel de experiencia no se corresponde con el tantra
interno, entonces no podremos sostener nuestra experiencia de refugio en ese
nivel. Si nuestro nivel de experiencia está más en sintonía con la
visualización de la consciencia-ser como un estado a emular y aspirar, entonces
tenemos confianza en el nivel de refugio interno nang, tantra externo. Aquí se va por refugio al Lama, Yidam y
Khandro/Pawo.
El Lama es la fuente de inspiración y transmisión. Por
medio de la transmisión, el Lama nos concede la oportunidad de experimentar
directamente la consciencia de ser, de experimentar el estado iluminado
personificado como el símbolo comunicativo de la consciencia de ser. Sin el
Lama no es posible lograr esta experiencia. Esto es real en los niveles de
práctica secreta y última, porque la transmisión del tantra interno y la
presentación directa en el Dzogchen también son posibles solo a través del
Lama. El Lama también se refiere al Lama interno; nuestra propia mente
iluminada desde tiempos sin comienzo. La iluminación brilla a través, seamos
practicantes o no, pero solo es por medio de la sabiduría y la bondad del Lama
externo que podemos aprender a reconocer la radiante iluminación e incrementar
su frecuencia. Si confiamos demasiado en la sabiduría del Lama interno,
fácilmente podemos engañarnos y seguir orientaciones erróneas. Esto nos puede
condenar a un espiral de creciente auto referencia y realización engañosa. Si
creemos que podemos encontrar nuestro camino en una ciudad desconocida,
negándonos a pedir orientación, entonces podemos pasar la vida entera caminando
en círculos, quizás ocasionalmente vislumbrar nuestro destino, pero sin nunca
llegar allí.
Puede que seamos afortunados de haber tomado contacto
con un Lama real que puede guiarnos y ofrecernos transmisión. Podemos sentirnos
confiados en este individuo — o individuos en el caso de Lamas que imparten
enseñanza en pareja como Ngak'chang Rinpoche y Khandro Déchen — e inspirados
por su enseñanza y su presencia. En este caso es muy fácil tener un fuerte
sentimiento de lo que significa refugiarse en el Lama. A través de la
experiencia personal hemos desarrollado confianza que el Lama(s) nos puede guiar
a la realización. Tenemos confianza en que su punto de vista es más sutil o más
profunda que el nuestro, y menos arraigado en la distorsión y confusión que el
nuestro. Podemos tener confianza que nuestra Lama es grandemente realizado. El
Lama representa un lugar seguro porque reconoce las dificultades y el dolor de
la visión distorsionada y es capaz tanto de ofrecer un camino para transformar
esto en visión iluminado, como también a no consentir nuestro apego a nuestra
visión distorsionada. El Lama no nos aliviará con palabras reconfortantes y
paliativas, sino que nos pondrá cara a cara con nuestras neurosis. Esto no es
seguridad en el sentido de comodidad y seguridad convencional, sino seguridad
en el sentido de la realidad y la seguridad de ninguna seguridad. La única
seguridad que podemos realizar es saber que no existe tal cosa como la
seguridad en un sentido material. Una vez que somos capaces de darnos cuenta de
esto, inmediatamente nos tornamos seguros porque ya no sentimos la necesidad de
aferrarnos a algo o definir nuestra experiencia referencialmente. El Lama nos
recuerda continuamente nuestra falta de solidez, de permanencia, separación,
continuidad y definición; asimismo él transmite el vívido significado de esto.
El yidam es la conciencia-ser, el símbolo de la
completa iluminación, que se manifiesta en múltiples formas para responder a
las innumerables formas de nuestra no iluminación. En el refugio en esta fase
de generación del Tantra, el yidam es un ser de energía y potencia, vívido,
multidimensional al que aspiramos a emular. Nos acercamos a la experiencia
directa de la conciencia-ser a través de ritual simbólico. Visualizamos el
yidam y recitamos el mantra y tratamos en todo momento de ser conscientes de la
conciencia-ser. Cuando actuamos, tratamos de hacerlo de una manera que sea
apropiada para quien aspira a ser un ser iluminado. Cuando nos comunicamos,
tratamos de hacerlo de una manera que sea apropiada para un potencialmente
yidam en potencia. Cuando generamos intención, tratamos de asegurar que nuestra
intención radique en una visión congruente. El yidam es el método de
transformación. Sostenemos la sensación y la visión del yidam y esto transforma
nuestra experiencia ordinaria. Nuestra confianza en el poder del conciencia-ser
da energía a nuestra capacidad de transformarnos.
La tercera fuente de refugio en el nivel del Tantra
externo, es khandro/pawo. Esta es nuestra experiencia de la realidad como un
reflejo de nuestra naturaleza interna realizada. Para las mujeres es pawo. Las
mujeres son externamente khandro, femenina, sabiduría e internamente, pawo,
hombre, método. Para los hombres esto es khandro. Los hombres son externamente
pawo, masculino, método e internamente khandro, femenino, sabiduría. A través
de la práctica de experimentar activamente el mundo externo como nuestra
naturaleza interior, podemos realizar la no-dualidad de método y sabiduría,
vaciedad y forma. La comprensión de las posibilidades de toda realidad externa
para convertirse en una fuente de inspiración y realización se convierte en
nuestro refugio. En lugar de sensación de nosotros mismos de ser víctimas de la
realidad, sacudidos y azotados por los vientos volubles de la experiencia, toda
la experiencia se convierte vehementemente en vaciedad y potencia con la posibilidad
de forma realizada. Podemos entender nuestro refugio en khandro/pawo como la
completa apertura a todas las experiencias. Ya no podamos culpar más nuestra
relación con la realidad de nuestros padres, nuestra educación, nuestra mala
suerte, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra salud, nuestra situación
financiera, nuestro trabajo – debemos afrontar nuestra responsabilidad total
por todas nuestras respuestas. Reconocer que pase lo que pase con nosotros,
tenemos una opción en cómo responder. Nosotros ya no podemos justificar nuestra
ira, compulsión o indiferencia, sino debemos aceptar duramente que decidimos
continuar con nuestra respuesta condicionada; que permitimos que los programas
habituales sigan funcionando.
Refugio externo
Generalmente en
Aro se ofrece refugio en este nivel interno, el nivel del Tantra externo. Sin
embargo, incluso si practicamos dentro de una tradición tántrica, a veces
encontramos que somos incapaces de sentir nuestro refugio en la seguridad de no
seguridad del Lama, yidam y khandro/pawo. Este nivel de refugio puede ser
todavía demasiado sutil para comprenderlo y a la vez sostenerlo en el nivel más
externo. Este es el nivel de chi,
Sutra, el refugio externo. Aquí tomamos refugio en el Buda, el Dharma y la
Sangha. Buda es el ser absolutamente despierto, un iluminado. El Dharma es el
método o camino que conduce a la realización, las enseñanzas del Buda. La
Sangha es la comunidad de practicantes que pone en acción las enseñanzas y
prácticas dadas por los budas.
El camino sútrico
es uno de renuncia. Reconocemos nuestros propios aspectos no iluminados y los
vemos como obstáculos para la realización, que deben ser superados. Reconocemos
cómo nuestro método de vida es diferente a los métodos recomendados por el Buda
y renunciamos a nuestros patrones habituales. Tratamos de desarrollar atención
consciente, de este modo reconocemos lo más rápidamente posible la actividad
incompetente y poder reemplazarla con actividad hábil, o al menos abstenernos
de hacer lo que no ayuda en nada. En la meditación, practicamos nuestra
aspiración a la iluminación, meditando sobre la bondad y la acción compasiva,
visualizando la intención meritoria y desarrollando la experiencia de vacuidad.
Así intentamos someter lo incapacidad en nuestros patrones y fortalecer la
habilidad, mientras desarrollamos la comprensión de la vacuidad de percepción y
acción.
En cierto sentido
el refugio externo nos sumerge directamente en la calidad última del refugio
Dzogchen, porque tomar refugio en Buda es convertir al mismo estado iluminado
en un lugar de seguridad. El Buda está completamente despierto, completamente
libre de respuesta condicionada y energía distorsionada, en cuanto ha realizado
la no-dualidad del método y la sabiduría, la forma y la vaciedad. Buscar
seguridad en Buda es reconocer el ideal del estado iluminado, haber
desarrollado la confianza en su realidad y ver la posibilidad de nuestro propio
despertar a este estado. En el budismo tibetano, 'Lama' a menudo se agrega
antes de Buda, Dharma y sangha, porque el Lama introduce al estudiante en el
estado iluminado y en las prácticas que lo llevan a él, como también es el
estímulo para despertar el Lama interno.
El segundo
refugio a este nivel es en el Dharma, las enseñanzas del Buda. Confiamos que
las enseñanzas y las prácticas transmitidas a nosotros desde el Buda histórico,
y dadas a nosotros por el Lama vivo, marcan una diferencia en nuestras vidas.
Encontramos que comenzamos a cambiar. Podemos tornarnos menos agresivos y
egoístas, podemos encontrar que es más fácil ser tolerante y paciente y
anteponer las necesidades de los demás antes que las propias y podemos
encontrar que simplemente nos sentimos más tranquilos y más en paz con nosotros
mismos y las circunstancias de nuestras vidas. Observando y valorando estos cambios,
nos sentimos confiados en continuar con las prácticas y tener la convicción de
que continuaremos desarrollándonos a medida que practiquemos.
Como atendemos
las enseñanzas y prácticas llegamos a conocer a otros practicantes. Estas
personas pueden ser una valiosa fuente de inspiración, aliento y apoyo. En
momentos de duda o problema, podemos volver a estas personas y a su orientación
práctica, en lugar de recurrir a un consuelo más convencional, tales como
asesoramiento, un viaje por el pub o a nuestros padres. De esta manera
establecemos nuestra confianza y refugio en la sangha, la comunidad de
practicantes.
El refugio de no refugio
El tema que corre
a lo largo de los niveles de refugio es el refugio de no refugio, o la
seguridad de no seguridad. Con la práctica llegamos a entender no hay ningún
estado u objeto que nos pueda dar seguridad frente a las neurosis de nuestra
propias mentes. Llegamos a entender que la única manera que podemos ser
liberados de la percepción y la respuesta condicionadas y de la confusión que
surge de nuestros intentos de separar la vaciedad y la forma, es aspirar al
estado iluminado y a la realización espontánea de la no dualidad de vaciedad y
forma. Esta confianza y refugio sólo pueden permanecer vivos y de utilidad para
nosotros a través de la práctica. Podemos participar en una ceremonia y recibir
un nombre de refugio, pero nunca practicar. Entonces no podemos decir que
realmente tenemos refugio, por cuanto nuestra práctica es el alma del refugio.
Podemos nunca participar en una ceremonia o recibir el nombre de refugio, pero
mantener el refugio como una realidad vívida día tras día por cuanto tratamos
de vivir la Visión. Nuestra sensación del hilo vívido de la práctica e
inspiración continúa en nuestras vidas y cambiará en calidad y profundidad día
a día, por lo que el nivel de nuestro refugio no es un estado fijo. Vivir la
visión es refugio: Reconociendo la frustración y la irritación que
experimentamos como oportunidades para la realización, tanto como la alegría y
el amor.
Este artículo
apareció en vision, otoño/invierno 1999, titulada ‘Lotus of Wisdom – Refuge’ de Ngakma Nor’dzin Pamo.
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