LA PRÁCTICA DE MEDITACIÓN
DE CHENREZIG
Khenchen Konchog Gyaltshen Rinpoche
E
|
N GENERAL EN EL BUDISMO, y
particularmente en el Mahayana y Vajrayana, un concepto central es la filosofía
de la compasión, cuya práctica es esencial. El Bodhisattva Chenrezig tiene una
larga historia de asociación con la compasión en muchas tradiciones. Por
ejemplo, es Kwan Yin en China, Kannon en Japón. En el budismo tibetano, o
Vajrayana, la técnica de meditación de visualizar a Chenrezig y cantar su
mantra de seis sílabas es muy común.
Chenrezig
es una palabra tibetana, el nombre de todas las formas de este compasivo bodhisattva.
En sánscrito es llamado Avalokiteshvara, Avalokesvara o Lokesvara, todos
significan Señor de los Mundos. En tibetano, chenre es la palabra honorífica para ojos. Los ojos simbolizan
sabiduría, porque nosotros aprendemos acerca de nuestro mundo a través de
ellos. De modo semejante, la sabiduría “ve” la causa del sufrimiento, la
naturaleza del samsara, la naturaleza de la iluminación y las causas de la paz
y la felicidad. Esta consciencia discriminativa percibe el modo de función de
todos los fenómenos. Zig significa
mirar o contemplar con gran compasión. Chenrezig contempla el mundo para ver
cómo beneficiar a los seres sensibles a través de sus actividades y
manifestaciones.
Algunos
tienen amplio conocimiento, pero sin compasión, tales mentes no están motivadas
para beneficiar a los demás. Pueden ver por sí mismos que algunas personas son
muy inteligentes, tan talentosas, pero no ofrecen algún beneficio para la
sociedad. Hay otros que tienen compasión sincera pero carecen de sabiduría, por
lo que continuamente cometen equivocaciones. Ellos quieren ayudar a los demás,
pero no tienen habilidad para tal efecto. Sin compasión, la sabiduría es solo
seca e intelectual. Por eso podemos ver cuán importante es el combinar estas
dos. Chenrezig nos ofrece un modelo de alguien que personifica tanto la
sabiduría como la compasión. Hacemos su práctica de meditación para realizar
estas cualidades en nosotros mismos. Generar sabiduría y compasión juntas es
importante para nuestro propio beneficio y para beneficio de los demás. Estos
dos son interdependientes, así que cuando hablamos de beneficiar a los demás,
realmente recibimos el beneficio nosotros mismos. Cuando poseemos sabiduría y
compasión genuinas, la gente lo reconocerá y responderá positivamente. Cuando
más trabajemos por el beneficio de los demás, más recibiremos para nosotros
mismos. Esta es la realidad de la realización de causa y resultado.
Entrenar
la mente de esta manera no resulta fácil porque las aflicciones están
profundamente enraizadas en la mente. Podemos decirnos: “Debo hacer esto”, pero
la mente no siempre lo cumplirá. Vemos que esta es una paradoja entre la mente
de acción y la mente intelectual. La mente de acción consiste en nuestras
propensiones y hábitos profundamente enraizados. La mente intelectual es nuestro
entendimiento sobre las cosas. Cuando estamos acostumbrados a las aflicciones y
emociones perturbadoras, la mente de acción está influida por su fuerza
poderosa. El sufrimiento es el resultado inevitable, no importa cuánto la mente
intelectual quiera hacer otra cosa. De otro lado, si practicamos y nos
habituamos en sabiduría y compasión, entonces un tipo positivo de mente de
acción se enraizará profundamente en nosotros. La experiencia inevitable será
una felicidad y paz imperturbables. Debemos asegurar que nuestra práctica del
Dharma no se quede a nivel puramente intelectual sino, por el contrario, se
convierta en una vívida presencia. Para lograr esto es indispensable la
práctica Vajrayana.
La
meditación es el método principal con el cual entrenar nuestra mente en
sabiduría y compasión. No hay otra manera, así que necesitamos voluntad y
dedicación. Si la mente fuera una máquina,
podríamos apretar un botón y podríamos hacer que pidamos esto. Pero la mente no
funciona así; ella no reacciona instantáneamente. La meditación no es solo un
“botón” que podemos presionar para efectuar la transformación.
Estamos
acostumbrados a creer que todo el mundo funciona como una máquina. A todas
partes que vamos, en la oficina, en la pista, en la casa, presionamos un botón
para que las cosas funcionen. Debido a este condicionamiento, pensamos
erróneamente que la meditación debe funcionar de la misma manera. Si no
conseguimos resultados en una sesión, entonces nos desanimamos y creemos que no
funciona. Tenemos que entender que la meditación toma un período de tiempo. La
mente no es una máquina, por eso debemos aplicarnos con perseverancia y paciencia.
Hay dos
clases de paciencia: la paciencia inútil y la paciencia necesaria. La paciencia
inútil nos lleva a perder nuestro tiempo y energía mientras pasa el tiempo sin
hacer ningún esfuerzo genuinamente espiritual. No hay opción sino la de
practicar la otra paciencia. La paciencia necesaria desarrolla fuerza en la
mente sobre una base de razón, sabiduría y compasión. No es el modo sumiso de paciencia que proviene de la pereza; no es
un signo de debilidad. Con la paciencia adecuada podemos practicar sin
resentimiento y odio. Alegres e intrépidos nos colocamos en nuestro tiempo y
energía; lo que es el verdadero significado de paciencia. Para combatir el
desánimo, ponemos paciencia junto con perseverancia.
Cuidando
de practicar cotidianamente, no importa cuánto nos tome acostumbrarnos. No es
algo que finalice en un par de años. Puede tomar diez años o toda una vida. Es
como comer y beber, que tenemos que hacer diariamente para sostener nuestro
cuerpo. De igual manera, hacemos la práctica de meditación consistentemente
para sostener la mente.
La
meditación es más que tan solo sentarse con sus ojos cerrados. Hay un dicho
tibetano: “Gompa ma yin gompa yin”, que significa “La meditación no es solo
meditación. La meditación es acostumbrarse a ella.” Debemos comprender cómo
meditar, generar fuerza y domar la arrogancia indisciplinada de nuestra mente.
Existen dos métodos esenciales de meditación; la meditación analítica y la
meditación estabilizante. Por ejemplo, uno puede primero analizar la causa y
efecto, la temporalidad de los fenómenos, el sufrimiento del samsara y las
buenas cualidades de la sabiduría y compasión. Luego, sobre estas bases, uno
puede entrenar la mente en la conducta apropiada con la meditación
estabilizante. La meditación es un medio para familiarizarnos con la mente y
aprender cómo usarla. Es un método de acostumbrar la mente en sabiduría y
compasión. Podemos hacer esto en cualquier momento y en cualquier lugar, hacer
de nuestra vida una meditación.
De:
Pearl Rosary. The Path of Purification.
Khenchen Rinpoche, Konchog Gyaltshen. Vajra Publications, 2007, Florida, EE.
UU. Capítulo I, Chenrezig Meditation
Practice, Introduction, pp. 19-22
Versión al español, los editores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario