Una visión budista del Islam (final)
Alexander Berzin
En la actualidad, existen
siete grandes regiones en las que poblaciones budistas y musulmanes están
viviendo juntas o en las proximidades e interactuando unos con otros. Éstos
están en Tíbet, Ladakh, sur de Tailandia, Malasia, Indonesia, Birmania/Myanmar
y Bangladesh. En cada uno de las siete, sin embargo, la interacción entre los
dos grupos es influenciada principalmente por factores económicos y políticos,
antes que por sus creencias religiosas.
Las relaciones entre la
población nativa de budistas tibetanos y la comunidad de colonos centenarios
musulmanes Kashmiri han continuado siendo armoniosas, basado en las políticas
del quinto Dalai Lama. En los días actuales, los miembros de esta comunidad
musulmana son plenamente aceptados como tibetanos por los otros grupos
tibetanos, tanto dentro como fuera de Tíbet, y siguen desempeñando un papel
integral en la sociedad tibetana en el exilio en India.
Por otro lado, ha habido
problemas significativos en las relaciones entre los budistas tibetanos y los
chinos musulmanes Hui. Estos dos grupos han vivido al lado por muchos siglos en
la tradicional región noreste tibetana de Amdo, actualmente dividida entre las
provincias de Qinghai y Gansu de República Popular de China. Aunque, a veces,
los caudillos Hui han ejercido fuerte control sobre partes de esta región, los
budistas y musulmanes que viven allí han funcionado en un modus vivendi. En las últimas décadas, sin embargo, el gobierno de
la RPC ha promovido al Tíbet como la tierra de las oportunidades económicas. En
consecuencia, comerciantes Hui se han movido en cantidades significativas a las
regiones tibetanas tradicionales, no sólo en Amdo, sino también en el Tíbet
Central (la región autónoma del Tíbet). Los tibetanos locales ven a estos
recién llegados como competidores extranjeros y, por lo tanto, hay una gran
cantidad de resentimiento.
[Ver: Historical Sketch of the Hui Muslims of China. También: The Relation of the Hui Muslims with the Tibetans
and Uighurs, 1996.]
Tanto los grupos budistas como
los musulmanes que viven en las regiones tibetanas tradicionales dentro de la
República Popular China se enfrentan a serias restricciones en la práctica de
sus religiones. Especialmente en el Tíbet Central, las comunidades laicas casi
no tienen acceso a la instrucción religiosa. Por lo tanto, los enfrentamientos
que ocurren entre los dos grupos no se basan en las diferencias religiosas. El
problema no es que los nuevos pobladores son musulmanes, sino que son chinos y
que amenazan el bienestar económico de la población nativa. La cooperación y
diálogo interreligioso son extremadamente difíciles en la situación actual,
cuando las autoridades de la RPC fomentan y explotan las diferencias culturales
con el fin de mantener el control.
[Ver: The Situations of Buddhism and Islam in China, 1996.]
Ladakh, con su población
budista tibetana, actualmente es parte del estado indio de Cachemira y Jammu.
La atención de los vecinos musulmanes de los ladakhis en la parte Cachemira del
estado se centra principalmente en el conflicto político hindú-musulmano con
respecto a si desean unirse a Pakistán, permanecer dentro de la India o
convertirse en un estado independiente. Por otra parte, la tradicional ruta
comercial entre Cachemira y el Tibet, a través de Ladakh, está cerrada debido
al control comunista chino del Tíbet. Por lo tanto, los comerciantes musulmanes
cachemires ya no tienen contacto con la comunidad budista en el Tíbet o incluso
con la creciente comunidad musulmana.
El conflicto entre los
budistas y musulmanes en Ladakh es impulsado principalmente por la competencia
para la ayuda del desarrollo. Como vivir con la tradición budista ya no es
viable en el Tíbet, los turistas occidentales acuden a Ladakh para presenciar
el budismo tibetano practicado en un entorno tradicional. Los proyectos de
desarrollo, auspiciados por organismos indios e internacionales, han seguido la
estela del creciente tráfico turístico. Con la situación tan volátil en la
parte Cachemira del estado, se ha prestado mucha menos atención a proyectos de
desarrollo allí. Naturalmente, muchos musulmanes cachemires están resentidos de
que los proyectos de ayuda van a Ladakh. La gente no parecen sentir que el
diálogo interreligioso budista-musulmán pueda desempeñar ningún papel
significativo en la búsqueda de una solución a este problema.
El sur de Tailandia tiene
principalmente una población musulmana, que tiene más en común con los
musulmanes de Malasia que con la población budista del resto de Tailandia. Los
conflictos allí se refieren al deseo de los musulmanes de una mayor autonomía
política. Las cuestiones religiosas parecen ser irrelevantes.
Un tercio de la población del
norte del estado de Rakhine en Arakan, Birmania/Myanmar, es musulmana, mientras
que el resto es budista. Los dos grupos son de diferente origen étnico y hablan
diferentes idiomas. Entre 1991 y 1992, una cuarta parte de un millón de estos
musulmanes, conocidos como Rohingyas, huyeron como refugiados a Bangladesh.
Huyeron, sin embargo, debido a la opresión y la discriminación del gobierno. El
gobierno militar, que oficialmente promueve y se adhiere al budismo, considera
a la población musulmana como residentes extranjeros.
En consecuencia, les niegan la
ciudadanía, restringen su movimiento y limitan sus oportunidades educativas y
profesionales. En 1995, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
refugiados asistió con la repatriación voluntaria de 94% de estos refugiados
musulmanes. Todavía están recibiendo ayuda humanitaria y lentamente a algunos
de ellos el gobierno les emite documentos de identidad. Los disturbios contra
los musulmanes a manos de los budistas, sin embargo, todavía ocurren. Los
musulmanes alegan que son instigados y apoyados por el gobierno. Sin embargo,
gran parte de la tensión entre los dos grupos religiosos y étnicos, proviene
del tratamiento preferencial dado a los no budistas bajo el dominio colonial
británico. El trato preferencial del gobierno militar actual a los budistas puede
verse como una reacción a esto. Sin un cambio de política gubernamental, parece
poco probable que arreglo de las tensiones musulmanes-budistas en
Birmania/Myanmar puedan resolverse solo mediante el diálogo religioso.
El uno por ciento de la población
es budista, mientras que la gran mayoría es musulmana. Los budistas viven
principalmente en el distrito de Chittagong y Chittagong Hill Tracts. En 1988,
fue aprobada una enmienda en la Constitución de Bangladesh proclamando un
"modo de vida islámico" para el país. Desde entonces, ha aumentado la
tensión entre las facciones religiosas y seculares dentro del gobierno. Esto se
ha visto enormemente exacerbado, sin embargo, desde el año 2001, con la
"guerra contra el Terror". Las invasiones estadounidenses de
Afganistán e Irak han alimentado el fundamentalismo islámico de Bangladesh y
esto ha llevado a una mayor persecución de las minorías no musulmanas,
incluyendo a los budistas.
Malasia e Indonesia tienen
mayoría de poblaciones nativas musulmanas, intercaladas con comunidades
minoritarias budistas, que consisten principalmente de chinos de ultramar y
algunos asiáticos del sureste. Los grupos musulmanes y budistas mantienen
estrictamente sus propias tradiciones religiosas. De hecho, en Malasia, los
malayos étnicos están prohibidos, por leyes severas, de convertirse al budismo
desde el Islam, o incluso asistir a una enseñanza o ceremonias budistas. Los
principales conflictos entre los grupos en cada país, sin embargo, parecen derivar
de la competencia económica.
Promover e intensificar las
buenas relaciones y el diálogo entre los budistas y musulmanes en el Tíbet,
Ladakh, sur de Tailandia, Birmania/Myanmar, Bangladesh, Malasia e Indonesia es
importante y sin duda muy beneficioso. Se puede resolver o aliviar las
tensiones entre los dos grupos religiosos, incluso si su capacidad de resolver
las causas económicas y políticas para el conflicto es limitada. El objetivo
principal para el desarrollo del entendimiento y cooperación mutua
budista-musulmana, entonces, ha recaído en los esfuerzos de los líderes
religiosos de las dos religiones fuera del contexto de las situaciones en que
las poblaciones budistas y musulmanes están viviendo una al lado de la otra,
hoy.
Durante muchos años, su
Santidad el decimocuarto Dalai Lama en varias ocasiones se ha reunido con
líderes religiosos musulmanes en eventos interreligiosos celebrados en numerosas
partes del mundo. El mensaje del Dalai Lama es claro. A raíz de una conferencia
de prensa que sostuvo el Dalai Lama, en el Club de Prensa de los corresponsales
extranjeros, en Nueva Delhi, India, el 08 de octubre de 2006, la Agencia
France-Presse informó: "El Dalai Lama ha advertido contra el retratar al
Islam como una religión de violencia; diciendo que los musulmanes han sido
demonizados erróneamente en el occidente, desde los atentados del 11 de
septiembre. Promoviendo la tolerancia religiosa, el líder budista más
influyente del mundo, dijo el domingo que hablar de ‘un choque de
civilizaciones entre Occidente y el mundo musulmán es erróneo y peligroso’. Los
ataques terroristas musulmanes han distorsionado las opiniones de las gentes
sobre el Islam, haciéndoles creer que es una fe extremista en lugar de una
basada en la compasión... Todas las religiones tienen extremistas y 'es un
error generalizar (acerca de los musulmanes). Ellos (los terroristas) no pueden
representar a todo el sistema."… El Dalai Lama dijo que él mismo ha
elegido el papel de defensor del Islam porque quiere cambiar la forma de las
opiniones de la gente sobre la religión".
El Dalai Lama repitió este
tema en la conferencia sobre "Los riesgos de la globalización: ¿Las
religiones ofrecen una solución o son parte del problema?" patrocinado por
Forum 2000, Praga, República Checa, el 10 de octubre de 2006. Allí, dijo:
"En el pasado, como hoy, ha habido divisiones en nombre de la religión y
para superarlas deberíamos tener un continuo diálogo entre las diferentes
religiones... Si realmente cree que su religión proviene de Dios, entonces
tienes que creer que las otras religiones también son creadas por Dios. "
Aquí, el Dalai Lama estuvo
haciéndose eco de las palabras del Dr. Sayyid M. Syeed, Secretario general de
la Sociedad Islámica de Norteamérica. En una reunión interreligiosa, titulada
"Un encuentro de corazones iluminando la compasión," celebrada en San
Francisco, California, 15 de abril de 2006, atendida por el Dalai Lama, el Dr.
Syeed dijo: "El Corán instruye a los musulmanes que la humanidad
consistirá de gente de una sola fe si así ha sido considerado por Alá."
Un corolario destacado del
creciente desarrollo de un diálogo budistas-musulmán es el papel que ha
desempeñado la iniciación del Kalachakra como escenario para este diálogo. Por
ejemplo, el príncipe Sadruddin Aga Khan asistió, como invitado de honor, a la
iniciación de Kalachakra conferida por el Dalai Lama en Rikon, Suiza, en julio
de 1985. El último príncipe era el tío de su Santidad Príncipe Karim Aga Khan
IV, el actual jefe espiritual de la rama Nizari de los Ismailí chií. Siete años
más tarde, el Dr. Tirmiziou Diallo, el líder Sufi hereditario de Guinea, África
occidental, asistió a la iniciación de Kalachakra conferida por el Dalai Lama
en Graz, Austria, en octubre de 2002.
Por otra parte, durante la
iniciación de Kalachakra que el Dalai Lama otorgó en enero de 2003 en Bodh
Gaya, India, el sitio más sagrado en el mundo budista, el Dalai Lama visitó la
mezquita local situada junto a la estupa principal. Según el informe oficial de
la visita por el Departamento de Información y Asuntos Internacionales de la Administración
Central tibetana, Dharamsala, India: "Su Santidad fue recibido allí por
Maulana Mohammad Shaheeruddin, Imán de la mezquita y el Rector de un colegio
religioso adyacentes a la mezquita. Al dirigirse a los profesores y
estudiantes, su Santidad dijo que seguimos diferentes religiones, pero
básicamente todos somos los mismos seres humanos. Todas las tradiciones
religiosas nos enseñan a ser un buen ser humano. Entonces, es por esto que
nosotros trabajamos hacia ese objetivo."
El Dalai Lama ha subrayado a
menudo que la cooperación interreligiosa, ya sea entre los budistas y
musulmanes o entre todas las religiones del mundo, necesita basarse en verdades
universales aceptables en el marco religioso de cada grupo. Dos de esas
verdades son que todo el mundo desea ser feliz y nadie quiere sufrir, y que el
mundo entero está interrelacionado e interdependiente. Al igual que con el
ejemplo de la literatura del Kalachakra sobre la enseñanza compartida
budista-islámica de que las personas conllevan la responsabilidad ética de sus
acciones, estas dos máximas tienen diferentes explicaciones filosóficas en las
dos religiones. El budismo explica los dos puntos en términos de lógica,
mientras que el Islam les explica en términos de la igualdad de todas las
creaciones de Dios. Sin embargo, encontramos expresados sentimientos similares
en ambas religiones que apoyan la política de responsabilidad universal.
El maestro budista indio del
siglo octavo, Shantideva, escribió en Comprometerse
con la conducta del bodhisattva (Byang-chub sems-dpa’i spyod-pa-la 'jug-pa,
sánscr. Bodhisattvacāryāvatāra), VIII
91: "Justo a pesar de sus muchas partes, con divisiones en las manos y así
sucesivamente, el cuerpo debe ser cuidado en su totalidad. Del mismo modo, a
pesar de las diferencias entre los seres errantes, sin embargo, con respecto a
la felicidad y el dolor, todos son iguales a mí mismo, en cuanto desean ser
felices y así formar un todo".
[Ver: Engaging in Bodhisattva Behavior,
chapter 8.]
Un hadith preservado por Nu'man ibn Bashir al-Ansari, asimismo,
registra al Profeta diciendo: "La similitud de los creyentes en relación
con el amor mutuo, afecto y sentimiento
solidario es el de un solo cuerpo; cuando duela cualquier miembro de esto, el
cuerpo entero dolerá a causa del insomnio y la fiebre."
A través de enseñanzas como
estas y de los continuos esfuerzos de no solo líderes espirituales budistas y
musulmanes, sino también de la participación de miembros de las dos comunidades
religiosas, las perspectivas para la armonía religiosa entre los budistas y
musulmanes y, en general, entre todas las religiones del mundo, luce
esperanzador.
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